Solucionando los problemas con otros
por June Hunt
Era judía y huérfana. No parecía ser
buena candidata para convertirse en la mediadora y la única posibilidad de salvar a su pueblo de la destrucción total.
Sin embargo, el Señor sabía lo que había en su corazón y que ella enfrentaría
el conflicto más difícil de toda su vida con gran humildad.
Todo el problema surgió por causa del
insidioso Amán, un oficial de la corte del rey que había urdido un plan para
asesinar a todos los judíos del imperio. Mardoqueo,
primo de Ester, que la había adoptado y criado como hija suya, era el
hombre que se había rehusado a inclinarse ante él y por lo tanto, había
provocado la ira de Amán. Ester no tenía las más remota idea de que el destino
del pueblo judío estaba en sus manos, pero tuvo que enfrentar ese problema de
proporciones monumentales. Mardoqueo le dijo atinadamente:
“¿Y
quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
(Ester
4:14)
I. Definiciones
¿Cómo llegó la desconocida joven Ester a ser
reina? El Rey Asuero (Rey Jerjes) estaba “alegre
del vino” después de muchos días de un banquete y quiso alardear de la
belleza de su esposa delante de toda la gente y los príncipes. Así que envió a
siete siervos para que la trajeran. Sin embargo, la reina Vasti se negó a
presentarse delante de él. El rey estalló en ira.
Sus consejeros y sabios más allegados le
aconsejaron que firmara un decreto real que dijera: “La reina Vasti jamás podrá
volver a entrar en la presencia del rey y se buscará ¡una nueva reina!” (Ester 1:19). Con ese edicto quedó “resuelto” el
conflicto externo entre el rey y la reina. Pero en ocasiones, la solución de un
problema da lugar a otros, así que ahora el rey ya no tenía una reina. Por causa de la rebeldía de Vasti, los
consejeros tuvieron que actuar con prontitud porque de otra manera en todo el
reino habría:
“Mucho
menosprecio y enojo”.
(Ester
1:18)
A. ¿Qué es un conflicto?
Para evitar el menosprecio y el enojo del pueblo,
los sabios iniciaron una intensa búsqueda. Todas las jóvenes vírgenes más
hermosas de la tierra se presentarían en la corte. La “doncella que agrade a los ojos del rey” sería la nueva reina (Ester 2:4). Ester se describe como una joven que “era de hermosa figura y de buen parecer”
y pronto halló gracia ante los demás. Por instrucciones de su primo Mardoqueo
ella no reveló cuál era su pueblo de origen. Finalmente después de un año,
Ester fue llevada ante el rey. “Y el rey
amó a Ester más que a todas las otras mujeres… y la hizo reina en lugar de
Vasti” (Ester 2:17). El plan para
aliviar la soledad del rey colocó a Ester en el camino para cumplir los
propósitos divinos, pero también se encontró frente a frente con un conflicto
de proporciones colosales.
Los conflictos son desacuerdos, luchas o batallas
relacionados con principios o puntos de vista opuestos.
La palabra proviene del latín conflictous, que significa “acto de enfrentarse o chocar con”.
La palabra griega agon que a menudo se traduce conflicto, es de donde proviene
nuestra palabra en español “agonía”. Originalmente significaba “lugar de
conflicto”. Con el tiempo la palabra llegó a significar el conflicto en sí
mismo y después cualquier tipo de conflicto,
lucha o pleito. El apóstol Pablo dijo: “Porque
quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en
Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro” (Colosenses 2:1).
La lucha de poderes comenzó cuando el corrupto
Amán, siendo el oficial de más alto rango de la corte, se enfureció contra
Mardoqueo porque todos los días se negaba a inclinarse delante de él. Mientras
tanto, el sabio Mardoqueo descubrió un complot que había contra el rey y gracias
a ello, le salvaron la vida. Amán seguía tan encolerizado, que cuando descubrió
que Mardoqueo era judío, manipuló al rey para obtener su aprobación para emitir
un decreto real que ordena la masacre de todos los judíos, incluyendo hombres,
mujeres y niños. Amán ganó en ese conflicto. Obtendría la honra que tanto
codiciaba, pero a un alto y aterrador
costo:
“Y
vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se
llenó de ira. Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le
habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a
todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo”.
(Ester
3:5–6)
B. ¿Qué diferencia hay entre solución y
reconciliación?
En ese momento del conflicto no había solución
viable alguna. El decreto del rey había sido emitido. Sin embargo, Mardoqueo
apeló a Ester para que ella interviniera. Ella no podía creer que Mardoqueo le
pidiera semejante cosa porque él conocía la ley real: “Cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al
rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir” (Ester 4:11).
Ya que el rey no la había llamado en los últimos
30 días, ¿cómo podía presentarse ante él para rogarle por su pueblo? ¿Qué pasaría
si al rey le desagradaba su presencia? Ella necesitaría reconciliarse con el
rey. Estaba claro que si se presentaba ante el monarca moriría en el instante.
Mardoqueo le contestó que de todos modos
su vida ¡corría peligro!
“No
pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío… ¿Y quién
sabe si para esta hora has llegado al reino?”
(Ester
4:13–14)
Solución versus
reconciliación
Resolver y reconciliar son conceptos diferentes.
• La resolución significa “buscar la
respuesta”, vocablo que se deriva del latín resolutionem,
“el proceso de reducir las cosas a su forma más simple” o “mermar”.
• La reconciliación significa
“restaurar a la armonía al 100 por ciento”; “volver a juntar”.
Algunas diferencias nunca podrán solucionarse,
pero podemos reconciliarnos con las personas con las que diferimos. En
ocasiones es posible solucionar el problema, pero no es apropiado buscar una
reconciliación, como en el caso de adulterio o de que alguien haya entrado a
una secta. Lo que Dios requiere es que en cuanto dependa de nosotros, busquemos
la paz con todos
“Perfeccionaos…
sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con
vosotros”.
(2
Corintios 13:11)
Pregunta: “¿Es lo mismo perdonar que
reconciliarse?”
Respuesta: No. El perdón y la
reconciliación no son lo mismo. El perdón se enfoca en la ofensa, mientras que
la reconciliación se enfoca en la relación. El perdón no requiere que exista
una relación, pero la reconciliación requiere que exista una relación de
afecto, que haya un tiempo en el que se reúnan las dos personas, se pongan de
acuerdo y caminen unidas para lograr la misma meta. La Biblia dice:
“¿Andarán
dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3)
C. ¿Cuáles son algunos tipos de conflictos?
Ester se enfrentó inesperadamente a un conflicto interno tan difícil, tan grave
y tan mortal, como el conflicto externo
que provocó Amán.
Ester encontró que en su alma había un conflicto a
varios niveles. ¿Dónde hallaría la fortaleza y valor que necesitaba para hacer
lo que tenía que hacer y lo que debía
hacer?
#1 Conflictos intrapersonales
—Es una lucha dentro de uno mismo para
decidir entre dos caminos.
—En el libro de Ester,
¿cuál fue la decisión de ella? ¿Se presentaría ante el rey para tratar de
salvar la vida de su pueblo aunque perdiera la vida en el intento, o se
quedaría callada para seguir viviendo? Ester dijo:
“Todos
los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier
hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado,
una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey
extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al
rey estos treinta días” (Ester 4:11).
#2 Conflictos interpersonales
—Un choque de ideas o intereses entre
dos o más personas.
—En el libro de Ester, el
malvado Amán conspiró para matar a Mardoqueo porque éste no quería inclinarse
ante él.
“Y
vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se
llenó de ira” (Ester 3:5).
#3 Conflictos intraorganizacionales
—Una acción opuesta que surge dentro
de un grupo (ya sea una familia, un departamento, una iglesia o partido
político).
—En el libro de Ester, el
rey se enteró de que el complot no fue orquestado por el enemigo externo, sino
por el enemigo interno, su oficial de más alto rango, Amán. El rey se llenó de ira
cuando descubrió que Amán lo había manipulado para firmar el decreto que
ordenaba la ejecución de todos los judíos.
“Luego
el rey se levantó del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del
palacio… Así colgaron a Amán en la horca que él había hecho preparar para
Mardoqueo; y se apaciguó la ira del rey” (Ester 7:7,
10).
#4 Conflictos interorganizacionales
—Una batalla o acción opuesta entre
dos o más grupos (familias, compañías, religiones o países).
—En el libro de Ester, el
plan de Amán consistía en exterminar a la población judía, hombres, mujeres y
niños que vivían en el imperio persa.
“Fueron
enviadas cartas por medio de correos a todas las provincias del rey, con la
orden de destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos,
niños y mujeres, en un mismo día, en el día trece del mes duodécimo, que es el
mes de Adar, y de apoderarse de sus bienes” (Ester
3:13).
Los conflictos abundan… en el libro de Ester y en
nuestras vidas. Los conflictos entre lo que “deberíamos” o “no deberíamos”
hacer provocan desacuerdos en el hogar y guerras en el lugar de trabajo. Son
pruebas por las que tenemos que atravesar y que deberían estimularnos a buscar
a Aquel a quien Ester buscó para obtener fortaleza, valor y la firmeza que
necesitaba. El nombre de Dios ni siquiera se menciona en todo el libro de
Ester, pero claramente se ve su soberanía en todos los capítulos de su
historia.
D. ¿Cómo quiere Dios que manejemos los conflictos?
Las circunstancias graves requieren que tomemos
medidas drásticas.
Ester pidió a Mardoqueo que reuniera a todos los
judíos que vivían en Susa, una de las capitales más importantes del imperio y
que ayunaran a favor de ella. Pidió que se abstuvieran de comida y bebida por
tres días y ella y sus criadas harían lo mismo. Ester le pidió al pueblo de
Dios que oraran para que él los rescatara y para
resolver el reto más grande de toda su vida.
“Ve
y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis
ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré
igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y
si perezco, que perezca”.
