LA CRIANZA DE LOS HIJOS | Cómo ser buenos padres

 


La crianza de los hijos

Cómo ser buenos padres

por June Hunt

“Los hijos son muy parecidos a los cometas de juguete —quieren volar, pero necesitan la estabilidad de la cuerda. Un cometa no está diseñado para permanecer en el hogar protegido posesivamente. Aunque la separación es dolorosa, Dios diseñó el papel de los padres para preparar su cometa para volar. No nos dejemos afectar emocionalmente por los vientos cambiantes que hacen que nuestro frágil cometa caiga una y otra vez. Sigamos corriendo con él, dándole más y más cuerda hasta soltarlo en las manos soberanas de Dios”.

—June Hunt

I.  Definiciones

Con todos los cambios que ocurren desde la infancia hasta que se independizan, los padres son de las pocas cosas que permanecen constantes en la vida de los hijos. Aunque no hay labor más difícil, tampoco hay un premio más satisfactorio que ver a un hijo crecer… en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres (Lucas 2:52).

A. ¿Qué es un padre?

     Un padre (sustantivo) es un hombre o mujer que desempeña las responsabilidades de proveedor, protector, y defensor de su hijo.

     La palabra hebrea que lo define es horim, y viene de la misma raíz que moreh, que significa “maestro”.

     Criar (verbo) significa criar físicamente, y nutrir emocional y espiritualmente a un hijo o hija.

     El padre es el maestro más importante en la vida del hijo.

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”.

(Proverbios 1:8)

Responsabilidades Bíblicas de los Padres

Para determinar cómo están cumpliendo con sus responsabilidades bíblicas, respondan las siguientes preguntas:

     ¿Consideran que su hijo es una bendición?

“He aquí, herencia de JEHOVÁ son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”. (Salmos 127:3)

     ¿Están de acuerdo como pareja, tienen las mismas metas y son consistentes al criar a sus hijos?

“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3)

     ¿Aprovechan todas las oportunidades posibles para enseñar a sus hijos las verdades espirituales?

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:6–7)

     ¿Instruyen a sus hijos haciendo lo que es moralmente correcto y justo?

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

     ¿Hacen planes anticipados para evitar que sus hijos caigan en peligros?

“Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey”. (Hebreos 11:23)

     ¿Proveen para las necesidades materiales de sus hijos?

“pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos”. (2 Corintios 12:14)

     ¿Disciplinan a sus hijos correctamente?

“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”. (Proverbios 29:17)

     ¿Se han ganado la honra y respeto de sus hijos?

“Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres”. (Proverbios 17:6)

B.  ¿Quién es el padre?

     Es el hombre que engendra un hijo.

     La palabra griega que lo define es “pater”, y se deriva de una raíz que significa “el que nutre, protege y eleva”.

     Ser padre significa aceptar que es responsable de su hijo, y que debe darle dirección, guía, y protección.

     La idea que el hijo tiene de su padre terrenal influye grandemente en el concepto que tiene de Dios.

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

(Mateo 7:11)

Responsabilidades Bíblicas de los Padres

Para determinar cómo están cumpliendo con sus responsabilidades bíblicas, respondan las siguientes preguntas:

     ¿Muestra reverencia a Dios delante de sus hijos?

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita”. (Salmos 112:1–2)

     ¿Ama a su esposa sacrificialmente?

Esa clase de amor hacia la esposa es una de las mejores formas de dar seguridad a los hijos.

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. (Efesios 5:25)

     ¿Acepta ser el líder responsable de su hogar?

“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. (Génesis 18:19)

     ¿Provee sostén económico para su familia?

“porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. (1 Timoteo 5:8)

     ¿Está dispuesto a sacrificarse por sus hijos?

“Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”. (Job 1:5)

     ¿Se responsabiliza de la capacitación bíblica de sus hijos?

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

     ¿Disciplina a sus hijos en amor?

“Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. (Proverbios 3:12)

     ¿Enseña a sus hijos a ser obedientes y respetuosos?

Un requisito de los líderes de la iglesia es:

“que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad”. (1 Timoteo 3:4)

     ¿Consuela a sus hijos y les insta a que vivan en santidad?

“así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”. (1 Tesalonicenses 2:11–12)

     ¿Ora por sus hijos?

“Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer”. (Jueces 13:8)

Pregunta: “Mi hijo es rebelde y continuamente se mete en problemas. Puesto que no quiere escucharme, ¿debo callar y no decirle lo que es correcto?”

Respuesta: No. Aun cuando su hijo siga tomando malas decisiones, como padre usted tiene la responsabilidad de indicarle lo que está bien. Usted no es responsable de las malas decisiones de su hijo, pero sí es responsable de su labor como padre. Si usted no enseña a su hijo lo que es correcto, ¿quién lo hará?

“La ley del sabio es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte” (Proverbios 13:14).

C. ¿Qué es una madre?

     Una madre es la que da a luz o cría un hijo.

     En hebreo, la palabra madre es em, que significa “el vínculo de la familia”.

     Ser madre requiere nutrir, proteger y consolar a los hijos.

     Una madre debe ser una fuente de bendición para sus hijos.

“Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba”.

(Proverbios 31:28)

Responsabilidades bíblicas de las Madres

Para determinar cómo está ejerciendo su responsabilidad bíblica como madre, responda las siguientes preguntas:

     ¿Se somete voluntariamente al liderato de su esposo en el hogar?

