LA CRÍTICA | Anime, no critique



La crítica

Anime, no critique

por June Hunt

En ocasiones, los que viven cerca de usted adoptan el papel de Alija del cielo. Se trata de los expertos en encontrar fallas y errores sin importar cuán pequeños sean. Ellos centran toda su atención en ellos. El resultado de esa actitud tan nociva es todo, menos aprovechamiento y la mejoría de la persona. Más bien, las palabras hirientes laceran y lastiman… afectan la autoestima, y agotan emocionalmente.

Todos somos responsables ante Dios de la manera en que usamos las palabras. En especial, las que lastiman al prójimo. El exceso de palabras críticas no se produce en el corazón del sabio ni refleja lo que hay en el corazón de Dios.

“En las muchas palabras no falta el pecado; mas el que refrena sus labios es prudente”.

(Proverbios 10:19)

I.   Definiciones

A. ¿Qué es la crítica?

En el campeonato de tenis de Wimbledon, Inglaterra, el juez del partido se coloca en una silla elevada al lado de la red que hay entre los competidores. El árbitro se ha ganado el derecho de ser juez. Se le invita porque tiene buena reputación de ser certero y justo. Cuando un jugador hace un saque y la pelota sale de la línea, el juez grita: “¡Falta!” Esta clase de llamada de atención es apropiada y apreciada.

Sin embargo, el que juzga a los demás no tiene reputación de ser certero ni justo. Es un crítico que se sienta en una silla elevada sobre los demás, sin haber sido invitado y se la pasa gritando: “¡Falta… falta… falta!” Esas llamadas de atención no son apropiadas ni apreciadas. La Biblia tiene mucho que decir a los que poseen el espíritu de la crítica, los que se sientan en el sillón del juez mirando a los demás con desprecio.

“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”.

(Romanos 14:10).

     El crítico tiene una actitud excesivamente negativa y emite juicios con rudeza.

     La palabra en español que se traduce “crítica” proviene del término griego kritikos, que significa “capaz de discernir o juzgar”.

     La crítica tiene dos significados diferentes.

Crítica positiva. El arte de juzgar las obras literarias o artísticas. Juicio emitido sobre ellas. Examen del valor de los documentos. (Un crítico literario hace una crítica justa por medio del análisis, evaluación, juicio e informe).

Crítica negativa. Censura. Murmuración. (La persona criticona tacha a los demás encontrando sus faltas, resaltando pequeños detalles, haciéndolo con regularidad, molestando y quejándose).

“La muerte y la vida están en poder de la lengua”.

(Proverbios 18:21)

B.  ¿Qué es animar?

Desde pequeños, anhelamos recibir aprobación; clamamos que se nos anime: “¡Papi, papi, mira lo que dibujé!” Cuando aprendemos a nadar, llamamos a mamá: “¡Mami, mírame! ¡Mira! ¡Mírame!” Todos ambicionamos recibir ánimo de parte de los demás, de personas que nos alienten y nos hablen con palabras sabias. Por eso la Biblia dice:

“Exhortaos los unos a los otros cada día”.

(Hebreos 3:13)

     “Animar” significa dar vida, estimular, alentar, dar fuerza y vigor.

     La palabra animar significa literalmente “ayudar a otra persona a ganar confianza”.

El animador “provoca” a otra persona para que tenga confianza en que puede cambiar.

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”. (1 Tesalonicenses 5:11)

     En griego, la palabra que se traduce “animar” es paraklesis, que significa “llamar al lado de” para dar ayuda, consuelo o consejo”.

Para significa “al lado de”.

Kaleo significa “llamar”.

Los cristianos somos llamados a animar a los demás de la misma manera en que somos consolados por Dios.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toa consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.

(2 Corintios 1:3–4)

El Espíritu Santo es el Parakleto de los creyentes, nuestro Consolador y Consejero.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. (Juan 14:26–27)

Si usted es un cristiano auténtico, considere lo siguiente: El Espíritu Santo tiene poder para consolarnos y aconsejarnos para cambiar. Puesto que todos los verdaderos cristianos cuentan con la presencia y morada del Espíritu Santo, tenemos el poder para ser una extensión del ministerio divino de consolar. El poder sobrenatural que cada uno posee como animador será fuente de inspiración para quienes necesitan cambiar y les dará el valor de hacerlo.

