CÓMO RESOLVER CONFLICTOS | Solucionando los problemas con otros

 


Cómo resolver los conflictos

Solucionando los problemas con otros

por June Hunt

Era judía y huérfana. No parecía ser buena candidata para convertirse en la mediadora y la única posibilidad de salvar a su pueblo de la destrucción total. Sin embargo, el Señor sabía lo que había en su corazón y que ella enfrentaría el conflicto más difícil de toda su vida con gran humildad.

Todo el problema surgió por causa del insidioso Amán, un oficial de la corte del rey que había urdido un plan para asesinar a todos los judíos del imperio. Mardoqueo, primo de Ester, que la había adoptado y criado como hija suya, era el hombre que se había rehusado a inclinarse ante él y por lo tanto, había provocado la ira de Amán. Ester no tenía las más remota idea de que el destino del pueblo judío estaba en sus manos, pero tuvo que enfrentar ese problema de proporciones monumentales. Mardoqueo le dijo atinadamente:

“¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”

(Ester 4:14)

I.  Definiciones

¿Cómo llegó la desconocida joven Ester a ser reina? El Rey Asuero (Rey Jerjes) estaba “alegre del vino” después de muchos días de un banquete y quiso alardear de la belleza de su esposa delante de toda la gente y los príncipes. Así que envió a siete siervos para que la trajeran. Sin embargo, la reina Vasti se negó a presentarse delante de él. El rey estalló en ira.

Sus consejeros y sabios más allegados le aconsejaron que firmara un decreto real que dijera: “La reina Vasti jamás podrá volver a entrar en la presencia del rey y se buscará ¡una nueva reina!” (Ester 1:19). Con ese edicto quedó “resuelto” el conflicto externo entre el rey y la reina. Pero en ocasiones, la solución de un problema da lugar a otros, así que ahora el rey ya no tenía una reina. Por causa de la rebeldía de Vasti, los consejeros tuvieron que actuar con prontitud porque de otra manera en todo el reino habría:

“Mucho menosprecio y enojo”.

(Ester 1:18)

A. ¿Qué es un conflicto?

Para evitar el menosprecio y el enojo del pueblo, los sabios iniciaron una intensa búsqueda. Todas las jóvenes vírgenes más hermosas de la tierra se presentarían en la corte. La “doncella que agrade a los ojos del rey” sería la nueva reina (Ester 2:4). Ester se describe como una joven que “era de hermosa figura y de buen parecer” y pronto halló gracia ante los demás. Por instrucciones de su primo Mardoqueo ella no reveló cuál era su pueblo de origen. Finalmente después de un año, Ester fue llevada ante el rey. “Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres… y la hizo reina en lugar de Vasti” (Ester 2:17). El plan para aliviar la soledad del rey colocó a Ester en el camino para cumplir los propósitos divinos, pero también se encontró frente a frente con un conflicto de proporciones colosales.

Los conflictos son desacuerdos, luchas o batallas relacionados con principios o puntos de vista opuestos.

La palabra proviene del latín conflictous, que significa “acto de enfrentarse o chocar con”.

La palabra griega agon que a menudo se traduce conflicto, es de donde proviene nuestra palabra en español “agonía”. Originalmente significaba “lugar de conflicto”. Con el tiempo la palabra llegó a significar el conflicto en sí mismo y después cualquier tipo de conflicto, lucha o pleito. El apóstol Pablo dijo: “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro” (Colosenses 2:1).

La lucha de poderes comenzó cuando el corrupto Amán, siendo el oficial de más alto rango de la corte, se enfureció contra Mardoqueo porque todos los días se negaba a inclinarse delante de él. Mientras tanto, el sabio Mardoqueo descubrió un complot que había contra el rey y gracias a ello, le salvaron la vida. Amán seguía tan encolerizado, que cuando descubrió que Mardoqueo era judío, manipuló al rey para obtener su aprobación para emitir un decreto real que ordena la masacre de todos los judíos, incluyendo hombres, mujeres y niños. Amán ganó en ese conflicto. Obtendría la honra que tanto codiciaba, pero a un alto y aterrador costo:

“Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”.

(Ester 3:5–6)

B.  ¿Qué diferencia hay entre solución y reconciliación?

En ese momento del conflicto no había solución viable alguna. El decreto del rey había sido emitido. Sin embargo, Mardoqueo apeló a Ester para que ella interviniera. Ella no podía creer que Mardoqueo le pidiera semejante cosa porque él conocía la ley real: “Cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir” (Ester 4:11).

Ya que el rey no la había llamado en los últimos 30 días, ¿cómo podía presentarse ante él para rogarle por su pueblo? ¿Qué pasaría si al rey le desagradaba su presencia? Ella necesitaría reconciliarse con el rey. Estaba claro que si se presentaba ante el monarca moriría en el instante. Mardoqueo le contestó que de todos modos su vida ¡corría peligro!

“No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío… ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”

(Ester 4:13–14)

Solución versus reconciliación

Resolver y reconciliar son conceptos diferentes.

•     La resolución significa “buscar la respuesta”, vocablo que se deriva del latín resolutionem, “el proceso de reducir las cosas a su forma más simple” o “mermar”.

•     La reconciliación significa “restaurar a la armonía al 100 por ciento”; “volver a juntar”.

Algunas diferencias nunca podrán solucionarse, pero podemos reconciliarnos con las personas con las que diferimos. En ocasiones es posible solucionar el problema, pero no es apropiado buscar una reconciliación, como en el caso de adulterio o de que alguien haya entrado a una secta. Lo que Dios requiere es que en cuanto dependa de nosotros, busquemos la paz con todos

“Perfeccionaos… sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros”.

(2 Corintios 13:11)

Pregunta: “¿Es lo mismo perdonar que reconciliarse?”

Respuesta: No. El perdón y la reconciliación no son lo mismo. El perdón se enfoca en la ofensa, mientras que la reconciliación se enfoca en la relación. El perdón no requiere que exista una relación, pero la reconciliación requiere que exista una relación de afecto, que haya un tiempo en el que se reúnan las dos personas, se pongan de acuerdo y caminen unidas para lograr la misma meta. La Biblia dice:

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3)

C. ¿Cuáles son algunos tipos de conflictos?

Ester se enfrentó inesperadamente a un conflicto interno tan difícil, tan grave y tan mortal, como el conflicto externo que provocó Amán.

Ester encontró que en su alma había un conflicto a varios niveles. ¿Dónde hallaría la fortaleza y valor que necesitaba para hacer lo que tenía que hacer y lo que debía hacer?

#1  Conflictos intrapersonales

—Es una lucha dentro de uno mismo para decidir entre dos caminos.

—En el libro de Ester, ¿cuál fue la decisión de ella? ¿Se presentaría ante el rey para tratar de salvar la vida de su pueblo aunque perdiera la vida en el intento, o se quedaría callada para seguir viviendo? Ester dijo:

“Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días” (Ester 4:11).

#2  Conflictos interpersonales

—Un choque de ideas o intereses entre dos o más personas.

—En el libro de Ester, el malvado Amán conspiró para matar a Mardoqueo porque éste no quería inclinarse ante él.

“Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira” (Ester 3:5).

#3  Conflictos intraorganizacionales

—Una acción opuesta que surge dentro de un grupo (ya sea una familia, un departamento, una iglesia o partido político).

—En el libro de Ester, el rey se enteró de que el complot no fue orquestado por el enemigo externo, sino por el enemigo interno, su oficial de más alto rango, Amán. El rey se llenó de ira cuando descubrió que Amán lo había manipulado para firmar el decreto que ordenaba la ejecución de todos los judíos.

“Luego el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio… Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey” (Ester 7:7, 10).

#4  Conflictos interorganizacionales

—Una batalla o acción opuesta entre dos o más grupos (familias, compañías, religiones o países).

—En el libro de Ester, el plan de Amán consistía en exterminar a la población judía, hombres, mujeres y niños que vivían en el imperio persa.

“Fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes” (Ester 3:13).

Los conflictos abundan… en el libro de Ester y en nuestras vidas. Los conflictos entre lo que “deberíamos” o “no deberíamos” hacer provocan desacuerdos en el hogar y guerras en el lugar de trabajo. Son pruebas por las que tenemos que atravesar y que deberían estimularnos a buscar a Aquel a quien Ester buscó para obtener fortaleza, valor y la firmeza que necesitaba. El nombre de Dios ni siquiera se menciona en todo el libro de Ester, pero claramente se ve su soberanía en todos los capítulos de su historia.

D. ¿Cómo quiere Dios que manejemos los conflictos?

Las circunstancias graves requieren que tomemos medidas drásticas.

Ester pidió a Mardoqueo que reuniera a todos los judíos que vivían en Susa, una de las capitales más importantes del imperio y que ayunaran a favor de ella. Pidió que se abstuvieran de comida y bebida por tres días y ella y sus criadas harían lo mismo. Ester le pidió al pueblo de Dios que oraran para que él los rescatara y para resolver el reto más grande de toda su vida.

“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”.

(Ester 4:16)

Ese acto de fe hizo que el corazón del rey estuviera receptivo. Cuando se presentó delante de él sin haber sido llamada, él le extendió el cetro de oro de gracia. Entonces pudo hacer su petición. Cuando Ester invitó al rey y a Amán a un banquete ese día, el rey parecía estar ansioso de cumplir sus deseos.

