Confrontación
Cómo restaurar las relaciones quebrantadas
por June Hunt
“Adán, Eva, ¿dónde estáis?” La penetrante voz de
Dios se escuchó en el aire de la tarde, confrontando a las dos temblorosas
personas que se escondían entre los árboles con el corazón latiéndoles fuertemente.
Pocas horas antes, todo era perfecto y apacible, pero ellos decidieron comer
del fruto prohibido y todo cambió bruscamente. Ellos sabían que habían
desobedecido a Dios al desafiar su autoridad. Ahora se encogían temerosos a
medida que la voz se acercaba.
Cuando salieron de su escondrijo, ¿cómo enfrentó
Dios a la pareja? ¡Las cosas pudieron haber sido tan distintas! Él creó al
primer hombre y mujer en un lugar perfecto, donde él llenaría todas sus
necesidades. ¡Si tan sólo hubieran obedecido! Debido a su fatal decisión, ellos
perdieron lo que Dios había planeado darles. Ahora, ¿qué iba a decirles? ¿Qué
haría con ellos?
Mientras la pareja se escondía atemorizada, Dios
hizo varias preguntas:
“¿Quién
te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no
comieses?” (Génesis 3:11)
¡Como si el Señor no lo supiera! Adán trató de
justificarse culpando a Eva: “Y el hombre
respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. (Génesis 3:12)
El Señor se dirigió a Eva: “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho?”
¿Sería posible que Dios no lo supiera? Por supuesto que él sabía lo que habían
hecho. Hizo la pregunta para ayudarla a confesar su falta. A su vez, Eva culpó
a la serpiente: “Y dijo la mujer: La
serpiente me engañó, y comí”. (Génesis 3:12–13)
I. Definicion De Términos
Relacionados Con La Confrontación
Al igual que Adán y Eva, cuando alguien se ve
confrontado con sus errores, pasivamente se esconde del
conflicto. Pero cuando no puede seguir haciéndolo, reacciona en forma “pasiva-agresiva”
y culpa a los demás. Otros, como Caín, el hijo de aquella pareja, después que
asesinó a su hermano Abel, respondió agresivamente. Los términos pasivo,
agresivo y pasivo-agresivo son tres formas negativas de confrontar a
otros, mientras que el estilo asertivo es el único positivo. ¡Qué
bueno sería que tuviéramos el discernimiento necesario para actuar y reaccionar
asertivamente cuando confrontamos o somos confrontados!
“En
los labios del prudente se halla sabiduría; mas la vara es para las espaldas
del falto de cordura”. (Proverbios 10:13)
A. ¿En qué consiste la confrontación?
• La confrontación es el acto de
enfrentar a una persona para mencionarle sus errores con el propósito de
establecer la verdad.
• El confrontar a una persona
contribuye a establecer la verdad para que se convenza de que debe corregir o
cambiar su vida.
—La palabra hebrea tokachath
significa “corregir, reconvenir”.
Salomón, el hombre más sabio que ha existido,
entendió el valor de la confrontación cuando escribió…
“La
reconvención es molesta al que deja el camino; y el que aborrece la corrección
morirá”. (Proverbios 15:10)
—En ocasiones, Dios nos
guía a enfrentar a otros para que vean su necesidad de cambiar, así como
para que sepan lo que deben cambiar y cómo.
“Porque
la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en
este siglo sobria, justa y piadosamente… Esto habla, y exhorta y reprende con
toda autoridad. Nadie te menosprecie”. (Tito
2:11–12, 15)
B. Métodos de confrontación usados en la Biblia
¿Qué piensa la mayoría de la gente acerca de la
forma en que Dios enfrenta al hombre mortal en la Biblia? Muchos se figuran que
el Señor es un juez inflexible que golpea con fuerza su marro para sentenciar
con severidad a algún descarriado, pero esto no es cierto. Así como nuestro
amante Dios creó a los seres humanos con grandes diferencias, de la misma
manera utiliza métodos diversos para confrontarlos según sus necesidades
individuales. Desde la forma en que hizo sus primeras preguntas a Adán y Eva en
Génesis hasta sus exhortaciones a las iglesias de Apocalipsis, es evidente que
el Señor utilizó muchos métodos creativos de confrontación… cada uno con la
amorosa intención de que seamos todo aquello para lo cual él nos creó. Sus
confrontaciones demandan una respuesta de nuestra parte.
“No
menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección;
porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”.
(Proverbios
3:11–12)
Método #1… Confrontación indirecta por medio de una pregunta
Job 38–42:6
¿Ha observado que cuando alguna persona hace
preguntas a otros probablemente ya conoce las respuestas? Esos individuos
intuitivos han descubierto el secreto de la comunicación. El objetivo de hacer
preguntas es ayudar a los demás a analizar la verdad por medio de una reflexión
interna.
“¿Qué
haría yo cuando Dios se levantase? y cuando él preguntara, ¿qué le respondería
yo?”
(Job
31:14)
• El propósito de las preguntas sabias es
hacer que la gente piense con seriedad en sus acciones y actitudes, analice su
posición y/o reconsidere sus decisiones.
• Este método de confrontación tiene menos
que ver con la respuesta correcta a una pregunta que con el desafío a cambiar.
• El ejemplo más dramático de este estilo de
confrontación se encuentra en el libro de Job. Dios le hizo una serie de
preguntas inquisidoras al patriarca:
“¿Quién
es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como
varón tus lomos; yo te preguntaré, y tú me contestarás”. (Job 38:2–3).
• A través de ellas, Dios se reveló a Job, y
éste se vio enfrentado con su imperfección. Las preguntas apropiadas son muy
poderosas. Después de escuchar las que le hizo Dios, Job se sintió hondamente
conmovido y convencido de sus faltas, por lo que contestó: “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza”. (Job 42:6)
• Si usted entiende y utiliza esta técnica,
dominará una de las principales habilidades de un consejero. Dios es nuestro
consejero por excelencia y en todas las Escrituras demuestra que el método de
hacer preguntas es muy eficaz para hacer que otros piensen acerca de ellos
mismos.
“Como
aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido
lo alcanzará”.
(Proverbios
20:5)
Método #2… Confrontación indirecta por medio de una parábola
Lucas 20:9–19
Las parábolas siempre se han considerado un
alimento refrescante para la mente y el alma. Las parábolas sencillas atraen a
las personas de todas las edades, desde el más pequeño al más viejo. No es de
extrañar que esas memorables alegorías hayan resistido el paso del tiempo y
sigan siendo lecciones clásicas a través de los siglos.
• Una parábola es una breve historia
ficticia, es decir, un relato terrenal con un significado celestial que se centra en una verdad moral o espiritual. La palabra griega parabole
significa comparación o ejemplo. Las parábolas se usan para ilustrar una verdad
moral o espiritual dentro de un escenario cotidiano.
• Las parábolas arrojan su esclarecedora luz
en las tinieblas de nuestro corazón y nos desafían a cambiar. Tienen un valor
incalculable y desarrollan un carácter piadoso en nuestra vida.
• En Lucas
20:9–19, Jesucristo utilizó la parábola de una viña para revelar a
los líderes judíos los oscuros motivos que había en su corazón:
El dueño de una viña rentó su propiedad. Cuando
llegó la cosecha, envió a varios de sus siervos para recoger los frutos. Sin
embargo, los labradores los trataron en forma vergonzosa a todos ellos. Cuando
el dueño envió a su hijo amado, los labradores se unieron para asesinarlo. El
Señor dijo: “Y le echaron fuera de la
viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? Vendrá y
destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto,
dijeron: ¡Dios nos libre!” (Lucas 20:15–16)
“Procuraban
los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque
comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al
pueblo”.
(Lucas
20:19)
Método # 3… Confrontación indirecta por medio de una historia
2 Samuel 12:1–13
Si se relata bien una historia, tiene poder para
mover nuestras emociones a la ira o al llanto. Todos reaccionamos a una buena
historia sin importar si ésta es verídica o no. Cuando las personas están
ciegas a sus pecados, una historia que describa sus transgresiones puede ser un
poderoso medio de hacerlas conscientes de ellas.
• Cuando David se enamoró de Betsabé,
permitió que la lascivia lo llevara al adulterio y después al engaño y
asesinato. Pero debido a su posición de rey, escapó de las consecuencias
normales de su crimen, mismas que él tendría que imponer sobre sus súbditos si
fueran ellos quienes lo cometieran.
• El Señor envió a Natán para confrontar a
David por medio de una historia sabiamente relatada acerca de dos hombres. Uno
era rico y el otro pobre. El primero tenía muchos rebaños de animales, pero el
pobre sólo tenía una sola oveja de mascota a la que amaba entrañablemente.
Cuando el rico tuvo que preparar una cena para un visitante, se negó a matar a
una oveja de sus ganados y tomó la del pobre para ofrecerla a su invitado. A
medida que Natán relataba la historia, David reaccionaba con gran indignación.
Al final, emitió su juicio sobre el rico:
“Entonces
se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a
Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte”. (2 Samuel 12:5)
• La pronta sentencia de David contra el rico
estaba completamente justificada. Así que no pudo resistirse cuando Natán
invirtió los papeles y le reveló a David que él era el que merecía la condena: “Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel
hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y
te libré de la mano de Saúl”. (2 Samuel 12:7)
• David quedó profundamente impresionado con
la historia que describía sus propios actos. Como resultado de esa
confrontación, se arrepintió: “Entonces
dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová
ha remitido tu pecado; no morirás” (2 Samuel
12:13). Las historias que se usan para convencer a otros provocan el
deseo de tener un corazón puro delante de Dios. Después de haber pecado con
Betsabé y de la subsiguiente confrontación de Natán, él dijo: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva
un espíritu recto dentro de mí”. (Salmos 51:10)
Método #4… Confrontación directa por medio de una amonestación
Juan 8:1–11
Todos poseemos una conciencia que nos permite
discernir si algo es moralmente correcto o no. Sentirse
culpable es lo apropiado cuando nos alejamos de la verdad, es “culpabilidad
saludable” que se produce por la obra de convicción del Espíritu Santo. Si
seguimos pecando por un largo tiempo sin sentir culpa, podemos desarrollar una
“conciencia cauterizada”. Sin embargo, Dios puede enviar a alguien a que nos
confronte y apele a nuestra conciencia.