II. Características

Cualquier persona puede ser criticona si sólo se enfoca en las faltas de los demás. Nadie puede decir que no tiene faltas, así que cualquier criticón puede justificar el uso de palabras condenatorias con los demás. Sin embargo, la tendencia de una persona a resaltar las faltas triviales de los demás, le impide ayudar a su prójimo a cambiar y mejorar. No puede prodigar la ayuda y cuidado que Cristo manifestó en su vida. Dios nunca condena a nadie hasta el punto de herir su espíritu. Él nos convence de nuestros errores y nos anima y motiva al cambio. Usted puede ser más semejante a Cristo si utiliza palabras y hechos que demuestren que usted es un verdadero amigo que se interesa por los demás.

“Los labios del justo saben hablar lo que agrada; mas la boca de los impíos habla perversidades”.

(Proverbios 10:32)

Nueve Diferencias entre

Un espíritu crítico

 

y

 

Un espíritu que anima

 

Condena a la persona y lo que hace

 

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina”. (Proverbios 12:18)

 

Condena la acción pero no a la persona

 

Se enfoca en las fallas de los demás

 

“¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” (Lucas 6:41)

 

Se enfoca en la auto-evaluación

 

Ridiculiza a los demás

 

“El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla”. (Proverbios 11:12)

 

Se refrena y no ridiculiza a los demás

 

Emite juicios basado en las apariencias

 

“No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”. (Juan 7:24)

 

Emite juicios basado en los hechos reales

 

Supone lo peor sin escuchar primero al acusado

 

“¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?” (Juan 7:51)

 

Piensa en lo positivo mientras llega el momento de escuchar al acusado

 

Destruye a los demás sin reconocer las necesidades de las personas

 

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)

 

Edifica a los demás tomando en cuenta sus necesidades

 

Confronta a los demás en público

 

“Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”. (Mateo 18:15)

 

Confronta a los demás en privado

 

Responde con dureza cuando se le acusa de algo

 

“Ciertamente la soberbia concebirá contienda; mas con los avisados está la sabiduría”. (Proverbios 13:10)

 

Responde con solicitud y sin pelear cuando los demás le dan un consejo

 

Carece de misericordia hacia los demás

 

“Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia, y la misericordia triunfa sobre el juicio”. (Santiago 2:12–13)

 

Reacciona con misericordia hacia los demás

 

Un antiguo adagio dice:

“A las personas no les importa saber cuánto sabes, sino cuánto te interesan”.

 

III.    Causas Que Provocan La Crítica

Un espíritu criticón no surge de la nada. Entonces, ¿de dónde proviene? Si conoce gente así, trate de entender su pasado. ¿Qué habrá producido esa actitud en ella? Y, ¿qué hace que lo siga haciendo hasta el día de hoy?

A. El modelo de la niñez

La causa más común de que una persona sea criticona es haber vivido en un hogar donde abundaba la crítica, donde los padres mostraron ese ejemplo ante sus hijos. Cuando crece en un ambiente donde la crítica es el pan diario, el niño adopta un espíritu similar cuando llega a adulto. Después de todo, los niños, “aprenden más por lo que ven que por lo que se les enseña”. Vivir con la áspera lija de la crítica lastima el corazón y hace ocultar los verdaderos sentimientos. Los padres criticones provocan ira en sus hijos y el niño tiendo a desarrollar un patrón dañino de crítica.

“Pesada es la piedra, y la arena pesa; mas la ira del necio es más pesada que ambas”. (Proverbios 27:3)

Con frecuencia, la crítica surge porque la persona…

     Se siente rechazada.

     No controla su ira.

     Experimenta un gran temor.

     El estrés se acumula.

     Pierde el control de sí mismo.