Después del banquete que Ester ofreció al rey y a Amán, los invitó a un segundo banquete para el día siguiente. Ese día ella presentaría su caso a favor de su pueblo.

Entre uno y otro festín, Amán mandó construir una horca de 50 codos de altura (aprox. 25 mts.) ¡para colgar a Mardoqueo! Pero mientras se llevaba a cabo la construcción, el rey ordenó que le llevaran y leyeran el libro de las crónicas memorables acontecidas durante su reinado. Entre sus páginas se encontró el registro de cuando Mardoqueo denunció un complot, salvándole la vida. A la mañana siguiente Amán llegó al palacio para hablar con el rey acerca de ahorcar a Mardoqueo y el monarca le hizo una pregunta, “¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey?” (Ester 6:6).

Amán estaba seguro de que el rey se refería a él, así que le aconsejó que colocara su túnica y corona real sobre esa persona y que un oficial de la nobleza lo llevara sobre un caballo real por toda la ciudad y que proclamara delante de él: “Así se hará al varón cuya honra desea el rey”. (Ester 6:9)

Ciertamente el rey tenía a Amán contemplado en sus planes, pero al lado del caballo, ¡no sobre él! Lleno de indignación, Amán llevó a Mardoqueo montado a caballo por todas las calles de la ciudad para que lo vieran. Completamente furioso después de aquel espectáculo público, regresó a su casa. Ahí su esposa y amigos lo recibieron con un mensaje desesperanzador y sombrío: “Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él” (Ester 6:13).

•     Los conflictos pueden ser el medio que Dios usa para lograr sus propósitos. (Fue hasta después de haber llegado a ser reina que Ester pudo salvar a los judíos).

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos 8:28)

•     Los conflictos no siempre pueden evitarse. (Ester y los judíos no pudieron librarse de las amenazas de Amán).

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)

•     Los conflictos no son malos necesariamente. Si se les enfrenta adecuadamente, proveen una oportunidad para dar ejemplo. (Por siglos, Ester ha sido y seguirá siendo ejemplo en cuanto a cómo presentarse a una autoridad superior).

“Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo”. (Proverbios 27:17)

•     Los conflictos requieren que tomemos acciones para guardar la paz. (Ester tenía que actuar para salvar a su pueblo).

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. (Romanos 14:19)

•     Los conflictos requieren tomar medidas anticipadas y planificación. (Ester planificó meticulosamente dos banquetes reales, escogió el mejor tiempo para expresar su petición y encontró las mejores palabras para hacerlo).

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. (1 Pedro 1:13)

•     Los conflictos pueden resolverse con negociaciones. (Ester negoció con el rey con gracia).

“Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. (Proverbios 19:20)

E.  ¿Quién provoca el conflicto y quién lo intensifica?

Al siguiente día y durante el segundo banquete, el rey insistió en saber cuál era la petición de la reina Ester. Finalmente ella le pidió que salvara a su pueblo del exterminio tramado por el astuto Amán (Ester 7:3–6). El rey no sólo le otorgó lo que pidió, sino que en su ira mandó colgar a Amán en la misma horca que él había mandado construir para Mardoqueo.

Después de un tiempo de grandes conflictos, una solución verdadera resonó por toda la tierra donde vivían los judíos. Pero nada de eso hubiera sucedido si Ester hubiera evitado el conflicto (retrayéndose como una tortuga). Más bien, enfrentó el problema y se levantó con valor “para esa hora” importante de su vida (Ester 4:14).

TRES ATACANTES… Agresivos externamente

#1  Lobos…

Los lobos son animales feroces, salvajes y crueles que emiten un aullido terrible y atacan animales aún más grandes que ellos. Poseen una gran fuerza para viajar largas distancias. También marcan su territorio para comunicar a los demás animales: “Este territorio está tomado… este territorio ¡es mío!”

La palabra lobo también se usa para referirse a las personas que se son conocidas:

•     Por ser “lobos con ropa de ovejas”`, porque esconden sus verdaderas intenciones bajo actitudes inocentes y amistosas

•     Por ser abiertos, directos y muy orientados a seducir a las mujeres

•     Por “cazar” su comida, comer con egoísmo, y devorar a su presa

—La Biblia describe que un lobo puede provocar gran destrucción:

“Sus príncipes en medio de ella son como lobos que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancias injustas”. (Ezequiel 22:27)

#2  Víboras/Serpientes/Culebras…

Son reptiles que se mueven con rapidez. Aunque muchas de las serpientes no son dañinas, se les teme por su silbido, por sus cascabeles, por sus mordidas y por el veneno que inyectan. El dolor que causan quema y donde muerden se produce una inflamación. Se les considera astutas y sutiles, también son maliciosas y mortalmente venenosas.

La palabra serpiente también se usa para hablar de personas que se conocen por:

•     Ser peligrosas y traicioneras

•     Inyectar veneno ponzoñoso en las personas o grupos de personas al envenenar sus mentes, corazones y reputación

•     Actuar de manera silenciosa, secreta y disimulada para herir a los demás

—La Biblia describe la naturaleza destructiva de las serpientes:

“Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios”. (Salmos 140:3)

 

#3  Tábanos…

Los tábanos son grandes avispas que gracias a las características de su boca pueden morder y picar al mismo tiempo. Un solo tábano puede movilizar a todo su nido para que pique agresivamente. Un enjambre puede enloquecer al ganado o a los caballos y sus picaduras pueden llegar a matar los seres humanos.

La palabra tábano también puede usarse para referirse a personas que son conocidas por:

•     Ser excesivamente enojonas o gruñonas como “tábano”

•     Agrupar a otras personas como en un “enjambre” para crear caos o daño con sus “picaduras” (por ejemplo, con sus acusaciones, amenazas, groserías, etc.)

•     Construir un “nido de tábanos” de gente amargada y venenosa que pueden ser muy peligrosas

—La Biblia ilustra la habilidad devastadora en la siguiente descripción:

“Y envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco”. (Josué 24:12)

TRES EVASIVOS… pasivos internamente

#1  Tortuga…

Las tortugas se protegen con una concha grande y cóncava que hace difícil que los depredadores la puedan romper. Doblan el cuello debajo de su espina dorsal o hacia un lado para introducirlo en su concha. Las tortugas cuentan con extraordinaria visión nocturna, pero durante el día no pueden ver muy bien porque son daltónicas. Tienen patas cortas y duras que las han hecho famosas por ser lentas, en parte por sus pesadas conchas, pero también por su forma de caminar torpe e ineficiente.

La palabra tortuga también se usa para referirse a personas que se dan a conocer por:

•     Ser lentas y aletargadas

•     Esconderse “dentro de su concha” cuando se ven amenazadas

•     Perder el tiempo y evadir sus responsabilidades

En la Biblia “el lagarto, la lagartija y el camaleón” incluyen a las tortugas (Levítico 11:29–30).

#2  Camaleón…

Los camaleones pueden adoptar diversos colores: café, verde, azul, amarillo, rojo, negro o blanco, en respuesta a la temperatura, la luz y su estado de ánimo. Un camaleón tranquilo puede ser verde, pero cuando se altera puede volverse amarillo. Los camaleones poseen lenguas largas y delgadas que alcanzan una longitud de dos veces su cuerpo y sus ojos se mueven independiente el uno del otro, lo cual les permite una visión aguda y amplia y además perciben las cosas con más profundidad.

La palabra camaleón también se usa con referencia a las personas que se dan a conocer por:

•     Cambiar de opinión y hasta de carácter en forma superficial, para lograr lo que se proponen

•     Cambios rápidos y frecuentes, especialmente en lo que respecta a su apariencia externa con tal de “ser parte del grupo”

•     Mezclarse con diversos grupos y reflejar su forma de vestir, su comportamiento y las creencias de ese grupo cuando están en él

La Biblia dice: “Y tendréis por inmundos a estos animales… el camaleón”. (Levítico 11:29–30)

#3  Comadreja…

La comadreja tiene la reputación de ser un animal astuto y engañador, especialmente cuando lleva a cabo su “danza hipnótica” frente a su presa. Estos animales pequeños y peludos pueden dar giros y enterrarse en pequeños hoyos dentro de la tierra. Producen un líquido espeso, aceitoso y penetrante llamado “musk” que sirve para marcar su territorio y defenderse.

La palabra comadreja también se usa para denotar a las personas que son conocidas por:

•     Actuar de manera engañosa, inescrupulosa y deshonesta

•     Usar palabras “engañosas” y por ser evasivos o hipócritas

•     “Esconderse” para evadir o escaparse de una situación

La Biblia dice: “Y tendréis por inmundos a estos animales… la comadreja” (Levítico 11:29).

II. Formas características y disfuncionales de enfrentar los conflictos

Se trataba de la clásica rivalidad entre hermanos, excepto que se originó desde el vientre de la madre. Rebeca sintió más que unas simples pataditas de los hijos que había en su vientre, se trataba de una batalla campal. El Señor lo explicó así: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor” (Génesis 25:23).

