CONSEJERÍA PREMATRIMONIAL | ¿Está listo para el compromiso?



Consejería prematrimonial

¿Está listo para el compromiso?

por June Hunt

Había una vez un sapo que vivía en un bosque encantado, pero él se sentía miserable porque su destino era permanecer en el estanque lodoso. Finalmente, un día logró que una bella princesa se acercara y lo besara. En un abrir y cerrar de ojos, el infeliz sapo se convirtió en un apuesto príncipe. Después, se casaron y vivieron felices para siempre.

Los niños piensan que el matrimonio es como un cuento de hadas. Sin embargo, si usted lleva un noviazgo serio o está considerando casarse, es tiempo de hacer una distinción entre la fantasía y la realidad. Si usted piensa que el matrimonio suplirá todas sus necesidades o transformará a su cónyuge en un príncipe o princesa, ¡está viviendo una fantasía! La palabra de Dios nos exhorta a ser sabios respecto a las expectativas que tenemos del matrimonio y sabios en cuanto a quién le entregamos nuestro corazón.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23)

I.  Definiciones

¡Quejas, quejas, quejas! ¡Cuántas parejas escogen a sus compañeros demasiado pronto y luego viven el resto de su vida lamentándose! Si desea edificar un fundamento firme para su matrimonio, aprenda lo más que pueda acerca de sí mismo, de su futuro cónyuge y del propósito de Dios para el matrimonio… pero ¡hágalo antes de casarse!

“¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él”.

(Proverbios 29:20)

A. ¿Qué es la consejería prematrimonial?

La consejería prematrimonial es la orientación y guía práctica que se da a una pareja que se está preparando para el matrimonio.

     Los pastores y consejeros proveen guía emocional, financiera y espiritual para preparar a una pareja para el matrimonio.

     Los médicos practican exámenes físicos y pruebas de laboratorio. También dan consejos e información acerca de asuntos genéticos, la relación sexual, el embarazo, y las opciones de control de natalidad.

     Los asesores de boda principalmente orientan en lo que se refiere a la ceremonia y recepción de boda.

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”.

(Proverbios 15:22)

Pregunta: “En vez de organizar una ceremonia nupcial, ¿porqué no mejor me voy con mi novio?

Respuesta: Sin duda, esto nos ahorraría mucho dinero y esfuerzo”.

Una ceremonia de boda, por definición, es un evento sagrado que se lleva a cabo en presencia de aquéllos que nos aman y se preocupan por nosotros. Cuando la pareja repite los votos matrimoniales, se compromete delante de las personas para que la apoyen para guardar ese pacto que se realiza ¡para toda la vida! La ceremonia no tiene que ser grande, complicada o cara.

“Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos”.

(Génesis 31:44)

La consejería prematrimonial es enseñar a una pareja a desarrollar una comunicación abierta y honesta en preparación para el matrimonio.

     Comunicación es compartir y comprenderse mutuamente, tanto verbal como no verbalmente.

     Comunicación es escuchar y responder respetuosamente.

     La comunicación es la disposición de ser honesto y vulnerable.

“La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu”.

(Proverbios 15:4)

Pregunta: “¿Cómo puedo estar 100 por ciento segura de que la persona con quien me casaré cumplirá su compromiso conmigo?”

Respuesta: Usted no puede estar 100 por ciento seguro acerca del compromiso de otra persona, pero sí puede comprometerse al 100 por ciento a su matrimonio y permanecer 100 por ciento comprometido con su cónyuge. El deseo divino de acuerdo a su palabra revelada es:

“…siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer [esposo] de vuestra juventud”. (Malaquías 2:14–15)

B.  Preparación para el matrimonio

Una pareja necesita comprenderse el uno al otro así como las expectativas y deseos que cada uno tiene del otro. La preparación para el matrimonio es un ejercicio excelente para abrir la puerta a una comunicación significativa. Ambos deben completar cada una de las siguientes oraciones por escrito y luego platicar acerca de cada punto.

     Mi definición personal de amor es…

     Mi razón para casarme es…

     Mi forma de manejar el conflicto es…

     Mi forma de manejar la ira es…

     Mi preferencia para pasar el tiempo es…

     Mi concepto del rol y responsabilidades del esposo es…

     Mi concepto del rol y responsabilidades de la esposa es…

     Mis opiniones acerca del sexo en el matrimonio son…

     Mis compromisos con mi familia extendida son…

     Mis compromisos con mi futura familia política son…

     Mi expectativa en cuanto a pasar tiempo con los amigos (después de casados) es…

     Mi posición en cuanto al consumo del alcohol es…

     Mi experiencia con las drogas ilegales es…

     Mis prioridades en cuanto a gastar el dinero son…

     Mis prioridades en cuanto a ahorrar son…

     Mi experiencia con las deudas y el pago de ellas es…

     Mis metas para el matrimonio son…

     Mis deseos en cuanto a tener hijos son…

     Mi compromiso en cuanto a involucrarme activamente en una iglesia es…

     Mis metas y deseos espirituales son…

“Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que la plata”.

(Proverbios 16:16)

C. ¿Qué es un matrimonio cristiano?

Un matrimonio cristiano es un pacto que se lleva a cabo entre un hombre y una mujer, ambos comprometidos con Jesucristo. En este pacto, unen sus vidas legalmente, física y espiritualmente como marido y mujer.

     Un pacto es un voto, un juramento, una promesa.

“Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca”. (Números 30:2)

     Un pacto es un acuerdo formal y solemne que une a una pareja.

“Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones” (Génesis 17:9)

     Un pacto que si se quebranta no agrada al Señor.

“Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto”. (Malaquías 2:13–14)

Pregunta: “¿Existe un problema si decido casarme con un no creyente a quien amo? Yo creo que nuestro amor vencerá cualquier problema que enfrentemos”.

Respuesta: Es posible que su prometido tenga muchas cualidades positivas, pero usted debe ser realista en cuanto a las consecuencias que vendrán a largo plazo después de casarse con un no creyente. Después de unirse en matrimonio…

     Si él va a la perdición, ¿hacia dónde la lleva a usted?

     Si él va hacia la muerte, ¿hacia dónde la lleva a usted?

     Si él va hacia la destrucción, ¿hacia dónde la lleva a usted?

La Biblia dice: “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos”.

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? … Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré”. (2 Corintios 6:14–15, 17)

D. ¿Cuáles son los requisitos bíblicos para el matrimonio?

Dios diseñó el matrimonio para que fuera una relación comprometida y seria entre un hombre y una mujer, una relación sagrada y santificada de amor mutuo que permanezca para toda la vida, según estos requisitos:

     Buscar exclusivamente una persona del sexo opuesto para casarse.

“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. (Génesis 2:18, 22)

     Abandonar la dependencia de los padres.

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre…” (Génesis 2:24)

     Unirse con la persona legalmente.

“… y se unirá a su mujer…” (Génesis 2:24)

     Vivir juntos y llegar a ser uno en el aspecto sexual.

“… y serán una sola carne”. (Génesis 2:24)

     Amar al cónyuge durante toda la vida.

“Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. (Marcos 10:9)

Pregunta: “No tengo dinero para casarme con mi prometido. ¿Está bien si vivimos juntos sin casarnos?”

Respuesta: No. Dios estableció en su palabra el orden correcto en cuanto a la unión de una pareja para disfrutar de la relación sexual. En el segundo capítulo de la Biblia, Dios dice que un hombre debe dejar a sus padres, entrar en una relación matrimonial y luego disfrutar de la unión sexual. Si se invierte el orden, los resultados serán negativos. Antes de entablar una relación matrimonial necesita tener sabiduría y disciplina acerca del manejo del dinero y de sus ingresos y gastos. Dios sabe cuál es nuestra situación económica y también sabe cómo suplir nuestras necesidades. Solamente Dios puede ser la fuente de sabiduría y provisión para usted.

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19)

E.  ¿Qué es el amor?

Si somos realistas, cada matrimonio atraviesa por temporadas de sequía en las que se desvanecen el afecto y el romance. Pero gracias a Dios, existe el amor ágape, la clase de amor que sostiene la relación durante esos tiempos y la lleva a niveles cada vez más profundos.

“El amor nunca deja de ser”.

(1 Corintios 13:8)

     Cuatro clases de amor (que se encuentran en el idioma griego)

Storge

Afinidad natural por el otro… afecto

Eros

Pasión emocional por el otro… romance

Phileo

Caerse bien y disfrutar del otro… amistad

Ágape

Buscar el mayor bien del otro… altruismo

     ¿Qué características tiene del amor ágape?

—Renunciar a nuestros derechos.

“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”. (1 Juan 3:16)

—Concentrarse en dar y no en recibir.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

—Perdonar las ofensas personales.

“[El amor] no guarda rencor”. (1 Corintios 13:5)

¡Si tu pareja te ha dejado de gustar, y la pasión se ha terminado, el AMOR ÁGAPE es lo que hace

perdurar al matrimonio!

Pregunta: “Consentí casarme con alguien a quien no quiero. He orado que si Dios no quiere que me case, que intervenga. ¿No va a impedir Dios este matrimonio si él no está de acuerdo?”

Respuesta: No. Dios no le impide ejercer su libre albedrío cuando usted ya sabe que esa decisión va en contra de su voluntad. Dios comunica su voluntad a través de su paz o de la ausencia de ella. Si Dios no le ha dado paz en esta situación, depende de usted obedecer o no cancelando ese matrimonio. No debe casarse con nadie a menos que en su corazón halle completa paz.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:7)

II. Razones comunes para considerar el matrimonio

Desde el principio, cuando Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18), los hombres y las mujeres se han dedicado a buscar a la persona idónea para compartir su vida. Es por eso que si una persona soltera busca a cualquier pareja, podrá ocasionarse muchos problemas ¡desde el inicio del matrimonio!

A. ¿Cuáles son algunas razones equivocadas para casarse?

     “Quiero casarme porque todos mis amigos se están casando”.

     “Quiero casarme porque en este mundo todo gira alrededor de las parejas”.

     “Quiero casarme o me sentiré fracasado(a)”.

     “Quiero cumplir mis sueños románticos”.

     “Quiero escapar de mi situación actual”.

     “Quiero vengarme de alguien que me rechazó”.

     “Quiero tener una vida familiar mejor que la que tuve de niño”.

     “Quiero probarle al mundo que soy estable y que puedo comprometerme”.

     “Quiero probarle al mundo que no soy homosexual”.

     “Quiero tener la familia ideal”.

     “Quiero complacer a mi familia”.

     “Quiero complacer a mis amigos”.

     “Quiero complacer a la persona con la que estoy saliendo”.

     “Quiero complacer a Dios quien dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”.

     “Quiero tener relaciones sexuales cuando yo quiera”.