• Una exhortación es una confrontación o
advertencia amable que se da con el fin de corregir algo. Exhortar es advertir o
aconsejar en forma amable y firme a una persona que está equivocada.
—La palabra griega noutheteo
significa “amonestar” o más literalmente, “traer a la mente” (nous
= mente, tithemi = poner).
—La exhortación, como
advertencia amistosa y firme, es para entrenar la mente de la persona para que
piense y actúe en forma distinta.
El apóstol Pablo dijo:
“La
palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda
sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e
himnos y cánticos espirituales”. (Colosenses 3:16)
• En una ocasión, una mujer fue sorprendida
en el acto mismo de adulterio. Los líderes religiosos la trajeron ante
Jesucristo para que él pronunciara la sentencia de muerte por lapidación. En
vez de confrontar a la mujer, el Señor se centró en la actitud condenatoria de
los escribas y fariseos apelando a su conciencia.
• En forma inteligente, Jesucristo invirtió
los papeles de los acusadores mencionando su interés en cumplir la ley a la
letra y poniendo de manifiesto su falta de misericordia. Al tratar de cumplir
la ley a la letra, atrajeron el juicio sobre sí mismos.
• Su confrontación pasó de la mujer a ellos,
porque el Señor apeló a su conciencia. Jesucristo dibujó una raya en la arena y
lanzó el problema a su propio terreno: “Y
como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros
esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Su propia conciencia los acusó y
todos a una se alejaron de la escena dejando a Jesús a solas con la mujer.
• Si usted debe confrontar a alguien que ha
sido sorprendido en pecado, a continuación encontrará algunas frases que puede
usar para apelar a su conciencia:
—“¿Quieres ser una persona
de Dios?”
—“¿Quieres ser una persona
íntegra?”
—“¿En verdad quieres
recibir el favor de Dios en tu vida?”
Método #5… Confrontación (directa) con una reprensión
Gálatas 2:11–14
En ocasiones, la forma más apropiada de confrontar
a alguien es siendo directo y explícito. Por ejemplo, cuando ha hecho algo
evidentemente malo o cuando su mal comportamiento corrompe la conciencia de un
niño. Al exponer a alguien directamente con su ofensa, se corre el riesgo de
que la persona se aleje. Pero a veces este método es necesario para cambiar los
corazones y corregir una situación negativa.
• Una reprensión es una confrontación que
incluye una reprimenda firme y estricta con el objeto de convencer. También
puede ser una reprensión convincente y contundente con el fin de corregir una
falta. Reprender significa confrontar a los que están mal para acusarlos
o desafiarlos
a hacer lo correcto.
—La palabra griega epitimao
se traduce como “reprender”.
Durante la crucifixión de Cristo, el ladrón
arrepentido reprendió al otro y lo desafió a cambiar…
“Respondiendo
el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma
condenación?” (Lucas 23:40)
—Reprender también
significa confrontar a los que están mal con el fin de convencerlos para que
hagan el bien. El término griego elegcho, que ha menudo se traduce
como “reprender” también significa “convencer o reprobar”.
“Y
habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo
mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él”.
(Hebreos 12:5)
• Pablo reprendió públicamente a Pedro porque
puso en peligro el mensaje de Dios y la unidad de la iglesia. Pedro evitaba
comer con los gentiles cuando los judíos estaban presentes, porque sabía que
éstos desaprobaban esa práctica. Al separarse de los gentiles, estaba aprobando
en forma pasiva que las costumbres de los judíos se aplicaran a todos los
cristianos. La reprensión pública de Pablo fue indispensable para corregirlo.
• La confrontación directa requiere un
equilibrio entre la paciencia y la verdad. Permita que Dios trabaje a través de
la reprensión.
“…que
prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina”. (2 Timoteo 4:2)
C. ¿Qué piensa Dios de la confrontación?
El objetivo de la confrontación no es levantar un
piadoso dedo acusador contra el pecado de otra persona, sino señalar la verdad
de que es necesario corregir algo. Es la clase de verdad que nos hace
libres, nos impulsa a dar la vuelta y a ponernos en la senda correcta.
¿Alguna vez se ha equivocado de camino sin querer?
Cómo hubiera apreciado que alguien se preocupara lo suficiente de usted como
para intervenir… para desafiarlo… para confrontarlo porque debía volver al
“curso correcto”. En ocasiones, todos necesitamos confrontarnos con la verdad,
un acto que produce convicción, corrección y un cambio de dirección.
Cuando la confrontación se hace sabiamente, a menudo Dios la utiliza para
evitar que nos descarriemos y hacer que volvamos al camino correcto.
“El
camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es
sabio”
(Proverbios
12:15)
El propósito de la confrontación positiva
El Espíritu de Dios confronta al incrédulo con su
pecado para traerlo a la confesión, arrepentimiento y salvación. De la misma
manera, el mismo Espíritu confronta el pecado de los cristianos para producir
en ellos confesión, arrepentimiento y la semejanza con Cristo.
Jesucristo no sólo murió por salvarnos de la pena
del pecado (que es la separación eterna de Dios), sino también para salvarnos
del poder del pecado en nuestra vida. Por tanto, el pecado debe confrontarse
para que podamos ser libres de su esclavitud. En ocasiones, la confrontación es
necesaria tanto para recibir la salvación, como para llevar una vida
victoriosa.
Basándose en su amor…
—Dios nos confronta para que sigamos
caminando dentro de su voluntad y en íntima relación con él.
“Reconoce
asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu
Dios te castiga. Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando
en sus caminos, y temiéndole”. (Deuteronomio 8:5–6)
—Dios nos encarga la tarea
de confrontar a otros sabiamente para ayudarlos a que vean la necesidad de
tener una relación personal con Jesucristo o para ser más semejantes a él.
“A
quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda
sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre”. (Colosenses 1:28)
—Dios nos confronta porque
nos ama como un padre ama a su hijo. Él quiere hacernos santos como él, de tal
modo que vivamos en paz con los demás.
“Y
aquéllos [nuestros padres], ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a
ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente
parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de
justicia a los que en ella han sido ejercitados”. (Hebreos
12:10–11)
—Dios nos confronta usando
su palabra para perfeccionarnos de por vida.
“Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16–17)
El peligro de la confrontación negativa
—La confrontación, debiendo ser útil
y sanadora, puede estar equivocada y convertirse en dañina y hostil
cuando se usa con motivos egoístas o para beneficio personal. El justo Job
protestó porque sentía que sus amigos estaban equivocados al confrontarlo
cuando estaba en un sufrimiento tan intenso. Después de que lo confrontaron, él
dijo…
“Muchas
veces he oído cosas como estas; consoladores molestos sois todos vosotros…
También yo podría hablar como vosotros, si vuestra alma estuviera en lugar de
la mía; yo podría hilvanar contra vosotros palabras, y sobre vosotros mover mi
cabeza. Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios
apaciguaría vuestro dolor”. (Job 16:2–5)
—También David escribió
acerca de la forma en que Dios lo libró de la hostil confrontación que le
hicieron sus enemigos, en especial el rey Saúl…
“Ligaduras
del Seol me rodearon; tendieron sobre mí lazos de muerte. Me libró de poderoso
enemigo, y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo. Me
asaltaron en el día de mi quebranto; mas Jehová fue mi apoyo”.
(2 Samuel 22:6, 18–19)
D. ¿Cuáles son los cuatro estilos de confrontar?
¿La sola idea de tener que confrontar a otros le
hace querer esconderse? Las situaciones molestas que exigen una confrontación
pueden pesar gravemente sobre nuestro corazón y arruinar una relación que
alguna vez fue cercana. ¿Ha tratado de evitar un problema, esperando que
desapareciera sin decir nada? O, ¿ha sepultado su enojo hasta que el volcán
hace erupción en la cara de su ofensor? La vida de David ilustra cuatro
acercamientos distintos para manejar a personas difíciles. En última instancia,
debemos vencer el miedo y tener el valor de confrontar en amor, viviendo a la
luz de la verdad divina.
“Jehová
es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme?”
(Salmos
27:1)
#1 El
estilo pasivo: Consiste en confrontar
en forma indirecta usando el silencio o un lenguaje vago para comunicar
nuestras necesidades y deseos.
• impide la interacción directa debido al
temor
• espera que otros adivinen lo que queremos
Meta:
Auto protegerse evitando la confrontación
Desventajas:
Produce una solución temporal y provoca problemas
mayores
Ejemplo:
En una ocasión David decidió permanecer callado
ante sus ofensores. No obstante, su reacción pasiva sólo aumentó la angustia y
enojo en su corazón.
“Yo
dije [David]: Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi
boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí. Enmudecí con
silencio, me callé aun respecto de lo bueno; y se agravó mi dolor. Se enardeció
mi corazón dentro de mí; en mi meditación se encendió fuego, y así proferí con
mi lengua”.
(Salmos 39:1–3)
#2 El
estilo agresivo: Consiste en confrontar
atacando a abiertamente el carácter de la otra persona con objeto de
adquirir poder.
• utiliza las amenazas e intimidación para
que otros satisfagan sus necesidades a cualquier costo
• se siente con derecho a violar los derechos
de los demás
Meta:
Obtener el poder y control por medio del enojo o
la fuerza
Desventajas:
Sólo produce soluciones de corto plazo y se gana
enemigos al dañar los sentimientos ajenos
Ejemplo:
Muchos enemigos de David lo atacaron para hacerlo
caer.