(Ester
4:16)
Ese acto de fe hizo que el corazón del rey
estuviera receptivo. Cuando se presentó delante de él sin haber sido llamada,
él le extendió el cetro de oro de gracia. Entonces pudo hacer su petición.
Cuando Ester invitó al rey y a Amán a un banquete ese día, el rey parecía estar
ansioso de cumplir sus deseos.
Después del banquete que Ester ofreció al rey y a
Amán, los invitó a un segundo banquete para el día siguiente. Ese día ella
presentaría su caso a favor de su pueblo.
Entre uno y otro festín, Amán mandó construir una
horca de 50 codos de altura (aprox. 25 mts.) ¡para colgar a Mardoqueo! Pero
mientras se llevaba a cabo la construcción, el rey ordenó que le llevaran y
leyeran el libro de las crónicas memorables acontecidas durante su reinado. Entre sus páginas se encontró el
registro de cuando Mardoqueo denunció un
complot, salvándole la vida. A la mañana siguiente Amán llegó al palacio
para hablar con el rey acerca de ahorcar a Mardoqueo y el monarca le hizo una
pregunta, “¿Qué se hará al hombre cuya
honra desea el rey?” (Ester 6:6).
Amán estaba seguro de que el rey se refería a él,
así que le aconsejó que colocara su túnica y corona real sobre esa persona y
que un oficial de la nobleza lo llevara sobre un caballo real por toda la
ciudad y que proclamara delante de él: “Así
se hará al varón cuya honra desea el rey”. (Ester
6:9)
Ciertamente el rey tenía a Amán contemplado en sus
planes, pero al lado del caballo, ¡no sobre él! Lleno de indignación, Amán
llevó a Mardoqueo montado a caballo por todas las calles de la ciudad para que
lo vieran. Completamente furioso después de aquel espectáculo público, regresó
a su casa. Ahí su esposa y amigos lo recibieron con un mensaje desesperanzador
y sombrío: “Si de la descendencia de los
judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás,
sino que caerás por cierto delante de él” (Ester
6:13).
• Los
conflictos pueden ser el medio que Dios usa para lograr sus propósitos.
(Fue hasta después de haber llegado a ser reina que Ester pudo salvar a los
judíos).
“Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos
8:28)
• Los
conflictos no siempre pueden evitarse. (Ester y los judíos no pudieron
librarse de las amenazas de Amán).
“Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)
• Los
conflictos no son malos necesariamente. Si se les enfrenta adecuadamente,
proveen una oportunidad para dar ejemplo. (Por siglos, Ester ha sido y seguirá
siendo ejemplo en cuanto a cómo presentarse a una autoridad superior).
“Hierro
con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo”. (Proverbios 27:17)
• Los
conflictos requieren que tomemos acciones para guardar la paz. (Ester tenía
que actuar para salvar a su pueblo).
“Así
que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. (Romanos 14:19)
• Los
conflictos requieren tomar medidas anticipadas y planificación. (Ester
planificó meticulosamente dos banquetes reales, escogió el mejor tiempo para
expresar su petición y encontró las mejores palabras para hacerlo).
“Por
tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. (1 Pedro 1:13)
• Los
conflictos pueden resolverse con negociaciones. (Ester negoció con el rey
con gracia).
“Escucha
el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. (Proverbios 19:20)
E. ¿Quién provoca el conflicto y quién lo
intensifica?
Al siguiente día y durante el segundo banquete, el
rey insistió en saber cuál era la petición de la reina Ester. Finalmente ella
le pidió que salvara a su pueblo del exterminio tramado por el astuto Amán (Ester 7:3–6). El rey no sólo le otorgó lo que
pidió, sino que en su ira mandó colgar a Amán en la misma horca que él había
mandado construir para Mardoqueo.
Después de un tiempo de grandes conflictos, una
solución verdadera resonó por toda la tierra donde vivían los judíos. Pero nada
de eso hubiera sucedido si Ester hubiera evitado
el conflicto (retrayéndose como una tortuga). Más bien, enfrentó el problema y
se levantó con valor “para esa hora”
importante de su vida (Ester 4:14).
TRES ATACANTES…
Agresivos externamente
#1 Lobos…
Los lobos son animales feroces, salvajes y crueles
que emiten un aullido terrible y atacan animales aún más grandes que ellos.
Poseen una gran fuerza para viajar largas distancias. También marcan su
territorio para comunicar a los demás animales: “Este territorio está tomado…
este territorio ¡es mío!”
—La
palabra lobo también se usa para
referirse a las personas que se son
conocidas:
• Por ser “lobos con ropa de ovejas”`, porque
esconden sus verdaderas intenciones bajo actitudes inocentes y amistosas
• Por ser abiertos, directos y muy orientados
a seducir a las mujeres
• Por “cazar” su comida, comer con egoísmo, y
devorar a su presa
—La Biblia describe que un lobo puede
provocar gran destrucción:
“Sus
príncipes en medio de ella son como lobos
que arrebatan presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener
ganancias injustas”. (Ezequiel 22:27)
#2 Víboras/Serpientes/Culebras…
Son reptiles que se mueven con rapidez. Aunque
muchas de las serpientes no son dañinas, se les teme por su silbido, por sus
cascabeles, por sus mordidas y por el veneno que inyectan. El dolor que causan
quema y donde muerden se produce una inflamación. Se les considera astutas y
sutiles, también son maliciosas y mortalmente venenosas.
—La
palabra serpiente también se usa
para hablar de personas que se
conocen por:
• Ser peligrosas y traicioneras
• Inyectar veneno ponzoñoso en las personas o
grupos de personas al envenenar sus mentes, corazones y reputación
• Actuar de manera silenciosa, secreta y
disimulada para herir a los demás
—La Biblia describe la naturaleza
destructiva de las serpientes:
“Aguzaron
su lengua como la serpiente; veneno
de áspid hay debajo de sus labios”.
(Salmos 140:3)
#3 Tábanos…
Los tábanos son grandes avispas que gracias a las
características de su boca pueden morder y picar al mismo tiempo. Un solo
tábano puede movilizar a todo su nido para que pique agresivamente. Un enjambre
puede enloquecer al ganado o a los caballos y sus picaduras pueden llegar a
matar los seres humanos.
—La
palabra tábano también puede
usarse para referirse a personas que
son conocidas por:
• Ser excesivamente enojonas o gruñonas como
“tábano”
• Agrupar a otras personas como en un
“enjambre” para crear caos o daño con sus “picaduras” (por ejemplo, con sus
acusaciones, amenazas, groserías, etc.)
• Construir un “nido de tábanos” de gente
amargada y venenosa que pueden ser muy peligrosas
—La Biblia ilustra la habilidad
devastadora en la siguiente descripción:
“Y
envié delante de vosotros tábanos,
los cuales los arrojaron de delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de
los amorreos; no con tu espada, ni con tu arco”. (Josué
24:12)
TRES EVASIVOS…
pasivos internamente
#1 Tortuga…
Las tortugas se protegen con una concha grande y
cóncava que hace difícil que los depredadores la puedan romper. Doblan el
cuello debajo de su espina dorsal o hacia un lado para introducirlo en su
concha. Las tortugas cuentan con extraordinaria visión nocturna, pero durante
el día no pueden ver muy bien porque son daltónicas. Tienen patas cortas y
duras que las han hecho famosas por ser lentas, en parte por sus pesadas
conchas, pero también por su forma de caminar torpe e ineficiente.
—La
palabra tortuga también se usa
para referirse a personas que se dan
a conocer por:
• Ser lentas y aletargadas
• Esconderse “dentro de su concha” cuando se
ven amenazadas
• Perder el tiempo y evadir sus
responsabilidades
En
la Biblia “el lagarto, la lagartija y el camaleón” incluyen a las tortugas (Levítico
11:29–30).
#2 Camaleón…
Los camaleones pueden adoptar diversos colores:
café, verde, azul, amarillo, rojo, negro o blanco, en respuesta a la
temperatura, la luz y su estado de ánimo. Un camaleón tranquilo puede ser
verde, pero cuando se altera puede volverse amarillo. Los camaleones poseen
lenguas largas y delgadas que alcanzan una longitud de dos veces su cuerpo y
sus ojos se mueven independiente el uno del otro, lo cual les permite una
visión aguda y amplia y además perciben las cosas con más profundidad.
—La
palabra camaleón también se usa
con referencia a las personas que se
dan a conocer por:
• Cambiar de opinión y hasta de carácter en
forma superficial, para lograr lo que se proponen
• Cambios rápidos y frecuentes, especialmente
en lo que respecta a su apariencia externa con tal de “ser parte del grupo”
• Mezclarse con diversos grupos y reflejar su
forma de vestir, su comportamiento y las creencias de ese grupo cuando están en
él
La
Biblia dice: “Y tendréis por inmundos a estos animales… el camaleón”. (Levítico 11:29–30)
#3 Comadreja…
La comadreja tiene la reputación de ser un animal
astuto y engañador, especialmente cuando lleva a cabo su “danza hipnótica”
frente a su presa. Estos animales pequeños y peludos pueden dar giros y
enterrarse en pequeños hoyos dentro de la tierra. Producen un líquido espeso,
aceitoso y penetrante llamado “musk” que sirve para marcar su territorio y
defenderse.
—La
palabra comadreja también se usa
para denotar a las personas que son
conocidas por:
• Actuar de manera engañosa, inescrupulosa y
deshonesta
• Usar palabras “engañosas” y por ser
evasivos o hipócritas
• “Esconderse” para evadir o escaparse de una
situación
La
Biblia dice: “Y tendréis por inmundos a estos animales… la comadreja” (Levítico 11:29).
II. Formas características y disfuncionales de
enfrentar los conflictos
Se trataba de la clásica rivalidad entre hermanos,
excepto que se originó desde el vientre de la madre. Rebeca sintió más que unas
simples pataditas de los hijos que había en su vientre, se trataba de una
batalla campal. El Señor lo explicó así: “Dos
naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el
un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor”
(Génesis 25:23).