B.  Heridas en la niñez

La rima infantil que dice: “Los palos y las piedras pueden romper mis huesos, ¡pero las palabras nunca me lastimarán!” está muy lejos de la realidad. La crítica puede ser más perjudicial que una catástrofe natural. Tal vez la destrucción no sea visible, pero el daño provocado en el espíritu de un niño tiene consecuencias devastadoras. Muchos infantes que viven absorbiendo un mensaje que lastima su auto-estima recurren a la crítica como medio de auto-defensa. Los mensajes negativos que la gente escucha una y otra vez hace que se sienta lastimada y a su vez, que ¡lastime a los demás!

“Porque yo estoy afligido y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí”.

(Salmo 109:22)

 

La brusquedad dice: “No eres digno de mi consideración”.

La falta de interés dice: “No tienes valor”.

El rechazo dice: “No eres aceptado”.

La burla dice: “Eres despreciable y mereces el maltrato”.

La crítica es una táctica defensiva. Si un niño le pega a otro, lo típico es que le regrese el golpe. Agredir cuando nos atacan es natural… es una protección natural. Pero los niños son pequeños y bajos de estatura. Por eso, no pueden defenderse de los ataques de los niños mayores o los adultos. Como consecuencia, se vuelven muy hábiles para atacar verbalmente y usan esto como medio de defensa personal.

C. Cortinas de humo de los jóvenes y adultos

Con frecuencia, los criminales desarrollan la habilidad de crear cortinas de humo para tapar sus fechorías. También la policía utiliza la misma táctica para atrapar a los secuestradores, ladrones y otros malhechores. La cortina de humo es un tipo de distracción para encubrir una acción. De esa manera se disimula la verdad en forma intencional. Las cortinas de humo están diseñadas para engañar, confundir o distraer a los demás. Todos hemos usado en más de una ocasión las cortinas de humo para que los demás no noten nuestros errores. Hemos aprendido a esconder nuestras equivocaciones detrás de una pared de humo, desviando la atención hacia otra cosa. Si usted expresa crítica, está tratando de desviar la atención de sus fallas señalando las de otros con el fin de parecer mejor que ellos.

Las cortinas de humo

La siguiente lista le ayudará a entender a la persona criticona. Además, puede usarla como examen personal para ver si existen tales cortinas de humo en su propia vida. ¿Alguna vez…

Piensa en secreto que es mejor que los demás?

Concibe ideas acerca de otros sin conocer la verdad?

Busca vengarse por una ofensa recibida?

Bromea con la intención de lastimar a alguien?

Envidia el éxito de los demás?

Culpa a los demás por algo que usted hizo?

Disimula su propio descontento?

Es rebelde contra la autoridad?

Usa el sarcasmo para burlarse de los demás?

Se eleva a sí mismo y menosprecia a los demás?

Nutre sus tendencias perfeccionistas para aparentar ser mejor que los demás?

El Señor Jesús nos dio un cuadro muy vívido del criticón. ¡Imagine que un poste de teléfono se incrusta en uno de sus ojos! Es demasiado grande para sacarlo sin provocar dolor. Es horrible pensar que alguien trate de sacarlo de nuestro ojo. Incluso sería demasiado doloroso permitir que Dios lo eliminara, a pesar de que él puede hacerlo perfectamente. Entonces, la solución es simple: optamos por ignorarlo… negarlo… disimularlo… levantar una cortina de humo para que nadie lo pueda notar. Pero no se puede esconder una viga delante del Señor. Por eso, Jesús dijo:

“¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”. (Mateo 7:3)

D. La raíz del problema

Podemos retroceder en el tiempo hasta el jardín del Edén para reconocer el primer espíritu de crítica de la historia. Dios pidió a Adán que le rindiera cuentas de sí mismo. Por supuesto, él sabía que había pecado, pero decidió culpar a Dios por haberle dado a Eva, y luego culpó a Eva por haberle dado del fruto prohibido.

“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12)

Es interesante notar que culpar a Dios o a alguien más es mucho más fácil que asumir la responsabilidad por haber tomado decisiones incorrectas. Todos tenemos tres necesidades íntimas básicas, la necesidad de amar, la necesidad de significancia (significado y propósito), y la necesidad de seguridad. Criticar a alguien nos hace sentir importantes, nos da una sensación de poder, al menos momentáneamente. Pero ese sentimiento no es duradero.