“Todo
el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia”. (Salmos
56:2)
#3 El
estilo pasivo-agresivo: Consiste en
confrontar emboscando encubiertamente a la otra persona como un juego
de poder
• utiliza el sarcasmo y la crítica en lugar
de usar un lenguaje directo y específico
• trata de desquitarse más tarde y cobrarse
las ofensas reales o imaginarias
Meta:
Evitar las reacciones directas y la necesidad de
dar cuentas pero todavía buscando una “ganancia”.
Desventajas:
No produce soluciones, sino que expresa una ira
destructiva en forma indirecta
Ejemplo:
En repetidas ocasiones, David fue emboscado
por sus enemigos que le lanzaron ataques indirectos en forma pasiva-agresiva.
“Escóndeme
del consejo secreto de los malignos, de la conspiración de los que hacen
iniquidad, que afilan como espada su lengua; lanzan cual saeta suya, palabra
amarga, para asaetear a escondidas al íntegro; de repente lo asaetean, y no temen”. (Salmos 64:2–4)
#4 El
estilo asertivo: Consiste en confrontar
expresando directamente la verdad de que es necesario realizar cambios
positivos
• utiliza un lenguaje directo y específico
para expresar la información verdadera
• confronta directamente, de tal forma que
expresa consideración por las opiniones y sentimientos de los demás
Meta:
Presentar los hechos, corregir las falsedades y
cambiar el comportamiento
Ventajas:
Produce soluciones eficaces y edifica la confianza
y respeto en forma permanente
Ejemplo:
En dos ocasiones, David tuvo oportunidad de matar
a su enemigo el rey Saúl. Pero en lugar de actuar violentamente, decidió
perdonarle la vida y confrontarlo asertivamente.
“Y
dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David
procura tu mal? He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en
mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque
dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.
Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será
contra ti”.
(1 Samuel 24:9–10, 12)
II. Características De La
Confrontación
¿A veces confronta cuando no debiera y no lo hace
cuando debe? Un importante líder religioso confrontó a una mujer cuando parecía
que estaba ebria en la iglesia, pero en realidad se encontraba angustiada,
clamando a Dios porque no podía tener hijos. Ese líder la confrontó
violentamente basado únicamente en las apariencias y antes de conocer los
hechos. (Vea 1 Samuel 1:9–18.)
Ese mismo líder que confrontó cuando no debía,
posteriormente fue culpable de no hacerlo cuando sí debía.
Él falló al no confrontar a sus dos despreciables hijos cuando abusaron de su
posición como sacerdotes y tomaron ventaja del pueblo de Dios. (Vea 1 Samuel 2:12–36.) Dios reprendió a Elí por su pasividad,
porque falló al no proteger a su pueblo.
¿Confronta usted cuando no debe, y no confronta
cuando debe? El temor al conflicto puede hacerlo pasivo y paralizarlo… o bien,
una apreciación falsa puede hacer que usted confronte inapropiadamente. Se
requiere sabiduría para saber cuándo y cómo realizar la confrontación.
En su edad avanzada, Elí finalmente confrontó a
sus hijos, pero para entonces ya era demasiado tarde. Él pagó un alto precio
por ser pasivo. Dios dijo a Elí…
“Y
le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe;
porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado”.
(1
Samuel 3:13)
A. ¿Cuándo se debe confrontar?
Puesto que hay un tiempo equivocado para
confrontar, es decir, cuando se hace más daño que bien, y un tiempo oportuno
para hacerlo porque cumple el propósito de Dios, ¿cómo saber cuál es el momento
adecuado?
Usted debe confrontar…
• Cuando
alguien está en peligro. Algunas personas dicen o hacen cosas que las
lastiman a ellas o a otros, al grado de que las vidas se ponen en peligro. Dios
se opone a todo comportamiento abusivo ya sea contra uno mismo o contra otros.
Usted debe intervenir cuando observa cualquier comportamiento que amenaza a
alguien.
“Libra
a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte.
Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿Acaso no lo entenderá el que
pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre
según sus obras”.
(Proverbios 24:11–12)
• Cuando
una relación está amenazada. Las relaciones se ven afectadas cuando se
expresan palabras o se realizan acciones dañinas. Usted necesita confrontar
cuando es necesario preservar la relación.
“Ruego
a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te
ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron
juntamente conmigo en el evangelio…”
(Filipenses 4:2–3)
• Cuando
existe división dentro del grupo. Una de las tácticas del enemigo de
nuestras almas es provocar pleitos, rencillas y celos dentro del cuerpo de
creyentes. Dios nos llama a la unidad, a estar de acuerdo y a vivir en paz. Él
nos da el encargo de proteger esas relaciones preciosas.
“Os
ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis
todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”. (1 Corintios 1:10)
• Cuando
alguien ha pecado contra usted. Aunque sea muy difícil, Dios da
instrucciones claras de confrontar cara a cara a cualquiera que le haga algo a
usted que viola flagrantemente la voluntad de Dios en cuanto a la forma en que
debe usted ser tratado.
“Por
tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si
te oyere, has ganado a tu hermano”. (Mateo 18:15)
• Cuando
usted es el ofendido. En ocasiones usted puede sentirse ofendido por las
acciones de alguna persona aunque éstas no sean pecaminosas. Por el bien de la
relación, es necesario confrontar en forma humilde y hablar de la preocupación.
Esto hará que la otra persona sea sensible a usted en el futuro y no siga
ofendiéndolo con sus acciones.
“Con
toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en
amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios 4:2–3)
• Cuando
alguien es sorprendido en un pecado. A veces usted observa que otros han
pecado sin darse cuenta. Dios nos advierte que evitemos el pecado, pero también
quiere usarnos para evidenciar el pecado y ayudar a que la persona atrapada en
él lo supere.
“Cuando
yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares,
para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío
morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano”. (Ezequiel 3:18)
• Cuando
otros son los ofendidos. En ocasiones, es correcto confrontar a favor de
otros. En el caso de los prejuicios, injusticias o violencia contra los
indefensos, Dios espera que nosotros los defendamos y hablemos en contra de
quienes les han hecho daño. El apóstol Pablo confrontó a Pedro abiertamente.
“Pero
cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.
Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles;
pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los
de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos,
de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de
ellos”. (Gálatas 2:11–13)
B. ¿Cuándo no se debe confrontar?
Aunque la confrontación puede crear unidad,
también puede dividir. Para evitar daños innecesarios, usted no debe
confrontar…
• Cuando
usted no es la persona adecuada. Si usted no es el ofendido o no es
responsable de quien recibió la ofensa, usted no es el que debe confrontar. Sin
embargo, Dios puede usarlo para ayudar a la persona que sí debe hacerlo.
“El
que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al
perro por las orejas”. (Proverbios 26:17)
• Cuando
no es el momento correcto para hacerlo. Tal vez usted es la persona
indicada para hacer la confrontación, pero puede ser que no sea el momento
adecuado para hacerlo.
“Todo
tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… tiempo
de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar”. (Eclesiastés 3:1, 7)
• Cuando
desconoce los hechos. Asegúrese de tener toda la información acerca de lo
que sucede. En ocasiones es suficiente con hacer las preguntas correctas y
escuchar objetivamente para descubrir si interpretó mal la situación.
“Al
que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio”. (Proverbios 18:13)
• Cuando
es mejor dejar pasar la ofensa. Usted descubrirá que dejar pasar las
ofensas menores permite a Dios convencer a los demás de sus errores. Si tiene
dudas, mejor evite la confrontación y muestre misericordia.
“El
odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. (Proverbios 10:12)
• Cuando
usted está cometiendo el mismo pecado. Es paradójico, pero usted puede
sentirse ofendido por las personas que muestran el mismo comportamiento con el
que usted batalla. Seríamos hipócritas si tratáramos de corregir a los demás
cuando somos culpables del mismo comportamiento. Primero corrija el suyo para
que pueda ayudar a otro a corregir su comportamiento.
“¿Y
por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la
viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la
paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la
viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu
hermano”. (Mateo 7:3–5)
• Cuando
su motivación es hacer valer sus derechos y no beneficiar a la otra persona.
Una actitud así sólo perjudicará la intención de la confrontación positiva. Por
tanto, siempre ponga los intereses del otro antes que los suyos.
“Nada
hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada
uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo
propio, sino cada cual también por lo de los otros”. (Filipenses 2:3–4)
• Cuando
desea vengarse. Antes de confrontar, es imperativo que perdone sinceramente
al ofensor. En su corazón, libérelo y entréguelo en las manos de Dios. La
confrontación no es para satisfacer su deseo escondido de venganza o desquite.
“No
paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres”. (Romanos 12:17)
• Cuando
las consecuencias de la confrontación son peores que la ofensa. Considere
la gravedad de la ofensa antes de confrontar a otro. Algunas batallas reportan
muy bajos dividendos y sencillamente no vale la pena librarlas.
“Mejor
es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones”. (Proverbios 17:1)
• Cuando
la persona a quien va a confrontar tiene fama de necia y contenciosa. Evite
confrontar a las personas que no quieren reconocer sus ofensas. Si no puede
evitar la confrontación, tal vez necesita invitar a otros para que le ayuden.
“Pero
desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos,
apto para enseñar, sufrido”. (2 Timoteo 2:23–24)
• Cuando
un creyente se beneficia si usted cede sus derechos. Jesús nos dio ejemplo
al sufrir para lograr la justicia y nos exhortó a soportar las aflicciones
injustas con el fin de presentar el carácter de Dios al incrédulo. Permita que
Dios trabaje en el corazón del otro siendo sensato.