El día del alumbramiento, Esaú nació primero y fue
un niño moreno y cubierto de pelo. Jacobo vino después pero su mano venía
agarrada al tobillo de su hermano, denotando desde ese momento que él usurparía
su lugar. El nombre Jacob significa “toma por el tobillo” o “engañador”.
Estos dos hermanos no podían haber sido más
diferentes el uno del otro. Esaú era un cazador diestro, el clásico hombre de
campo, que gusta de andar al aire libre, mientras que Jacob era reservado y
prefería permanecer dentro de su casa y cocinar. Esaú era confiado y
despreocupado; Jacob era frío y calculador, tal como se manifiesta en el
incidente del potaje de lentejas. Esaú estaba exhausto de un día de trabajo en
el campo y quería un poco de la comida que Jacob había preparado. Su hermano le
compartió la comida, pero sólo después de obligar a su hermano Esaú a venderle
su derecho a la primogenitura (Génesis 25:31).
Después de un tiempo, Jacob también engañó a su
anciano padre, Isaac diciéndole que él era Esaú y así obtuvo la tan codiciada
bendición del primogénito. Ese engaño hizo que Esaú profiriera amenazas de
muerte en su contra.
A. ¿Qué palabras se usan cuando hay conflictos?
Conflictos, suceden hasta en las mejores familias.
Dos siervos de Dios prominentes en los primeros días de la Iglesia, Pablo y
Bernabé, tuvieron “tal desacuerdo entre
ellos” (Hechos 15:39), que se
separaron el uno del otro. La causa de su desacuerdo fue que Bernabé quería que
su primo Juan Marcos visitara con ellos nuevamente las ciudades en las que
habían ministrado.
Pablo no estaba de acuerdo, pues Juan Marcos había
desertado en el viaje misionero anterior. Juan Marcos había recuperado la
confianza de Bernabé, pero no así la de Pablo. Sus diferencias se resolvieron
cuando dos equipos emprendieron viajes misioneros separados: uno hacia Chipre
comandado por Bernabé y su primo, y el otro a Siria y Cilicia con Pablo y Silas
al frente.
“Os
ruego… que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo
parecer”.
(1
Corintios 1:10)
¿Quiénes son
los que atacan y quiénes son los esquivos?
• Siete acusaciones falsas de los atacantes
—“Nunca cambiarás”.
—“Siempre estás en mi
contra”.
—“Sólo es cuestión de
tiempo, algún día me rechazarás”.
—“Jamás puedo confiar en
ti”.
—“Has fallado muchas veces,
eres un fracasado”.
—“No hay esperanza para
ti”.
—“Tú tienes toda la culpa
si falla esta relación”.
• Siete expectativas falsas de los evasivos
—“No deberías provocar conflictos en esta relación”.
—“Si de verdad me amaras, deberías ver las cosas como yo
las veo”.
—“Si de verdad eres fiel, siempre harás las cosas a mi
manera”.
—“Nunca debes enojarte conmigo porque no podría
soportarlo”.
—“Debes depender de mí para satisfacer todas tus
necesidades”.
—“Debes depender de mí para ser feliz”.
—“Siempre vas a necesitar de mí para sentirte seguro”.
B. ¿Cómo son los atacantes y los evasivos?
A una edad muy temprana cada uno de nosotros
empieza a desarrollar su propio estilo para manejar los conflictos. Su “manera
personal de pelear” se desarrolla a partir de sus instintos naturales, su
personalidad y el ejemplo que vio en su familia. Muchos somos incapaces de
manejar los conflictos porque repetimos los patrones extremosos de nuestra
infancia… que fueron agresivos o evasivos.
Así que se puede hablar de dos diferentes maneras en que enfrentamos los
conflictos: atacando o esquivándolos. Tomando en cuenta las
características de las seis “criaturas” que mencionamos anteriormente, podremos
definir la personalidad de estas dos categorías. El problema con los dos
estilos de manejar los conflictos es que ninguna de las dos estrategias se
apropian de la gracia que está disponible para los hijos de Dios.
“Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna
raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.
(Hebreos
12:15)
Atacantes…
Agresivos externamente
#1 El
lobo o el dictador
(es la persona que tiene todo el poder y toma el
control completo y autocrático)
—Quiere controlar a todos y todo
—Critica las acciones y
motivaciones de los demás
—No escucha ni abre su
mente a otra opinión que no sea la suya
—Hace uso de las críticas
para desanimar a los demás
—Entabla lucha de poderes
Mensaje: “¡Ríndete o
te ataco!”
Meta: Sentirse
poderoso
“Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces”. (Mateo 7:15)
#2 La
serpiente o el murmurador
(es la persona que dice cosas terribles de otro a
sus espaldas)
—Habla mal de la persona cuando no lo ve
—Critica y desprecia
—Inicia rumores falsos
—Finge no haber hecho nada
malo
—Busca aliados
Mensaje: “No te metas
conmigo o te pesará”.
Meta: Sentirse
superior a los demás
“¡Generación
de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia
del corazón habla la boca”. (Mateo 12:34)
#3 El
tábano o el que busca errores
(es quien siempre busca errores en los demás,
critica, es vano y de todo se queja)
—Se queja muy seguido
—Comenta cosas negativas
acerca de todo
—Culpa a los demás
—Provoca desacuerdos
—Se deleita en el
sufrimiento
Mensaje: “No me
provoques o ¡diré lo que sé de ti!”
Meta: Sentirse
importante
“La
boca del necio es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su
alma”. (Proverbios 18:7)
Evasivos…
Pasivos internamente
#1 La
tortuga o el huidizo
(es el que huye de las dificultades, del peligro o
de los desacuerdos)
—Se hace el tonto
—Responde con monosílabos
—Se aparta
—Guarda secretos
—Hace sentir culpable al
otro cuando éste hace preguntas
Mensaje: “No te
enfrentes conmigo porque no te conviene”.
Meta: Sentirse seguro
“El
testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras”. (Proverbios 14:25)
#2 El
camaleón o el adaptable
(es la persona que está enredada con otra porque
está en deuda por un favor o servicio que le hicieron)
—Indeciso
—Actúa como inocente
—Súper amable y agradable
—No se compromete
—Minimiza las diferencias
Mensaje: “Soy amable
contigo, así que tienes que corresponderme”.
Meta: Sentirse
aceptado
“El
temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”. (Proverbios 29:25)
#3 La
comadreja o el ambiguo
(es quien tuerce el significado de las cosas, es
huidizo, engañoso y usa trucos)
—Listo para defenderse
—Evita los temas cara a
cara
—Tuerce o cambia la verdad
—Culpa a otros
—Evita hacer declaraciones
personales
Mensaje: “No
permitiré que me acorralen”.
Meta: Sentirse
confiado
“El
perverso de corazón nunca hallará el bien, y el que revuelve con su lengua
caerá en el mal”. (Proverbios 17:20)
C. En la Biblia ¿quién ejemplifica cada estilo al
manejar los conflictos?
Cuando el lector más novato de la Biblia lee sus
narrativas, se da cuenta de que los conflictos se han dado desde el principio
de la historia humana y se han hecho famosos. Por ejemplo, Abraham mintió en
dos ocasiones acerca de su relación con su esposa Sara. La hizo pasar por su
hermana porque temía que los reyes lo mataran para quedarse con ella pues era
de una belleza extraordinaria. Ese temor hizo que Abraham actuara como tortuga
y se escondiera en su caparazón.
Otro hombre evasivo fue un nieto de Abraham,
Jacob. Este quería obtener la primogenitura que le correspondía a su hermano
gemelo mayor. En vez de decir la verdad, Jacob el engañador mintió, calumnió y
se salió con la suya cuando entró a la presencia de su padre y obtuvo su
bendición. Jacob fue una comadreja ¡de primer orden!
¿Qué tipo de atacante
o evasor es cada una de las
siguientes personas? (Puede ser que en el momento la persona no tenga conflicto
alguno, pero más adelante estallará uno mayor). Analice e identifique los
estilos negativos de tratar los conflictos de los siguientes personajes.
(Pista: Lea primero el pasaje bíblico.
Luego llene los espacios en blanco).
• Relación
#1—Entre la serpiente, Adán y Eva
La serpiente: Es atacante, una serpiente.… ¡Hace el papel
de sí mismo!
“Pero
la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer [Eva]: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis
de todo árbol del huerto?”. (Génesis 3:1)
Adán: Es evasivo,
una comadreja… Trató de salir de la escena al no aceptar su responsabilidad por
haber tomado una decisión errónea y ¡culpó a Eva!
“Y
el hombre [Adán] respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12)
Eva:
“Entonces
Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La
serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3:13)
• Relación
#2—Caín y Abel
Caín:
“Y
dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos
en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató”. (Génesis 4:8)
• Relación
#3—Entre los filisteos, Dalila y Sansón
Los filisteos:
“Y
vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e
infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que
lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de
plata”. (Jueces 16:5)
Dalila:
“Y
ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me
has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran
fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e
importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia”. (Jueces 16:15–16)
Sansón:
“Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo:
Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de
mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré
como todos los hombres”. (Jueces 16:17)
• Relación
#4—El rey Saúl y David
El rey Saúl:
“Aconteció
al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba
en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl
la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la
pared. Pero David lo evadió dos veces”.
(1 Samuel 18:10–11)
• Relación
#5—El rey David y Betsabé
El rey David:
“Así
ha dicho Jehová, Dios de Israel.… ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de
Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y
tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de
Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto
me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer”.