Creencia errónea:

“Mi significancia (significado y propósito) en la vida mejora cuando demuestro que los demás están equivocados. El hecho de demostrar que ‘yo estoy bien’ justifica que critique a los demás”.

“Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo”. (Romanos 2:1)

Creencia correcta:

Cuando critico a los demás, lo único que hago es enjuiciarme a mí mismo. Es evidente que Dios piensa que soy lo suficientemente importante como para haberme creado con un plan y propósito en mi vida. Cristo vive en mí, y porque él extiende su misericordia hacia mí, reflejaré su misericordia animando a los demás…

“También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos”. (1 Tesalonicenses 5:14–15)

IV.     Pasos para encontrar la solución

Todos necesitamos de la “lija del cielo” de vez en cuando, pero no necesitamos que se nos raspe y lastime al grado de desanimarnos, desalentarnos o deprimirnos. Dios utiliza a las personas que están más cerca para enseñarnos verdades acerca de nosotros mismos. Por ello, necesitamos estar conscientes de la posibilidad de que la crítica nos revele áreas específicas de nuestra vida que necesitan mejorar. Cuando somos objeto de la crítica, debemos pedir al Señor que nos muestre algún hábito que debamos eliminar. Pero si la crítica resulta infundada, de todos modos debemos amar y animar a quienes nos critican.

“La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa…

Escucha el consejo, y recibe la corrección para que seas sabio en tu vejez”.

(Proverbios 19:11, 20)

A. Versículo clave para memorizar

“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”.

(Colosenses 4:6)

B.  Pasaje clave para leer y meditar

Santiago 3:1–12

La lengua es pequeña pero…

     puede ser poderosa como el freno, que dirige al caballo

 

v. 3

 

     puede ser como un timón, que gobierna una gran nave

 

v. 4

 

     ser peligrosa como chispa de fuego, que puede encender un bosque

 

v. 5

 

     ser devastadora como el fuego, que quema todo el cuerpo

 

v. 6

 

     ser una fuerza corruptora del diablo, instigada por el infierno

 

v. 6

 

     ser un mal incansable, como un veneno mortal

 

v. 8

 

     puede bendecir y criticar a los demás al mismo tiempo

 

v. 10

 

     puede ser el instrumento para revelar la impureza del corazón

 

v. 12

 

C. Abra su corazón para ser un animador

Suponga que alguien le dice: “Cuando pienso en ti, pienso en Jesús”. ¿Cómo se sentiría? En lo más profundo de su corazón, ¿quiere ser como Jesús? Si es así, ¿cómo era él? ¿Poseía un espíritu de crítica y juicio? La gente se sentía atraída hacia el Señor porque animaba, no criticaba. No se enfocaba en las faltas ajenas. Más bien, conocía las necesidades y ofrecía suplirlas. Cuando una persona ha experimentado la verdadera salvación, la Biblia dice que Cristo mora en esa persona (Colosenses 1:27). Si de verdad quiere ser como Cristo, abra su corazón y sea un animador.

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa”. (Filipenses 2:1–2)

Un animador posee un corazón humilde

…un corazón que reconoce sus propias debilidades.

     Humíllese y reconozca su pecado, imperfecciones y necesidad de la misericordia de Dios.

     En lugar de medirse por un estándar humano, mídase por el estándar de Dios, nuestro perfecto Salvador.

     En vez de asegurarse de que los demás aprecien cuán importante es usted, asegúrese de que los demás reconozcan su propio valor ante Dios.

     Ore así: “Señor, que pueda ver mi pecado como tú lo ves y que lo odie tanto como tú lo odias”.

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

(Salmo 139:23–24)

Un animador posee un corazón compasivo

…un corazón que se interesa de manera activa en la vida de los demás.

     Estudie con detenimiento la vida de Cristo y aprenda cómo hablaba con la verdad en forma compasiva.

