LA DEPRESIÓN: Cómo salir del abismo de la desesperación



La depresión

Cómo salir del abismo de la desesperación

¿Se han desencadenado dentro de su alma los furiosos y tormentosos nubarrones de la depresión? ¿Se siente atrapado por las circunstancias, confuso y controlado por sus emociones? ¿Se siente aislado, solitario y temeroso porque nadie lo comprende? Si es así, usted no está solo. Sin importar su estilo de vida o condición social, hay muchas personas que sufren por las oscuras nubes de la depresión.

¿Habrá algo que traiga a su vida nuevamente la claridad del cielo azul del contentamiento? David, el rey de Israel, expresó la verdadera solución cuando se encontraba presa de la depresión. Aprendió a cambiar la oscuridad de la desesperanza por la luz de la esperanza. Una y otra vez, cuando su alma estaba deprimida, cambiaba deliberadamente su enfoque, a menudo dirigía su mirada a la fidelidad de su Salvador, su Redentor, su Dios. Tres veces, en tres versículos diferentes, David se hizo la misma pregunta y tres veces respondió de la misma manera.

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. (Salmos 42:5–6, 11; 43:5)

I.  Definiciones de la depresión

El 20 de junio del 2001, toda la ciudad, el país y el mundo se conmocionaron por la noticia de que Andrea Yates había ahogado a sus cinco hijos, uno por uno, en una tina de baño. Las edades de los niños iban desde seis meses hasta siete años. La primera reacción de todo el mundo fue preguntarse: “¿Cómo pudo una madre hacer lo impensable, matar a sus propios hijos? ¿Qué podría haber orillado a una madre a cometer un crimen tan aberrante, no una, sino cinco veces? En una palabra, la respuesta fue la depresión. No se trataba de una depresión normal, sino de una depresión sicótica, una depresión mayor, que provocó que Andrea se evadiera la realidad.

¿Podría alguien haber salvado a esa madre y a sus cinco inocentes hijos de tal devastación? La respuesta es simplemente: sí. Esa es la razón por la que necesitamos entender a profundidad lo que significa la depresión. El Señor nos exhorta a todos:

“Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras”

(Proverbios 24:11–12)

A. ¿Qué es la depresión?

Si se coloca una plancha pesada sobre una almohada rellena de esponja en forma de corazón, ésta se deformará, estará deprimida por el peso de la plancha. Pero si al siguiente día se quita la plancha, volverá a su forma original. Sin embargo, si deja la plancha sobre la almohada durante seis meses, la almohada no volverá a su forma original. Más bien quedará plana y deprimida. Una almohada puede aguantar la presión por un tiempo, pero no está hecha para mantener su forma original si está bajo demasiada presión por un tiempo muy prolongado.

Lo mismo sucede con el corazón humano. Cuando “lo presionan” las circunstancias normales de la vida (depresión situacional), el corazón vuelve a su forma original al momento en que se quita la presión, esto sucede por diseño divino. No obstante, si continúa bajo una presión mayor durante largos períodos de tiempo, el corazón puede entrar en un “estado” de depresión. El Señor Jesús se interesa por nuestro corazón y sabe que somos vulnerables, específicamente cuando nuestro corazón está sufriendo bajo presión. Por eso nos da una advertencia al respecto:

“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”.

(Lucas 21:34)

     Depresión significa literalmente sentirse forzado a ocupar una posición inferior (como la huella que queda después de pisar la arena).

     Depresión es una declinación o reducción de actividad (“depresión económica”).

     Depresión describe una pesadez emocional que abate el corazón. El apóstol Pablo utilizó el vocablo griego bareo, para referirse a algo que está “presionado o pesado” y describe una presión emocional muy grande, como las tribulaciones que él y Timoteo sufrieron por causa de los opositores de Cristo.

“Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos”.