“Porque
esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios,
sufre molestias padeciendo injustamente. Pues para esto fuisteis llamados;
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis
sus pisadas”. (1 Pedro 2:19, 21)
• Cuando
el ofensor es su enemigo. En ocasiones es mejor no confrontar y ganarse a
la persona orando por ella y bendiciéndola. En última instancia, usted y el
ofensor son los únicos responsables de sus actos ante Dios. La senda de la paz
puede requerir perdonar y bendecir a su ofensor y no confrontar el
comportamiento ofensivo.
“Pero
yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen para
que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”. (Mateo 5:44–45)
• Cuando
la confrontación será ineficaz y la reacción severa. Tal vez usted no deba
confrontar a una persona con temperamento violento y que seguramente buscará
vengarse en usted o en alguien a quien usted ama. (Sin embargo, con una persona
así usted tendrá que establecer límites apropiados.)
“El
que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta; el que reprende al impío, se
atrae mancha”. (Proverbios 9:7)
“¿No es mejor perdonar y olvidar? ¿Por qué
debo confrontar a alguien cuando me ofende?”
Perdonar sin confrontar puede provocar
resentimiento. El ignorar a la persona que le ofendió puede producir una raíz
de amargura que dará un fruto amargo.
“Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna
raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. (Hebreos 12:15)
“Si tengo un amigo que es cristiano pero
vive en pecado, ¿estoy obligado a confrontarlo?”
Tal vez usted sea el agente de Dios para ayudar a
su amigo a cambiar y madurar para parecerse a Cristo. Al mostrar interés
genuino para confrontarlo, Dios puede usarlo a usted para animar y apoyar a
distintos seres queridos para que superen los hábitos que los esclavizan y
separan de los demás. En ocasiones usted será el enviado de Dios para intervenir
directamente pero con amor, en la vida de los creyentes que se han descarriado
de la verdad y están atrapados en el pecado.
“Hermanos,
si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace
volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará
de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados”. (Santiago
5:19–20)
C. ¿Cuáles son las cuatro estrategias para
confrontar?
Si usted se encuentra involucrado en un conflicto
y necesita confrontar a otro, puede cometer el error de usar alguna de las tres
estrategias negativas que son: evadir, atacar o sabotear.
• Si es
usted pasivo…
—Su estrategia normal es evitar
el problema completamente sin dirigirse a la persona en forma directa.
—Tiene una mentalidad
basada en el temor probablemente aprendida en la infancia, que le hace sentir
incapaz de confrontar.
—Es usted demasiado
indulgente, evita los desacuerdos y las tácticas de temor.
—Sin embargo, al evitar la
confrontación usted permite que sigan los conflictos relacionales que a menudo
se originan en el comportamiento pecaminoso de la otra persona.
La Biblia dice:
“El
temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”. (Proverbios 29:25)
• Si es
usted agresivo…
—Su estrategia es atacar
a la otra persona, no al problema.
—Usted promueve su auto
estima atacando y anulando a otros.
—Se siente con derecho a
derribar los límites de espacio, trabajo, tiempo, o vida personal del otro.
Usted busca controlar a los demás intimidándolos.
—Al atacar, puede que usted
gane una batalla temporal, pero pierde la guerra. Sus ataques inapropiados
afectan a la relación y no resuelven definitivamente la conducta ofensiva.
La Biblia dice:
“Abominación
es a Jehová todo altivo de corazón;
ciertamente
no quedará impune”. (Proverbios 16:5)
• Si es
usted pasivo-agresivo…
—Su estrategia es sabotear
a la otra persona sin confrontar el problema.
—Usted tiene temor y
prefiere esconderse, manipular y sabotear para poder ganar el poder en vez de
confrontar directamente.
—Usted lleva un registro de
ofensas reales o imaginarias para justificar el desquite. Se le hace difícil
aceptar su responsabilidad de herir a otros y actúa como si fuera un
“francotirador”, lanzando calumnias, sarcasmos y burlas desde una distancia
segura.
—Al emboscar a otros, usted
evita la confrontación directa y al mismo tiempo busca métodos sutiles para
ganar en el juego de poder.
La Biblia dice:
“El
escarnecedor no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios”. (Proverbios 15:12)
• Si es
usted asertivo…
—Su estrategia es afirmarse
a sí mismo y confrontar a la otra persona para solucionar el problema.
—Usted trata a todos los
involucrados en forma equitativa y respetuosa escuchando con cuidado, afirmando
la verdad y corrigiendo la mentira directamente y exponiendo los puntos en que
las personas difieren o entienden mal al otro.
—Usted hace peticiones
tomando en cuenta las necesidades de los otros y expresando con valor palabras
de amonestación, reprensión o ánimo según se requiera.
—Al afirmarse a sí mismo,
usted provee la mejor oportunidad para desarrollar relaciones positivas porque
usted habla con discernimiento y seguridad al confrontar con buen juicio.
“Hijo
mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la ley y el consejo… porque
Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de quedar preso”. (Proverbios 3:21, 26)
En medio de una guerra, todo líder militar tiene
el desafío de confrontar a su enemigo. Algunas estrategias pueden parecer correctas
por el momento, pero al final no le darán la victoria. Sólo una estrategia
asertiva basada en la verdad pondrá fin a la guerra y todos saldrán
ganando —todas las demás estrategias fallan.
La Biblia dice acerca de quienes tienen
estrategias subversivas…
“Tomad
consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está
con nosotros”. (Isaías 8:10)
D. ¿Qué puede decir… ¿cómo decirlo?
Una cosa es decidir a quién va a confrontar, pero
¡otra muy distinta decidir lo que va a decir! La preparación de lo que va a
decir le ayudará a hablar con claridad y amorosamente cuando surja la necesidad
de confrontar a otro.
“Manzana
de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene. Como zarcillo de
oro y joyel de oro fino es el que reprende al sabio que tiene oído dócil”.
(Proverbios
25:11–12)
• Cómo
confrontar el trato injusto que recibe un compañero de trabajo
—“Tal vez usted sintió que
él no estaba haciendo bien su trabajo, pero, ¿piensa usted que es justo
despedirlo sin darle una oportunidad para que cambie?”
—“Usted podría animarlo
señalando las mejoras que necesita hacer dentro de su área de trabajo”.
• Cómo confrontar
a un amigo que siempre llega tarde
—“Quedamos de vernos a la
1:00 para comer. Te he esperado una hora. ¿Entendí mal la hora en que
quedamos?”
• Cómo
confrontar a un amigo que traspasa nuestros límites
—“Tú sabes que me encanta
hablar contigo, pero debes llamarme a una hora más temprana por la noche.
Necesito dormir. Por tanto, no nos llamemos después de las 9:00 p.m.”.
• Cómo
confrontar al cónyuge por no llamar cuando va a llegar tarde
—“Tuve la cena lista a las
6:30 los últimos cinco días, pero tú no avisaste que ibas a llegar tarde.
Necesito que me avises a más tardar a las 6:15 si no vas a llegar a tiempo. Si
para las 6:30 no has llamado, los niños y yo empezaremos a comer”.
• Cómo
confrontar a un compañero por chismear y difamar a otros
—“¿Me puedes decir lo que
dijiste a los demás acerca del proyecto que acabo de terminar?”
—“Escuché que dijiste que
no te importa mi trabajo”.
—“Sería de mucha ayuda que
me compartieras directamente tus preocupaciones. Sinceramente quiero hacer lo
mejor que puedo y tomaré en cuenta tus comentarios”.
• Cómo
confrontar a otros para que vean sus puntos ciegos
—“Sé que experimentaste la
traición de tu amigo, ¿crees que es conveniente seguir confiando en él?”
—“¿Consideras que es bueno
poner todos tus huevos emocionales en la misma canasta?”
• Cómo
confrontar para poner o respetar los límites
—“No dejé de venir sin
motivo. Tú escuchaste que tu madre dijo que no debo ayudarte con tu tarea
porque no quiere que dependas de ayuda externa. Por favor entiende que me gusta
trabajar contigo, pero debo respetar su petición”.
— “Dijiste que no volverías
a comer dulces después de las 7:00 p.m. ¿Quieres que supervise tu
cumplimiento?”
III. Causas Para Evitar La
Confrontación
¿Conoce a alguien arrogante, rudo y cruel, que
sigue saliéndose con la suya? Aunque usted desea que cambie, en el fondo lo que
quiere es que ¡reciba lo que se merece! Precisamente por eso, un hombre se negó
a dar un mensaje que cambiaría la vida de un pueblo que él consideraba enemigo
y que además era arrogante y cruel. Él no quiso confrontarlo y darle el mensaje
divino porque a lo mejor cambiaban y no recibían el pago de su crueldad.
Dios dijo a Jonás que fuera a confrontar al pueblo
rebelde de Nínive. Si no se arrepentía, Dios lo destruiría, pero Jonás quería
su castigo. Así que se negó a llevar la advertencia. Por
eso optó por embarcarse en una nave y viajar en dirección opuesta. Así fue como
Dios usó una gran tormenta y un enorme pez para revelar su gran
error. Finalmente, el profeta Jonás obedeció a Dios y confrontó al
pueblo. Pero cuando éste se arrepintió y recibió la misericordia de Dios, Jonás
no se sintió alegre ni agradecido. Él resintió que Dios tuviera misericordia y
dio lugar al resentimiento. Él quería que fueran arrasados, quería venganza.
Así que estuvo enfurruñado por un tiempo.
Jonás tenía una mente pasiva-agresiva. Pasivamente
permaneció en silencio para que la gente no se arrepintiera y luego, agresivamente
hizo todo lo que pudo para evitar que recibieran la misericordia divina. La
mente de Jonás necesitaba una transformación radical y un cargamento de
misericordia. Jonás sólo recibiría la bendición de Dios cuando estuviera
dispuesto a ofrecer la misericordia divina. Él necesitaba conocer las palabras
de Jesucristo:
“Bienaventurados
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
(Mateo
5:7)
A. ¿Por qué es tan difícil confrontar a otros?
Aunque la Biblia menciona muchos de los beneficios
de la confrontación, con frecuencia evitamos confrontar a quienes nos ofenden.