     “Quiero tener hijos”.

     “Quiero otro padre (madre) para mi(s) hijo(s)”.

     “Quiero tener a alguien para no estar solo”.

     “Quiero alguien que me beneficie en mi carrera/ministerio”.

     “Quiero que alguien me necesite”.

     “Quiero que alguien me haga feliz”.

     “Quiero que alguien me mantenga económicamente”.

     “Quiero que alguien cuide de mí en lo emocional”.

     “Quiero alguien para envejecer con él/ella”.

“Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; pero Jehová pesa los corazones”.

(Proverbios 21:2)

Pregunta: “He estado saliendo con un hombre con el que estoy considerando casarme. Sin embargo, no estoy segura si debo continuar mi relación con él; tiene hábitos negativos, incluyendo la ira que lleva al extremo de caer en el abuso y no parece tener intenciones de querer cambiar su conducta. Es muy posesivo y dice que yo soy la razón de su frustración. Lo amo mucho, pero ¿debo continuar con esta relación?”

Respuesta: Necesita ser franca con él acerca de sus preocupaciones y preguntarle si estaría de acuerdo en recibir consejería para que abandone sus hábitos negativos. Usted debe empezar a poner límites personales acerca de su conducta, especialmente con el abuso verbal. Considerar casarse en este momento es poco sabio. Él está demasiado ocupado culpándola por su conducta inapropiada.

“El de grande ira llevará la pena; y si usa de violencias, añadirá nuevos males”. (Proverbios 19:19)

Pregunta: Sé que he cometido un grave error, ¡estoy embarazada, pero no casada! ¿Debería casarme por causa del bebé?

Respuesta: Si está considerando casarse con el padre del bebé, o con alguien más, su embarazo no debe ser la razón principal para hacerlo. Necesita tener metas, valores y compromisos similares a su pareja. La Biblia dice:

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3)

Hágase las siguientes preguntas:

     ¿Podría este matrimonio apresurado durar a largo plazo?

     ¿Estoy apta para considerar el matrimonio?

     ¿Mi esposo amará a mi hijo y será un buen ejemplo para él?

     ¿Puede él mantenernos a mi bebé y a mí?

     ¿Le gustan y quiere a los niños?

     ¿Es alguien con quien yo quisiera vivir el resto de mi vida?

     ¿Siento que el Señor me dirige a casarme con él?

     ¿Tenemos los mismos valores espirituales?

Si usted está considerando casarse, primero asista a una consejería prematrimonial. (Y esté consciente de que el 75 por ciento de los matrimonios entre adolescentes terminan en divorcio). Para considerar el matrimonio, ambos necesitan tener el mismo fundamento espiritual o su matrimonio va a fracasar.

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos… qué comunión tiene la luz con las tinieblas? … ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14–15)

B.  ¿Cuál es la razón correcta para casarse?

Permitir que nos guíe el espíritu de dios

La decisión más importante que una persona toma después de aceptar al Señor Jesús como su Señor y Salvador, es la de encontrar un compañero matrimonial para toda la vida. Y puesto que sólo Dios conoce el futuro, la decisión más sabia que podemos tomar es confiar nuestro futuro en las manos de Dios y de manera literal recibir la dirección de su Espíritu Santo.

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”.

(Juan 16:13)

La guía del Espíritu Santo puede determinarse a través de:

     La lectura de la palabra de Dios

Hágase la pregunta:

“¿Va de acuerdo este matrimonio con los principios bíblicos del matrimonio cristiano?”

“Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos”. (Salmos 19:8)

     Buscar la voluntad de Dios

Hágase la pregunta:

“¿Se encuentra este matrimonio dentro del camino que Dios me ha señalado?”

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5–6)

     Aprender del pueblo de Dios

Hágase la pregunta:

“¿Me apoyan en mi decisión de casarme mis padres y amigos de la iglesia?”

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”. (Proverbios 15:22)

     Escuchar al Espíritu de Dios

Hágase la pregunta:

“¿Será esta persona la pareja que Dios ha elegido para mí?”

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas”. (Juan 14:26)

Pregunta: “Alguien con quien he estado saliendo me dijo hace poco que Dios le dijo que teníamos que casarnos. Yo quiero agradar a Dios, pero no siento atracción por esa persona como para casarme con ella. ¿Qué debo hacer?”

Respuesta: Con comprensión usted puede decirle: “Gracias por querer casarte conmigo. Y puesto que ambos queremos agradar a Dios, necesitamos reconocer que si él quiere que nos casemos, él también me lo debe hacer saber a mí, pero no lo ha hecho todavía. Quizá él está preparando tu corazón para el matrimonio. Si ese es el propósito de Dios, tengo la seguridad de que él te mostrará a la persona adecuada para tu vida y ambos tendrán esa seguridad”.

“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá”. (Proverbios 19:21)

III. Causas de problemas en el matrimonio

La realidad ruge como un león después de la luna de miel. Cuando cada participante en la relación trae sus propias expectativas al matrimonio, la desilusión, la decepción, y aun la desesperanza pueden empezar a carcomer el contentamiento y la felicidad. Las ideas preconcebidas acerca de cómo debiera ser una relación normalmente tienen su origen en las actitudes y conducta de los padres. Antes de que comiencen su jornada matrimonial, es saludable que los prometidos compartan sus expectativas y suposiciones. Esto les ayudará a prever algunas de las áreas principales en las que necesitan realizar ajustes antes de comenzar a fundir sus vidas en una.