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador”. (Efesios 5:22–23)

     ¿Muestra que respeta a su marido frente a sus hijos?

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”. (Efesios 5:33)

     ¿Ama incondicionalmente a su esposo e hijos?

“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos”. (Tito 2:3–4)

     ¿Muestra en su hogar dominio propio, amabilidad y pureza de corazón?

“que enseñen a las mujeres jóvenes a… ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. (Tito 2:4–5)

     ¿Provee para las necesidades de su familia?

“Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas”. (Proverbios 31:15)

     ¿Expresa abiertamente compasión materna por sus hijos?

“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”. (Isaías 49:15)

     ¿Tiene un espíritu amable y tierno con sus hijos?

“Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos”.

(1 Tesalonicenses 2:7)

     ¿Instruye a sus hijos con palabras sabias y escogidas con cuidado?

“Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua”. (Proverbios 31:26)

     ¿Es ejemplo de fuerza y dignidad aunadas al buen sentido del humor?

“Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir”. (Proverbios 31:25)

     ¿Muestra una fe firme en Jesucristo como su Señor?

“Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora”. (Mateo 15:28)

Pregunta: “¿Qué puedo hacer si mi ex marido enseña a nuestro hijo Películas eróticas aunque tanto mi hijo como yo lo desaprobamos?”

Respuesta: Su hijo debe estar preparado para con todo tacto y respeto decir no a lo que su padre le pida hacer y que va contra la conciencia de su hijo. Tal vez pueda decirle:

“Papá, te amo y quiero tener contigo la mejor relación del mundo. Te voy a decir algo que tal vez afecte nuestra relación. Me refiero a las películas pornográficas que van contra mi conciencia. No deseo que mi mente siga ese camino. Hay cosas mejores que debo buscar. Debido a que eres mi padre y por la relación tan especial que tenemos, te ruego que me ayudes y me animes”.

Su hijo también debe entrenarse en lo que debe hacer con sus ojos y su mente. Cuando esté expuesto a la pornografía, debe retirar su mirada de inmediato. Una de las cosas que más le ayudarán es memorizar y citar versículos bíblicos tales como Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8)

II. Características

La gente educa a sus hijos de distinta forma. El método que utilice tendrá gran impacto en el desarrollo y comportamiento de ellos. Esos estilos poseen características distintivas y constituyen los cinco estilos básicos de criar a los hijos.

A. El problema: los estilos de crianza

Dominante

Meta: Controlar el comportamiento

 

Cuando los padres son:

 

Los hijos se hacen:

 

     Excesivamente controladores

 

     Rebeldes

 

     Inflexibles

 

     Temerosos de fracasar

 

     Centrados en el rendimiento (no en las personas)

 

     Indolentes o demasiado motivados

 

     Criticones

 

     Sensibles a la crítica

 

     Ven todo o blanco o negro

 

     Amargados

 

Ejemplo bíblico

(Lea Génesis 29:1 a 31:55)

Labán, padre de Raquel ejemplifica al padre dominante. Utilizaba su autoridad para controlar las decisiones y actividades de su familia y parientes. Engañó a Jacob para hacer que Lea, su hija mayor, se casara primero. También lo engañó en cuanto a su salario y después criticaba el éxito de su yerno. Posteriormente, desheredó a sus hijas, lo cual provocó desunión y engaño dentro de la familia

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”.

(Colosenses 3:21)

Permisivo

Meta: Controlar los sentimientos

 

Cuando los padres son:

 

Los hijos se hacen:

 

     Sobreprotectores

 

     Consentidos

 

     Débiles, se rinden a la presión

 

     Manipuladores

 

     Buscan desesperadamente la armonía

 

     Irrespetuosos

 

     Rescatadores

 

     Irresponsables

 

     Demasiado serviciales

 

     Incapaces

 

Ejemplo bíblico

(Lea 1 Samuel 2 y 4)

Elí era un buen hombre que fungía como líder espiritual, juez y sacerdote de Israel. Sin embargo, fue un padre consentidor y permisivo que falló al disciplinar a sus dos hijos. No controlaba el comportamiento rebelde de ellos ni daba buen ejemplo del carácter de Dios.

Al sacrificar su liderato por conservar la armonía, Elí crió hijos irresponsables que no respetaban al Señor ni a su ley.

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”.

(Proverbios 13:24)

Dependiente

Meta: Controlar el comportamiento y los sentimientos

 

Cuando los padres son:

 

Los hijos se hacen:

 

     Posesivos

 

     Temerosos

 

     Manipuladores

 

     Engañadores

 

     Mal pensados

 

     Celosos

 

     Inconsistentes

 

     Indecisos

 

     Controladores

 

     Pasivos

 

Ejemplo bíblico

(Lea Génesis 27:2–17, 41–45)

Rebeca trató de tomar el lugar de Dios en la vida de Jacob, su hijo preferido. Ella creía que no sólo debía proteger a su hijo menor, sino también tomar por él las decisiones importantes. Rebeca falló al no confiar en Dios. Urdió un plan y manipuló a Jacob para que engañara a su padre con tal de obtener la bendición de Dios. Esa intrincada relación entre una madre controladora y un hijo pasivo provocaron odio, celos y división dentro de la familia. Para rescatarlo de la ira de su hermano, Rebeca envió a Jacob con su tío Labán, donde nuevamente Jacob mostró pasividad e indecisión en sus relaciones…

“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”.