(2 Corintios 1:8–9)

B. ¿Según la sicología, qué es la depresión?

En escritos antiguos, la referencia más antigua que se encuentra a lo que significa depresión es la palabra melancolía (que significa literalmente “bilis negra”). Se asumía en aquel entonces que una persona melancólica tenía exceso de bilis negra, que le producía depresión. En el segundo siglo d. C., el médico Aretaeus describía a sus pacientes melancólicos como personas “tristes, desanimadas, sin poder dormir… Adelgazan por causa de su preocupación y pérdida del sueño… En estado avanzado, se queja de miles de insignificancias y desea la muerte”.

Aun en la actualidad la melancolía se define como la “condición mental que se caracteriza por una depresión extrema, quejas físicas y a menudo por alucinaciones y desilusiones”. Se puede describir a quienes están sufriendo durante la noche oscura del alma así:

“Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman”. (Job 24:17)

     Depresión es el término sicológico que se refiere a las características mentales, emocionales y conductuales de una persona deprimida. (Esa rama de estudio analiza a la mente en relación con los pensamientos, sentimientos y comportamientos enfocándose en las razones por las que la gente piensa, siente y actúa como lo hace). Por ejemplo, las personas que están atrapadas en las ondas negras de la depresión se sienten desesperadamente solas y a menudo culpan a Dios por su situación.

“Has alejado de mí al amigo y al compañero, y a mis conocidos has puesto en tinieblas”. (Salmos 88:18)

     Depresión es el estado sicológico en el cual la persona se siente presionada hacia abajo y es incapaz de experimentar gozo. Los que sufren de depresión se sienten atrapados en un manto de tristeza oscuro y total, de dolor, culpa y desesperanza.

“De día tropiezan con tinieblas, y a mediodía andan a tientas como de noche”. (Job 5:14)

     Depresión es una condición que involucra a la persona total: cuerpo (física), alma (la mente, voluntad y emociones) y el espíritu (donde residen nuestras necesidades internas más profundas). Muchas personas deprimidas sienten que este versículo describe su condición:

“Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria”. (Eclesiastés 5:17)

     Depresión es un término que abarca los sentimientos que van desde un desánimo moderado hasta una intensa desesperación. Sin importar el grado de oscuridad, el Señor quiere que confiemos en él pues él proveerá la luz que necesitamos.

“Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. (Salmos 18:28)

C. ¿Cuáles son los cuatro tipos de depresión?

Aunque son independientes entre sí, estas cuatro categorías demuestran el aumento en intensidad de la depresión. En general, se puede dividir la depresión en dos tipos: situacional y química. La depresión situacional toma lugar cuando una circunstancia dolorosa oprime el corazón de una persona por un período de tiempo. La depresión química se da cuando hay un desequilibrio químico en el cuerpo. Una persona puede presentar ambos tipos de depresión al mismo tiempo. Las emociones están afectadas durante esos tiempos con pesadez emocional, parece no haber esperanza y además, se siente enferma. El sabio autor del libro de Proverbios fue Salomón y explica que:

“La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido”.

(Proverbios 13:12)

(Los cuatro tipos que se describen a continuación no están en el mismo orden en que los encontraríamos en un manual de diagnóstico. Se han colocado así para mostrar cómo incrementa en la persona el impacto negativo de la depresión).

#1  Depresión normal…

     En ocasiones se le llama depresión situacional o reactiva

     Es una tristeza involuntaria basada en una reacción a las situaciones dolorosas de la vida

Problemas normales de la vida que oprimen el corazón por un período corto de tiempo (por ejemplo, el rechazo, el fracaso y la enfermedad).

Etapas de transición de la vida que afectan el corazón (por ejemplo, la adolescencia, el nido vacío, las crisis de la media vida, cambios de residencia, la menopausia, la jubilación).

Cuando los problemas graves llegaron a la vida del siervo de Dios Job (la muerte de todos sus hijos, la destrucción de todo lo que poseía), uno de sus amigos notó la depresión comprensible por la que estaba pasando Job:

“Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; y cuando ha llegado hasta ti, te turbas”.

(Job 4:5)

#2  Depresión encubierta…

     Es la depresión que escondemos (por ejemplo, los recuerdos reprimidos por abuso físico, sexual, verbal o emocional).