(2 Samuel 12:7, 9–10)
• Relación
#6—Los fariseos y Jesús
Fariseos:
“Entonces
habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo.… Mas ¡ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante
de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están
entrando.… ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la
condenación del infierno?”. (Mateo 23:1,
13, 33)
• Relación
#7—Pilato y Jesús
Pilato:
“Entonces
Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber
que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos
días también estaba en Jerusalén”. (Lucas 23:6–7)
• Relación
#8—Judas y Jesús
Judas:
“Judas
Iscariote… dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le
asignaron treinta piezas de plata”. (Mateo 26:14–15)
• Relación
#9—Marta y Jesús
Marta:
“Pero
Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te
da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. (Lucas 10:40)
• Relación
#10—Pedro y Jesús
Pedro:
“Pedro
estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú
también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo:
No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que
estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez
con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí
estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun
tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No
conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo”. (Mateo
26:69–74)
(Nota: Si tiene dudas, puede encontrar las respuestas al final de esta
clave bíblica).
III. Causas de los conflictos
Si tomamos a dos o más personas y las ponemos
juntas, tendremos un cóctel de personalidades, prioridades, percepciones y
preferencias… que es la tierra fértil para producir conflictos. Así que a menudo el resultado son acusaciones hechas
con el dedo levantado en vez de darse la mano en señal de acuerdo. Las palabras
de bendición pueden convertirse en palabras de amargura entre las personas.
La primera familia que Dios creó tuvo conflictos.
Los hubo entre Adán y Eva, entre sus hijos y hasta el día de hoy los conflictos
se hacen patentes en todos los hogares, lugares de trabajo, iglesias y entre
países. ¿Quién no ha querido en alguna ocasión levantar sus manos al cielo y
decir: por qué no podemos llevarnos bien? Pues
bien, sí podemos, con la fortaleza de Dios y a través de nuestra obediencia
a él. La palabra de Dios nos da principios que nos ayudan a obtener resultados
sobrenaturales como la reconciliación y la solución de problemas, en una sala
de conferencias y hasta en el dormitorio de un hogar.
“Por
lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.
(1
Tesalonicenses 5:11)
A. ¿Por qué algunas personas son atacantes y otras
evasivas?
Todos los tienen… nadie los quiere… ¡nadie puede
evitarlo! ¿Qué es eso? El común
denominador de todos nosotros son los conflictos.
Pero, ¿de dónde provienen? La gente es lo que es y hace lo que hace por una
serie de factores.
• Temperamento
natural y tipo de personalidad
—Cada persona nace con una inclinación
natural a ser extrovertida o reservada, complaciente o desafiante, agresiva o
pasiva.
—Las características de su
temperamento y personalidad pueden ser ventajosas o no dependiendo de su
motivación para usarlas de manera productiva y resolver conflictos. También
pueden ser destructivas y hacer surgir los problemas.
“No
que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros
mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. (2 Corintios 3:5)
• Experiencias
en la niñez
—Todos fuimos influenciados profundamente
por las relaciones familiares, las palabras que escuchamos y los
comportamientos que vimos y que nos comunicaron “quiénes somos”, “qué cosas
hacemos” y cómo hemos de reaccionar ante los conflictos.
—Podemos cambiar lo que
asumimos y adoptamos acerca de nosotros mismos y acerca de cómo resolver los
problemas que influyen en nosotros en la actualidad si aprendemos a identificar
los mensajes que recibimos cuando estábamos creciendo en el seno de nuestra
familia. Debemos discernir si nos son útiles o dañinos.
“Escojamos
para nosotros el juicio, conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno”. (Job 34:4)
• Factores
físicos
—Nacimos con ciertas características
físicas como la química cerebral que afecta la manera en que respondemos a la
corriente de adrenalina que experimentamos en tiempos de conflicto.
—Podemos acudir a un médico
para que nos practique un examen completo. Cuando se encuentra en medio de un
conflicto, quizás querrá que evalúen la química de su cerebro. ¿Sabía usted que
puede aprender maneras de cambiar la química de su cerebro si esto le está
provocando problemas al enfrentar lo conflictos?
“Envió
su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. (Salmos
107:20)
• Comportamientos
aprendidos
—Quizás aprendió patrones no intencionales de cómo reaccionar ante
los conflictos siguiendo el ejemplo de las personas importantes en su vida.
Quizá ha imitado su ejemplo inconcientemente a la hora de que atacaban o
evitaban los problemas.
—Usted puede desaprender intencionalmente esos patrones de
conducta decidiendo aprender nuevos comportamientos e imitar el ejemplo de
personas que aceptan los conflictos como parte de la vida y que hallan maneras
productivas para resolverlos.
“Oirá
el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo”. (Proverbios 1:5)
B. ¿Cuáles son las necesidades no satisfechas de
atacantes y evasores?
Todos fuimos creados por Dios con tres necesidades
internas de amor, de reconocimiento y de seguridad. Estas necesidades se pueden
traducir en la necesidad de sentirse escuchado y comprendido; animado y en paz,
sentirse afirmado y aceptado; confiado y con valor. O bien, esas necesidades
pueden traducirse negativamente en una necesidad de sentirse superior. Las
necesidades no satisfechas pueden ser la fuerza motora detrás de cómo actuamos
cuando enfrentamos los conflictos. Por supuesto, el reto es encontrar maneras
de satisfacer nuestras necesidades por medios legítimos y eso lo lograremos
solamente a través de una relación personal e íntima con Jesucristo.
“Como
todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por
su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria
y excelencia”.
(2
Pedro 1:3)
Los atacantes
se sienten insignificantes
• Lobos… tienen como meta sentirse poderosos.
—Los niños que crecen sintiéndose de poco
valor dentro de su familia a menudo se sienten impelidos a actuar para
satisfacer su necesidad de ser reconocidos. Esta motivación puede convertirse
en una búsqueda destructiva para satisfacer esta necesidad.
—Los niños que se sienten
desvalidos pueden desarrollar tácticas agresivas para dominar a los demás. Los
niños se convierten en lobos y se
enzarzan en una competencia feroz para sentirse “ganadores”… Se vuelven
dictatoriales para sentirse poderosos. Así es como satisfacen su necesidad de
sentirse reconocidos… por un tiempo.
• Serpientes… tienen la meta de
sentirse superiores.
—Los niños que crecen en medio de un
ambiente en el que continuamente se les “hace a un lado” y son el blanco de
comentarios que los minimizan, pueden desarrollar la necesidad de superar esos
sentimientos de inferioridad.
—Los niños que se sienten
inferiores pueden volverse murmuradores. Esos niños se convierten en serpientes y riegan rumores ponzoñosos para
sentirse superiores a los demás… por un tiempo.
• Tábanos… tienen como meta sentirse importantes.
—Los niños que crecen en el ambiente en el
que a los niños “se les ve pero no se les escucha” o en el que no se toman en
cuenta sus opiniones y sentimientos, pueden volverse personas que necesitan ser
valoradas… para que se les escuche y se les comprenda.
—Los niños que sienten que
no se les valora desarrollan una actitud negativa. A menudo se quejan para
obtener la atención de los demás y se convierten en tábanos que fuerzan a los demás a que los hagan sentirse lo
suficientemente importantes como para que los escuchen y comprendan… al menos
por un tiempo.
Los evasores se
sienten inseguros
• Las tortugas tienen la meta de
sentirse seguras.
—Los niños que crecen en hogares donde se
da rienda suelta a la ira y no se resuelven los conflictos, o donde suceden
pocas cosas positivas, se convertirán en personas que necesitan mucha paz.
—Los niños que no se
sienten “seguros” a menudo hacen de la seguridad su meta en la vida y buscan
protegerse del “peligro”. Al interiorizar las cosas y apartarse emocionalmente
de los demás, los niños se vuelven tortugas
para sentirse seguros… por un tiempo.
• Los camaleones tienen como meta ser aceptados.
—Los niños que crecen en medio de críticas
y comentarios negativos de parte de los adultos que son importantes para ellos
y que no reciben palabras de encomio y alabanza, a menudo su fuerza motora es
la necesidad de sentirse aceptados por los demás
—Los niños que carecen de
aceptación pueden convertirse en personas que siempre quieren agradar a los
demás. Harán lo que sea necesario para hacer y mantener felices a la gente con
tal de que no los critiquen, rechacen o abandonen. Esos niños se vuelven camaleones para sentirse aceptados… temporalmente.
• Las comadrejas tienen como meta
sentirse confiadas.
—Los niños que crecen con padres
sobreprotectores y controladores y que no tienen límites definidos o que no son
responsables de sus acciones, generalmente se vuelven personas motivadas que
buscan encontrar la confianza en sí mismos.
—Los niños que carecen de
valor para tomar sus propias decisiones, se dan cuenta de que si se vuelven
introvertidos y evasivos en vez de ser honestos y directos, podrán mantenerse
“fuera de problemas”. Esto los convierte en comadrejas
y obtienen un sentido de confianza y valor… por un tiempo.
“Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús”.
(Filipenses
4:19)
C. ¿Qué provoca los peores conflictos?
Tener conflictos con la gente es un problema, pero
tenerlos con Dios es otro muy diferente. ¿Por qué el conflicto con Dios es el peor de todos? ¿Puede imaginarse todas
las partes de un reloj negándose a funcionar como fueron diseñadas por el
relojero? ¿Qué pasaría si las manecillas del reloj quisieran ir en dirección
contraria? El reloj sería inútil. Nosotros no somos inútiles, pero nos
parecemos a ese reloj. Cuando el Señor nos creó, tenía un plan para cada uno de
nosotros. Pero cuando nos rehusamos a someter nuestra voluntad a la suya, nos
perdemos del plan y propósito para el cual nos creó. Eso significa que estamos
en conflicto con él, precisamente con el que nos ama y nos creó. Dios quiere
tener una relación personal con cada uno de nosotros. Sólo entonces podrá
cumplir su propósito en nosotros. El Señor declara:
“Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)
Cómo resolver
el conflicto con dios
Hay cuatro
verdades que necesita saber para lograrlo.
#1 Su
problema. Usted (como todo el mundo) ha
decidido pecar.