El día del alumbramiento, Esaú nació primero y fue un niño moreno y cubierto de pelo. Jacobo vino después pero su mano venía agarrada al tobillo de su hermano, denotando desde ese momento que él usurparía su lugar. El nombre Jacob significa “toma por el tobillo” o “engañador”.

Estos dos hermanos no podían haber sido más diferentes el uno del otro. Esaú era un cazador diestro, el clásico hombre de campo, que gusta de andar al aire libre, mientras que Jacob era reservado y prefería permanecer dentro de su casa y cocinar. Esaú era confiado y despreocupado; Jacob era frío y calculador, tal como se manifiesta en el incidente del potaje de lentejas. Esaú estaba exhausto de un día de trabajo en el campo y quería un poco de la comida que Jacob había preparado. Su hermano le compartió la comida, pero sólo después de obligar a su hermano Esaú a venderle su derecho a la primogenitura (Génesis 25:31).

Después de un tiempo, Jacob también engañó a su anciano padre, Isaac diciéndole que él era Esaú y así obtuvo la tan codiciada bendición del primogénito. Ese engaño hizo que Esaú profiriera amenazas de muerte en su contra.

A. ¿Qué palabras se usan cuando hay conflictos?

Conflictos, suceden hasta en las mejores familias. Dos siervos de Dios prominentes en los primeros días de la Iglesia, Pablo y Bernabé, tuvieron “tal desacuerdo entre ellos” (Hechos 15:39), que se separaron el uno del otro. La causa de su desacuerdo fue que Bernabé quería que su primo Juan Marcos visitara con ellos nuevamente las ciudades en las que habían ministrado.

Pablo no estaba de acuerdo, pues Juan Marcos había desertado en el viaje misionero anterior. Juan Marcos había recuperado la confianza de Bernabé, pero no así la de Pablo. Sus diferencias se resolvieron cuando dos equipos emprendieron viajes misioneros separados: uno hacia Chipre comandado por Bernabé y su primo, y el otro a Siria y Cilicia con Pablo y Silas al frente.

“Os ruego… que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”.

(1 Corintios 1:10)

¿Quiénes son los que atacan y quiénes son los esquivos?

•     Siete acusaciones falsas de los atacantes

—“Nunca cambiarás”.

—“Siempre estás en mi contra”.

—“Sólo es cuestión de tiempo, algún día me rechazarás”.

—“Jamás puedo confiar en ti”.

—“Has fallado muchas veces, eres un fracasado”.

—“No hay esperanza para ti”.

—“Tú tienes toda la culpa si falla esta relación”.

•     Siete expectativas falsas de los evasivos

—“No deberías provocar conflictos en esta relación”.

—“Si de verdad me amaras, deberías ver las cosas como yo las veo”.

—“Si de verdad eres fiel, siempre harás las cosas a mi manera”.

—“Nunca debes enojarte conmigo porque no podría soportarlo”.

—“Debes depender de mí para satisfacer todas tus necesidades”.

—“Debes depender de mí para ser feliz”.

—“Siempre vas a necesitar de mí para sentirte seguro”.

B.  ¿Cómo son los atacantes y los evasivos?

A una edad muy temprana cada uno de nosotros empieza a desarrollar su propio estilo para manejar los conflictos. Su “manera personal de pelear” se desarrolla a partir de sus instintos naturales, su personalidad y el ejemplo que vio en su familia. Muchos somos incapaces de manejar los conflictos porque repetimos los patrones extremosos de nuestra infancia… que fueron agresivos o evasivos. Así que se puede hablar de dos diferentes maneras en que enfrentamos los conflictos: atacando o esquivándolos. Tomando en cuenta las características de las seis “criaturas” que mencionamos anteriormente, podremos definir la personalidad de estas dos categorías. El problema con los dos estilos de manejar los conflictos es que ninguna de las dos estrategias se apropian de la gracia que está disponible para los hijos de Dios.

“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.

(Hebreos 12:15)

Atacantes… Agresivos externamente

#1  El lobo  o el dictador

(es la persona que tiene todo el poder y toma el control completo y autocrático)

—Quiere controlar a todos y todo

—Critica las acciones y motivaciones de los demás

—No escucha ni abre su mente a otra opinión que no sea la suya

—Hace uso de las críticas para desanimar a los demás

—Entabla lucha de poderes

Mensaje: “¡Ríndete o te ataco!”

Meta: Sentirse poderoso

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. (Mateo 7:15)

#2  La serpiente  o el murmurador

(es la persona que dice cosas terribles de otro a sus espaldas)

—Habla mal de la persona cuando no lo ve

—Critica y desprecia

—Inicia rumores falsos

—Finge no haber hecho nada malo

—Busca aliados

Mensaje: “No te metas conmigo o te pesará”.

Meta: Sentirse superior a los demás

“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. (Mateo 12:34)

#3  El tábano  o el que busca errores

(es quien siempre busca errores en los demás, critica, es vano y de todo se queja)

—Se queja muy seguido

—Comenta cosas negativas acerca de todo

—Culpa a los demás

—Provoca desacuerdos

—Se deleita en el sufrimiento

Mensaje: “No me provoques o ¡diré lo que sé de ti!”

Meta: Sentirse importante

“La boca del necio es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su alma”. (Proverbios 18:7)

Evasivos… Pasivos internamente

#1  La tortuga  o el huidizo

(es el que huye de las dificultades, del peligro o de los desacuerdos)

—Se hace el tonto

—Responde con monosílabos

—Se aparta

—Guarda secretos

—Hace sentir culpable al otro cuando éste hace preguntas

Mensaje: “No te enfrentes conmigo porque no te conviene”.

Meta: Sentirse seguro

“El testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras”. (Proverbios 14:25)

#2  El camaleón  o el adaptable

(es la persona que está enredada con otra porque está en deuda por un favor o servicio que le hicieron)

—Indeciso

—Actúa como inocente

—Súper amable y agradable

—No se compromete

—Minimiza las diferencias

Mensaje: “Soy amable contigo, así que tienes que corresponderme”.

Meta: Sentirse aceptado

“El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”. (Proverbios 29:25)

#3  La comadreja  o el ambiguo

(es quien tuerce el significado de las cosas, es huidizo, engañoso y usa trucos)

—Listo para defenderse

—Evita los temas cara a cara

—Tuerce o cambia la verdad

—Culpa a otros

—Evita hacer declaraciones personales

Mensaje: “No permitiré que me acorralen”.

Meta: Sentirse confiado

“El perverso de corazón nunca hallará el bien, y el que revuelve con su lengua caerá en el mal”. (Proverbios 17:20)

C. En la Biblia ¿quién ejemplifica cada estilo al manejar los conflictos?

Cuando el lector más novato de la Biblia lee sus narrativas, se da cuenta de que los conflictos se han dado desde el principio de la historia humana y se han hecho famosos. Por ejemplo, Abraham mintió en dos ocasiones acerca de su relación con su esposa Sara. La hizo pasar por su hermana porque temía que los reyes lo mataran para quedarse con ella pues era de una belleza extraordinaria. Ese temor hizo que Abraham actuara como tortuga y se escondiera en su caparazón.

Otro hombre evasivo fue un nieto de Abraham, Jacob. Este quería obtener la primogenitura que le correspondía a su hermano gemelo mayor. En vez de decir la verdad, Jacob el engañador mintió, calumnió y se salió con la suya cuando entró a la presencia de su padre y obtuvo su bendición. Jacob fue una comadreja ¡de primer orden!

¿Qué tipo de atacante o evasor es cada una de las siguientes personas? (Puede ser que en el momento la persona no tenga conflicto alguno, pero más adelante estallará uno mayor). Analice e identifique los estilos negativos de tratar los conflictos de los siguientes personajes. (Pista: Lea primero el pasaje bíblico. Luego llene los espacios en blanco).

•     Relación #1—Entre la serpiente, Adán y Eva

La serpiente: Es atacante, una serpiente.… ¡Hace el papel de sí mismo!

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer [Eva]: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”. (Génesis 3:1)

Adán: Es evasivo, una comadreja… Trató de salir de la escena al no aceptar su responsabilidad por haber tomado una decisión errónea y ¡culpó a Eva!

“Y el hombre [Adán] respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12)

Eva:

“Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3:13)

•     Relación #2—Caín y Abel

Caín:

“Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató”. (Génesis 4:8)

•     Relación #3—Entre los filisteos, Dalila y Sansón

Los filisteos:

“Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata”. (Jueces 16:5)

Dalila:

“Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia”. (Jueces 16:15–16)

Sansón:

“Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”. (Jueces 16:17)

•     Relación #4—El rey Saúl y David

El rey Saúl:

“Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces”.

(1 Samuel 18:10–11)

•     Relación #5—El rey David y Betsabé

El rey David:

“Así ha dicho Jehová, Dios de Israel.… ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer”. (2 Samuel 12:7, 9–10)

•     Relación #6—Los fariseos y Jesús

Fariseos:

“Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo.… Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.… ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?”. (Mateo 23:1, 13, 33)

•     Relación #7—Pilato y Jesús

Pilato:

“Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén”. (Lucas 23:6–7)

•     Relación #8—Judas y Jesús

Judas:

“Judas Iscariote… dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata”. (Mateo 26:14–15)

•     Relación #9—Marta y Jesús

Marta:

“Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. (Lucas 10:40)

•     Relación #10—Pedro y Jesús

Pedro:

“Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo”. (Mateo 26:69–74)

(Nota: Si tiene dudas, puede encontrar las respuestas al final de esta clave bíblica).