(Jeremías 17:5)

Indiferente

Meta: Evitar la responsabilidad

 

Cuando los padres son:

 

Los hijos se hacen:

 

     Apáticos

 

     Autosuficientes

 

     Ambivalentes

 

     Emocionalmente duros

 

     Indiferentes

 

     Rebeldes

 

     Indolentes

 

     Inconsistentes

 

     No ponen límites

 

     Inseguros

 

Ejemplo bíblico

(Lea 2 Samuel 13, 14, 15; 1 Reyes 1:5–6)

El rey David tuvo mucho éxito como soldado, pero fue exageradamente ineficaz en su hogar. De hecho, se mantenía alejado de las responsabilidades relacionadas con los hijos de sus muchas esposas. Es evidente que ponía todo su tiempo y energía en “atender sus negocios”.

No existen evidencias de que haya ejercido una disciplina eficaz cuando sus hijos lo desafiaron abiertamente y mostraron un comportamiento pecaminoso. La violación de su hija quedó sin castigo, y dos de sus propios hijos se rebelaron y conspiraron para usurpar el trono de su padre.

“que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad”. (1 Timoteo 3:4)

 

B.  Estilo positivo de crianza

 

 

El Desarrollo Armonioso

Meta: Desarrollar el Carácter

 

Cuando los padres son:

 

Los hijos se hacen:

 

     Amorosos

 

     Seguros

 

     Animadores

 

     Confiados

 

     Consoladores

 

     Compasivos

 

     Sinceros

 

     Honestos

 

     Buenos maestros

 

     Sabios

 

Ejemplo bíblico

(Lea 2 Timoteo 1:5–7; 3:14–15)

A Timoteo lo criaron sus piadosas madre y abuela. Loida y Eunice eran ejemplo de fe no fingida que promovía el amor y desarrollaba la autodisciplina. Desde la infancia entrenaron a Timoteo en las Sagradas Escrituras que lo llevaron a la fe salvífica en Cristo Jesús. Desde joven, Timoteo se convirtió en líder de la iglesia y era muy respetado por el apóstol Pablo.

“Y el niño (Jesús) crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”.

(Lucas 2:40)

Pregunta: “Mi esposa se niega a que los dos pasemos tiempo juntos sin nuestra hija y tampoco quiere salir de vacaciones conmigo. ¿Cuál debe ser mi prioridad, mi esposa o mi hija?”

Respuesta: Cuando uno de los padres da la mayor parte de su atención a un niño físicamente sano, puede estarlo usando como pretexto para evitar la intimidad con su cónyuge. Uno de los problemas de ese comportamiento del adulto es que el hijo se siente responsable de ese padre confundido. Además, esa clase de vida no ejemplifica delante de su hija lo que es el vínculo matrimonial. Aunque un padre confundido sienta que lo más importante es invertir tiempo en el hijo, debe haber equilibrio. La Biblia lo dice mejor:

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”. (Eclesiastés 3:1–2)

III. Causas de la crianza deficiente

A. Causas externas

Ningún padre quiere fracasar en la crianza de sus hijos. Más bien, quiere lo mejor para esos preciosos regalos que Dios puso a su cuidado. Aunque usted tome su papel de padre con toda seriedad, esté alerta para no caer en las trampas escondidas que hacen que aun los padres más dedicados dejen de alcanzar sus metas.

Trampas

Los obstáculos que impiden realizar una buena labor en la crianza de los hijos se pueden describir con la palabra molde:

Mensajes de rechazo de los padres

     Evita mirarlos a los ojos

     Evita el contacto físico

     Falta de atención concentrada

     Falta de disciplina

Obstáculos espirituales

     Distintas metas y expectativas que el cónyuge

     Servir a Dios y descuidar a la familia

     Entender mal el carácter de Dios

     Vivir más allá de sus recursos (no apropiarse de la vida de Cristo que mora en usted)

Lucha de poder

     Los papeles de los padres están cambiados (padre pasivo, madre controladora)

     Uno de los padres no acepta sus errores

     Uno de los padres es posesivo con el hijo o con su cónyuge

     Los padres compiten con otros padres a través de sus hijos

Dejarlos sin supervisión

     Adicción al trabajo

     Ambos padres son profesionales

     Uso excesivo de las guarderías

     Incapaces de darles calidad de tiempo

Empeñarse en buscar un tesoro

     Poner la prioridad en el dinero y las posesiones

     Buscar la popularidad

     Esfuerzo por obtener prominencia y éxito

     Preferir el placer y los viajes

“Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio” (Salmos 31:4).

Pregunta: “Mi hijo de 19 años está en segundo año de Universidad y quiere hacer cosas que yo considero malas para él. ¿Tengo derecho a prohibírselas?”

Respuesta: Si su hijo se sostiene a sí mismo, compra su comida, paga su renta, compra la gasolina de su auto y paga su colegiatura, entonces se ha ganado el derecho a tomar sus propias decisiones. Sin embargo, si su hijo no es independiente, entonces no tiene el “derecho” a tomar decisiones por sí mismo. Más bien, debe aceptar que usted tome las decisiones por él.