Todos hemos decidido
hacer lo malo, todos hemos pecado, nadie es perfecto. Cada vez que elegimos
seguir nuestro propio camino, y no el de Dios, entramos en conflicto con él. La
Biblia dice que todos “hemos pecado”.
“Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. (Isaías
53:6)
#2 Su
posición: Su pecado lo separa de Dios.
Dios no peca (su naturaleza es perfecta), así que
nuestro pecado nos crea un conflicto con Dios. Ese conflicto espiritual merece
una paga o una consecuencia. La Biblia dice que la consecuencia de nuestro pecado
es estar separados de la presencia de Dios. Esta separación se llama muerte espiritual.
“Pero
vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios… la paga
del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
Señor nuestro”. (Isaías 59:2; Romanos 6:23)
#3 Su
provisión: Dios proveyó un camino para
que usted no tenga que pagar la consecuencia de la muerte espiritual.
El pecado es grave porque nos separa de Dios. Él
es justo y no puede ignorar el mal que hemos hecho. Pero también es amor y no
quiere que estemos separados de él. Esto presenta un dilema. El Señor tiene que
castigar el pecado, pero no quiere que muramos y estemos eternamente separados
de él. Por eso envió a su Hijo único, Jesús, para que viniera a la tierra a
morir en la cruz por nuestros pecados. Jesús decidió pagar por nuestros pecados. Nosotros debíamos morir, pero
él lo hizo en nuestro lugar.
“Mas
Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
murió por nosotros”. (Romanos 5:8)
#4 Su parte:
Usted puede pasar de la muerte a la vida
espiritual en este momento y experimentar la paz de Dios.
Usted debe procurar el perdón de Dios a la manera
de Dios. Necesita confiar en que Jesucristo murió en sustitución de usted y
debe pedirle que entre a su vida y tome el control. Este es el plan aceptable
de Dios. Jesús dijo:
“Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)
Cuando cree y confía solamente en que Jesús pagó
por sus pecados y somete su voluntad a la de él, él le perdona todos sus
pecados. Y cuando es perdonado, no sólo está limpio de todos sus pecados
(pasados, presentes y futuros), sino también tiene paz con Dios y está a salvo
del conflicto con él. La Biblia dice:
“Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por
él”. (Juan 3:16–17)
Si quiere tener paz con Dios y ya no estar más en
conflicto con él, puede decírselo con una oración simple, pero de todo corazón.
Mi oración para
obtener paz con dios
“Señor Jesús, te necesito. Reconozco
que he pecado. Entiendo que el castigo por mi pecado es la muerte, es decir,
estar separado espiritualmente de ti. Pero tu plan es salvarme por el amor que
me tienes. Creo lo que dices en tu palabra de que enviaste a Jesucristo a pagar
por mis pecados y a morir en mi lugar. Jesús, gracias por morir en la cruz por
mis pecados y por recibir el castigo que yo merecía. En este momento te pido
que entres a mi vida y seas mi Señor y Salvador. Toma el control de mi vida y
hazme la persona que tú quieres que sea. Gracias por tu amor incondicional. Y
gracias por la paz que me das. En tu nombre. Amén.”
Si hizo esta oración con sinceridad, Dios dice
que:
“Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses
4:7)
D. La raíz del conflicto negativo
El conflicto llegó a la vida de Pablo ese día, piedra por piedra.
Sus hermanos judíos eran legalistas y opositores
al evangelio de la gracia e incitaron a una multitud a apedrear a Pablo. Se
trataba de la misma gente que momentos antes habían querido ofrecerle
sacrificios como el dios sanador de un hombre discapacitado. Después del
apedreamiento, arrastraron a Pablo afuera de la ciudad y lo dieron por muerto.
Sin embargo, cuando sus discípulos lo rodearon, él se levantó y entró en la
ciudad de Listra y al siguiente día se fue a Derbe.
Durante el viaje, Pablo y Bernabé reconocieron que
la oposición y el conflicto eran inevitables, así que cuando encontraban
seguidores de Jesús los animaban: “confirmando
los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe… es
necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”
(Hechos 14:22).
La razón por la que todos experimentamos
conflictos se basa en un sistema de creencias falsas. Suponemos que lo que
queremos es lo que necesitamos y que nuestro deber es atacar a quienes se
oponen a que lo logremos. Después de todo, si no protegemos nuestros intereses,
¿quién lo hará? Esta forma de pensar está basada en el temor y nos hace
reaccionar egoístamente a veces y otras atacando o evitando situaciones o
personas amenazadoras.
Creencia falsa: “Temo al conflicto porque me afecta mucho. Para
sentirme seguro o importante debo eliminar el conflicto ya sea dominándolo,
contemporizando con él o evitándolo”.
Creencia correcta:
“No le temo al conflicto porque es un resultado
normal de vivir con distinta gente. Mi seguridad y significancia se basan en mi
identidad en Cristo y su amor y aceptación perfectos de mi persona”.
“En
el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el
amor”. (1 Juan 4:18)
IV. Pasos para encontrar la solución
Dios concedió esta petición a un joven de veinte
años.
“Da,
pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir
entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan
grande?”
(1
Reyes 3:9)
Salomón sabía que la bondad de Dios hacia su padre
David era resultado de la fidelidad de éste evidenciada por sus actitudes y
hechos correctos. Ahora que Salomón era rey, sentía una gran carga sobre sus
hombros pues era el líder y juez del pueblo del Señor. Por lo tanto, aceptó sus
debilidades y se consideró como un niño delante de Dios, reconoció que dependía
de él para recibir la sabiduría necesaria para resolver los conflictos del
pueblo.
La petición de Salomón agradó al Señor porque
pidió sabiduría y discernimiento, pero no sólo le concedió lo que pidió,
también le dio riquezas, honra y la promesa de larga vida si obedecía al Señor.
Muy pronto, Salomón necesitó echar mano de su
sabiduría cuando dos prostitutas acudieron a él:
“En
aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de
él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma
casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día
después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras
juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una
noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó
a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y
lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto…Entonces la otra mujer
dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a
decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante
del rey”. (1 Reyes 3:16–22)
A. Versículo clave para memorizar
“Así que, sigamos lo que contribuye a la
paz y a la mutua edificación”.
(Romanos 14:19)
B. Pasaje clave para leer y meditar
Siete
principios para enfrentar el conflicto
Filemón 1–25
#1 Humildad —No aproveche que tiene un
puesto más alto para aprovecharse de los demás. |
vs. 8–9 |
#2 Integridad— Sea completamente honesto
acerca del problema. |
vs. 10–11 |
#3 Vulnerabilidad— Comparta lo que
siente su corazón. |
vs. 12–13 |
#4 Sumisión— No fuerce las cosas que no
puede controlar. |
v. 14 |
#5 Optimismo— Espere lo mejor del otro. |
v. 14 |
#6 Fe— Recuerde que Dios sigue siendo el
soberano. |
vs. 15–16 |
#7 Exhortación— Elija sus palabras con
cuidado. |
v. 21 |
C. Cómo aplicar seis preguntas para resolver
conflictos
1. ¿Quién? ¿Quién está involucrado en este
conflicto?
—Diga los nombres de los que están
involucrados en el conflicto.
—Haga una lista de quiénes
podrían ayudar a solucionarlo.
2. ¿Qué? ¿Cuál es su meta?
—Escriba lo que quiere lograr.
—Sea claro, ¿esta meta es
inmediata o de largo plazo?
3. ¿Por qué? ¿Por qué quiere lograr eso?
—Haga una lista de razones para hacer lo
que va a hacer.
—Haga una lista de lo que
sucedería si no lo hace.
4. ¿Dónde? ¿Dónde se llevará a cabo?
—Evalúe dónde cree usted que podría
resolver el conflicto.
—Evalúe si podría hacerlo
en otro lugar.
5. ¿Cuándo? ¿Cuándo piensa hacerlo?
—Establezca un calendario, de principio a
fin.
—Formule metas mensurables
y de corto plazo.
6. ¿Cómo? ¿Cómo quiere que se realice?
—Haga una lista de la forma y
procedimientos que deben realizarse.
—Haga una lista de los
lineamientos necesarios para lograr esa meta.
“Los
pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de
consejeros se afirman”.
(Proverbios
15:22)
D. ¿Cómo responder cuando los demás lo critican?
La naturaleza humana nos incita a responder a las
ofensas “ojo por ojo”, insulto por insulto, agresión por agresión Uno de los
desafíos más claros de Cristo es no devolver “ojo por ojo”, sino responder en
el Espíritu. Cuando se está controlado por el Espíritu y no por las situaciones
circundantes, el ser humano no reacciona de manera natural. Cuando respondemos controlados por el Espíritu
se vuelve natural devolver bien por mal en nuestra nueva naturaleza, la
cual recibimos en el momento de la salvación. Sin duda alguna, devolver mal por
mal es lo natural, pero vencer el mal con el bien es la obra sobrenatural de la
naturaleza y mente de Cristo en nosotros.
“No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.
(Romanos
12:21)
• Discierna
la verdad de las críticas de los demás.
Ore así:
“Señor, ayúdame a no aceptar como verdaderas todas
las críticas, ni a rechazarlas como mentiras. Permíteme discernir lo falso y lo
verdadero. Pon un cerco protector en mi mente para rechazar todo lo falso.
Ayúdame a aceptar la crítica constructiva para que liberes mi vida y me
transformes”.
“El
sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber”.
(Proverbios 16:21)
• Esté
abierto a la verdad que le están señalando cuando lo critiquen.
Ore así:
“Señor, si hay algo de verdad en esa crítica en mi
contra, por favor convence mi corazón para que confiese y coopere contigo y
haga los cambios necesarios”.
“La
reprensión aprovecha al entendido, más que cien azotes al necio”. (Proverbios 17:10)
• Esté
dispuesto a tomar en cuenta las críticas. Si son ciertas, Dios está usando
a esa persona para llamar su atención.