     Piense en el caso de la mujer sorprendida en adulterio, crimen que se castigaba con la lapidación. Sin embargo, Jesús no la condenó, él vio más allá de su pecado, vio su necesidad, y luego la suplió, pues estaba lleno de compasión por ella (lea Juan 8:3–11).

     Estudie el caso de la mujer samaritana, que había tenido cinco maridos y estaba viviendo con uno distinto. Jesús sabía todo acerca de ella, vio su necesidad, y luego la suplió con compasión (lea Juan 4:5–42).

     Ore para que no sea un crítico arrojador de piedras contra los demás, sino un “suplidor de necesidades” lleno de compasión.

“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia”. (Colosenses 3:12)

Un animador posee un corazón comprensivo

…un corazón que aprende y se acerca al corazón de los demás.

     No sólo escuche lo que la gente dice superficialmente. Escuche sus necesidades y sentimientos más profundos… los que les hacen sentirse rechazados, insignificantes e inseguros.

     Aprenda a usar el “lenguaje del amor” que la otra persona entiende: envíele una nota, prepare su comida favorita o déle una muestra inesperada de bondad para hacerle saber que la ama.

     Pregunte: “¿Qué puedo hacer para mejorar nuestra relación?”

     Escuche con atención y repita o parafrasee lo que ha escuchado: “Entiendo que piensas que siempre te interrumpo. Quieres que te deje terminar de expresar tus pensamientos. ¿Cierto?”

     Ore para que Dios le dé un espíritu de discernimiento cuando esté a punto de darse por vencido y decidido a rechazar a los demás.

“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará”.

(Proverbios 20:5)

Un animador posee un corazón lleno de aceptación

…un corazón que ofrece un sentido de seguridad.

     Entienda que todo mundo tiene un miedo innato al rechazo y un anhelo profundo de ser aceptado.

     Reconozca que Dios lo acepta tal como es… aun con todos sus defectos.

     Decida ser un medio por el cual Dios extiende su aceptación hacia los demás.

     Ore para que Dios le revele las formas en que usted rechaza a los demás y cómo puede relacionarse con ellos de manera que comunique su aceptación.

“Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”.

(Romanos 15:7)

Un animador posee un corazón de aprecio

…un corazón que aprecia el valor que todas las personas tienen delante de Dios.

     Reconozca que el valor de algo por lo regular queda establecido por el precio que se paga por ello.

     Reconozca que el Señor da mucho valor a cada persona porque pagó el precio más alto que jamás se haya pagado, su propia vida. Con su sangre, él pagó el rescate requerido para redimirnos de la deuda de nuestros pecados.

     Trate a todas las personas, en especial a las más problemáticas, considerando que poseen un alto valor conferido por Dios.

     Ore para que pueda ver a los demás como Dios los ve y valórelos como Dios lo hace.

“¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos”.

(Lucas 12:6–7)

Un animador posee un corazón de alabanza…

…un corazón que da prioridad a lo positivo.

     Rehúsese a convertirse en un criticón farisaico. Los fariseos encontraron faltas hasta en el perfecto Hijo de Dios.

     No caiga en la tentación de querer sorprender a la gente haciendo lo malo. En lugar de ello, comente acerca de lo que están haciendo bien: “Noté que levantaste la basura del suelo aun cuando no sabías que te estaba observando. En realidad, eso me impresiona mucho”.

     En lugar de alabar las características externas (apariencia agradable, ropa atractiva, etc.), alabe el carácter interno: “Veo que realmente eres muy sabio… perseverante… detallista… íntegro”.

     Ore para que pueda ver algo positivo en cada persona, y luego haga de ello su preocupación principal todos los días.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

(Filipenses 4:8)

Un animador posee un corazón de ánimo

…un corazón que no hiere con palabras.

     Reconsidere el dicho que dice: “Hablar es barato”… Pero hablar resulta muy caro, en especial si las palabras destruyen a los demás.

     Antes de pronunciar una crítica, pida a un amigo sabio que evalúe lo que dirá y su

     tono de voz. Reconozca que después de haber proferido críticas, nunca podrá borrarlas.