Si él dice que no es justo, sencillamente explíquele que la autoridad corresponde quien tiene la responsabilidad. En cualquier momento que decida tomar la esponsabilidad de su persona, entonces tendrá derecho a tomar sus propias decisiones.

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.

(Romanos 13:1)

B.  La raíz del problema

La causa de que haya tantos problemas en la crianza de los hijos es porque se ignora que debe haber equilibrio entre el amor y los límites que deben establecerse. Los padres responsables que proveen una estructura positiva y límites protectores lo hacen por amor. Amar a los hijos sin ponerles límites no es una crianza positiva. Tampoco lo es poner límites sin amor.

Creencia errónea:

Padre permisivo

“Lo único que mi hijo necesita es amor. Si le impongo límites y una estructura, se amargará y perderé el amor de mi hijo”.

Padre impositivo

“Lo único que mi hijo necesita es una estructura y límites estrictos. Si le permito ser independiente se hará voluntarioso y rebelde y perderé el control sobre mi hijo”.

Creencia correcta: “Aun si nuestra relación sufre, seré consistente y equilibrado al mostrar amor a mis hijos haciendo que se cumplan los límites. Enseñaré a mis hijos el carácter de Dios a través de mi ejemplo”.

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).

IV. Pasos para encontrar la solución

A menudo los padres sienten que carecen de preparación para realizar su cometido. Pero una comprensión básica del desarrollo del niño junto con el arte de aplicar la disciplina positiva le ayudarán en su esfuerzo de convertirse en el padre que Dios quiere que sea. El primer paso importante es consultar la palabra de Dios.

A. Versículo Clave Para Memorizar

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”

(Efesios 6:4).

B.  Pasaje Clave Para Leer y Meditar

1 Tesalonicenses 2:7–12

Imite el ejemplo de Pablo al cuidar de la iglesia

     Sea una bendición, no una carga para sus hijos

 

(vv. 7, 9)

 

     Muéstreles cariño en todo lo que usted hace

 

(v. 7)

 

     Esté consciente de que usted ha sido enviado como apóstol de Dios para sus hijos

 

(v. 8)

 

     Sea un canal del amor de Dios y comparta con ellos la verdad transformadora de Cristo

 

(v. 8)

 

     Esté dispuesto a darse a sí mismo a un nivel más íntimo

 

(v. 8)

 

     Esté dispuesto a soportar trabajos y fatigas por el bien de sus hijos

 

(v. 9)

 

     Sea ejemplo de una vida piadosa e irreprochable

 

(v. 10)

 

     Conságrese a dirigir, orientar y proteger a sus hijos

 

(v. 11)

 

     Anímelos y consuélelos

 

(v. 12)

 

     No olvide exhortar a sus hijos para que vivan en forma responsable y piadosa

 

(v. 12)

 

C. El Desarrollo de su Hijo

Para los pequeños, los padres son el reflejo terrenal del Dios invisible, este es el diseño divino. Usted es el instrumento de Dios para llenar las necesidades de sus hijos de tal forma que se despierte en ellos la sensibilidad espiritual que los lleve a poner su fe en el Señor.

“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su loor permanece para siempre” (Salmos 111:10).

Infantes

Etapa de dependencia

 

Metas de los padres

 

     Las necesidades se llenan estableciendo un vínculo con sus padres

 

     Que el hijo se sienta seguro por medio de caricias tiernas y arrullos.

 

     Los pequeños no pueden entender los conceptos espirituales, pero sí pueden ser influidos por la atmósfera espiritual que hay en el hogar.

 

     Proveer una atmósfera espiritual orando por su hijo y llenando su hogar con música cristiana

 

Sus primeros pasos

Etapa de exploración

 

Metas de los padres

 

     Los pequeños son extremadamente curiosos, no están conscientes del peligro y desean descubrir su mundo.

 

     Alentar la curiosidad del niño en un ambiente seguro en vez de sentirse molestos o ser ásperos.

 

     En esta etapa empiezan a separarse de sus padres, a ser independientes y a decir no.

 

     Apoyar su independencia evitando apagar su espíritu o reaccionar con violencia.

 

Antes de ir a la escuela

Etapa de prueba

 

Metas de los padres

 

     En esta etapa desafían las reglas para probar los límites

 

     Deben establecer una estructura, poner límites y mantenerlos con amor.

 

     Descubren que pueden engañar y se dan cuenta que sus padres no son omniscientes y tampoco pueden leer sus mentes.

 

     Reflejar la compasión de Dios al corregir a su hijo.

 

Niños en escuela primaria

Etapa de búsqueda de aceptación

 

Metas de los padres

 

     Los niños quieren ser aceptados por distintos grupos realizando diversas actividades y papeles.

 

     Manifestar su aceptación y permitirles ver que su valor viene de Dios.

 

     Los niños quieren complacer a sus padres y maestros y adquieren la moralidad de sus padres, sea buena o mala.

 

     Ayudar a sus hijos a memorizar importantes pasajes bíblicos que muestren los estándares piadosos de Dios y su plan de darnos vida eterna. (Por ejemplo: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”

(Santiago 4:17).

(También lea Romanos 3:23; 6:23;Proverbios 14:12; 1 Juan 1:9; Romanos 10:9; Juan 1:12 y 14:6; Mateo 16:24; y Salmos 119:11.)