III. Causas de los conflictos

Si tomamos a dos o más personas y las ponemos juntas, tendremos un cóctel de personalidades, prioridades, percepciones y preferencias… que es la tierra fértil para producir conflictos. Así que a menudo el resultado son acusaciones hechas con el dedo levantado en vez de darse la mano en señal de acuerdo. Las palabras de bendición pueden convertirse en palabras de amargura entre las personas.

La primera familia que Dios creó tuvo conflictos. Los hubo entre Adán y Eva, entre sus hijos y hasta el día de hoy los conflictos se hacen patentes en todos los hogares, lugares de trabajo, iglesias y entre países. ¿Quién no ha querido en alguna ocasión levantar sus manos al cielo y decir: por qué no podemos llevarnos bien? Pues bien, sí podemos, con la fortaleza de Dios y a través de nuestra obediencia a él. La palabra de Dios nos da principios que nos ayudan a obtener resultados sobrenaturales como la reconciliación y la solución de problemas, en una sala de conferencias y hasta en el dormitorio de un hogar.

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.

(1 Tesalonicenses 5:11)

A. ¿Por qué algunas personas son atacantes y otras evasivas?

Todos los tienen… nadie los quiere… ¡nadie puede evitarlo! ¿Qué es eso? El común denominador de todos nosotros son los conflictos. Pero, ¿de dónde provienen? La gente es lo que es y hace lo que hace por una serie de factores.

•     Temperamento natural y tipo de personalidad

—Cada persona nace con una inclinación natural a ser extrovertida o reservada, complaciente o desafiante, agresiva o pasiva.

—Las características de su temperamento y personalidad pueden ser ventajosas o no dependiendo de su motivación para usarlas de manera productiva y resolver conflictos. También pueden ser destructivas y hacer surgir los problemas.

“No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. (2 Corintios 3:5)

•     Experiencias en la niñez

—Todos fuimos influenciados profundamente por las relaciones familiares, las palabras que escuchamos y los comportamientos que vimos y que nos comunicaron “quiénes somos”, “qué cosas hacemos” y cómo hemos de reaccionar ante los conflictos.

—Podemos cambiar lo que asumimos y adoptamos acerca de nosotros mismos y acerca de cómo resolver los problemas que influyen en nosotros en la actualidad si aprendemos a identificar los mensajes que recibimos cuando estábamos creciendo en el seno de nuestra familia. Debemos discernir si nos son útiles o dañinos.

“Escojamos para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno”. (Job 34:4)

•     Factores físicos

—Nacimos con ciertas características físicas como la química cerebral que afecta la manera en que respondemos a la corriente de adrenalina que experimentamos en tiempos de conflicto.

—Podemos acudir a un médico para que nos practique un examen completo. Cuando se encuentra en medio de un conflicto, quizás querrá que evalúen la química de su cerebro. ¿Sabía usted que puede aprender maneras de cambiar la química de su cerebro si esto le está provocando problemas al enfrentar lo conflictos?

“Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. (Salmos 107:20)

•     Comportamientos aprendidos

—Quizás aprendió patrones no intencionales de cómo reaccionar ante los conflictos siguiendo el ejemplo de las personas importantes en su vida. Quizá ha imitado su ejemplo inconcientemente a la hora de que atacaban o evitaban los problemas.

—Usted puede desaprender intencionalmente esos patrones de conducta decidiendo aprender nuevos comportamientos e imitar el ejemplo de personas que aceptan los conflictos como parte de la vida y que hallan maneras productivas para resolverlos.

“Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo”. (Proverbios 1:5)

B.  ¿Cuáles son las necesidades no satisfechas de atacantes y evasores?

Todos fuimos creados por Dios con tres necesidades internas de amor, de reconocimiento y de seguridad. Estas necesidades se pueden traducir en la necesidad de sentirse escuchado y comprendido; animado y en paz, sentirse afirmado y aceptado; confiado y con valor. O bien, esas necesidades pueden traducirse negativamente en una necesidad de sentirse superior. Las necesidades no satisfechas pueden ser la fuerza motora detrás de cómo actuamos cuando enfrentamos los conflictos. Por supuesto, el reto es encontrar maneras de satisfacer nuestras necesidades por medios legítimos y eso lo lograremos solamente a través de una relación personal e íntima con Jesucristo.

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”.

(2 Pedro 1:3)

Los atacantes se sienten insignificantes

•     Lobos… tienen como meta sentirse poderosos.

—Los niños que crecen sintiéndose de poco valor dentro de su familia a menudo se sienten impelidos a actuar para satisfacer su necesidad de ser reconocidos. Esta motivación puede convertirse en una búsqueda destructiva para satisfacer esta necesidad.

—Los niños que se sienten desvalidos pueden desarrollar tácticas agresivas para dominar a los demás. Los niños se convierten en lobos y se enzarzan en una competencia feroz para sentirse “ganadores”… Se vuelven dictatoriales para sentirse poderosos. Así es como satisfacen su necesidad de sentirse reconocidos… por un tiempo.

•     Serpientes… tienen la meta de sentirse superiores.

—Los niños que crecen en medio de un ambiente en el que continuamente se les “hace a un lado” y son el blanco de comentarios que los minimizan, pueden desarrollar la necesidad de superar esos sentimientos de inferioridad.

—Los niños que se sienten inferiores pueden volverse murmuradores. Esos niños se convierten en serpientes y riegan rumores ponzoñosos para sentirse superiores a los demás… por un tiempo.

•     Tábanos… tienen como meta sentirse importantes.

—Los niños que crecen en el ambiente en el que a los niños “se les ve pero no se les escucha” o en el que no se toman en cuenta sus opiniones y sentimientos, pueden volverse personas que necesitan ser valoradas… para que se les escuche y se les comprenda.

—Los niños que sienten que no se les valora desarrollan una actitud negativa. A menudo se quejan para obtener la atención de los demás y se convierten en tábanos que fuerzan a los demás a que los hagan sentirse lo suficientemente importantes como para que los escuchen y comprendan… al menos por un tiempo.

Los evasores se sienten inseguros

•     Las tortugas tienen la meta de sentirse seguras.

—Los niños que crecen en hogares donde se da rienda suelta a la ira y no se resuelven los conflictos, o donde suceden pocas cosas positivas, se convertirán en personas que necesitan mucha paz.

—Los niños que no se sienten “seguros” a menudo hacen de la seguridad su meta en la vida y buscan protegerse del “peligro”. Al interiorizar las cosas y apartarse emocionalmente de los demás, los niños se vuelven tortugas para sentirse seguros… por un tiempo.

•     Los camaleones tienen como meta ser aceptados.

—Los niños que crecen en medio de críticas y comentarios negativos de parte de los adultos que son importantes para ellos y que no reciben palabras de encomio y alabanza, a menudo su fuerza motora es la necesidad de sentirse aceptados por los demás

—Los niños que carecen de aceptación pueden convertirse en personas que siempre quieren agradar a los demás. Harán lo que sea necesario para hacer y mantener felices a la gente con tal de que no los critiquen, rechacen o abandonen. Esos niños se vuelven camaleones para sentirse aceptados… temporalmente.

•     Las comadrejas tienen como meta sentirse confiadas.

—Los niños que crecen con padres sobreprotectores y controladores y que no tienen límites definidos o que no son responsables de sus acciones, generalmente se vuelven personas motivadas que buscan encontrar la confianza en sí mismos.

—Los niños que carecen de valor para tomar sus propias decisiones, se dan cuenta de que si se vuelven introvertidos y evasivos en vez de ser honestos y directos, podrán mantenerse “fuera de problemas”. Esto los convierte en comadrejas y obtienen un sentido de confianza y valor… por un tiempo.

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

(Filipenses 4:19)

C. ¿Qué provoca los peores conflictos?

Tener conflictos con la gente es un problema, pero tenerlos con Dios es otro muy diferente. ¿Por qué el conflicto con Dios es el peor de todos? ¿Puede imaginarse todas las partes de un reloj negándose a funcionar como fueron diseñadas por el relojero? ¿Qué pasaría si las manecillas del reloj quisieran ir en dirección contraria? El reloj sería inútil. Nosotros no somos inútiles, pero nos parecemos a ese reloj. Cuando el Señor nos creó, tenía un plan para cada uno de nosotros. Pero cuando nos rehusamos a someter nuestra voluntad a la suya, nos perdemos del plan y propósito para el cual nos creó. Eso significa que estamos en conflicto con él, precisamente con el que nos ama y nos creó. Dios quiere tener una relación personal con cada uno de nosotros. Sólo entonces podrá cumplir su propósito en nosotros. El Señor declara:

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)

Cómo resolver el conflicto con dios

Hay cuatro verdades que necesita saber para lograrlo.

#1  Su problema. Usted (como todo el mundo) ha decidido pecar.

Todos hemos decidido hacer lo malo, todos hemos pecado, nadie es perfecto. Cada vez que elegimos seguir nuestro propio camino, y no el de Dios, entramos en conflicto con él. La Biblia dice que todos “hemos pecado”.