     Inspire a quienes necesitan cambiar con la convicción de que realmente pueden lograrlo: “No te des por vencido… Dios te guiará por el camino que debes andar… Sé que puedes tomar las decisiones correctas… Creo que puedes escoger lo mejor que Dios tiene para ti”.

     Presente sus palabras delante de Dios como instrumento para lo bueno, y ore para que él ponga sus palabras en su boca.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.

(Efesios 4:29)

Un animador posee un corazón que discierne

…un corazón que puede ver las necesidades más profundas de los demás.

     En lugar de juzgar la acción inapropiada de otra persona, trate de entender la necesidad que manifiesta detrás de su actuar.

     Reconozca que la gente que usa palabras hirientes revela que al menos tiene una de las siguientes necesidades: amor, significancia (significado y propósito) o seguridad.

     Entienda que la gente no siempre quiere decir lo que dice.

     Ore a favor de sus críticos, para que dejen que el Señor llene sus necesidades más profundas.

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

(Filipenses 4:19)

Un animador posee un corazón sabio

…un corazón que confía en el Espíritu para decir la verdad.

     Busque la sabiduría de Dios leyendo un capítulo de Proverbios cada día. Salomón, a quien Dios dotó con una sabiduría sobrenatural, escribió este libro de dichos sabios (lea 2 Crónicas 1:7–12.)

     Escriba todos los versículos de Proverbios que tienen que ver con la lengua.

     Decida buscar lo que Dios está haciendo en cada circunstancia de su vida y confíe en que él le dará la sabiduría para saber cómo responder a cada persona. (La sabiduría es la habilidad de ver la vida desde el punto de vista de Dios. La única manera de hacerlo es a través del Espíritu de verdad, quien reside dentro de cada creyente).

     Ore para que el Espíritu de Dios le enseñe las verdades espirituales y le mueva a hablar en amor.

“Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.

(1 Corintios 2:13)

D. Cómo reaccionar ante la crítica de los demás

La naturaleza humana dicta que paguemos “con la misma moneda” a los demás: maldición por maldición, ofensa por ofensa. Uno de los más claros desafíos de Cristo es no pagar “con la misma moneda”, sino hacerlo “en el Espíritu”. Permitir ser controlados por el Espíritu en lugar de estar controlados por las situaciones diarias no es una respuesta normal de nuestra naturaleza humana. Estar controlados por el Espíritu se convierte en la respuesta natural para la nueva naturaleza que el creyente recibe al momento de su salvación, que es la misma naturaleza y mente de Cristo. Sin duda alguna, responder maldición con maldición es muy natural, pero devolver bien por mal es la obra sobrenatural de Cristo que mora en usted.

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.

(Romanos 12:21)

     Tenga la seguridad de que puede aceptar al prójimo de la misma manera que Cristo lo acepta a usted.

“Señor, gracias por haberme aceptado tal como era cuando no lo merecía y porque me sigues aceptando aun cuando fallo. Gracias a que me has aceptado, yo también puedo aceptar a los demás, aun a quienes me han fallado. Decidiré aceptar hasta a mi más severo crítico pues también es tu creación”.

“Por tanto, recibíos los unos a los otros como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”.

(Romanos 15:7)

     Tenga la mente abierta a la más mínima verdad cuando se le critique.

“Señor, si hubiera algo de verdad en las críticas proferidas en mi contra, por favor, trae convicción a mi corazón para que pueda confesarlo y colaborar contigo para que me cambies”.

“La reprensión aprovecha al entendido, más que cien azotes al necio”.

(Proverbios 17:10)

     Esté dispuesto a tomar en cuenta las críticas. Si son verdad, la persona está actuando como vocero de Dios para llamar su atención.

“Señor, acepto esta crítica como el medio que tú estás usando para enseñarme algo que necesito saber. Por favor, muéstrame lo que me quieres enseñar a través de esta crítica”.

“El camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio”.

(Proverbios 12:15)

     Acepte la crítica sin ponerse a la defensiva.

− Admita cualquier verdad que encuentre en la crítica.