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”.

(Génesis 2:24)

A. Expectativas irreales en el matrimonio

     Pensar que la pasión sexual es amor auténtico

     Pensar que no habrá consecuencias por haber tenido relaciones sexuales antes del matrimonio

     Pensar que el romance será el motor del matrimonio

     Pensar que su pareja no puede vivir sin usted

     Pensar que el matrimonio resolverá sus problemas personales

     Pensar que se puede salir con la suya

     Pensar que su pareja puede leer su mente

     Pensar que desaparecerán las diferencias religiosas

     Pensar que su pareja se someterá a usted o que ejercerá un liderazgo espiritual fuerte

     Pensar que seguirá pasando las vacaciones con su familia

     Pensar que los hijos no añadirán tensión al matrimonio

     Pensar que su pareja va a ahorrar o gastar el dinero igual que usted

     Pensar que están totalmente de acuerdo en cómo cuidar y administrar su hogar

     Pensar que la comunicación sucede natural y automáticamente

     Pensar que su pareja siempre lo va a comprender

     Pensar que su pareja siempre lo va a defender

     Pensar que siempre será la prioridad número uno de su pareja

     Pensar que podrá cambiar el comportamiento negativo de su pareja después de casarse

     Pensar que el matrimonio va a hacer que su cónyuge madure

     Pensar que su familia política lo va a aceptar en lo individual y los aprobará como pareja

“Buscáis mucho, y halláis poco”.

(Hageo 1:9)

Pregunta: Mi prometido y yo estamos preocupados porque su familia es muy controladora y podría causarnos algunos problemas después de casados. ¿Cómo podemos resolver algunos de estos problemas antes de la boda?”

Respuesta: Es usted muy sabia al darse cuenta antes de casarse de que es necesario resolver cualquier duda o temor acerca de posibles problemas familiares que puedan surgir en el futuro. Hay algunos principios que pueden comentar como pareja para ponerse de acuerdo antes del matrimonio que les ayudarán a evitar problemas potenciales con sus suegros:

     Acepten el principio: “dejará y se unirá”, que establece que ustedes estarán unidos en la medida en la que sepan manejar la interferencia de los suegros.

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. (Génesis 2:24)

     Busquen la paz en cada situación.

“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.

(Romanos 12:18)

     Sean humildes, pacientes y respetuosos cuando estén frente a la familia de su pareja.

“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. (Efesios 4:2)

     Mantengan una actitud positiva hacia la familia de su cónyuge. No critiquen, sino vean lo mejor de ellos. (Aun si su pareja critica, usted controle su lengua).

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. (Colosenses 4:6)

B.  ¿Cuáles son las relaciones de “alto riesgo”?

En muchas culturas, una “bandera roja” significa: “¡Advertencia! ¡Peligro! ¡Cuidado!” La Biblia ofrece varios indicios en cuanto a las relaciones de alto riesgo y los que son sabios tomarán en cuenta esas advertencias.

“La ciencia del prudente está en entender su camino; mas la indiscreción de los necios es engaño”.

(Proverbios 14:8)

     Objeción de parte de los padres

Esaú

El rey de los filisteos le dijo a Isaac, padre de Esaú: “Hemos visto que Jehová está contigo”. Pero años más tarde, cuando Esaú tenía cuarenta años, se casó con dos mujeres heteas, extranjeras y con prácticas paganas cuyas creencias eran contrarias a la palabra de Dios. La Biblia simplemente declara que esas mujeres: “fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca”. Gracias a su vasta experiencia, los padres pueden percibir problemas potenciales que sus hijos no pueden discernir todavía. (Génesis capítulos 25 y 26).

La Biblia dice: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre… El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura a la que lo dio a luz” (Proverbios 1:8; 17:25).

     Irresponsabilidad económica

Ananías y Safira

Ananías y Safira eran codiciosos y deshonestos, por lo que no eran buenos administradores de sus bienes. Ananías se guardó parte del dinero que había prometido dar para la obra de Dios y su esposa apoyó su mentira. Evidenciaron su irresponsabilidad con lo que Dios les había dado y como resultado de ello, Dios les arrebató la vida (Hechos capítulo 5).

La Biblia dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto” (Lucas 16:10).

     Ira excesiva

Sansón

Sansón tenía un carácter explosivo aunado a un espíritu impulsivo y vengativo. Cuando la familia de su esposa lo trató mal, él declaró tener el “derecho de vengarse”. El altercado empeoró, y su ira excesiva lo llevó a matar a más de mil personas del pueblo de su mujer. Aunque Sansón era un juez israelita, no solamente perdió su vista, sino su visión espiritual (Jueces capítulos 14 y 15).

La Biblia dice: “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos” (Proverbios 22:24).

     Prioridades equivocadas

Nabal y Abigail

El nombre Nabal significa “necio” y éste era un hombre rico pero egoísta. Su actitud tan arrogante lo llevó a tomar decisiones equivocadas. Mostró ingratitud hacia David por la protección que le había brindado y lo insultó junto con sus hombres, devolviéndoles mal por bien. Afortunadamente, la esposa prudente de Nabal percibió las consecuencias desastrosas que traerían las acciones de su esposo. Si ella no hubiera apelado personalmente y con gracia a la misericordia de David, las palabras necias de Nabal y sus tonto orgullo hubieran terminado en masacre, desastre y ruina (1 Samuel capítulo 25).