 

Adolescentes

Etapa de identidad

 

Metas de los padres

 

     Los adolescentes buscan definir su propio sistema de valores en vez de aceptar sin cuestionar el de sus padres.

 

     Que observen personas que sean modelos de piedad (pastores, líderes de jóvenes, consejeros de campamentos juveniles, biografías de líderes cristianos)

 

     Son idealistas y empiezan a buscar el propósito de la vida.

 

     Reflejar el carácter de Dios y explicar que el propósito divino es que todos lleguemos a ser más como Cristo.

 

Pregunta: “Como padre, ¿cómo puedo comunicar a mis hijos que no es sabio tener relaciones sexuales fuera del matrimonio?”

Respuesta: Existen problemas prácticos, sociales y espirituales que ellos deben conocer.

     Prácticos:

Cuando un hombre y una mujer se relacionan sexualmente, a menudo resulta en embarazo. Aun si utilizan productos diseñados para evitar la concepción, esos productos fallan con frecuencia. Pregunte a su hijo: “¿Estás preparado para dejar casi todo lo que estás haciendo para mantener a tu hijo? Y si piensas en el aborto, que equivale a quitar la vida de un niño que no ha nacido, ¿quieres llevar en tu conciencia ese asesinato por el resto de tu vida?”

     Sociales:

Es mucho más difícil criar bien a los niños nacidos fuera del matrimonio. No

reciben los mismos cuidados y educación. Los hijos que nacen en un hogar con dos padres se sienten más seguros.

     Espirituales:

Los animales se aparean cuando deben, pero para los seres humanos Dios diseñó el acto sexual como algo “santo”. Puesto que “santo” significa “apartado”, el sexo debe apartarse para consumarse en el matrimonio. El pacto de entrega mutua que se hace en él protege la relación entre esposo y esposa. La Biblia dice:

“pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor… Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación” (1 Tesalonicenses 4:3–4, 7).

D. Desarrolle una disciplina positiva

La disciplina es un entrenamiento que corrige, moldea y perfecciona las facultades mentales del carácter.

Principios de Disciplina

Tomados de Hebreos 12

     La disciplina es indispensable

 

(v. 5)

 

     La disciplina es positiva y sirve para animar

 

(v. 5)

 

     La disciplina es una expresión de amor y aceptación

 

(v. 6)

 

     La disciplina es parte normal de la relación entre padres e hijos

 

(v. 7)

 

     La disciplina produce seguridad

 

(v. 8)

 

     La disciplina desarrolla el respeto

 

(v. 9)

 

     La disciplina produce características piadosas

 

(v. 10)

 

     La disciplina es dolorosa

 

(v. 11)

 

     La disciplina produce un comportamiento correcto y promueve la paz

 

(v. 11)

 

     La disciplina debe ser consistente

 

(v. 11)

 

     Para que la disciplina sea aceptada, se requiere firmeza

 

(v. 12)

 

     Cuando se acepta voluntariamente y se obedece, la disciplina trae bienestar

 

(v. 13)

 

“La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él”

(Proverbios 22:15).

Los Noes de la Disciplina

NO: Se sienta culpable cuando disciplina a su hijo. En realidad muestra su amor cuando se mantiene firme en los límites que ha impuesto.

NO: Tenga miedo de que va a perder el amor de su hijo. Cuando usted obedece a Dios, se gana el respeto de su hijo.

NO: Considere que una estructura con límites es un castigo. En realidad, está estableciendo límites que le serán provechosos.

NO: Trate de manipular a su hijo haciéndole sentir miedo o culpa. Vea la disciplina como un paso positivo para que su hijo regrese a la senda correcta.

NO: Avergüence a su hijo frente a otros. Recuerde alabarlo en público y corregirlo en privado.

NO: Menosprecie a su hijo usando el sarcasmo. Hable la verdad en amor y discipline con compasión.

NO: Compare a su hijo con otros. Véalo como una creación de Dios única.

NO: Discipline a su hijo cuando esté enojado. Espere a que pase el enojo y pida a Dios sabiduría para disciplinarlo correctamente.

NO: Use su mano para corregirlo. Utilice un objeto neutral, no el cinturón del padre o el cepillo de la madre, sino un objeto como una vara.

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”

(Proverbios 13:24).

Los Síes de la disciplina

“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”

(Proverbios 29:15).

: Moldee la voluntad sin quebrantar su espíritu

     La voluntad de un hijo se moldea aplicando la disciplina correcta cuando él trata de ir contra la voluntad de los padres.

     El espíritu se eleva cuando se nos valora como una creación única de Dios y se nos trata con amabilidad y respeto.

     El espíritu de un hijo puede quebrantarse cuando vive en una atmósfera demasiado estricta o con muchas reglas, cuando se le critica o molesta en exceso, o cuando se le hacen acusaciones falsas, hay inflexibilidad, impaciencia o castigos exagerados.

Ejemplo:

Un caballo salvaje es de alta estima. Sin embargo, el caballo más valioso es el que obedece al menor toque de las riendas de su jinete. La meta del domador es someter la voluntad del caballo, pero no su espíritu. Como padres, nuestra meta debe ser moldear la voluntad del hijo sin quebrantar su espíritu.

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”

(Colosenses 3:21).