¿Por qué evadimos los encuentros cara a cara cuando podrían restaurar una
relación dañada?
Es difícil confrontar cuando…
• Es
usted tímido. La confrontación requiere valentía y una fe firme en el
Señor.
—Pero… anímese. Dios
siempre le dará la fuerza para hacer lo correcto.
“Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses
4:13)
• Teme
que la relación saldrá más dañada. Si el ofensor no reacciona
adecuadamente, hay verdadero peligro de que la relación se dañe.
—Pero… al confrontar con
un espíritu correcto y en le forma correcta, usted puede confiar en que Dios va
a cumplir su propósito a través de su confrontación.
“El
que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la
corrección tiene entendimiento”.
(Proverbios 15:32)
• Puede
herir los sentimientos de otra persona. La confrontación no siempre produce
dolor emocional. Pero su intervención puede ayudar a la persona a evitar sufrir
las malas consecuencias de su comportamiento dañino. La honestidad en una
amistad es más valiosa que las alabanzas y lisonjas excesivas.
—Pero… es mejor hacer una
pequeña herida ahora que un gran daño durante toda la vida.
“Fieles
son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece”. (Proverbios 27:6)
• Pone
en peligro el avance de su carrera o las oportunidades de trabajo. Si usted
confronta a un compañero de trabajo o a su supervisor, puede ganarse la reputación
de ser una persona contenciosa o que le gusta buscar confrontaciones.
—Pero… si usted confronta
a los demás en amor y con una actitud correcta, su ofensor podrá ver que no
está tratando de herirlo, sino de ayudarlo.
“Sea
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo
debéis responder a cada uno”.
(Colosenses 4:6)
• Usted
sabe que tiene fallas y no quiere ser hipócrita. Esto es verdad —nadie es perfecto.
—Pero… si usted espera a
ser perfecto para ayudar a otros en sus imperfecciones, nunca confrontará el
pecado de nadie. El requisito para la confrontación no es la perfección, sino
la compasión que se duele de los demás que luchan con sus pecados.
“El
que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia”.
(Proverbios 28:13)
• Usted
nunca ha presenciado la confrontación bíblica apropiada. Los patrones que
usted observó en su infancia fueron discusiones iracundas y acusaciones
inapropiadas.
—Pero… no permita que los
ejemplos negativos del pasado lo desanimen. Aprenda lo que es la confrontación
bíblica y practíquela.
“No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”.
(Romanos 12:2)
B. ¿Por qué debe ser asertiva la confrontación?
Lo motivos incorrectos conducen a practicar una
confrontación deficiente. Deben mantenerse en equilibrio dos objetivos: Por un
lado, es necesario señalar el comportamiento negativo. Por otro,
debe conservar una relación respetuosa. Tres de los cuatro estilos que a
continuación se mencionan producen resultados negativos porque no se conserva
este equilibrio. Sólo uno de ellos trata con el problema de la conducta y al
mismo tiempo, conserva la relación.
“Hay
camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.
(Proverbios
14:12)
• El
acercamiento pasivo: “Retirarse y mantenerse lejos”
Si usted evita la confrontación por temor,
acepta mantener el estado mental de, yo
pierdo, tú ganas.
Más bien…
—Enfrente a su ofensor y ponga límites en
la relación. Esto le proveerá una mejor oportunidad de obtener respeto.
—Esté dispuesto a dejar la
relación si la ofensa es muy seria o el ofensor es peligroso. Así se protegerá
a sí mismo y posiblemente haga que el ofensor cambie.
“No
reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te
amará”. (Proverbios 9:8)
• El
acercamiento agresivo: “Te ajustas o te vas”
Si su confrontación se convierte en un ataque
porque usted debe ganar, está asumiendo la posición de ¡yo gano, tu pierdes!
Más bien…
—Mire más allá del corto plazo con objeto
de ganar una relación de respeto mutuo y de largo plazo. En esto consiste la
confrontación exitosa. Procure entender las necesidades más profundas de su
ofensor que se manifiestan en su comportamiento erróneo.
—Trate de llegar a un
compromiso saludable que produzca el cambio de conducta necesario para
preservar la relación con su ofensor.
“No
os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios;
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”. (Romanos 12:19)
• El
acercamiento pasivo-agresivo: “Hazlo como quieras—pero pagarás las
consecuencias”
Si usted tiende una emboscada al carácter de
la otra persona porque se siente impotente, entonces su posición es, ¡yo pierdo, pero tú también!
Más bien…
—Evite la trampa de minar el carácter del
otro en vez de confrontarlo directamente. La tentación de propagar chismes o
calumnias es un acercamiento pasivo-agresivo que no resuelve el comportamiento
ofensivo.
—Si es necesario, retírese
temporalmente de su ofensor, pero no permita que su necesidad de pensar bien
las cosas interfiera con la confrontación directa.
“El
hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador no escucha las
reprensiones”. (Proverbios 13:1)
• El
acercamiento asertivo: “debo hacer lo que Dios dice”
Cuando usted confronta asertivamente porque le
preocupa la relación y desea que haya un cambio en el comportamiento, su meta
es llegar a una solución donde, ¡ambos
ganen!
Reconozca…
—Que el premio de la confrontación
asertiva es más confianza y respeto. Esto produce una relación más profunda y
satisfactoria. Además, la confrontación es un medio para lograr mayor unidad en
el cuerpo de Cristo.
—La confrontación asertiva
puede producir un conflicto temporal, pero generalmente tiene una ganancia a
largo plazo. Cuando aprendemos a confrontar asertivamente, se fortalecen las
relaciones y las vidas cambian.
“Os
ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis
todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis
perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”.
(1
Corintios 1:10)
C. ¿Cuáles son los “11 mandamientos” de la
confrontación?
La Biblia es un tratado de relaciones porque
revela el estándar divino para la forma en que debemos interactuar unos con
otros. Por tanto, usted tiene apoyo bíblico para confrontar al que viola ese
estándar y traspasa sus límites morales, físicos o emocionales, o los de otra
persona.
Los 11
mandamientos de la confrontación
#1 Dios declara que usted debe
mostrar respeto y ser respetado.
“Honrad
a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey”. (1 Pedro 2:17)
#2 Dios dice que usted debe
hablar la verdad y que los demás deben hablarle con la verdad.
“Por
lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros”. (Efesios
4:25)
#3 Dios afirma que usted debe
escuchar a otros y que ellos deben escucharlo a usted.
“Por
esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse”. (Santiago 1:19)
#4 Dios declara que usted puede
expresar una ira sana y que otros pueden expresar su ira contra usted en forma
apropiada.
“Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. (Efesios 4:26)
#5 Dios dice que usted debe dar y
recibir reprensiones justas.
“El
oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará”. (Proverbios 15:31)
#6 Dios afirma que usted debe
valorar y proteger su conciencia.
“De
esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia,
contra Cristo pecáis”. (1 Corintios 8:12)
#7 Dios declara que usted puede
decir que “no” sin sentirse culpable.
“Enseñándonos
que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente”. (Tito 2:12)
#8 Dios dice que usted debe
alejarse de una situación de maltrato.
“No
te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos”. (Proverbios 22:24)
#9 Dios afirma que usted debe
reunir a las partes en oposición para descubrir cuál es la verdad.
“Justo
parece el primero que aboga por su causa; pero viene su adversario, y le
descubre”. (Proverbios 18:17)
#10 Dios declara que usted debe
buscar apoyo emocional y espiritual en otros.
“No
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos;
y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
(Hebreos 10:25)
#11 Dios dice que usted debe apelar
a una autoridad superior cuando sea necesario.
“Porque
si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; pero
si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a
ellos. A César apelo”.
(Hechos 25:11)
D. La raíz de la confusión
Todos tenemos tres necesidades íntimas dadas por
Dios: amor, significado y seguridad. El temor nos puede paralizar si creemos
erróneamente que confrontar una actitud ofensiva evitará que nuestras
necesidades sean llenadas. Si usted se resiste a confrontar, está viviendo una
mentira. El Señor promete llenar sus necesidades.
“Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús”.
(Filipenses
4:19)
Creencia equivocada en cuanto a la confrontación:
El pasivo dice: “Si confronto a los
demás, el resultado será desastroso. Saldré herido, heriré a otros y nuestra
relación saldrá afectada. Si evito la confrontación, protegeré de cualquier
daño mis necesidades básicas. La única forma de agradar a quienes me rodean es
guardando silencio”.
El agresivo dice: “Si no confronto a
los demás, el resultado será perjudicial. Yo perderé, ellos ganarán, y no
obtendré mis metas. Si confronto, mis necesidades básicas sean llenadas. La
única forma de lograr mis metas es enfrentando a los demás”.
El pasivo-agresivo dice: “Si confronto,
tal vez sea rechazado, pero si no lo hago, seré humillado. Si escondo mi
descontento, encontraré la forma de obtener lo que quiero sin arriesgar una
pérdida significativa. La única forma de alcanzar mis metas es evitando la
confrontación directa, pero puedo atacar desde una distancia segura”.
Creencia correcta en cuanto a la confrontación:
La persona asertiva dice: “No temeré o
exageraré las oportunidades de confrontar a los demás. Como estoy seguro de que
Dios me ama profundamente, estoy eternamente seguro y tengo un verdadero
significado. Por eso, estoy dispuesto a confrontar con confianza, sabiendo que
la confrontación produce crecimiento y cambios positivos”.
“Pues,
¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los
hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. (Gálatas 1:10)
IV. Pasos Para Encontrar La
Solución
¿Cómo confrontar a una persona que tiene mucha
influencia, que evidentemente está mal y usted es la persona idónea para
hacerlo? Usted sabe que la confrontación puede encender la mecha que hará
estallar la pólvora del conflicto. Aunque lo haga con mucho cuidado, la persona
podría convertirlo a usted en el blanco de su ira explosiva. ¿Existe alguna
forma sabia de hacer que alguien se convenza y decida corregir su proceder?