Ore así:
“Señor, acepto esta crítica como el medio por el
cual tú quieres enseñarme algo que debo saber. Por favor, muéstrame qué es lo
que quieres que aprenda por medio de esta crítica”.
“El
camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es
sabio”. (Proverbios 12:15)
• Esté
disponible para aceptar las críticas sin ponerse a la defensiva.
—Acepte cualquier verdad en la crítica.
—Acepte que ha cometido un
error.
—Pida que lo corrijan.
Ore así:
“Señor, entiendo que cometí (defina la ofensa). Reconozco que cometí un error. Por favor, sigue
usando a los demás para corregirme cuando me desvíe de actitudes y hecho
correctos. Por favor, continúa transformándome más y más en semejanza al
carácter de Cristo”.
“El
escarnecedor no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios”. (Proverbios 15:12)
• Tome la
decisión de hablar bien de su crítico.
Ore así:
“Señor, someto mi lengua a ti. Te pido que pongas
guarda sobre mi boca para que hable la verdad en amor con (nombre) y que siempre hable bien de (nombre) con los demás. Me comprometo a enfocarme en lo bueno que
hay en (nombre) y no en lo negativo”.
“Bendecid
a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis”. (Romanos
12:14)
• Sea
dependiente de la perspectiva de Dios para determinar su valor, no dependa de
la opinión de los demás.
Ore así:
“Señor, gracias porque tú ya estableciste mi valor
al morir por mí y al adoptarme en tu familia. No voy a vivir buscando la
aprobación de los demás porque cuento con tu aprobación y es todo lo que
necesito. Gracias por amarme”.
“Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los
hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. (Gálatas 1:10)
E. El qué, por qué y cómo de los límites
Los límites son demarcaciones establecidas, son líneas que no se deben cruzar. Cuando alguien se
extralimita debe haber repercusiones.
Si se respeta el límite, el resultado debe ser la recompensa. Cuando los padres establecen límites, los hijos deciden
extralimitarse o quedarse dentro de ellos. Eso significa que los niños y no los
padres son los que deciden entre repercusiones y recompensas. Lo mismo sucede cuando los adultos fijan límites entre
ellos, entre conocidos, amigos o cónyuges. Este principio queda demostrado
claramente cuando Dios estableció límites
para Adán y Eva. Cuando decidieron
extralimitarse, eligieron la consecuencia de su pecado… ellos decidieron recibir las repercusiones.
“Y
al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol
de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”.
(Génesis
3:17)
Los límites son…
• Los que establecen una frontera (una
delimitación)
• Darse cuenta de que estamos separados el
uno del otro
• La base de nuestra identidad personal
Los límites comunican…
• Lo que somos y lo
que no somos
• Lo que elegimos y lo
que no elegimos
• Lo que soportaremos y lo
que no soportaremos
• Lo que sentimos y lo
que no sentimos
• Lo que nos gusta y lo
que no nos gusta
• Lo que queremos y lo
que no queremos
Los límites son de ayuda…
Jesús dijo: no
he venido para traer paz, sino espada” (Mateo
10:34). Jesús comunicó con claridad que debemos intentar resolver
los problemas desde su raíz. El dijo: “la
verdad os hará libres” (Juan 8:32).
En ciertos momentos la espada de la verdad es necesaria para vivir en
integridad y hacer los cambios necesarios. Cuando hace lo correcto ante sus
ojos, Jesús le dará una paz sobrenatural. Aunque no todo lo que le rodea es
paz, él puede darle…
“La
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”.
(Filipenses
4:7)
Cómo establecer
límites
#1 Sí…comunique con claridad sus
expectativas.
—Colóquese en la línea de la visión de la
otra persona.
—Antes que surja cualquier
problema, describa con detalle lo que espera de esa persona y de su relación
con ella
—Haga un acuerdo y pídale
que repita lo que ha entendido de sus expectativas
—Cuando llegue el momento
de respetar el acuerdo, hágale un recordatorio con amabilidad.
Ejemplo de un padre a su hijo:
No diga:
“¿No crees que ya es hora de que te vayas a
dormir?”
Diga:
“Recuerda que acordamos que la hora de ir a dormir
es a las 8:30. Ya son las 8:20; así qué, ¿qué necesitas hacer en este momento?”
Ejemplo de un adulto a otro:
No diga:
“Ya es hora de que llegues a casa para que no se
haga tarde para cenar”.
Diga:
“Sólo te llamo para que sepas que estaré lista
para servir la cena a las seis de la tarde como quedamos. Si no has llegado a
las 6:20 o no me llamas, los niños y yo vamos a cenar para que puedan empezar a
hacer sus tareas”.
“Pero
sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no”. (Mateo 5:37)
#2 Sí…
Establezca cuáles serán las repercusiones negativas al romper un acuerdo.
—Para establecer repercusiones efectivas,
sepa qué tendrá impacto.
—Si fuera posible, elija
una repercusión adecuada al comportamiento ofensivo.
—Comunique con claridad
cuál será la repercusión
—Antes del problema,
póngase de acuerdo con la persona en cuanto a la repercusión.
—Permita que la persona
experimente la repercusión si no
cumple con el acuerdo.
Ejemplo de un padre a su hijo:
Tomás tiene diez años y vive en una calle muy
transitada. Le gusta andar en bicicleta con su amigo que vive enfrente, pero
sabe que no debe cruzar la calle sin la supervisión de un adulto. Si Tomás
desobedece, la repercusión será que no podrá andar en su bicicleta al día
siguiente.
Ejemplo de dos adultos:
Paco y Juana han acordado que él saldrá del
trabajo a tiempo para recogerla en su casa a las seis en punto para cenar con
sus amigos en un restaurante al otro lado de la ciudad. El acuerdo es que Paco
recogerá a Juana a tiempo ya que han hecho reservaciones y no pueden llegar
tarde. Si Paco rompe el acuerdo y llega tarde, la repercusión será que Juana se irá al restaurante sin él aunque a él
no le guste que vayan separados.
“Es
verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido
ejercitados”. (Hebreos 12:11)
F. Una receta para solucionar conflictos
Cuando la vida le envíe limones… ¡haga limonada!
Si mezcla los ingredientes adecuados, la misma transformación puede tomar lugar
en su relación con un ser amado. Practique la siguiente receta y pruebe la
dulzura de resolver las diferencias dolorosas.
“Panal
de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos”.
(Proverbios
16:24)
Confronte… El
exprimidor le saca todo el jugo al limón. Planee un tiempo para reunirse con su
ofensor para exprimir todo el jugo del limón.
Cuando uno de los dos se siente agrio (adolorido,
frustrado o tratado injustamente), no se aferre a ello.
Comunique sus sentimientos… Exprese su enojo o cualquier necesidad que no ha sido satisfecha
exprimiendo la verdad de manera amorosa y sin acusaciones.
• Comparta su problema utilizando oraciones
que incluyan el pronombre “Yo”.
—“Me siento traicionado.
¿Podrías escucharme?”
• Describa solamente las palabras hirientes o
el comportamiento negativo, sin criticar.
• No acuse, no minimice, no ponga apodos ni
critique.
“Hay
hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios
es medicina”. (Proverbios 12:18)
“Plata
escogida es la lengua del justo.… Los labios del justo apacientan a muchos, mas
los necios mueren por falta de entendimiento”. (Proverbios
10:20–21)
En contraste, note lo que escribió Pablo:
“Sino
que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,
esto es, Cristo.… Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo”. (Efesios 4:15, 26)
Cumpla… El que
escucha es como la jarra que recibe todo el jugo.
La persona a la que está confrontando indica su voluntad
de escuchar (recibir la reprensión sin enojarse o ponerse a la
defensiva) y sinceramente buscará entender el dolor de su interlocutor.
• Responda con la firme voluntad de brindar
su total atención.
—“Sí, te escucho”.
• No interrumpa. Escuche el problema hasta el
final.
• Sobre todo, no se justifique o se vuelva
defensivo.
“Someteos
unos a otros en el temor de Dios”. (Efesios 5:21)
Confirme… El que
escucha llena la jarra con agua pero sin palabras ácidas.
El que escucha ahora debe parafrasear el problema
(repita lo que ha escuchado) sin reaccionar negativamente.
• Afirme lo que se ha dicho.
—“¿Estás diciendo que te
sentiste traicionado anoche cuando no te defendí? ¿Es correcto?”
• No es necesario estar de acuerdo con los
hechos; por lo tanto, no trate de justificar nada.
• Pregunte si ha entendido el problema
correctamente. Si no, trate de entender lo está escuchando y repítalo.
“El
oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará”. (Proverbios 15:31)
Cambie… El que tiene
el conflicto pide azúcar. Si el receptor la da, ¡cambia todo el sabor!
Después de haber comunicado y entendido los
sentimientos, el que tiene el conflicto solicita un cambio de comportamiento.
La disposición a escuchar y cambiar el comportamiento es el ingrediente dulce
que se necesita para desarrollar la cercanía en la relación.
• El que tiene el conflicto hace la petición.
—“Cuando alguien me critica
frente a ti, ¿me podrías apoyar emocionalmente con un cometario a mi favor o
marchándote, o pidiéndole a esa persona que no hable mal de mi cuando no estoy
presente para defenderme?”
• El que escucha identifica maneras posibles
de reaccionar la próxima vez.
• El que escucha está dispuesto a agradar al
otro y se compromete a cambiar.
“No
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los
otros”.
(Filipenses 2:4)
Consuele… El que
escucha mezcla el azúcar con el jugo de limón para que no queden rastros de la acidez
del limón. Después de haber acordado un cambio de comportamiento, el que
escucha debe expresar su tristeza por el dolor del otro y hacerle saber que
aprecia la oportunidad de resolver el problema.
• Tome en cuenta el dolor del otro.
—“Siento mucho haber herido
tus sentimientos y haberte hecho sentir traicionado”.
• Felicítelo por haberse acercado a usted.