SÍ: Comunique sus expectativas con claridad.

     Póngase al nivel de los ojos de su hijo.

     Antes del problema, describa detalladamente lo que espera de él en cuanto a la estructura y los límites.

     Obtenga su aceptación y pídale que repita lo que entendió en cuanto a sus expectativas.

     Cuando se presente el momento en que su hijo debe obedecer, hágale un recordatorio amable.

Ejemplo:

Nunca diga: “¿No crees que ya es hora de que te vayas a la cama?”

Sí diga: “Recuerda que acordamos que te irías a dormir a las 8:30. Ya son las 8:20, ¿qué deberías estar haciendo ahorita?”

“…os rogamos y exhortamos cómo os conviene conduciros y agradar a Dios”

(1 Tesalonicenses 4:1).

: Establezca cuáles serán las consecuencias negativas de su desobediencia.

     Para determinar los castigos, analice qué le gusta o disgusta a su hijo.

     Si es posible, elija un castigo que se relacione con su transgresión.

     Comunique claramente cuál será el castigo.

     Antes de que surja un problema, obtenga la aprobación de su hijo a ese castigo.

     Permita que su hijo experimente las consecuencias de su desobediencia.

Ejemplo:

Tomás, de diez años, vive en una calle muy agitada. Le gusta andar en bicicleta con su amigo que vive cruzando la calle, pero sus padres le dijeron que nunca cruce la calle sin un adulto presente. Si Tomás desobedece, no se le permitirá andar en bicicleta al siguiente día.

“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”

(Proverbios 19:18).

SÍ: Considere la posibilidad de pegarle a su hijo con la vara cuando desafíe su autoridad.

     El propósito de pegarle es para que el hijo asocie el mal comportamiento con el dolor.

     Nunca pegue a su hijo cuando esté enojado o por venganza, sino con dolor.

     Pegue a su hijo en privado, no frente a otros.

     Explíquele la razón por la que le pega.

     Pida a su hijo que repita la razón por la que pagará las consecuencias.

     Aplique a su hijo algunos golpes de vara sólo en las asentaderas.

     Consuele a su hijo verbal y físicamente inmediatamente después de pegarle.

     Los golpes sólo deben usarse cuando sean productivos. (Algunos niños no requieren de ellos para arrepentirse, otros no reaccionan a ellos.)

Ejemplo:

“Susana, ¿qué te dije acerca de no escupir a tu hermana? …Sí, se supone que nunca debes escupir a nadie, pero ¿qué hiciste? …Si, desobedeciste. ¿Qué sucede cuando desobedeces a mamá o papá? …Correcto, tenemos que pegarte porque te amamos y queremos que aprendas a hacer lo que es correcto”. (Después de pegarle abrace a su hija y permita que llore.) Después diga: “Susana, ¿te arrepientes de haber desobedecido?… Bueno, me alegra y te perdono. Ahora, ve a pedir perdón a tu hermana”.

“No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”

(Proverbios 23:13–14).

SÍ: Anime y desarrolle la responsabilidad.

     Permita que su hijo tome decisiones.

     Permita que su hijo experimente las consecuencias de sus malas decisiones y se beneficie de las buenas decisiones.

     Si su hijo es responsable, concédale mayor libertad.

     Si su hijo es irresponsable, restrinja su libertad

Ejemplo:

A Karina de siete años, se le dijo: “Puedes jugar en el jardín que está al frente de la casa, pero no puedes salir de él ni jugar en la calle”. Si Karina desobedece, dígale: “¿Cuál es la regla en cuanto a salir del jardín? …¿Por qué pusimos esa regla?… Si, esa regla es para tu seguridad. Por hoy no jugarás más en el jardín”.

“El hijo necio es pesadumbre de su padre, y amargura a la que lo dio a luz”

(Proverbios 17:25).

SÍ: Asigne tareas benéficas.

     Los quehaceres deben asignarse a toda la familia.

     Debe explicarse que los quehaceres benefician a toda la familia.

     Deben definirse y detallarse con claridad.

     Deben ser compatibles con la capacidad del hijo.

     Debe darse un tiempo límite para que cumpla con ellos.

     Los quehaceres deben ser exigidos consistentemente y asegurarse de que se realizan.

Ejemplo:

No diga: “Miguel, quiero que cortes el pasto una vez a la semana”.

Sí diga: “Miguel, puesto que accediste a cortar el pasto antes de salir todos los sábados, no olvides pasar la cortadora alrededor de la banqueta. Al terminar, limpia y guarda todo el equipo”

“En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los labios empobrecen”

(Proverbios 14:23).

: Refuerce el comportamiento positivo.

     Alabe a su hijo cuando muestre virtudes de carácter

“¡Tu cuarto se ve grandioso! Estoy orgulloso por tu diligencia y porque terminaste bien el trabajo”.

     Agradezca a su hijo

“Agradezco mucho tu disposición de ir a la tienda. Gracias por tu ayuda”.

     Reconozca a su hijo frente a otros.

“Juan, ojalá hubieras escuchado las felicitaciones que recibimos después de que Pedro cortó tan bien el pasto”.

     atención a su hijo

“Lisa, escuché que aprendiste a echarte clavados desde la orilla de la alberca. Me encantaría ver cómo lo haces”

     Respete a su hijo

“Cristina, respeto tu deseo de tener privacidad. No entraré a tu cuarto sin tocar la puerta”.