La Biblia dice: “Vete de delante del hombre necio, porque en él no hallarás labios de ciencia” (Proverbios 14:7).

     Relaciones en yugo desigual

Salomón

Se le llamó el hombre más sabio de toda la tierra, pero Salomón también hizo algo muy insensato. Se casó con 700 esposas de las cuales la mayoría eran extranjeras. Él sabía que Dios había prohibido el matrimonio con mujeres fuera de su misma fe, pero él pensó que sería lo suficientemente fuerte como para resistir su influencia perniciosa. Sin embargo, al pasar el tiempo comenzó a alejarse de su devoción al único Dios verdadero y se volvió a los ídolos paganos de sus mujeres. Puesto que Salomón decidió unirse en yugo desigual con las incrédulas, perdió la luz de Dios y comenzó un descenso hacia la oscuridad espiritual (1 Reyes capítulo 11).

La Biblia dice: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos.… ¿qué comunión [tiene] la luz con las tinieblas? … ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14–15).

     Falta de integridad

Sansón y Dalila

Sansón fue uno de los jueces de Israel, pero se sintió atraído a tener una relación ilícita con Dalila, una mujer engañadora y filistea. Desde el principio ella traicionó su confianza y en respuesta, él le mintió. Aunque Dalila no era una mujer digna de confianza, Sansón no dejó la relación. Finalmente la falta de integridad de Sansón y su debilidad moral provocaron su degradación, derrota y humillación (Jueces capítulo 16).

La Biblia dice: “La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos” (Proverbios 11:3).

     Matrimonio por conveniencia

David y Mical

El rey Saúl consideraba que David era una amenaza latente para su reinado. Un día, después de que descubriera que su hija Mical estaba enamorada de David, tentó al joven a realizar una misión militar heroica a cambio de su hija, pero en lo profundo de su corazón esperaba que fuera el fin de la vida de David. No obstante, su misión fue un rotundo éxito. Ahora David se había ganado el derecho de entrar a la familia real por medio de su matrimonio. Sin embargo, ese “matrimonio por conveniencia” fue una alianza superficial que jamás logró la armonía entre Saúl y David, porque éste muy pronto tuvo que huir lejos de su hogar (1 Samuel 18:17–29).

El Señor dice: “¡Ay de los hijos que se apartan… para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!” (Isaías 30:1).

     Sin atracción romántica

Jacob y Lea

Cuando Jacob conoció a Raquel, inmediatamente se sintió atraído por ella. Pero para casarse con ella, primero tuvo que hacerlo con Lea, su hermana mayor. Lea sabía que no era amada, pero esperaba que con el tiempo Jacob llegara a amarla al darle varios hijos. Sin embargo, nunca llegó a darse la atracción romántica que Lea tanto anhelaba y jamás se sintió amada o apreciada como esposa (Génesis capítulos 29 y 30).

La Biblia dice: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:18–19).

Pregunta: “¿Qué tan importante es sentir atracción física por la persona con la que me voy a casar? Después de todo, en los tiempos bíblicos, el esposo o esposa eran elegidos por los padres o por alguien más”.

Respuesta: En los tiempos bíblicos, los padres arreglaban los matrimonios de sus hijos. Sin embargo, ese ya no es el caso. En la mayoría de las situaciones, las personas deciden por sí mismas con quién quieren casarse, aunque todavía desean recibir la bendición de sus padres. Cualquiera que sea la costumbre, nuestro soberano Dios puede cumplir su voluntad, la cual puede mostrarse a través del corazón de un padre o bien, directamente en el corazón de la pareja. El matrimonio de Jacob y Lea es un ejemplo de un esposo que nunca se sintió atraído por su esposa. Le dio su cuerpo, pero no podía entregarle su corazón, porque ya se lo había dado a Raquel. Dios quiere que el matrimonio sea satisfactorio en todos los aspectos de la vida (espiritual, emocional y físico), así que podemos concluir que él no dirigiría a dos personas a casarse si no se gustaran el uno al otro. La atracción física no es lo que mantiene unido al matrimonio, pero definitivamente sí lo fortalece.

“La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”. (1 Corintios 7:4)

C. ¿Cuándo es problema la diferencia de edades?

Por lo general, la gente que piensa en casarse cuenta más o menos con la misma edad. Cuando dos personas tienen una diferencia grande de edad y se atraen entre sí, por lo general la razón es que ambos están buscando de manera inconciente satisfacer las necesidades de su infancia que no fueron satisfechas. Los compañeros que tienen la misma edad se ven el uno al otro como iguales y forman relaciones con un poder equilibrado. Por el contrario, las parejas que tienen una gran diferencia de edades se perciben como diferentes y forman relaciones con un poder desequilibrado, es decir, uno de ellos posee más poder que el otro. En los siguientes ejemplos considere las necesidades que cada uno de los involucrados está tratando de suplir.

     Una mujer mucho mayor atraída por un hombre mucho menor

—¿Qué necesidad está tratando ella de suplir?

Esta mujer desea ser una mujer que cuida y nutre, e incluso en ocasiones ser una figura materna. Para sentirse con propósito ella necesita de alguien más joven a quien ella pueda controlar para sentirse bien consigo misma. Sin embargo, en ocasiones eligen a un hombre menor para recuperar su sentido de juventud.

     Un hombre mucho menor atraído por una mujer mucho mayor

—¿Qué necesidad está tratando él de suplir?