• Aprecie el hecho de que le dio la
oportunidad de mejorar la relación y reaccionar en forma diferente la próxima
vez.
“Manzana
de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene”. (Proverbios 25:11)
G. Cómo responder a personas difíciles
La disputa a la que se enfrentó Salomón tenía que
ver con dos bebés, uno muerto y otro vivo, y la contradicción en el testimonio
de las dos madres rameras (1 Reyes 3:22).
¿Cómo podría saber Salomón quién decía la verdad y
quién mentía? No había otro testigo. No había evidencias. No había quien
identificara a los bebés. No había forma de saber qué niño le pertenecía a qué
madre. La situación parecía ser imposible de resolver puesto que cada madre
afirmaba que el bebé vivo era de ella.
La sabiduría y discernimiento por los que el rey
oró se pusieron a prueba y la solución que presentó involucraba al bebé vivo y
a una espada…
“El
rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y
la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el
rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada”.
(1
Reyes 3:23–24)
Los que atacan
quieren recibir reconocimiento
• Lobo Meta: Sentirse poderoso
—Permita que hable sin interrumpir.
—Obtenga su atención
alabándolo.
—Sostenga su propio punto
de vista. (Equipare su fuerza con la de él).
—Evite las discusiones.
—No se menosprecie a sí
mismo.
“Pero
desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas”.
(2 Timoteo 2:23)
• Serpiente Meta: Sentirse superior
—Reconozca que tiene poder para destruir.
—Sorpréndalo en alguna
mentira.
—Llame a alguien que le
ayude a enfrentarlo en privado.
—Espere que niegue lo que
ha hecho.
—No permita que se salga
con la suya en un ataque.
“Por
tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si
te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o
dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los
oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil
y publicano”. (Mateo 18:15–17)
• Tábano Meta: Sentirse valioso
—Aprenda a cortar la conversación
negativa.
—Responda sólo a lo que
tiene importancia.
—Enfrente su sistema de
juegos de poder.
—Anímelo a buscar la
solución.
—No refuerce sus quejas.
“Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)
Los evasivos
quieren sentirse seguros
• Tortugas Meta: Sentirse seguros
—Haga preguntas que no pueden ser
respondidas con sí o no.
—Procure que hable al nivel
de los sentimientos.
—Persevere hasta obtener
una respuesta.
—Sea positivo, no lo
critique.
—No responda por él.
“Según
su sabiduría es alabado el hombre; mas el perverso de corazón será
menospreciado”.
(Proverbios 12:8)
• Camaleones Meta: Sentirse aceptados
—Acepte que puede haber desacuerdos.
—Ayúdele a identificar las
prioridades.
—Descubra sus temores
internos.
—Refuerce sus decisiones.
—No acepte que su sí es un
acuerdo completo.
“La
congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra”.
(Proverbios 12:25)
• Comadrejas Meta: Sentirse
valioso
—Evite acusaciones.
—No se deje llevar hacia
las discusiones.
—Sea fuerte e inamovible.
—Sea perdonador.
—Anímelo consistentemente.
“Antes
bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en
tribulaciones, en necesidades, en angustias… en palabra de verdad, en poder de
Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra”. (2 Corintios 6:4, 7)
H. La senda hacia la solución.
Algunas soluciones a los conflictos no son rápidas
ni fáciles, pero requieren discernimiento y sabiduría sobrenaturales, como en
el caso de las dos rameras que se presentaron ante el rey Salomón.
Las dos mujeres declararon ser la madre del mismo
hijo. ¿Cómo podría el rey saber la verdad? Ese era el dilema para el rey. Era
necesario descubrir la verdad para resolver el conflicto. Para obtenerla,
Salomón pidió una espada. Presentó una solución justa. Cortaría al bebé y a
cada una de las mujeres daría una mitad.
La estrategia del rey funcionó. La verdadera madre
clamó para que el bebé no muriera, sino que le fuera dado a la otra. Por su
lado, la otra estuvo de acuerdo en que la solución del rey era justa de manera
que ninguna de las dos se quedara con el bebé. La verdad sale a la luz y el
veredicto del rey es que se le dé el bebé a su verdadera madre, la que estuvo
dispuesta a renunciar al niño con tal de salvarle la vida.
“En
seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y
la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al
rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor
mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a
ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y
no lo matéis; ella es su madre”.
(1
Reyes 3:25–27)
Cuando esté listo para transitar por el camino de
la solución de un conflicto, recuerde:
• Afirme
su compromiso
—“Estoy comprometido con esta relación”.
—“Estoy comprometido a
reconciliarme, si es posible”.
“Si
es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.
(Romanos 12:18)
• Pida
a Dios por usted mismo en oración.
—“¿Estoy viendo la verdad en este asunto?”
—“Revélame cualquier error
que deba corregir”.
—“Por favor, permite que se
abra el corazón de (nombre)”.
“Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay
en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. (Salmos 139:23–24)
• Prepárese
antes de la reunión.
—Descubra la raíz del conflicto.
—Examine sus expectativas.
—Decídase a llegar a
soluciones positivas.
—Use la “técnica del
emparedado”.
“Escudriñemos
nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”. (Lamentaciones 3:40)
• Proponga
un tiempo para hablar cara a cara.
—“Me preocupa nuestra relación. ¿Es
posible apartar un momento para platicar?”
—“Creo que hay algunos
asuntos pendientes que debemos tratar de resolver positivamente”.
“Solícitos
en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios 4:3)
• Provea
un lugar privado.
—Lejos de la gente
—Lejos de las distracciones
“Por
tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si
te oyere, has ganado a tu hermano”. (Mateo 18:15)
• Propóngase
ser honesto.
—Acepte la responsabilidad de sus
acciones.
—Acepte el punto de vista
del otro.
“El
que habla verdad declara justicia; mas el testigo mentiroso, engaño”. (Proverbios 12:17)
• Permita
que haya perdón total.
—Decida perdonar cualquier ofensa.
—No repase mentalmente las
faltas del otro.
—Permita que Dios restaure
el vínculo de amor.
“Soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas
estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. (Colosenses 3:13–14)
• Prepárese
porque habrá una cosecha en el futuro.
—Tal vez esté sembrando semillas que no
fructificarán sino hasta después.
—El cambio es un proceso.
—¡Lo que sembramos,
cosechamos!
“No
nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos”.
(Gálatas 6:9)
• Presente
el conflicto actual.
—No traiga el pasado a colación.
—Mantenga la conversación
acerca del conflicto presente.
“[El
amor]… no guarda rencor”. (1 Corintios 13:5)
• Promueva
la justicia y objetividad.
—Evite las generalizaciones.
—Mencione tanto lo positivo
como lo negativo.
“No
harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al
grande; con justicia juzgarás a tu prójimo”. (Levítico
19:15)
• Proteja
la privacidad de cada uno.
—No involucre a extraños.
—Controle su lengua cuando
está frente a otras personas.
“El
que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda
todo”.
(Proverbios 11:13)
• Preserve
la individualidad.
—Valore sus diferencias en metas, deseos y
prioridades.
—No demande que piensen
igual que usted.
“Por
eso yo también responderé mi parte; también yo declararé mi juicio”. (Job 32:17)
• Proyecte
apertura y optimismo.
—Exhiba un lenguaje corporal positivo.
—Utilice oraciones usando
el pronombre “yo” y haga buen contacto visual.
“Por
lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”.
(1 Tesalonicenses 5:11)
• Practique
el amor.
—Termine con una expresión adecuada de
amor: un apretón de manos, un abrazo o una palmada en la espalda.
—Exprese su aprecio,
preocupación y amor.
“En
todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia”. (Proverbios 17:17)
I. ¿Por qué tengo que perdonar si el conflicto
no se resuelve?
El perdón no depende de la solución, ni está
basado en los sentimientos. El perdón es una decisión. Una decisión de hacer lo
que Dios ordena. Reconozca que cuando Jesús fue crucificado en la cruz, dijo:
“Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
(Lucas
23:34)
• Él sabía que los hombres no habían
cambiado. Si usted no perdona, una raíz de amargura comenzará a crecer en usted
y las raíces de amargura producen frutos amargos… Usted se volverá una persona
amargada.
Lo más importante de todo es que usted debe
perdonar porque Dios lo manda.
“Soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”.
(Colosenses
3:13)
Cómo manejar
“el gancho”
Imagínese que en este momento que lleva un gancho
colgado a su cuello con las heridas del pasado. Luego imagine todo el dolor que
está pegado a ese gancho por causa de las cosas malas que le han hecho
Pregúntese: ¿Realmente
quisiera llevar este dolor atado a mi cuello por el resto de mi vida? El
Señor quiere que tome todo el dolor del pasado y lo deje en sus manos.
Luego libere al que lo ofendió del gancho
emocional y colóquelo en el de Dios. El Señor sabe cómo tratar con el ofensor.
El declara:
“Mía
es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de
su aflicción está cercano, y lo que les está preparado se apresura”.
(Deuteronomio
32:35)
Oración de
perdón
“Señor Jesús, gracias por preocuparte
por el dolor de mi corazón. Sabes el dolor que he sentido por (lista de todas las ofensas). En este
momento dejo ese dolor en tus manos. Gracias, Señor porque moriste en la cruz
por mí y por perdonarme.
Como un acto de mi voluntad, decido perdonar a (nombre). En este momento, lo quito de
mi gancho emocional y lo coloco en el tuyo. Rechazo todo pensamiento de
venganza. Confío que en tu tiempo y de acuerdo a tu voluntad tú tratarás con él
como consideres conveniente. Y Señor, gracias por darme el poder de perdonar y
ser libre. En tu nombre precioso. Amén”.
J. ¿Cómo seguir perdonando después de un
conflicto grave?
Es posible tener que franquear varios episodios de
perdón. Perdonar una y otra vez es parte del proceso del perdón.