Un hombre muy famoso—casado—usó su posición, poder
y popularidad para explotar a una mujer que no era su esposa y obtener placer
personal. ¡Qué fácil fue para ese líder nacional, jefe de estado, tratar de
tapar de inmediato su “indiscreción”! Él era tan popular, que todos los que
formaban su círculo de políticos lo defendieron. Cualquier informe de su
aventura se negaba y desacreditaba inmediatamente. Suponga que a usted le
tocara confrontarlo. ¿Cómo empezaría?
Un hombre recibió ese mismo encargo y se las
arregló para tener una reunión cara a cara y confrontar al líder carismático.
Con sencillez le relató la historia de alguien que había tenido una posición
similar a la de él. El relato describía a un rico que robó la única mascota de
un pobre. El rey se enfureció por la injusticia y con ira condenó al culpable.
El momento se cargó de emociones y el profeta Natán aprovechó para invertir los
papeles y decir al rey: “Entonces dijo
Natán a David: Tú eres aquel hombre…” (2 Samuel
12:7).
¡Qué confrontación tan asertiva! Natán tenía un
gran discernimiento y era muy directo. Como resultado, David fue movido por una
convicción de pecado genuina, confesó su falta y se arrepintió. Esa
confrontación resultó en una tristeza para arrepentimiento que literalmente
cambió su vida.
“Porque
la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no
hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.
(2
Corintios 7:10)
A. Versículo clave para memorizar
“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en
alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de
mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”.
(Gálatas 6:1–2)
B. Pasaje clave para leer y meditar
Mateo 18:15–17
Pasos espirituales para confrontar a los ofensores
• Primer
paso: Confronte a solas |
v. 15 |
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él
solos; si te oyere, has ganado a tu hermano”. |
|
—para preservar la
dignidad de la otra persona |
|
—para mostrar respeto por
ella |
|
—para darle ocasión de
aclarar sus motivos |
|
—para darle oportunidad
de que se arrepienta |
|
—para dar la posibilidad
de una reconciliación |
|
• Segundo
paso: confronte con testigos |
v. 16 |
“Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de
dos o tres testigos conste toda palabra”. |
|
—para enfatizar la
seriedad de la ofensa |
|
—para expresar la
preocupación de otras personas |
|
—para confirmar y aclarar
la acusación |
|
—para dar una segunda
oportunidad de que se arrepienta |
|
—para que rinda cuentas y
haya cambio |
|
• Paso
tres: confronte ante la iglesia |
v. 17 |
“Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia,
tenle por gentil y publicano”. |
|
—para revelar la
severidad de la ofensa |
|
—para demostrar a la
iglesia cómo es la confrontación correcta |
|
—para darle otra
oportunidad de arrepentimiento |
|
—para ofrecer
restauración a la persona de parte de la iglesia |
|
—para disciplinar a los
que no se arrepienten por el bien de la unidad en la iglesia |
|
C. Preparación personal para la confrontación
Lista de comprobación personal
• ¿Es su
corazón recto?
—Analice el conflicto desde el punto de
vista del ofensor y escúchelo para poder entender sus pensamientos,
sentimientos y preocupaciones.
—Acepte que usted es falible.
Un buen principio que debe recordar es: “Cuando se equivoque, admítalo. Cuando
esté en lo correcto no diga nada”.
—Acepte la responsabilidad
de sus reacciones sentimentales. Usted no puede culpar a otro de sus
explosiones emocionales.
—Sea humilde. ¿Habrá algo
que Dios quiere enseñarle a través de esta circunstancia y más allá del
conflicto inmediato?
“Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay
en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. (Salmos 139:23–24)
• ¿Tiene
control de su lengua?
Tal vez no se ha dado cuenta de que alguien lo
ofendió hasta que se ve tentado a herir a alguien con sus palabras. Si usted
descubre que está siendo sarcástico, que está usando insinuaciones sutiles o
bromas, hablando detrás de alguien, destrozando la reputación de otro,
mintiendo, gruñendo o quejándose, no está en posición de confrontar en forma
amorosa.
“El
hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo,
del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón
habla la boca”. (Lucas 6:45)
• ¿Está
dispuesto a pedir perdón a su ofensor? Cuando usted pide perdón por sus
faltas, a menudo los demás están dispuestos a ver y convencerse de sus propias
faltas y responderán con un “sí, ¿me perdonas también?”
“Confesaos
vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho”. (Santiago
5:16)
• ¿Ha
perdonado a su ofensor? El perdón no significa que usted acepta la ofensa
de esa persona. Más bien, es el acto de liberar a esa persona de su obligación
para con usted. El perdón va más allá de la justicia —es lo que Dios hizo por
usted cuando aceptó la muerte de Cristo en vez de la de usted. Usted puede
perdonar a quien le ha ofendido aunque esa persona no sepa que lo ofendió.
“Soportándoos
unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. (Colosenses 3:13)
• ¿Ha
orado por su ofensor? Pídale a Dios que intervenga y ayude al ofensor a
reconocer su comportamiento pecaminoso y se aleje de él para que Dios sea
glorificado en la vida de esa persona.
“Así
que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros;
antes os instruiré en el camino bueno y recto”. (1
Samuel 12:23)
• ¿Le
interesa su ofensor? Acérquese en oración y con corazón tierno a la persona
que quiere corregir. Una buena señal de que usted en verdad se preocupa por la
persona es que se le dificulta hacer la confrontación. Esto demuestra que usted
ha pensado en el asunto desde la perspectiva del ofensor.
“Así
habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced
misericordia y piedad cada cual con su hermano”. (Zacarías
7:9)
• ¿Es
usted sensible al dolor de su ofensor? Hay un adagio que dice: “Las
personas heridas hieren a otros”. No permita que su dolor sea el asunto central
de la confrontación.
“Gozaos
con los que se gozan; llorad con los que lloran”. (Romanos
12:15)
• ¿Su
meta para la confrontación se equipara con el nivel de la ofensa? Tal vez
se sienta tentado a exagerar la ofensa porque no ha encontrado alivio a su
herida. La severidad del encuentro debe equilibrarse para nivelarla con la
severidad de la ofensa.
“Oh
hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. (Miqueas 6:8)
• ¿Terminará
la tarea y ayudará a su ofensor? ¿Está dispuesto a hacer lo que sea
necesario para trabajar con el ofensor y superar los patrones pecaminosos por
el bien de su relación y por obediencia a Dios? Antes de confrontar, asegúrese
de que está dispuesto a invertir el tiempo y la energía necesarios para animar
al ofensor a que venza su comportamiento ofensivo.
“Le
basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario,
vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de
demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él”. (2 Corintios 2:6–8)
“¿Es chisme o difamación pedir consejo a
alguien acerca de cómo debo confrontar al que me ha ofendido?”
El principio que dice que debe confrontar primero
a la persona a solas no elimina que busque consejo sabio acerca de cómo
hacerlo. Debe ser cuidadoso de con quién habla, pero necesita consejo antes de
una confrontación difícil. El primer paso de la confrontación debe hacerse en
privado, porque es más fácil para el ofensor cambiar si va usted solo.
“Escucha
el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. (Proverbios 19:20)
Elija el lugar correcto para la confrontación
Después de tomar la decisión de confrontar, debe
decidir la mejor forma de hacerlo para que la persona reciba el mayor
beneficio. Debido a que distintos métodos producen diferentes resultados,
considere los siguientes escenarios y cómo puede usarlos mejor para ayudar a la
persona que va a confrontar.
Cara a cara (generalmente
la primera opción) |
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Ventajas |
Desventajas |
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• La forma más íntima de comunicación • Le permite… expresar su inquietud en persona ver la reacción inmediata leer el lenguaje corporal • Le permite… escuchar el tono de voz recibir retroalimentación aclarar malos entendidos determinar la aceptación o rechazo de la confrontación • Permite al ofensor ver su preocupación y
cuidado por las expresiones faciales, ojos y lenguaje corporal de usted |
• Más amenazante para el ofensor y el
confrontador • Da poco tiempo para que el ofensor
analice las palabras y procese su respuesta • Puede ser muy emocional • Hay poco control sobre lo que se dice y
se escucha, puede conducir a comentarios indebidos • No es aconsejable si está usted en una
relación sexual inmoral con la persona que quiere confrontar |
|
Teléfono (generalmente
la segunda opción) |
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Ventajas |
Desventajas |
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• Menos formal que cara a cara más fácil hacer la cita permite la confrontación directa con menos intensidad • A veces provee más privacidad que tratar
de encontrarse con la persona • Le permite… ver la reacción inmediata escuchar el tono de voz recibir retroalimentación inmediata aclarar malos entendidos determinar la aceptación o rechazo de la confrontación • Provee seguridad permitiendo que ambas
partes tengan la opción de terminar la conversación • Provee una mejor oportunidad de
contactarse en otras ocasiones para hacer el seguimiento |
• La urgencia puede ser más amenazante para
el ofensor • Da al ofensor poco tiempo para procesar
su reacción • No le permite a usted expresar calidez o
preocupación a través del lenguaje corporal • El ofensor puede terminarla más
fácilmente, antes de resolverse el conflicto |
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Por carta o e-mail (la
tercera opción) |
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Ventajas |
Desventajas |
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• Ofrece el escenario más objetivo porque
no se hace apresuradamente • Provee el control de palabras,
oportunidad y expresión • Provee una distancia saludable de un
abusador físico, sexual o emocional • Permite leer la carta varias veces para
entender mejor el asunto • Es el medio de dar a conocer nuestros
sentimientos sin necesidad de confrontar |
• Establece un registro permanente que no
puede ser destruido • Algunas conductas negativas requieren de
una confrontación personal para tratar la necesidad del cambio • El ofensor puede elegir no responder • Puede requerirse una plática de
seguimiento para resolver el conflicto y otorgarse el perdón mutuo |
|
D. Cómo realizar una confrontación cara a cara
Ponga sus metas para la confrontación
• Controle el tiempo y el lugar cuanto sea
posible para minimizar las distracciones y aumentar la privacidad y el
acercamiento. Es mejor contar con un lugar neutral donde no haya las
distracciones del teléfono, televisión, música o Internet.