Ese hombre desea que se le regañe, se le empuje e incluso alguien que sea maternal para sentirse seguro. Se quiere sentir libre y quiere que se le permita seguir siendo indisciplinado e irresponsable en su estilo de vida.

     Un hombre mucho mayor atraído por una mujer mucho menor

—¿Qué necesidad está tratando él de suplir?

Ese hombre quiere ser el que manda, controla, y en ocasiones, quiere jugar la figura de padre para sentir propósito en la vida. Es posesivo y dominante y necesita una mujer para presumir como un trofeo, para sentirse bien consigo mismo. A veces también escoge a una mujer mucho menor tratando de sentirse joven otra vez.

     Una mujer mucho menor atraída por un hombre mucho mayor

—¿Qué necesidad está tratando ella de suplir?

Esa mujer está buscando un proveedor y protector que sea para ella como un padre para poderse sentir segura. Ella quiere seguridad y no tener preocupaciones. Ella será excesivamente dependiente de ese hombre mayor para sentirse segura. Algunas veces ha tenido un trasfondo de abuso, así que vive sin límites emocionales y le es difícil que le presten atención.

Cuando Dios creó la primera relación de pareja, no hizo a la mujer del pie del hombre para que no fuera su sirvienta o de su cabeza para que no reinara sobre él, sino que la hizo de su costado para que fuera igual a él.

“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”.

(Génesis 2:22)

No siempre es un problema la diferencia grande de edades, pero se vuelve un problema cuando tal diferencia destruye el diseño de Dios en cuanto a la igualdad dentro del matrimonio. No debe haber una combinación entre posición y poder, sino que la piedra angular debe estar formada por el amor y el respeto y sobre ellos se edifica un matrimonio piadoso.

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.

(Efesios 5:33)

D. La raíz de los problemas en el matrimonio

Creencia equivocada:

“Sólo en el matrimonio encontraré todo el amor, la realización personal y la seguridad que necesito para sentirme completo(a)”.

Creencia correcta:

Como hijo(a) de Dios, estoy completo(a) en Cristo. Su amor perdurable me permite amar a la persona con la que deseo pasar el resto de mi vida con un amor fiel y sin egoísmo.

“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. (Colosenses 2:9–10)

 

 

IV. Pasos para encontrar la solución

Las parejas que quieren agradar a Dios, ya tienen el marco de referencia que él diseñó para la relación matrimonial. En la Biblia, el matrimonio se presenta como reflejo del amor sacrificial que Cristo mostró por su novia, la iglesia. A pesar de que en un matrimonio el trasfondo de la esposa y el esposo es muy diferente y que las expectativas de ambos pueden entrar en conflicto, pueden buscar la unidad de corazón por medio de la sumisión mutua y un profundo respeto.

“Someteos unos a otros en el temor de Dios… Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.

(Efesios 5:21, 33)

A. Versículo clave para memorizar

“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”.

(Filipenses 1:9–10)

B.  Pasaje clave para leer y meditar

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

(1 Corintios 13:4–7)

La verdadera prueba del amor

Puede aprender mucho acerca de la madurez de su prometido(a), de su relación con él (ella) y acerca de sí mismo cuando toman la verdadera prueba del amor basada en 1 Corintios capítulo 13. Esta le ayudará a evaluar qué tan listos están para la intimidad en el matrimonio. Cada uno deberá llenar ambas listas y luego compartir sus respuestas, encierre en un círculo “S” para las respuestas positivas y “N” si es No.

Usted mismo(a)

 

Su prometido(a)

 

Evalúe su amor por su prometido … con sinceridad.

 

Evalúe el amor de su prometido por usted … con sinceridad.

 

S

 

N

Soy paciente conmigo mismo y con otros.

 

          S

 

N

 

Eres paciente conmigo y con otros.

 

S

 

N

 

Soy amable      contigo y otros.

 

         S  

N

 

Eres amable conmigo y otros.

 

S

 

N

 

Siento envidia de ti y de los demás.

 

         S

 

N

 

Tienes envidia de mí y de los demás.

 

S

 

N

 

Me gusta presumir contigo y con los demás.

 

         S

 

N

 

Te gusta presumir conmigo y con los demás.

 

S

 

N

 

Tengo un espíritu orgulloso contigo y con los demás.

 

        S

 

N

 

Tienes un espíritu orgulloso conmigo y con los demás.

 

S

 

N

 

Soy brusco contigo y con los demás.

 

        S

 

N

 

Eres brusco conmigo y con los demás.

 

S

 

N

 

Soy egoísta y  busco satisfacer sólo mis necesidades.

 

       S

 

N

 

Eres egoísta y buscas satisfacer sólo tus necesidades.

 

S

 

N

 

Me enojo con   facilidad.

 

       S

 

N

 

Te enojas con facilidad

 

S

 

N

 

Guardo una lista de ofensas.

 

      S

 

N

 

Guardas una lista de ofensas.

 

S

 

N

 

Me deleito      cuando tú o alguien más se equivocan.

 

      S

 

N

 

Te deleitas cuando yo o alguien más nos equivocamos.

 

S

 

N

 

Te digo la verdad a ti y a los demás.

 

      S

 

N

 

Me dices la verdad a mí y a los demás.

 

S

 

N

 

Busco  protegerte.

 

      S

 

N

 

Te gusta protegerme.

 

S

 

N

 

Confío en ti.

 

      S

 

N

 

Confías en mí.

 

S

 

N

 

Tengo esperanzas en ti.

 

      S

 

N

 

Tienes muchas esperanzas en mí.