− Cuando se encuentre en un error, acéptelo.

− Solicite ser corregido.

“Señor, acepto que yo [especifique la ofensa]. Acepto que me equivoqué. Por favor, sigue utilizando a los demás para volverme al camino de la corrección cuando me haya salido de él con mis actitudes y hechos. Y por favor, sigue transformándome más y más a la semejanza del carácter de Cristo”.

“El escarnecedor no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios”.

(Proverbios 15:12)

     Tome la determinación de hablar bien de su crítico.

“Señor, te cedo el control de mi lengua. Te pido que coloques un freno en mi boca para que pueda hablar solamente la verdad en amor hacia [diga su nombre] y que siempre hable bien de [diga el nombre] con los demás. Me comprometo a enfocarme en lo bueno de [diga el nombre] y no en lo malo”.

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis”.

(Romanos 12:14)

     Comprométase a orar por su crítico.

“Señor, entrego en tus manos a [nombre a la persona]. Te pido que [el/ella] aprenda a amar cómo tu amas y que tenga la paz que viene de ti. Oro para que [él/ella] pueda experimentar tu amor, tu gracia y verdad en formas profundas, y al hacerlo, pueda ser un medio de bendición para los demás”.

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos… y orad por los que os ultrajan”.

(Mateo 5:44)

     Recuerde que como seguidor de Cristo, usted será objeto de la crítica.

“Señor, quiero ser más como Cristo. Así como Jesús fue criticado injustamente, yo sé que a mí también me van a criticar. En lugar de sentirme rechazado, decido regocijarme por el privilegio de sufrir de esta manera, y te doy gracias por recompensarme al llamarme bienaventurado”.

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”. (Mateo 5:11)

     Anímese sabiendo que será disciplinado por Dios porque usted es su hijo.

“Señor, gracias porque me amas y porque me tratas como un Padre amoroso por medio de la disciplina cuando la necesito. Decido recibir toda la disciplina que venga de ti como muestra de tu amor por mí y de que me aceptas como tu hijo”.

“Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”.

(Hebreos 12:5–6)

     Dependa de la perspectiva del Señor para determinar su valor y estima, no de la opinión de los demás.

“Señor, gracias por haber establecido mi estima y valor al morir por mí y adoptarme como parte de tu familia. No voy a vivir buscando la aprobación de la gente, pues ya cuento con la tuya, y es todo lo que necesito. Gracias por amarme”.

“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios?

¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”.

(Gálatas 1:10)

     Discierna si es verdad la crítica que le hacen los demás.

“Señor, ayúdame a no aceptar toda la crítica como si fuera cierta, ni a rechazarla toda como falsa. Ayúdame a distinguir lo falso de lo verdadero. Coloca un yelmo de protección en mi mente para que pueda rechazar todas las mentiras. Permite que mi corazón acepte la crítica constructiva para tener libertad en mi vida y que puedas cambiarme”.

“El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber”.

(Proverbios 16:21)

Un espíritu de crítica es un grito del alma que anhela tener significado en la vida.

Quienes abusan verbalmente de los demás lo hacen para sentirse mejores que otros. Sin embargo, cuando entendemos nuestro significancia (significado y propósito) en la vida como hijos de Dios, cuando aprendemos cuánto nos ama el Señor, en lugar de lastimar a otros, encontramos nuestra mayor realización y satisfacción en edificar a los demás.

-June Hunt

 

Animar a los demás refleja preocupación genuina por ellos.

El día de hoy…

Arregle un pleito.

Busque a un amigo que ha olvidado.

Deseche una sospecha y reemplácela con confianza.

Escriba una carta a alguien que lo necesita.

Anime a un joven que haya perdido la fe.

Cumpla una promesa.

Olvide un antiguo desacuerdo.

Examine sus exigencias de los demás.

Luche por una convicción.

Exprese su gratitud.

Venza un antiguo temor.

Aprecie la belleza de la naturaleza.

Ofrezca alabanza a Dios.

Dígale a alguien que lo ama.

Dígaselo una, y otra, y otra, y otra vez.

-Autor desconocido

 


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