“Todo
tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. (Eclesiastés 3:1)
• Empiece con una declaración positiva, un
cumplido sincero o una expresión de amor sincero. Insista en el aspecto
positivo de la relación.
“El
odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. (Proverbios 10:12)
• Hable directa y honestamente, pero también
amable y respetuosamente.
“Sino
santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados
para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande
razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que
en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que
calumnian vuestra buena conducta en Cristo”.
(1 Pedro 3:15–16)
• Mantenga la conversación al nivel personal.
No hable por un grupo o por otros. (No diga: “Algunos sienten que…”, sino “he
notado…”) Asuma la responsabilidad de su compromiso de buscar la corrección.
“…El
conocimiento envanece, pero el amor edifica”.
(1 Corintios 8:1)
• Mencione el comportamiento y los sucesos en
vez del carácter y los hábitos
• ¡No use las palabras “siempre/nunca”
• No diga: “Eres un irresponsable,” o “Eres
demasiado orgulloso”. Mas bien, diga: “Has llegado tarde a nuestras últimas
tres citas”, o: “Cuando (escuché o vi tal acción de tu parte), me sentí
(triste, enojado, asustado), porque (mencione la razón)”.
“El
sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber”.
(Proverbios 16:21)
• Use términos concretos y específicos en vez
de generalidades o suposiciones.
“Hay
hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios
es medicina”. (Proverbios 12:18)
• No se centre en su propio dolor, sino en la
necesidad que el ofensor tiene de arrepentirse y cambiar.
“El
Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento”. (2 Pedro 3:9)
• Escuche al ofensor. Prepárese para cambiar
su perspectiva de la ofensa si es necesario.
“Por
esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse”.
(Santiago 1:19)
• Ayude al ofensor a procesar su culpa y
vergüenza y ofrézcale perdón.
“Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. (Efesios
4:32)
• Ofrezca esperanza. Diseñe un plan para la
reconciliación que lo incluya tanto a usted, como al ofensor y al ofendido.
“Porque
yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)
• Prepárese para la hostilidad y falta de
cooperación. Algunas personas necesitan más tiempo para procesar la
confrontación antes de aceptar su responsabilidad. Deje abierta la puerta para
una entrevista posterior. Mantenga un espíritu positivo de humildad, esperanza,
paciencia y ánimo.
“Porque
el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto
para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si
quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del
lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él”. (2 Timoteo 2:24–26)
“¿Cómo debo reaccionar cuando alguien
responde a la defensiva o con enojo cuando lo confronto?”
Usted no puede controlar las reacciones de los
demás. Si usted hace la confrontación con amor y responsabilidad y la persona
no responde en forma correcta, entregue la situación a Dios. Cada persona es
directamente responsable delante del Señor por su mal comportamiento. En última
instancia, él nos juzgará a todos con justicia.
“De
manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. (Romanos 14:12)
“Si he confrontado a alguien por su mal
comportamiento y persiste en contradecir mis palabras, ¿debo seguir
insistiendo?”
Si no hay cambio después de varios intentos de
confrontar a alguien que evidentemente está mal, no continúe haciéndolo. La
Biblia dice: “Sacúdete el polvo de tus
pies”.
“Y
si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies”.
(Mateo 10:14)
“Si alguien se rehúsa a aceptar su
responsabilidad cuando es confrontado, ¿puedo acusar a esa persona ante los
tribunales? ¿Qué puedo hacer legalmente cuando una persona me ha causado
pérdidas materiales o psicológicas?”
La meta de la confrontación es corregir a alguien
que está mal con objeto de promover la unidad y la paz. Los litigios se usan
cuando hay violación de los derechos y la persona no acepta su responsabilidad.
Estos casi nunca producen la unidad o la paz. Por eso es que las Escrituras
instruyen a los cristianos a arreglar sus conflictos fuera de los tribunales (1 Corintios 6:1–7). Algunas disputas pueden
arreglarse mejor con la ayuda de otros. Ellos escucharán a ambas partes y
después mediarán para llegar a un arreglo (Mateo
18:15–17). Aunque la Biblia no prohíbe denunciar a un incrédulo,
Dios siempre desea que haya reconciliación.
“Cuando
vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él,
no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el
alguacil te meta en la cárcel”. (Lucas 12:58)
Diferencias entre las confrontaciones constructivas y
destructivas |
|
Confrontación destructiva… |
Confrontación
constructiva… |
• se centra en el carácter |
• se centra en el comportamiento |
• usa palabras degradantes, acusadoras o
amenazadoras para motivar al cambio |
• usa palabras amorosas, de esperanza y
ánimo para motivar al cambio |
• asume que hubo un motivo negativo para la
conducta ofensiva |
• asume que el deseo es crecer y ser más
como Cristo |
• no provee la oportunidad de pedir
disculpas y hacer restitución |
• invita a la confesión y está dispuesto a
perdonar y reconciliarse |
• demanda corrección inmediata como
condición para seguir la relación |
• da tiempo para crecer y aprender mejores
conductas |
• no menciona las consecuencias o las pone
demasiado rígidas |
• ofrece consecuencias apropiadas que
desarrollan el carácter y la responsabilidad |
• pone toda la responsabilidad del cambio
en el ofensor |
• acepta la responsabilidad de dar cuentas
durante el proceso de cambio |
“El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser…”
(1
Corintios 13:4–8)
E. Cómo dominar el acercamiento asertivo de
confrontar
El secreto para dominar la confrontación es
aprender no sólo a confrontar asertivamente, sino a interactuar con eficacia
ante las distintas reacciones de las personas. Por ejemplo, su acercamiento con
una persona pasiva debe ser distinto al de una agresiva.
Componentes esenciales de la confrontación asertiva
• Empiece
con una declaración positiva —un elogio sincero.
—“Me interesa conservar
nuestra relación. Aprecio mucho tu (mencione una cualidad de su carácter)”.
• Describa
el comportamiento inaceptable y cómo le afectó a usted. (Sólo mencione los
hechos. No ataque al otro.)
—“Las últimas tres veces
que debíamos salir a las 8:45, tú llegaste tarde y no salimos sino hasta
después de las 9:00. La verdad es que llegar tarde no sólo me hace sentir mal,
sino que es una falta de respeto”.
• Exprese
sus expectativas.
—“Me gustaría mucho que nos
fuéramos juntos. No importa lo que tú decidas hacer, yo he decidido que voy a
ser puntual de aquí en adelante”.
• Comunique
las consecuencias junto con un plan de rendir cuentas.
—“Para poder llegar a
tiempo la semana próxima, debemos salir a las 8:45. Si no estás aquí para esa
hora, me iré sin ti. Sin embargo, me gustaría mucho que nos fuéramos juntos”.
“Da
al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber”. (Proverbios 9:9)
#1 Cómo
confrontar a los “elusivos”—el acercamientos asertivo con personas pasivas
Con las personas pasivas, maneje la situación
amablemente pero con firmeza. El temor al fracaso las hace evadir sus
responsabilidades. Como confrontador asertivo, su meta no debe ser sacarlas de
su zona de comodidad, sino lograr su cooperación y llegar a un plan de común
acuerdo para rendir cuentas del cambio de comportamiento. Analice el siguiente
ejemplo de confrontación con una persona pasiva que continuamente llega tarde:
• Involúcrela
en el problema y sugiera soluciones. Contrarreste sus objeciones diciéndole que
sí es posible cambiar de conducta
—“¿Cómo te sientes cuando
llegas tarde?” (Espere su respuesta.) “Me alegra escuchar que no te gusta
hacerlo. ¿Qué haces antes de salir que te hace llegar tarde? ¿Qué alternativa
creativa crees que solucione esto? ¿Qué piensas acerca de planificar estar aquí a
las 8:30 en lugar de las 8:45? Podrías adelantar tu reloj quince minutos para
ayudarte a ser puntual”.
• Declare
en términos específicos y mensurables lo que espera de ella.
—“Si vamos a ir juntos,
necesito que estés aquí a las 8:45. Espero que si no vas a poder cumplir, me
llames a más tardar a las 8:30 para hacer otros arreglos”.
• Proponga
pasos simples para ayudarle a tomar decisiones.
—“¿Prefieres estar aquí a
las 8:45 para irnos juntos, o quieres que haga otros arreglos?”
• Obtenga
su aceptación para llegar hasta el final y hágala responsable de ello.
—“¿Estás de acuerdo en que
no vas a llegar más tarde de las 8:45?” (Espere su respuesta.) “¡Gracias! Esto
significa mucho para mí. Para asegurarnos que vamos por el camino correcto,
llámame a las 8:30 para estar seguro de que estás saliendo a tiempo. Estoy
seguro que no te gusta llegar tarde y que te has propuesto ser puntual”.
“Porque
el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las
reprensiones que te instruyen”.
(Proverbios
6:23)
#2 Cómo
confrontar a los “atacantes”—el acercamiento
asertivo para personas agresivas
Trate en forma directa con el agresivo porque
generalmente reacciona bien cuando alguien lo enfrenta. Decida conscientemente
mantenerse calmado pero firme, sin dejarse intimidar ni enojarse aunque lo
provoque. (Recuerde que los pasivos pueden pensar que usted es agresivo cuando
actúa asertivamente.) La meta no es ganar una discusión, sino llegar a un
acuerdo de que se requiere el cambio de comportamiento. Después diseñen juntos
un plan para lograrlo.