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. (Isaías 53:6)

#2  Su posición: Su pecado lo separa de Dios.

Dios no peca (su naturaleza es perfecta), así que nuestro pecado nos crea un conflicto con Dios. Ese conflicto espiritual merece una paga o una consecuencia. La Biblia dice que la consecuencia de nuestro pecado es estar separados de la presencia de Dios. Esta separación se llama muerte espiritual.

“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios… la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Isaías 59:2; Romanos 6:23)

#3  Su provisión: Dios proveyó un camino para que usted no tenga que pagar la consecuencia de la muerte espiritual.

El pecado es grave porque nos separa de Dios. Él es justo y no puede ignorar el mal que hemos hecho. Pero también es amor y no quiere que estemos separados de él. Esto presenta un dilema. El Señor tiene que castigar el pecado, pero no quiere que muramos y estemos eternamente separados de él. Por eso envió a su Hijo único, Jesús, para que viniera a la tierra a morir en la cruz por nuestros pecados. Jesús decidió pagar por nuestros pecados. Nosotros debíamos morir, pero él lo hizo en nuestro lugar.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:8)

#4  Su parte: Usted puede pasar de la muerte a la vida espiritual en este momento y experimentar la paz de Dios.

Usted debe procurar el perdón de Dios a la manera de Dios. Necesita confiar en que Jesucristo murió en sustitución de usted y debe pedirle que entre a su vida y tome el control. Este es el plan aceptable de Dios. Jesús dijo:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)

Cuando cree y confía solamente en que Jesús pagó por sus pecados y somete su voluntad a la de él, él le perdona todos sus pecados. Y cuando es perdonado, no sólo está limpio de todos sus pecados (pasados, presentes y futuros), sino también tiene paz con Dios y está a salvo del conflicto con él. La Biblia dice:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. (Juan 3:16–17)

Si quiere tener paz con Dios y ya no estar más en conflicto con él, puede decírselo con una oración simple, pero de todo corazón.

Mi oración para obtener paz con dios

“Señor Jesús, te necesito. Reconozco que he pecado. Entiendo que el castigo por mi pecado es la muerte, es decir, estar separado espiritualmente de ti. Pero tu plan es salvarme por el amor que me tienes. Creo lo que dices en tu palabra de que enviaste a Jesucristo a pagar por mis pecados y a morir en mi lugar. Jesús, gracias por morir en la cruz por mis pecados y por recibir el castigo que yo merecía. En este momento te pido que entres a mi vida y seas mi Señor y Salvador. Toma el control de mi vida y hazme la persona que tú quieres que sea. Gracias por tu amor incondicional. Y gracias por la paz que me das. En tu nombre. Amén.”

Si hizo esta oración con sinceridad, Dios dice que:

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:7)

D. La raíz del conflicto negativo

El conflicto llegó a la vida de Pablo ese día, piedra por piedra.

Sus hermanos judíos eran legalistas y opositores al evangelio de la gracia e incitaron a una multitud a apedrear a Pablo. Se trataba de la misma gente que momentos antes habían querido ofrecerle sacrificios como el dios sanador de un hombre discapacitado. Después del apedreamiento, arrastraron a Pablo afuera de la ciudad y lo dieron por muerto. Sin embargo, cuando sus discípulos lo rodearon, él se levantó y entró en la ciudad de Listra y al siguiente día se fue a Derbe.

Durante el viaje, Pablo y Bernabé reconocieron que la oposición y el conflicto eran inevitables, así que cuando encontraban seguidores de Jesús los animaban: “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe… es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22).

La razón por la que todos experimentamos conflictos se basa en un sistema de creencias falsas. Suponemos que lo que queremos es lo que necesitamos y que nuestro deber es atacar a quienes se oponen a que lo logremos. Después de todo, si no protegemos nuestros intereses, ¿quién lo hará? Esta forma de pensar está basada en el temor y nos hace reaccionar egoístamente a veces y otras atacando o evitando situaciones o personas amenazadoras.

Creencia falsa: “Temo al conflicto porque me afecta mucho. Para sentirme seguro o importante debo eliminar el conflicto ya sea dominándolo, contemporizando con él o evitándolo”.

Creencia correcta:

“No le temo al conflicto porque es un resultado normal de vivir con distinta gente. Mi seguridad y significancia se basan en mi identidad en Cristo y su amor y aceptación perfectos de mi persona”.

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. (1 Juan 4:18)

IV. Pasos para encontrar la solución

Dios concedió esta petición a un joven de veinte años.

“Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?”

(1 Reyes 3:9)

Salomón sabía que la bondad de Dios hacia su padre David era resultado de la fidelidad de éste evidenciada por sus actitudes y hechos correctos. Ahora que Salomón era rey, sentía una gran carga sobre sus hombros pues era el líder y juez del pueblo del Señor. Por lo tanto, aceptó sus debilidades y se consideró como un niño delante de Dios, reconoció que dependía de él para recibir la sabiduría necesaria para resolver los conflictos del pueblo.

La petición de Salomón agradó al Señor porque pidió sabiduría y discernimiento, pero no sólo le concedió lo que pidió, también le dio riquezas, honra y la promesa de larga vida si obedecía al Señor.

Muy pronto, Salomón necesitó echar mano de su sabiduría cuando dos prostitutas acudieron a él:

“En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto…Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey”. (1 Reyes 3:16–22)

A. Versículo clave para memorizar

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”.

(Romanos 14:19)

 

B.  Pasaje clave para leer y meditar

Siete principios para enfrentar el conflicto

Filemón 1–25

#1  Humildad —No aproveche que tiene un puesto más alto para aprovecharse de los demás.

 

vs. 8–9

 

#2  Integridad— Sea completamente honesto acerca del problema.

 

vs. 10–11

 

#3  Vulnerabilidad— Comparta lo que siente su corazón.

 

vs. 12–13

 

#4  Sumisión— No fuerce las cosas que no puede controlar.

 

v. 14

 

#5  Optimismo— Espere lo mejor del otro.

 

v. 14

 

#6  Fe— Recuerde que Dios sigue siendo el soberano.

 

vs. 15–16

 

#7  Exhortación— Elija sus palabras con cuidado.

 

v. 21

 

C. Cómo aplicar seis preguntas para resolver conflictos

1.   ¿Quién? ¿Quién está involucrado en este conflicto?

—Diga los nombres de los que están involucrados en el conflicto.

—Haga una lista de quiénes podrían ayudar a solucionarlo.

2.   ¿Qué? ¿Cuál es su meta?

—Escriba lo que quiere lograr.

—Sea claro, ¿esta meta es inmediata o de largo plazo?

3.   ¿Por qué? ¿Por qué quiere lograr eso?

—Haga una lista de razones para hacer lo que va a hacer.

—Haga una lista de lo que sucedería si no lo hace.

4.   ¿Dónde? ¿Dónde se llevará a cabo?

—Evalúe dónde cree usted que podría resolver el conflicto.

—Evalúe si podría hacerlo en otro lugar.

5.   ¿Cuándo? ¿Cuándo piensa hacerlo?

—Establezca un calendario, de principio a fin.

—Formule metas mensurables y de corto plazo.

6.   ¿Cómo? ¿Cómo quiere que se realice?

—Haga una lista de la forma y procedimientos que deben realizarse.

—Haga una lista de los lineamientos necesarios para lograr esa meta.

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”.

(Proverbios 15:22)

D. ¿Cómo responder cuando los demás lo critican?

La naturaleza humana nos incita a responder a las ofensas “ojo por ojo”, insulto por insulto, agresión por agresión Uno de los desafíos más claros de Cristo es no devolver “ojo por ojo”, sino responder en el Espíritu. Cuando se está controlado por el Espíritu y no por las situaciones circundantes, el ser humano no reacciona de manera natural. Cuando respondemos controlados por el Espíritu se vuelve natural devolver bien por mal en nuestra nueva naturaleza, la cual recibimos en el momento de la salvación. Sin duda alguna, devolver mal por mal es lo natural, pero vencer el mal con el bien es la obra sobrenatural de la naturaleza y mente de Cristo en nosotros.

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.

(Romanos 12:21)

•     Discierna la verdad de las críticas de los demás.

Ore así:

“Señor, ayúdame a no aceptar como verdaderas todas las críticas, ni a rechazarlas como mentiras. Permíteme discernir lo falso y lo verdadero. Pon un cerco protector en mi mente para rechazar todo lo falso. Ayúdame a aceptar la crítica constructiva para que liberes mi vida y me transformes”.

“El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber”.

(Proverbios 16:21)

•     Esté abierto a la verdad que le están señalando cuando lo critiquen.

Ore así:

“Señor, si hay algo de verdad en esa crítica en mi contra, por favor convence mi corazón para que confiese y coopere contigo y haga los cambios necesarios”.

“La reprensión aprovecha al entendido, más que cien azotes al necio”. (Proverbios 17:10)

•     Esté dispuesto a tomar en cuenta las críticas. Si son ciertas, Dios está usando a esa persona para llamar su atención.

Ore así:

“Señor, acepto esta crítica como el medio por el cual tú quieres enseñarme algo que debo saber. Por favor, muéstrame qué es lo que quieres que aprenda por medio de esta crítica”.