     Dé a su hijo sonrisas y afecto físico

Los niños deben ser tocados con amor por sus padres —con abrazos, besos, apretones, palmadas en la espalda o poniendo la mano en su hombro.

“Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis”

(1 Tesalonicenses 5:11).

SÍ: Sea consistente

     Ambos padres deben coincidir en todo lo relacionado con los hijos, aun cuando disientan en privado.

     Sólo haga promesas que va a cumplir.

     Piense con cuidado cada petición antes de decir que no.

     No exija que se hagan demasiados cambios importantes a la vez.

     Evalúe sus reglas y cámbielas a medida que crece su hijo.

Ejemplo:

Si usted y su cónyuge difieren en cuanto al método de disciplina, discutan la situación en privado. Escuche al otro cuando hable de sus emociones y razones a favor o en contra de la corrección. Lleguen a un acuerdo o concesión de tal forma que haya consistencia en la vida de su hijo.

“Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable”

(Proverbios 24:3–4).

E.  Cómo ayudar y sanar a los hijos que viven con enojo

Los hijos son moldeables. Aunque tienen su propia voluntad (que de paso es pecaminosa), sí reaccionan a las personas y sus circunstancias. Cuando los padres estructuran su hogar conforme a la palabra de Dios, los hijos aprenden a convertir su ira destructiva en formas constructivas de resolver los problemas. Aprenden a mostrar amor en vez de enojo.

“El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”

(Proverbios 10:12)

Sea un modelo de amor y escuche atentamente

     Escuche con los oídos y el corazón

—Si usted tiene un hijo que vive enojado, pregúntele: “Ayúdame a entender por qué estás enojado. ¿Por favor, puedes decírmelo?” Escuche con cuidado. Repita lo que le dijo. Después pregunte: “¿Entendí bien?” Y: “¿Hay algo más??”

—Aprenda a conocer el corazón de cada uno de sus hijos. Pregúnteles acerca de sus sueños y deseos, sus sentimientos y temores, sus preferencias y lo que no les gusta. Escúchelos sin juzgar, sino con la esperanza de entenderlos.

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”.

(Santiago 1:19)

     Sea un modelo de arrepentimiento y perdón

—La mejor forma de enseñar a un hijo a arrepentirse y pedir perdón es demostrándolo usted con hechos. Cuando usted cometa una falta contra su cónyuge en presencia de sus hijos, debe pedir perdón en frente de ellos y después demostrar que quiere cambiar su comportamiento.

—Cuando usted cometa una falta contra sus hijos, pídales perdón y después cambie su comportamiento hacia ellos diciendo: “Me doy cuenta de que me equivoqué (mencione sus malas actitudes). ¿Me perdonas?”

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”

(Mateo 5:23–24)

     Organice a su familia siguiendo el patrón divino.

—Si su familia está controlada por sus hijos, ellos tenderán a exigir que se haga su voluntad y se enojarán cuando ésta no se cumple.

—Cuando el hogar está controlado por padres piadosos, desaparecen muchas de las dinámicas que hacen surgir el enojo en los hijos.

“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”.

(Proverbios 1:8)

     Establezca límites razonables y apropiados a cada edad que incluyan premios y Consecuencias.

—Decida qué premios va a darles por mantenerse dentro del límite (por ejemplo, pueden pasar más tiempo con sus amigos) y

Las consecuencias que tendrá que pasar por pasarse del límite (pasar menos tiempo con sus amigos).

—Explíquele las razones: “Yo quisiera que pasaras más tiempo con tus amigos, pero sólo tú puedes decidir si quieres sufrir las consecuencias o recibir el premio. Si no te mantienes dentro del límite, tú eres el que decides cuánto tiempo vas a poder pasar con ellos”.

“…cómo os conviene conduciros y agradar a Dios”.

(1 Tesalonicenses 4:1)

     Refuerce los límites consistentemente.

—Nunca ponga ultimátum que no va a cumplir. Cumpla su palabra.

—Si no puede disciplinar al momento de la desobediencia, informe a su hijo las consecuencias que sufrirá posteriormente.

“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”. (Proverbios 19:18)

     Aprenda a manejar su ira apropiadamente.

—Usted es el modelo de buenas relaciones para sus hijos. Si usted es un padre enojón, ellos aprenderán la forma iracunda de relacionarse.

—Los hijos que tienen padres iracundos a menudo piensan que Dios es igual. Si es usted un padre siempre enojado, sus hijos tal vez rechacen su religión y fe porque la perciben como una práctica áspera y llena de ira.

“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca”.

(Colosenses 3:8)

     Haga que su disciplina siempre esté motivada por el amor, no por la ira.

—Ejerza la disciplina porque su hijo la necesita, no porque él le haya herido a usted.

—Cuando aplique la disciplina, asegúrese de que sus hijos reconocen que usted los ama.

No les dé la impresión de que los odia o los desaprueba. Dales el valor que tienen como sus hijos y como miembros valiosos de su familia. Deje en claro que lo que usted rechaza es su comportamiento, no a ellos.

“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”.

(Apocalipsis 3:19)

     Ame a su cónyuge abierta e incondicionalmente.