 

S

 

N

 

Persevero  cuando las cosas se ponen difíciles contigo y los demás.

 

      S

 

N

 

Perseveras cuando las cosas se ponen difíciles conmigo y los demás.

 

Pregunta: “Mi prometido tiene dificultades para hablar de sus sentimientos. ¿Cómo puedo lograr que sea abierto y comparta sus esperanzas, sueños y expectativas acerca del matrimonio?”

Respuesta: Si no se establece la comunicación antes del matrimonio, es posible que después, cuando sea demasiado tarde, se den cuenta de que no tenían muchas cosas en común. Por lo tanto, busquen consejo de una pareja mayor y madura. Busquen una iglesia donde ofrezcan consejería prematrimonial. Haga una lista de los temas que ambos quisieran tratar. Pregunte a las parejas casadas qué temas habrían deseado discutir antes de casarse.

“El corazón del entendido adquiere sabiduría; y el oído de los sabios busca la ciencia”.

(Proverbios 18:15)

C. Escogiendo una Pareja

Nadie es perfecto, por lo tanto es imposible escoger al “compañero de vida perfecto”. Pero hay algunas preguntas que le pueden ayudar a determinar si una persona podría ser un gran compañero o no. Por ejemplo, un indicador excelente de cómo será la persona en el futuro es: “¿Cómo trata él a su madre? o ¿cómo trata ella a su padre? La siguiente lista contiene otras preguntas que le ayudarán a seleccionar un gran cónyuge.

Indique con una marca (√)

    “¿Es una persona con la que siento paz de Dios para casarme con ella?”

    “¿Es una persona que desea crecer espiritualmente?”

    “¿Es una persona a la que respeto mucho?”

    “¿Es una persona con la que me comunico honestamente?”

    “¿Es una persona que no se amarga?”

    “¿Es una persona responsable?”

    “¿Es una persona que desea mantener la pureza sexual?”

    “¿Es una persona con un corazón alegre y no con un espíritu de crítica?”

    “¿Es una persona capaz de hacer un compromiso para toda la vida?”

    “¿Es una persona que ama primero a Dios y después a mí?”

    “¿Es una persona que no depende exclusivamente de mí para ser feliz?”

    “¿Es una persona alegre que valora la vida que Dios le ha dado?”

    “¿Es una persona que honra y muestra respeto hacia nuestros padres?”

    “¿Es una persona flexible y adaptable?”

    “¿Es una persona que pelea con justicia?”

    “¿Es una persona con la que puedo reír y llorar?”

    “¿Es una persona que lee la palabra de Dios y ora conmigo?

    “¿Es una persona con la que de verdad quiero compartir el resto de mi vida?”

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa”.

(Filipenses 2:1–2)

D. Síes y noes cuando esté pensando casarse

No viva en el pasado.

Busque lo positivo del presente.

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva”. (Isaías 43:18–19)

No se concentre en el pasado de su pareja.

Concéntrese en que su pareja lo eligió a usted para casarse.

“El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. (Proverbios 10:12)

No espere cambiar a su pareja.

Sí… Acepte a su futuro(a) compañero(a) tal y como es.

“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. (Romanos 15:7)

No espere que su pareja llene todas sus necesidades.

Sí… Espere que Dios sea su principal fuente de satisfacción.

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19)

No espere que la unidad sea lo mismo que pensar igual en todo.

Sí… Busque la unidad al mismo tiempo que acepta que no hay dos personas que siempre piensen igual.

“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. (Romanos 15:5–6)

No critique a los padres de su pareja.

Sí… Hable de ellos con amabilidad y comprensión.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)

No sermonee a su pareja.

Sí… Mencione sus preferencias una sola vez, después ore.

“Dolor es para su padre el hijo necio, y gotera continua las contiendas de la mujer”. (Proverbios 19:13)

No bromee acerca de la promiscuidad sexual.

Sí… Considere la intimidad sexual como la ilustración de la unión santa entre Cristo y su esposa, la iglesia.

“Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias”. (Efesios 5:3–4)

No bromee acerca del divorcio como una opción.

Sí… Elimine la palabra divorcio de su vocabulario. ¡Dios aborrece el divorcio!

“Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio.… Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales”. (Malaquías 2:16)

No razone que puesto que pronto se casarán, está bien tener relaciones sexuales ahora.

Sí… Reconozca que si es responsable sexualmente antes del matrimonio demuestra que lo será después de casado. Y las estadísticas dicen que la impureza sexual antes del matrimonio incrementa la posibilidad del divorcio.

“Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación”. (1 Tesalonicenses 4:7)

No ignore el estado de su espíritu.

Sí… Hable con alguien que conozca a su pareja bien antes de discernir la causa de su inquietud. Luego espere la confirmación de parte de Dios.

“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. (Salmos 32:8)

Pregunta: “¿Está bien que rompa el compromiso aunque ya haya enviado las invitaciones, se hayan hecho todos los preparativos y haya recibido algunos regalos? ¿Qué podría decir?”

Respuesta: “Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios. Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo”. (Proverbios 6:2–3)

Nunca es demasiado tarde para hacer lo correcto. Sin importar lo que se haya dicho o hecho, no haga lo incorrecto. No está casado hasta que esté casado, así que todo lo que precede al compromiso matrimonial no es ni obligatorio ni irreparable. Si ya está en el pasillo de la iglesia y sabe en su corazón que lo que está haciendo es un error, ¡deténgase!