“El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio”. (Proverbios 12:15)

•     Esté disponible para aceptar las críticas sin ponerse a la defensiva.

—Acepte cualquier verdad en la crítica.

—Acepte que ha cometido un error.

—Pida que lo corrijan.

Ore así:

“Señor, entiendo que cometí (defina la ofensa). Reconozco que cometí un error. Por favor, sigue usando a los demás para corregirme cuando me desvíe de actitudes y hecho correctos. Por favor, continúa transformándome más y más en semejanza al carácter de Cristo”.

“El escarnecedor no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios”. (Proverbios 15:12)

•     Tome la decisión de hablar bien de su crítico.

Ore así:

“Señor, someto mi lengua a ti. Te pido que pongas guarda sobre mi boca para que hable la verdad en amor con (nombre) y que siempre hable bien de (nombre) con los demás. Me comprometo a enfocarme en lo bueno que hay en (nombre) y no en lo negativo”.

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis”. (Romanos 12:14)

•     Sea dependiente de la perspectiva de Dios para determinar su valor, no dependa de la opinión de los demás.

Ore así:

“Señor, gracias porque tú ya estableciste mi valor al morir por mí y al adoptarme en tu familia. No voy a vivir buscando la aprobación de los demás porque cuento con tu aprobación y es todo lo que necesito. Gracias por amarme”.

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. (Gálatas 1:10)

E.  El qué, por qué y cómo de los límites

Los límites son demarcaciones establecidas, son líneas que no se deben cruzar. Cuando alguien se extralimita debe haber repercusiones. Si se respeta el límite, el resultado debe ser la recompensa. Cuando los padres establecen límites, los hijos deciden extralimitarse o quedarse dentro de ellos. Eso significa que los niños y no los padres son los que deciden entre repercusiones y recompensas. Lo mismo sucede cuando los adultos fijan límites entre ellos, entre conocidos, amigos o cónyuges. Este principio queda demostrado claramente cuando Dios estableció límites para Adán y Eva. Cuando decidieron extralimitarse, eligieron la consecuencia de su pecado… ellos decidieron recibir las repercusiones.

“Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”.

(Génesis 3:17)

Los límites son…

•     Los que establecen una frontera (una delimitación)

•     Darse cuenta de que estamos separados el uno del otro

•     La base de nuestra identidad personal

Los límites comunican…

•     Lo que somos  y  lo que no somos

•     Lo que elegimos  y  lo que no elegimos

•     Lo que soportaremos  y  lo que no soportaremos

•     Lo que sentimos  y  lo que no sentimos

•     Lo que nos gusta  y  lo que no nos gusta

•     Lo que queremos  y  lo que no queremos

Los límites son de ayuda…

Jesús dijo: no he venido para traer paz, sino espada” (Mateo 10:34). Jesús comunicó con claridad que debemos intentar resolver los problemas desde su raíz. El dijo: “la verdad os hará libres” (Juan 8:32). En ciertos momentos la espada de la verdad es necesaria para vivir en integridad y hacer los cambios necesarios. Cuando hace lo correcto ante sus ojos, Jesús le dará una paz sobrenatural. Aunque no todo lo que le rodea es paz, él puede darle…

“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”.

(Filipenses 4:7)

Cómo establecer límites

#1  …comunique con claridad sus expectativas.

—Colóquese en la línea de la visión de la otra persona.

—Antes que surja cualquier problema, describa con detalle lo que espera de esa persona y de su relación con ella

—Haga un acuerdo y pídale que repita lo que ha entendido de sus expectativas

—Cuando llegue el momento de respetar el acuerdo, hágale un recordatorio con amabilidad.

Ejemplo de un padre a su hijo:

No diga:

“¿No crees que ya es hora de que te vayas a dormir?”

Diga:

“Recuerda que acordamos que la hora de ir a dormir es a las 8:30. Ya son las 8:20; así qué, ¿qué necesitas hacer en este momento?”

Ejemplo de un adulto a otro:

No diga:

“Ya es hora de que llegues a casa para que no se haga tarde para cenar”.

Diga:

“Sólo te llamo para que sepas que estaré lista para servir la cena a las seis de la tarde como quedamos. Si no has llegado a las 6:20 o no me llamas, los niños y yo vamos a cenar para que puedan empezar a hacer sus tareas”.

“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no”. (Mateo 5:37)

#2  Sí… Establezca cuáles serán las repercusiones negativas al romper un acuerdo.

—Para establecer repercusiones efectivas, sepa qué tendrá impacto.

—Si fuera posible, elija una repercusión adecuada al comportamiento ofensivo.

—Comunique con claridad cuál será la repercusión

—Antes del problema, póngase de acuerdo con la persona en cuanto a la repercusión.

—Permita que la persona experimente la repercusión si no cumple con el acuerdo.

Ejemplo de un padre a su hijo:

Tomás tiene diez años y vive en una calle muy transitada. Le gusta andar en bicicleta con su amigo que vive enfrente, pero sabe que no debe cruzar la calle sin la supervisión de un adulto. Si Tomás desobedece, la repercusión será que no podrá andar en su bicicleta al día siguiente.

Ejemplo de dos adultos:

Paco y Juana han acordado que él saldrá del trabajo a tiempo para recogerla en su casa a las seis en punto para cenar con sus amigos en un restaurante al otro lado de la ciudad. El acuerdo es que Paco recogerá a Juana a tiempo ya que han hecho reservaciones y no pueden llegar tarde. Si Paco rompe el acuerdo y llega tarde, la repercusión será que Juana se irá al restaurante sin él aunque a él no le guste que vayan separados.

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. (Hebreos 12:11)

F.  Una receta para solucionar conflictos

Cuando la vida le envíe limones… ¡haga limonada! Si mezcla los ingredientes adecuados, la misma transformación puede tomar lugar en su relación con un ser amado. Practique la siguiente receta y pruebe la dulzura de resolver las diferencias dolorosas.

“Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos”.

(Proverbios 16:24)

Confronte… El exprimidor le saca todo el jugo al limón. Planee un tiempo para reunirse con su ofensor para exprimir todo el jugo del limón.

Cuando uno de los dos se siente agrio (adolorido, frustrado o tratado injustamente), no se aferre a ello.

Comunique sus sentimientos… Exprese su enojo o cualquier necesidad que no ha sido satisfecha exprimiendo la verdad de manera amorosa y sin acusaciones.

•     Comparta su problema utilizando oraciones que incluyan el pronombre “Yo”.

—“Me siento traicionado. ¿Podrías escucharme?”

•     Describa solamente las palabras hirientes o el comportamiento negativo, sin criticar.

•     No acuse, no minimice, no ponga apodos ni critique.

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina”. (Proverbios 12:18)

“Plata escogida es la lengua del justo.… Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento”. (Proverbios 10:20–21)

En contraste, note lo que escribió Pablo:

“Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.… Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. (Efesios 4:15, 26)

Cumpla… El que escucha es como la jarra que recibe todo el jugo.

La persona a la que está confrontando indica su voluntad de escuchar (recibir la reprensión sin enojarse o ponerse a la defensiva) y sinceramente buscará entender el dolor de su interlocutor.

•     Responda con la firme voluntad de brindar su total atención.

—“Sí, te escucho”.

•     No interrumpa. Escuche el problema hasta el final.

•     Sobre todo, no se justifique o se vuelva defensivo.

“Someteos unos a otros en el temor de Dios”. (Efesios 5:21)

Confirme… El que escucha llena la jarra con agua pero sin palabras ácidas.

El que escucha ahora debe parafrasear el problema (repita lo que ha escuchado) sin reaccionar negativamente.

•     Afirme lo que se ha dicho.

—“¿Estás diciendo que te sentiste traicionado anoche cuando no te defendí? ¿Es correcto?”

•     No es necesario estar de acuerdo con los hechos; por lo tanto, no trate de justificar nada.

•     Pregunte si ha entendido el problema correctamente. Si no, trate de entender lo está escuchando y repítalo.

“El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará”. (Proverbios 15:31)

Cambie… El que tiene el conflicto pide azúcar. Si el receptor la da, ¡cambia todo el sabor!

Después de haber comunicado y entendido los sentimientos, el que tiene el conflicto solicita un cambio de comportamiento. La disposición a escuchar y cambiar el comportamiento es el ingrediente dulce que se necesita para desarrollar la cercanía en la relación.

•     El que tiene el conflicto hace la petición.

—“Cuando alguien me critica frente a ti, ¿me podrías apoyar emocionalmente con un cometario a mi favor o marchándote, o pidiéndole a esa persona que no hable mal de mi cuando no estoy presente para defenderme?”

•     El que escucha identifica maneras posibles de reaccionar la próxima vez.

•     El que escucha está dispuesto a agradar al otro y se compromete a cambiar.

“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”.

(Filipenses 2:4)

Consuele… El que escucha mezcla el azúcar con el jugo de limón para que no queden rastros de la acidez del limón. Después de haber acordado un cambio de comportamiento, el que escucha debe expresar su tristeza por el dolor del otro y hacerle saber que aprecia la oportunidad de resolver el problema.

•     Tome en cuenta el dolor del otro.