—La forma en que los hijos se relacionan con los demás es un reflejo de la forma en que lo hacen los padres.

—Cuando los padres demuestran poco amor hacia el otro, los hijos se sienten inseguros y por lo tanto, enojados.

—La mejor forma de dar seguridad a sus hijos es amando a su cónyuge.

“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido”.

(Efesios 5:33)

     Valúe a cada uno de sus hijos de la misma manera y no muestre favoritismo.

—Cuando muestra favoritismo por uno de sus hijos, usted provoca el enojo en los demás.

—La igualdad no significa que le dé a todos sus hijos los mismos regalos o la misma cantidad de helado. Significa que usted no muestra más amor a uno que a otro.

“Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”

(Santiago 2:1)

     Anime y afirme a cada uno de sus hijos todos los días.

—Alábelos en forma regular, tanto por las cosas pequeñas como por las grandes. Los hijos quieren agradar a sus padres. Hágales saber que no tienen por qué buscar su aprobación, porque usted los ama incondicionalmente.

—Los hijos son un regalo de Dios. Recuérdeles cuán agradecido está con Dios porque se los dio a usted.

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”.

(Salmos 127:3)

F.  Déjelo ir

Su hijo es un regalo temporal de Dios. Así como las flechas son para lanzarse desde un arco, los hijos son para que se eleven por sí mismos. Cuanto más ore y confíe en el cuidado personal de Dios por su hijo, menos posesivo y renuente estará para soltarlo en las manos divinas.

     DEJE de ver a su hijo como si fuera una extensión de usted.

     DEJE el deseo de poseer a su hijo.

     DEJE la inclinación de controlar a su hijo.

     DEJE a un lado las expectativas que tenía para su hijo.

     DEJE de entremeterse para evitar que fracase su hijo.

     DEJE de buscar la armonía perfecta todo el tiempo.

     DEJE a un lado su propia necesidad de amor.

     DEJE de pensar que su principal identidad proviene de la crianza de sus hijos.

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud”

(Salmos 127:3–4).

La acción más perdurable que puede realizar como padre es reflejar el carácter de Cristo ante su hijo.

—June Hunt

Esperanza para los padres que sufren

Padres e hijos pródigos

La parábola del hijo pródigo es el relato de un padre que sufrió el dolor de criar a un hijo que rechazó el entrenamiento que recibió en su infancia y decidió seguir su camino. El padre devoto de Lucas 15:11–32 ¡dejó que su hijo se fuera del hogar! Con esa acción, respetó la dignidad de su hijo y le permitió tomar sus propias decisiones. Pero nunca perdió la esperanza de recuperarlo. Sólo cuando llegamos a un estado de desesperación parecido y decidimos poner a los hijos en las manos amorosas de Dios, es que el Señor tiene la completa libertad para empezar a trabajar en las vidas de ellos. Por tanto, proceda de la siguiente manera:

Procure edificar una nueva relación con su hijo.

Reciba la compasión de Dios.

Observe con cuidado sus emociones.

Cambie su dolor por la paz de Dios.

Entregue el futuro a Dios.

Deje el pasado atrás.

Acepte que usted también necesita de Dios.

PROCURE edificar una nueva relación con su hijo.

     Deje de intentar cambiar a su hijo —empiece a cambiar usted.

     Deje de juzgar —empiece a respetar.

     Deje de criticar —empiece a apreciar y felicitar.

     Deje de hablar —empiece a escuchar.

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13).

RECIBA la compasión de Dios.

     Dios entiende su dolor.

     Dios está pendiente de sus necesidades y debilidades.

     Dios ama a su hijo aún más que usted.

     La compasión divina nunca falla.

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones 3:22).

OBSERVE con cuidado sus emociones.

     ¿Me apena lo que otros puedan pensar?

     ¿Me da miedo lo que pueda sucederle a mi hijo?

     ¿Estoy enojado por lo que me está haciendo mi hijo?

     ¿Estoy decepcionado de esta vida?

     ¿He permitido que la auto compasión me lleve a la depresión?

     ¿He perdido la fe en Dios debido a esta pena?

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”

(Salmos 139:23–24).

CAMBIE su dolor por la paz de Dios.

     Decida confiar en la misericordia divina.

     Decida confiar en la fidelidad de Dios.

     Decida creer que Dios puede intervenir.

     Decida vivir en la presencia de Dios.

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”

(Isaías 26:3–4).

ENTREGUE el futuro a Dios.

     Dios nos da una segunda oportunidad.

     Dios tiene un concepto diferente del tiempo que nosotros.

     Dios sigue obrando continuamente.

     Dios tiene todos los recursos que necesita para cumplir sus propósitos.

“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).

DEJE el pasado atrás.

     No caiga en el juego de culpar a otros.

     No se agobie por los “si hubiera…”

     No trate de encontrar explicación a lo sucedido.

     No acepte la responsabilidad por las decisiones de su hijo.

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”

(Isaías 43:18–19).

ACEPTE que usted también necesita de Dios.

     Acepto que mi corazón está quebrantado por lo que hizo mi hijo.

     No puedo llevar este dolor yo solo.

     Creo que esta aflicción es un acto del amor de Dios para enseñarme a depender más de él.

     Dejaré que Cristo que mora en mí sea quien me sostenga y fortalezca.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).

“Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo”

(Jeremías 31:16)


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