Si los otros lo entienden o no, no importa. Si está mal para usted, está mal para todos los demás, incluyendo a su pareja. Simplemente diga: “Dios no me ha dado paz acerca de esta unión. Le pido al Señor que me puedas perdonar por haber llegado tan lejos en los planes para la boda. Pensaba que mi corazón iba a cambiar, pero no fue así. Sé que ahora no lo puedes entender, pero si detengo todo esto y es lo mejor para mí, también lo es para ti. Si nos casamos ahora ambos lo vamos a lamentar y yo sé que ninguno de los dos queremos eso. Si hacemos lo correcto, a la larga tendremos paz”.

“Y el efecto de la justicia [hacer lo correcto] será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”. (Isaías 32:17)

E.  Contrato de emociones negativas

Estamos de acuerdo en fijar un tiempo para hablar cuando alguno de los dos esté enojado.

“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará”. (Proverbios 20:5)

Estamos de acuerdo en orar individualmente antes de juntarnos para platicar.

“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas… Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. (Santiago 5:13, 16)

Estamos de acuerdo en no actuar mientras estamos enojados.

“El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega”. (Proverbios 29:11)

Estamos de acuerdo en tratar de entender las razones de los pensamientos y acciones del otro.

“El que posee entendimiento ama su alma; el que guarda la inteligencia hallará el bien”. (Proverbios 19:8)

Estamos de acuerdo en aceptar sugerencias para cambiar la manera en qué reaccionamos.

“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño”. (Proverbios 22:3)

 

 

Estamos de acuerdo en perdonarnos el uno al otro totalmente.

 

     Decidimos no quedarnos en la ofensa

 

repaso mental.

 

     Decidimos no volverla a traer a discusión

 

 manipulación.

 

     Decidimos no contarla a los demás

 

perjurio.

 

“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. (Efesios 4:32)

Estamos de acuerdo en buscar un mediador sabio y piadoso que sea objetivo si no podemos llegar a un acuerdo.

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”. (Proverbios 15:22)

Firma:

 

 

 

Firma:

 

 

 

Testigo:

 

 

 

Fecha:

 

 

 

F.  Contrato de negociación

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?”

(Amós 3:3)

Estamos de acuerdo en acudir a Dios en primer lugar con nuestro problema.

     Buscar la guía de la palabra de Dios preguntándonos: “¿Ha dicho algo Dios acerca de esto en su palabra?”

     Buscar discernimiento de Dios para llegar a un acuerdo mutuo acerca del verdadero problema.

     Buscar la voluntad de Dios a través de la oración, pidiendo que nos llene de su paz si la decisión es la correcta.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6–7)

Estamos de acuerdo en negociar una solución.

     Hacer una lista de todas las opciones.

     Marcar cada opción de manera individual si es…

(P) Posible (I) Imposible

     Evaluar todas las posibilidades y escoger juntos la mejor opción.

Estamos de acuerdo en que si todas las opciones fallan…

     Esperaremos a tomar una decisión hasta que estemos de acuerdo o hasta que sea realmente urgente.

“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”. (Salmos 40:1)

     Buscaremos consejo piadoso de otros.

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”. (Proverbios 15:22)

     Confiaremos en la soberanía de Dios.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos 8:28)

Firma:  Firma:

Testigo:  Fecha:

Pregunta: “¿Qué hacer si ambos son cristianos, pero sus padres no son creyentes y desaprueban que se casen?”

Respuesta: Dios puede hablarnos muy fuerte a través del consejo de personas no cristianas, aunque seamos adultos. Considere esto:

     Pídales que compartan con usted sus preocupaciones de manera franca.

     No se ponga a la defensiva, sino parafrasee lo que le están diciendo: “¿Lo que me quieres decir es que…?”

     Después pregunte “¿Qué sugerencias me darías a mí, mi pareja y esta situación?”

La mejor manera de demostrar su compromiso cristiano a los padres no creyentes es presentarles su situación y aceptar respetuosamente su punto de vista y estar dispuestos a tomar en serio su consejo. La mayoría de los padres conocen a sus hijos íntimamente y pueden percibir por qué el matrimonio podría ser devastador.

“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”. (Proverbios 1:8)

G. Compromiso de crecer juntos espiritualmente

     Entregamos nuestras vidas a Jesucristo y nos sometemos a su control.

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. (Lucas 9:23)

     Comprometemos nuestro hogar a Dios y prometemos hacerlo Cristocéntrico.

“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis.… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. (Josué 24:15)

     Comprometemos nuestros cuerpos el uno al otro y prometemos ser fieles en lo sexual.

“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. (Hebreos 13:4)

     Comprometemos nuestra economía a Dios y lo honraremos con nuestro diezmo.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10)

     Nos comprometemos a leer la Biblia y orar juntos todos los días.

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios”. (Salmos 119:105–106)

     Nos comprometemos a no acostarnos en la noche si todavía estamos enojados el uno con el otro.

“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. (Efesios 4:26)

     Nos comprometemos a nutrir nuestra relación animándonos con amor.

“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24)

     Nos comprometemos a admitir nuestras debilidades y pedir apoyo en oración para poder cambiar.

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. (Santiago 5:16)

     Nos comprometemos a crecer y profundizar nuestra relación con el Señor.

“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. (Hebreos 10:22–23)

El mejor vínculo matrimonial es:

Dos personas comprometidas personalmente con Jesucristo, y comprometidas uno con otro.

—June Hunt


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