—“Siento mucho haber herido tus sentimientos y haberte hecho sentir traicionado”.

•     Felicítelo por haberse acercado a usted.

•     Aprecie el hecho de que le dio la oportunidad de mejorar la relación y reaccionar en forma diferente la próxima vez.

“Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene”. (Proverbios 25:11)

G. Cómo responder a personas difíciles

La disputa a la que se enfrentó Salomón tenía que ver con dos bebés, uno muerto y otro vivo, y la contradicción en el testimonio de las dos madres rameras (1 Reyes 3:22).

¿Cómo podría saber Salomón quién decía la verdad y quién mentía? No había otro testigo. No había evidencias. No había quien identificara a los bebés. No había forma de saber qué niño le pertenecía a qué madre. La situación parecía ser imposible de resolver puesto que cada madre afirmaba que el bebé vivo era de ella.

La sabiduría y discernimiento por los que el rey oró se pusieron a prueba y la solución que presentó involucraba al bebé vivo y a una espada

“El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada”.

(1 Reyes 3:23–24)

Los que atacan quieren recibir reconocimiento

•     Lobo Meta: Sentirse poderoso

—Permita que hable sin interrumpir.

—Obtenga su atención alabándolo.

—Sostenga su propio punto de vista. (Equipare su fuerza con la de él).

—Evite las discusiones.

—No se menosprecie a sí mismo.

“Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas”.

(2 Timoteo 2:23)

•     Serpiente Meta: Sentirse superior

—Reconozca que tiene poder para destruir.

—Sorpréndalo en alguna mentira.

—Llame a alguien que le ayude a enfrentarlo en privado.

—Espere que niegue lo que ha hecho.

—No permita que se salga con la suya en un ataque.

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”. (Mateo 18:15–17)

•     Tábano Meta: Sentirse valioso

—Aprenda a cortar la conversación negativa.

—Responda sólo a lo que tiene importancia.

—Enfrente su sistema de juegos de poder.

—Anímelo a buscar la solución.

—No refuerce sus quejas.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)

Los evasivos quieren sentirse seguros

•     Tortugas Meta: Sentirse seguros

—Haga preguntas que no pueden ser respondidas con sí o no.

—Procure que hable al nivel de los sentimientos.

—Persevere hasta obtener una respuesta.

—Sea positivo, no lo critique.

—No responda por él.

“Según su sabiduría es alabado el hombre; mas el perverso de corazón será menospreciado”.

(Proverbios 12:8)

•     Camaleones Meta: Sentirse aceptados

—Acepte que puede haber desacuerdos.

—Ayúdele a identificar las prioridades.

—Descubra sus temores internos.

—Refuerce sus decisiones.

—No acepte que su sí es un acuerdo completo.

“La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra”.

(Proverbios 12:25)

•     Comadrejas  Meta: Sentirse valioso

—Evite acusaciones.

—No se deje llevar hacia las discusiones.

—Sea fuerte e inamovible.

—Sea perdonador.

—Anímelo consistentemente.

“Antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias… en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra”. (2 Corintios 6:4, 7)

H. La senda hacia la solución.

Algunas soluciones a los conflictos no son rápidas ni fáciles, pero requieren discernimiento y sabiduría sobrenaturales, como en el caso de las dos rameras que se presentaron ante el rey Salomón.

Las dos mujeres declararon ser la madre del mismo hijo. ¿Cómo podría el rey saber la verdad? Ese era el dilema para el rey. Era necesario descubrir la verdad para resolver el conflicto. Para obtenerla, Salomón pidió una espada. Presentó una solución justa. Cortaría al bebé y a cada una de las mujeres daría una mitad.

La estrategia del rey funcionó. La verdadera madre clamó para que el bebé no muriera, sino que le fuera dado a la otra. Por su lado, la otra estuvo de acuerdo en que la solución del rey era justa de manera que ninguna de las dos se quedara con el bebé. La verdad sale a la luz y el veredicto del rey es que se le dé el bebé a su verdadera madre, la que estuvo dispuesta a renunciar al niño con tal de salvarle la vida.

“En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre”.

(1 Reyes 3:25–27)

Cuando esté listo para transitar por el camino de la solución de un conflicto, recuerde:

•     Afirme su compromiso

—“Estoy comprometido con esta relación”.

—“Estoy comprometido a reconciliarme, si es posible”.

“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. (Romanos 12:18)

•     Pida a Dios por usted mismo en oración.

—“¿Estoy viendo la verdad en este asunto?”

—“Revélame cualquier error que deba corregir”.

—“Por favor, permite que se abra el corazón de (nombre)”.

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. (Salmos 139:23–24)

•     Prepárese antes de la reunión.

—Descubra la raíz del conflicto.

—Examine sus expectativas.

—Decídase a llegar a soluciones positivas.

—Use la “técnica del emparedado”.

“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”. (Lamentaciones 3:40)

•     Proponga un tiempo para hablar cara a cara.

—“Me preocupa nuestra relación. ¿Es posible apartar un momento para platicar?”

—“Creo que hay algunos asuntos pendientes que debemos tratar de resolver positivamente”.

“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios 4:3)

•     Provea un lugar privado.

—Lejos de la gente

—Lejos de las distracciones

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”. (Mateo 18:15)

•     Propóngase ser honesto.

—Acepte la responsabilidad de sus acciones.

—Acepte el punto de vista del otro.

“El que habla verdad declara justicia; mas el testigo mentiroso, engaño”. (Proverbios 12:17)

•     Permita que haya perdón total.

—Decida perdonar cualquier ofensa.

—No repase mentalmente las faltas del otro.

—Permita que Dios restaure el vínculo de amor.

“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. (Colosenses 3:13–14)

•     Prepárese porque habrá una cosecha en el futuro.

—Tal vez esté sembrando semillas que no fructificarán sino hasta después.

—El cambio es un proceso.

—¡Lo que sembramos, cosechamos!

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.

(Gálatas 6:9)

•     Presente el conflicto actual.

—No traiga el pasado a colación.

—Mantenga la conversación acerca del conflicto presente.

“[El amor]… no guarda rencor”. (1 Corintios 13:5)

•     Promueva la justicia y objetividad.

—Evite las generalizaciones.

—Mencione tanto lo positivo como lo negativo.

“No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo”. (Levítico 19:15)

•     Proteja la privacidad de cada uno.

—No involucre a extraños.

—Controle su lengua cuando está frente a otras personas.

“El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo”.

(Proverbios 11:13)

•     Preserve la individualidad.

—Valore sus diferencias en metas, deseos y prioridades.

—No demande que piensen igual que usted.

“Por eso yo también responderé mi parte; también yo declararé mi juicio”. (Job 32:17)

•     Proyecte apertura y optimismo.

—Exhiba un lenguaje corporal positivo.

—Utilice oraciones usando el pronombre “yo” y haga buen contacto visual.

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.

(1 Tesalonicenses 5:11)

 

 

•     Practique el amor.

—Termine con una expresión adecuada de amor: un apretón de manos, un abrazo o una palmada en la espalda.

—Exprese su aprecio, preocupación y amor.

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”. (Proverbios 17:17)

I.   ¿Por qué tengo que perdonar si el conflicto no se resuelve?

El perdón no depende de la solución, ni está basado en los sentimientos. El perdón es una decisión. Una decisión de hacer lo que Dios ordena. Reconozca que cuando Jesús fue crucificado en la cruz, dijo:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

(Lucas 23:34)

•     Él sabía que los hombres no habían cambiado. Si usted no perdona, una raíz de amargura comenzará a crecer en usted y las raíces de amargura producen frutos amargos… Usted se volverá una persona amargada.

Lo más importante de todo es que usted debe perdonar porque Dios lo manda.

“Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.

(Colosenses 3:13)

Cómo manejar “el gancho”

Imagínese que en este momento que lleva un gancho colgado a su cuello con las heridas del pasado. Luego imagine todo el dolor que está pegado a ese gancho por causa de las cosas malas que le han hecho

Pregúntese: ¿Realmente quisiera llevar este dolor atado a mi cuello por el resto de mi vida? El Señor quiere que tome todo el dolor del pasado y lo deje en sus manos.

Luego libere al que lo ofendió del gancho emocional y colóquelo en el de Dios. El Señor sabe cómo tratar con el ofensor. El declara:

“Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura”.

(Deuteronomio 32:35)

Oración de perdón

“Señor Jesús, gracias por preocuparte por el dolor de mi corazón. Sabes el dolor que he sentido por (lista de todas las ofensas). En este momento dejo ese dolor en tus manos. Gracias, Señor porque moriste en la cruz por mí y por perdonarme.

Como un acto de mi voluntad, decido perdonar a (nombre). En este momento, lo quito de mi gancho emocional y lo coloco en el tuyo. Rechazo todo pensamiento de venganza. Confío que en tu tiempo y de acuerdo a tu voluntad tú tratarás con él como consideres conveniente. Y Señor, gracias por darme el poder de perdonar y ser libre. En tu nombre precioso. Amén”.

J.  ¿Cómo seguir perdonando después de un conflicto grave?

Es posible tener que franquear varios episodios de perdón. Perdonar una y otra vez es parte del proceso del perdón. Cuando tratamos de alejar los recuerdos recurrentes de la ofensa, a la larga no volverán más. El proceso se habrá completado… Habremos ganado la batalla. Jesús hizo énfasis en la naturaleza repetitiva del perdón cuando dijo:

“Y si siete veces al día pecare [tu hermano] contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”.