Cuando tratamos de alejar los recuerdos recurrentes de la ofensa, a la larga no
volverán más. El proceso se habrá completado… Habremos ganado la batalla. Jesús
hizo énfasis en la naturaleza repetitiva del perdón cuando dijo:
“Y
si siete veces al día pecare [tu hermano] contra ti, y siete veces al día
volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale”.
(Lucas
17:4)
Cómo
perdonar…otra vez
No permita que los
recuerdos recurrentes entren en su mente. Deténgalos en cuanto aparezcan.
Dígase a sí mismo sin temor: Me niego a
registrar este pensamiento… Me niego a llevar la cuenta.
“[El
amor] no guarda rencor”. (1 Corintios 13:5)
Venza la tentación de
volver a hablar del asunto. Después de una confrontación sincera con el ofensor
en la que se hayan tratado los dos lados del asunto o si el otro se rehúsa a
hablar del problema, deje que el Espíritu Santo haga su obra de convicción. Eclesiastés 3:7 dice:
“Tiempo
de callar, y tiempo de hablar” Ore con base en este pasaje.
“Pon
guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”. (Salmos 141:3)
Repase versículos
bíblicos en su mente. Permita que la perspectiva de Dios cambie la suya. En
tiempo de prueba repita una y otra vez: “El amor cubrirá este mal. Señor,
ayúdame a ser una expresión de tu amor. Que yo pueda reflejar tu amor que cubre
todo mal”.
“El
odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. (Proverbios 10:12)
Entregue la situación
en manos de Dios. Jesús entiende cuánto lo han lastimado. Cuando a él lo
perseguían, Jesús sabía que el Padre celestial juzgaría rectamente, a su manera
y en su tiempo. Y nosotros podemos confiar en lo mismo. La prueba por la que
atraviesa puede amargarlo o hacer de usted una persona mejor. Dígale al Señor:
“Entrego mi corazón en tus manos… confío mi vida a ti. Sé que juzgarás esta
situación con justicia”. Esas palabras se escribieron respecto a Jesús:
“Quien
cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba,
sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. (1 Pedro 2:23)
Interceda a favor de
su enemigo. Dios no le da la opción de orar, es un mandato. Cuando le hayan
hecho algo malo ore así: “Señor, ayúdame a ver a esta persona a través de tus
ojos… Que me interese por ella como tú lo haces…”
“Bendecid
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian”. (Lucas 6:28)
Valore más lo que
puede dar que lo que pueda recibir. Ore para que Dios le ayude a entender el
trasfondo de su ofensor y cómo su dolor ha contribuido a infligirle dolor a
usted. Enfóquese en cómo puede satisfacer algunas de las necesidades internas
del otro, puesto que es más bienaventurado dar que recibir.
“En
todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y
recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que
recibir”. (Hechos 20:35)
Ofrezca la gracia,
misericordia y perdón de Dios. El perdón es una expresión directa de la gracia
y la misericordia divinas. La gracia es recibir lo que no merecemos (el
perdón). La misericordia es no recibir lo que sí merecemos (el castigo). Ore
con frecuencia: “Señor, que mi vida sea una expresión de tu gracia y una
extensión de tu misericordia”.
“El
Señor es muy misericordioso y compasivo”. (Santiago
5:11)
K. Cómo proteger su corazón de la amargura
Después del conflicto, ¿qué evitará que su corazón
tenga un enfoque negativo? Jesús dijo: “Amad
a vuestros enemigos”. ¡Eso es imposible! ¡Irrealizable! ¡No se puede! La
gente no puede amar a sus enemigos… al menos eso es lo que pensamos. Sin
embargo, la palabra griega agape, que
se traduce como “amor” en este pasaje, significa “un compromiso de buscar el
mayor bien de la otra persona”. El “mayor bien” para los que están sinceramente
mal es que sus corazones se vuelvan
sinceramente buenos. ¿Cuál sería el
catalizador más importante para ese cambio? Jesús nos da la respuesta:
“Amad
a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen”.
(Mateo
5:44)
Si usted está pensando: “pero en realidad no son
mis enemigos”, reconozca que cualquier persona que le provoca resentimiento,
amargura u odio, es enemiga de su espíritu. Puesto que Cristo nos manda orar
por nuestros enemigos, los creyentes debemos obedecer ese mandato y no
considerarlo optativo. Orar por nuestros enemigos protege nuestro corazón de la
amargura, por ello deberíamos querer obedecer este mandato de corazón y de
hecho. Una forma de hacerlo es pedir que Dios dé su “fruto espiritual” a
nuestro ofensor. Y ya que estamos dispuestos a “bendecir” a nuestro enemigo, la
Biblia dice que recibiremos bendición.
“No
devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario,
bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición”.
(1
Pedro 3:9)
Cómo orar por
los que nos lastiman
“Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
(Gálatas
5:22–23)
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de amor y entienda por completo tu amor incondicional y al mismo tiempo
pueda amar a los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de gozo para que pueda experimentar tu gozo permanente y que
irradie ese gozo interno hacia los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de paz, tu paz interna y que al mismo tiempo pueda experimentar la paz que
sobrepasa todo entendimiento con los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de paciencia para que pueda experimentar tu paciencia y asimismo
tenga la misma extraordinaria paciencia con los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de benignidad por haber experimentado tu benignidad y así extienda
la benignidad
inmerecida para con los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de bondad por haber experimentado la genuina bondad de Jesús y que
refleje la bondad moral de él ante los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de fe por haber reconocido tu increíble fidelidad y que desee ser
fiel
a ti, a tu palabra y al prójimo.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de mansedumbre por haber experimentado tu mansedumbre y que a su vez
sea manso
con los demás.
• “Señor, te pido que (nombre) sea lleno del fruto
de templanza, la templanza de Cristo y que confíe en ella para ayudarle
a salir de la esclavitud y ser ejemplo para los demás.
En el nombre de Jesús. Amén”.
“Pero
la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable,
benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía”.
(Santiago
3:17)
L. Cómo convertir a los enemigos en amigos
Encuentre la forma de halagarlos.
• Busque y exprese las características
positivas de su enemigo.
• No se enfoque en lo externo como ropa,
cabello o atractivo físico.
• Exprese un cumplido sincero en el momento
apropiado. “He notado (con cuánta eficiencia hablas.… Trabajas… cantas) y es
algo que admiro en ti”.
“La
boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia”. (Salmos 37:30)
Pague bien por mal a sus enemigos.
• Piense y lleve a cabo actos de bondad.
• Comprométase con Dios a no actuar
negativamente como su enemigo.
• No hable mal de su enemigo frente a los
demás.
“No
paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres”.
(Romanos 12:17)
Ore por su enemigo.
• Pida a Dios que le revele las necesidades
de su enemigo.
• Trate de ver desde la perspectiva divina
las diferencias que tiene con su enemigo.
• Comprométase a orar por su enemigo cada vez
que piense en él.
“Así
que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros;
antes os instruiré en el camino bueno y recto”. (1
Samuel 12:23)
Empatice con sus enemigos.
• Aprenda más de los dolores y dificultades
que su enemigo ha sufrido en el pasado.
• Pregúntese qué siente cuando piensa en sus
propios dolores y dificultades.
• Sienta compasión al identificarse con su
enemigo.
“Gozaos
con los que se gozan; llorad con los que lloran”. (Romanos
12:15)
Tenga un corazón perdonador hacia su enemigo.
• Reconozca que sin el amor de Dios usted era
un pecador.
• Imagínese lo que era su vida antes de
convertirse en un verdadero creyente.
• Pida a Dios que le dé disposición para
perdonar como él lo perdonó a usted.
“Y
cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también
vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”. (Marcos 11:25)
Decida amar a sus enemigos.
• Véase a sí mismo como un instrumento del
amor de Dios.
• Busque maneras objetivas de expresar su
amor continuamente.
• Sígase enfocando en “¿qué es lo que más
necesita mi enemigo?” Luego, hágalo.
“No
debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo,
ha cumplido la ley”. (Romanos 13:8)
Procure llenar las necesidades de sus enemigos.
• Procure entender las cosas que le interesan
a su enemigo (como por ejemplo interés por uno de sus seres queridos).
• Procure invitar a su enemigo a un evento
con usted y que a él le gustaría ir.
• Procure llevarle comida a su enemigo cuando
sepa que está enfermo o que ha sufrido la pérdida de un ser querido.
“Así
que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de
beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza”. (Romanos 12:20)
Cuando enfrente un conflicto, el camino
para lograr la paz no es la pasividad. La solución estriba en confrontar lo
malo con un corazón recto.
—June Hunt
Respuestas a
las preguntas:
En la Biblia, ¿quién demuestra qué estilo en
cuanto a resolver conflictos?
Eva: Es evasiva, una comadreja … Trató de evadir su
responsabilidad por su mala decisión culpando a la serpiente.
Caín: Es atacante, un lobo … Se enojó porque Dios lo
rechazó a él y su ofrenda.
Los filisteos: Son atacantes, lobos … Eran depredadores
esperando atacar a su presa.
Dalila: Es atacante, una serpiente … Aceptó un soborno de
parte de los filisteos para atrapar a Sansón
Sansón: Es evasor, un camaleón … Le dijo el secreto de su
fuerza a Dalila para agradarla.
Rey Saúl: Es atacante, un león … Estaba celoso de David.
Rey David: Es evasor, una tortuga … Quiso mantener en
secreto su relación con Betsabé y que Urías no se enterara.
Los fariseos: Son atacantes, serpientes … Querían controlar a
todos con sus leyes. Acusaron a Jesús de blasfemia.
Pilato: Es evasor, un camaleón … El sabía que Jesús era
inocente y aún así lo condenó a muerte porque la multitud insistía en
crucificarlo.
Judas: Es atacante, una serpiente … Traicionó a Jesús
por treinta piezas de plata.
Marta: Es atacante, un tábano … Se quejó con Jesús
respecto a su hermana María.
Pedro: Es evasor, una tortuga … Negó conocer a Jesús.