• Reclame
cualquier control sobre su propia vida que haya entregado a la persona.
—“Hasta ahora, no he dicho
nada acerca de tus llegadas tarde. Sin embargo, la puntualidad es muy
importante para mí. En el futuro, planeo llegar a tiempo aunque tenga que irme
solo. Así que si quieres irte conmigo, debes ser puntual”.
• Dé
tiempo a la persona agresiva para que hable y después repita lo que ella dijo.
—“Lo que entiendo es que
estás diciendo que… ¿Es verdad? ¿Hay algo más que quieras añadir?”
• Aplaque
cualquier brote de agresividad.
—“Reconozco que no pensamos
lo mismo acerca de esta situación. Mi deseo de llegar a tiempo no es un ataque
contra ti. Para mí, la impuntualidad es un asunto de integridad, un hábito
destructivo que sólo tú tienes la capacidad de cambiar. ¿Te das cuenta por qué
es tan importante no sólo para mí, sino también para ti?” (Espere la
respuesta.) “¡Muy bien!”
• Explique
las cosas: establezca el principio y defiéndalo.
—“Necesito que te
comprometas a ser puntual. Si no la haces tu prioridad, haré otros arreglos
para irme solo. Tal vez no consideres que este sea un asunto de integridad,
pero yo sí. La integridad incluye ser confiable y fiel en cumplir tu palabra.
Debido a que sé que quieres ser íntegro, debes desarrollar este hábito”.
“Pobreza
y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la
corrección recibirá honra”.
(Proverbios
13:18)
#3 Cómo
confrontar a los “que preparan emboscadas”—El estilo asertivo a los pasivo-agresivos
Enfrente directa y claramente a los que son
pasivo-agresivos. Debido a que temen declarar sus deseos en una interacción
directa, su meta será confrontar sus ataques indirectos y darles la libertad de
dar a conocer sus anhelos.
• Hable
de su comportamiento ofensivo y hágalos responsables de sus motivos ocultos.
—“Llegaste tarde 15 minutes
las últimas tres veces. Me pregunto si esto lo haces adrede o quieres comenzar
un juego de poder”.
• Confronte
su hostilidad invitando a la persona a que exprese sus críticas abierta y
directamente.
—“¿Hay alguna razón por la
que quieres llegar tarde? ¿Te he ofendido en algo? ¿He hecho algo para que me
tengas miedo?”
• Hágalos
responsables de pedir lo que quieren.
—“Quiero que me hables en
forma directa y me digas exactamente lo que quieres —¡lo necesito! No puedo
leer tu mente. ¿Lo harás por mí y lo que es más importante, por ti?”
• Establezca
sus expectativas de tener una comunicación directa entre los dos, junto con las
consecuencias de no hacerlo.
—“Puedo ver que el problema
subyacente no es tu tardanza, sino tu falta de comunicación directa. Tal vez no
consideres que este sea un asunto de integridad, pero yo sí. En el futuro,
espero que llegues a tiempo si es que vamos a salir juntos. De otro modo, nos
iremos separados. Lo que es más importante, espero que me comuniques
personalmente cualquier problema que tengas conmigo. Estamos de acuerdo en
esto?”
“La
integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores la
perversidad de ellos”.
(Proverbios
11:3)
F. Confrontación grupal para resolver problemas
crónicos
¿Qué hace usted cuando confronta a un ser querido
que tiene un problema crónico como una adicción, un mal hábito o cualquier otro
comportamiento auto destructivo o que pone en peligro a otros, y se niega a
cambiar? Cuando la confrontación personal no produce la corrección y el cambio
de vida, utilice la dinámica de grupo, ¡varias personas tienen más fuerza!
En muchas ocasiones, la confrontación personal y
las súplicas caen en oídos sordos. Incluso, cuando varios individuos hacen la
confrontación cara a cara, las súplicas son ignoradas. Como individuo usted no
tiene poder, pero con un grupo puede ser dinamita pura. Un grupo puede recibir
el poder de Dios para hacer lo imposible. La palabra de Dios especifica cómo se
hace una intervención de esa naturaleza.
“Por
tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndelo estando tú y él solos; si
te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o
dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra”.
(Mateo
18:15–16)
• Ore al Señor pidiendo sabiduría y
entendimiento.
“Porque
Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”.
(Proverbios 2:6)
• Infórmese acerca de la adicción específica
del ofensor o su pecado recurrente.
“Escucha
el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. (Proverbios 19:20)
• Obtenga la ayuda de las personas claves que
han sido afectadas por el comportamiento dañino del ofensor y que estén
dispuestas a confrontarlo (familia, amigos, empleador, compañeros, líder
espiritual).
“El
testigo verdadero libra las almas; mas el engañoso hablará mentiras”. (Proverbios 14:25)
• En la más absoluta confidencialidad y sin
que se encuentre presente el ofensor, reúnase con ese grupo clave y repasen qué
y cómo van a hablar, así como el orden en que lo van a hacer.
“Mejor
es reprensión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama;
pero importunos los besos del que aborrece”. (Proverbios
27:5–6)
• La segunda reunión será con
el ofensor. En ella, cada uno tomará su turno para comunicarle su
sincera preocupación. Después, cada uno compartirá su confrontación ensayada
(Vea a continuación las Cuatro claves de
una súplica).
“Hay
hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios
es medicina”. (Proverbios 12:18)
Las
cuatro claves de una súplica
#1 Céntrese
en la persona
• Afirme, no ataque.
—“Quiero que sepas cuánto
te aprecio (o te amo), y estoy sinceramente preocupado por tu conducta”.
“Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)
#2 El pasado
• Mencione un ejemplo reciente y específico
que describa la conducta negativa del ofensor y el impacto que tuvo sobre
usted.
—“Ayer que estabas borracho
me sentí muy humillada cuando hablaste incoherencias delante de mi amiga”.
“El
que habla verdad declara justicia; mas el testigo mentiroso, engaño”. (Proverbios 12:17)
—Sea breve y exprese sus
ejemplos en tres o cuatro oraciones.
“El
que ahorra sus palabras tiene sabiduría; de espíritu prudente es el hombre
entendido”. (Proverbios 17:27)
#3 El dolor
• Enfatice el impacto doloroso que ha tenido
en usted el comportamiento del adicto utilizando afirmaciones en primera
persona del singular.
—“Me sentí profundamente
herida y degradada por la forma en que me gritaste”.
“El
corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios”. (Proverbios 16:23)
#4 La
súplica
• Haga una súplica personal pidiendo a su ser
querido que acepte recibir tratamiento.
—“Te ruego que aceptes
ayuda para superar (mencione su comportamiento ofensivo). Si lo aceptas, puedes
contar con mi ayuda y mi más profundo respeto”.
“La
muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus
frutos”. (Proverbios 18:21)
• Si acepta el tratamiento, esté listo para
iniciar el plan de inmediato.
—“Ya hemos empacado tu
maleta y te hemos inscrito en el programa de rehabilitación de (mencione el
programa)”.
“Libra
a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte.
Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que
pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre
según sus obras”. (Proverbios 24:11–12)
• Si rehúsa el tratamiento, haga una lista de
las repercusiones.
—“No podemos permitir que
sigas en esta casa o que estés con tu familia hasta que estés limpio y sobrio
durante (determine un período de tiempo específico)”.
“La
reconvención es molesta al que deja el camino; y el que aborrece la corrección
morirá”. (Proverbios 15:10)
G. ¿Cuál es la mejor reacción a una confrontación?
“Pobreza
y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la
corrección recibirá honra”. (Proverbios 13:18)
• Ponga primero su relación que sus derechos
personales.
“Así
que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros
mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el
ser defraudados?”
(1 Corintios 6:7)
• Tenga un corazón dispuesto a entender la
perspectiva de la otra persona. Acepte cambiar lo que sea necesario y sanar las
tensiones que se han acumulado en su relación.
“Si
es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.
(Romanos 12:18)
• Escuche con cuidado aunque no esté de
acuerdo con la perspectiva de la otra persona. Antes de responder, tome un
tiempo para analizar lo que la otra persona le ha dicho.
“Por
esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
tardo para airarse”. (Santiago 1:19)
• Responda con humildad. Entregue su
reputación a Dios y pídale que le ayude en sus relaciones.
“Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo”. (1 Pedro 5:6)
• Considere a los que le confrontan como
regalo de Dios. Las lisonjas inflan su orgullo, pero la confrontación le hace
crecer en el Señor.
“Fieles
son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece”. (Proverbios 27:6)
• Conserve la dignidad y el discernimiento.
Permita que Dios le hable a través de la persona. La persona que lo confronta
puede ayudarle a superar ese obstáculo en su vida. Aún cuando no esté de
acuerdo con la persona que lo está confrontando, Dios puede utilizar esa
oportunidad para que usted agradezca a esa persona el valor que mostró al
confrontarlo y por la forma en que aprecia su relación.
“El
que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la
corrección tiene entendimiento”.
(Proverbios 15:32)
• No se ponga a la defensiva ni sea agresivo,
sino considere lo que le dice la persona que lo está confrontando. Dios puede
estar usándola para hacer que usted se acerque más al Señor. Los beneficios de
la confrontación pueden incluir mayor cercanía con Dios, llevar un estilo de
vida más amoroso y crecer en intimidad con quien lo confrontó.
“El
hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no
habrá para él medicina”. (Proverbios 29:1)
El
artista utiliza el cincel y el martillo para retirar los pedazos de granito y
producir una hermosa escultura. Dios, que es el escultor maestro, desea tomarlo
en sus manos para que sea el martillo o el cincel que produzca una extraordinaria
obra de arte y formar el carácter de Cristo en la persona que usted confronte.
—June Hunt