(Lucas 17:4)

Cómo perdonar…otra vez

No permita que los recuerdos recurrentes entren en su mente. Deténgalos en cuanto aparezcan. Dígase a sí mismo sin temor: Me niego a registrar este pensamiento… Me niego a llevar la cuenta.

“[El amor] no guarda rencor”. (1 Corintios 13:5)

Venza la tentación de volver a hablar del asunto. Después de una confrontación sincera con el ofensor en la que se hayan tratado los dos lados del asunto o si el otro se rehúsa a hablar del problema, deje que el Espíritu Santo haga su obra de convicción. Eclesiastés 3:7 dice:

“Tiempo de callar, y tiempo de hablar” Ore con base en este pasaje.

“Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”. (Salmos 141:3)

Repase versículos bíblicos en su mente. Permita que la perspectiva de Dios cambie la suya. En tiempo de prueba repita una y otra vez: “El amor cubrirá este mal. Señor, ayúdame a ser una expresión de tu amor. Que yo pueda reflejar tu amor que cubre todo mal”.

“El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. (Proverbios 10:12)

Entregue la situación en manos de Dios. Jesús entiende cuánto lo han lastimado. Cuando a él lo perseguían, Jesús sabía que el Padre celestial juzgaría rectamente, a su manera y en su tiempo. Y nosotros podemos confiar en lo mismo. La prueba por la que atraviesa puede amargarlo o hacer de usted una persona mejor. Dígale al Señor: “Entrego mi corazón en tus manos… confío mi vida a ti. Sé que juzgarás esta situación con justicia”. Esas palabras se escribieron respecto a Jesús:

“Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. (1 Pedro 2:23)

Interceda a favor de su enemigo. Dios no le da la opción de orar, es un mandato. Cuando le hayan hecho algo malo ore así: “Señor, ayúdame a ver a esta persona a través de tus ojos… Que me interese por ella como tú lo haces…”

“Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”. (Lucas 6:28)

Valore más lo que puede dar que lo que pueda recibir. Ore para que Dios le ayude a entender el trasfondo de su ofensor y cómo su dolor ha contribuido a infligirle dolor a usted. Enfóquese en cómo puede satisfacer algunas de las necesidades internas del otro, puesto que es más bienaventurado dar que recibir.

“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. (Hechos 20:35)

Ofrezca la gracia, misericordia y perdón de Dios. El perdón es una expresión directa de la gracia y la misericordia divinas. La gracia es recibir lo que no merecemos (el perdón). La misericordia es no recibir lo que sí merecemos (el castigo). Ore con frecuencia: “Señor, que mi vida sea una expresión de tu gracia y una extensión de tu misericordia”.

“El Señor es muy misericordioso y compasivo”. (Santiago 5:11)

K. Cómo proteger su corazón de la amargura

Después del conflicto, ¿qué evitará que su corazón tenga un enfoque negativo? Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos”. ¡Eso es imposible! ¡Irrealizable! ¡No se puede! La gente no puede amar a sus enemigos… al menos eso es lo que pensamos. Sin embargo, la palabra griega agape, que se traduce como “amor” en este pasaje, significa “un compromiso de buscar el mayor bien de la otra persona”. El “mayor bien” para los que están sinceramente mal es que sus corazones se vuelvan sinceramente buenos. ¿Cuál sería el catalizador más importante para ese cambio? Jesús nos da la respuesta:

“Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen”.

(Mateo 5:44)

Si usted está pensando: “pero en realidad no son mis enemigos”, reconozca que cualquier persona que le provoca resentimiento, amargura u odio, es enemiga de su espíritu. Puesto que Cristo nos manda orar por nuestros enemigos, los creyentes debemos obedecer ese mandato y no considerarlo optativo. Orar por nuestros enemigos protege nuestro corazón de la amargura, por ello deberíamos querer obedecer este mandato de corazón y de hecho. Una forma de hacerlo es pedir que Dios dé su “fruto espiritual” a nuestro ofensor. Y ya que estamos dispuestos a “bendecir” a nuestro enemigo, la Biblia dice que recibiremos bendición.

“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.

(1 Pedro 3:9)

Cómo orar por los que nos lastiman

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

(Gálatas 5:22–23)

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de amor y entienda por completo tu amor incondicional y al mismo tiempo pueda amar a los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de gozo para que pueda experimentar tu gozo permanente y que irradie ese gozo interno hacia los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de paz, tu paz interna y que al mismo tiempo pueda experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento con los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de paciencia para que pueda experimentar tu paciencia y asimismo tenga la misma extraordinaria paciencia con los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de benignidad por haber experimentado tu benignidad y así extienda la benignidad inmerecida para con los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de bondad por haber experimentado la genuina bondad de Jesús y que refleje la bondad moral de él ante los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de fe por haber reconocido tu increíble fidelidad y que desee ser fiel a ti, a tu palabra y al prójimo.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de mansedumbre por haber experimentado tu mansedumbre y que a su vez sea manso con los demás.

•     “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto de templanza, la templanza de Cristo y que confíe en ella para ayudarle a salir de la esclavitud y ser ejemplo para los demás.

En el nombre de Jesús. Amén”.

“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.

(Santiago 3:17)

L.  Cómo convertir a los enemigos en amigos

Encuentre la forma de halagarlos.

•     Busque y exprese las características positivas de su enemigo.

•     No se enfoque en lo externo como ropa, cabello o atractivo físico.

•     Exprese un cumplido sincero en el momento apropiado. “He notado (con cuánta eficiencia hablas.… Trabajas… cantas) y es algo que admiro en ti”.

“La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia”. (Salmos 37:30)

Pague bien por mal a sus enemigos.

•     Piense y lleve a cabo actos de bondad.

•     Comprométase con Dios a no actuar negativamente como su enemigo.

•     No hable mal de su enemigo frente a los demás.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres”.

(Romanos 12:17)

Ore por su enemigo.

•     Pida a Dios que le revele las necesidades de su enemigo.

•     Trate de ver desde la perspectiva divina las diferencias que tiene con su enemigo.

•     Comprométase a orar por su enemigo cada vez que piense en él.

“Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto”. (1 Samuel 12:23)

Empatice con sus enemigos.

•     Aprenda más de los dolores y dificultades que su enemigo ha sufrido en el pasado.

•     Pregúntese qué siente cuando piensa en sus propios dolores y dificultades.

•     Sienta compasión al identificarse con su enemigo.

“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. (Romanos 12:15)

Tenga un corazón perdonador hacia su enemigo.

•     Reconozca que sin el amor de Dios usted era un pecador.

•     Imagínese lo que era su vida antes de convertirse en un verdadero creyente.

•     Pida a Dios que le dé disposición para perdonar como él lo perdonó a usted.

“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”. (Marcos 11:25)

Decida amar a sus enemigos.

•     Véase a sí mismo como un instrumento del amor de Dios.

•     Busque maneras objetivas de expresar su amor continuamente.

•     Sígase enfocando en “¿qué es lo que más necesita mi enemigo?” Luego, hágalo.

“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”. (Romanos 13:8)

Procure llenar las necesidades de sus enemigos.

•     Procure entender las cosas que le interesan a su enemigo (como por ejemplo interés por uno de sus seres queridos).

•     Procure invitar a su enemigo a un evento con usted y que a él le gustaría ir.

•     Procure llevarle comida a su enemigo cuando sepa que está enfermo o que ha sufrido la pérdida de un ser querido.

“Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. (Romanos 12:20)

Cuando enfrente un conflicto, el camino para lograr la paz no es la pasividad. La solución estriba en confrontar lo malo con un corazón recto.

—June Hunt

Respuestas a las preguntas:

En la Biblia, ¿quién demuestra qué estilo en cuanto a resolver conflictos?

Eva: Es evasiva, una comadreja … Trató de evadir su responsabilidad por su mala decisión culpando a la serpiente.

Caín: Es atacante, un lobo … Se enojó porque Dios lo rechazó a él y su ofrenda.

Los filisteos: Son atacantes, lobos … Eran depredadores esperando atacar a su presa.

Dalila: Es atacante, una serpiente … Aceptó un soborno de parte de los filisteos para atrapar a Sansón

Sansón: Es evasor, un camaleón … Le dijo el secreto de su fuerza a Dalila para agradarla.

Rey Saúl: Es atacante, un león … Estaba celoso de David.

Rey David: Es evasor, una tortuga … Quiso mantener en secreto su relación con Betsabé y que Urías no se enterara.

Los fariseos: Son atacantes, serpientes … Querían controlar a todos con sus leyes. Acusaron a Jesús de blasfemia.

Pilato: Es evasor, un camaleón … El sabía que Jesús era inocente y aún así lo condenó a muerte porque la multitud insistía en crucificarlo.

Judas: Es atacante, una serpiente … Traicionó a Jesús por treinta piezas de plata.

Marta: Es atacante, un tábano … Se quejó con Jesús respecto a su hermana María.

Pedro: Es evasor, una tortuga … Negó conocer a Jesús.


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