     Es un estado de tristeza permanente por un conflicto no resuelto que hemos enterrado

—Los sentimientos verdaderos se cubren o se niegan de tal modo que la recuperación lleva más tiempo porque no se ha procesado el dolor.

— Inconcientemente se busca alivio al dolor emocional por medio de muchas ocupaciones, adicciones, u otras alternativas.

La Biblia dice que las heridas escondidas resultarán en dolor en el corazón:

“Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja”.

(Proverbios 14:13)

#3  Depresión neurótica…

     Es un desorden depresivo mental y emocional menor que se conoce como desorden de ajuste en modo depresivo, que quiere decir que la depresión es el resultado de no ajustarse a una situación estresante

—La persona que padece neurosis tiene un desorden emocional, cuyos síntomas interfieren con las actividades normales de la vida.

— La persona que presenta un desorden depresivo tiene una “depresión clínica” y necesita un diagnóstico y tratamiento con base en la observación directa y continua.

     Es un estado de depresión prolongada que se extiende por un período de tiempo fuera de lo normal cuya recuperación es más lenta porque se basa en efectos “estresantes” (por ejemplo, perder una relación querida, pasar por una crisis económica, por pérdida del trabajo o la jubilación)

—Los síntomas interfieren con el trabajo normal y las relaciones sociales.

—La causa generalmente reside en un acontecimiento precipitante y fácilmente identificable.

Los salmos reflejan el dolor que provoca una tristeza prolongada:

“¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?”

(Salmos 13:2)

#4  Depresión sicótica…

     Es el tipo de depresión más grave y se clasifica bajo el título desorden depresivo mayor (MDD, por sus siglas en inglés)

     Está basado en una disociación o pérdida del contacto con la realidad

—Es un estado emocional depresivo muy severo.

—Una sicosis puede provocar alucinaciones e imaginaciones que provocan que las víctimas se hagan daño a sí mismas o a los demás.

Los que padecen una depresión sicótica se identifican con el temor, terror, desesperanza y falta de perspectiva saludable que se describe en este salmo:

“Porque mis días se han consumido como humo… Mi corazón está herido, y seco como la hierba, por lo cual me olvido de comer mi pan… Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado… Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, y mi bebida mezclo con lágrimas.… Y me he secado como la hierba”.

(Salmos 102:3–4, 7, 9, 11)

D. ¿Cuáles son las tres divisiones de los desórdenes del carácter?

Cada año aparecen nuevos males así como nuevos medicamentos. Así que, ¿qué tan “reciente” es la depresión? Desde el siglo cuarto antes de Cristo, el famoso médico Hipócrates dio su primera descripción clínica de la “melancolía”, la cual incluía altibajos erráticos de carácter que en la actualidad se llama desorden bipolar. Sin embargo, 500 años antes, el salmista y rey David, dio una vívida descripción de sus emociones durante una de las más terribles tormentas emocionales de su vida:

“Clamo en mi oración, y me conmuevo.… Mi corazón está dolorido dentro de mí, y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, y terror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Ciertamente huiría lejos; moraría en el desierto. Me apresuraría a escapar del viento borrascoso, de la tempestad”

(Salmos 55:2, 4–8)

#1  Desórdenes depresivos, también llamada depresión unipolar

     La depresión unipolar se caracteriza principalmente por un estado emocional de depresión extrema.

     La depresión unipolar (uni = uno, polar = polo) se refiere a un “extremo”.

     La depresión unipolar es el tipo más común de desórdenes del carácter.

     La depresión unipolar en la comunidad sicológica se divide en tres tipos: Desorden depresivo mayor (MDD), desorden distémico y desorden depresivo no específico.

Cuando alguien está continuamente deprimido, puede orar así:

“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo”.

(Salmos 31:9)

#2  Desórdenes bipolares, antes se llamaba depresión maníaca

     Los desórdenes bipolares se caracterizan por patrones que oscilan entre altos y bajos emocionales, entre la manía y la depresión.

     Bipolar (bi = dos, polar = polo) se refiere a “dos polos opuestos”.

     Los episodios bipolares de manía (un estado de ánimo excesivamente elevado) puede parecer ante los extraños como algo positivo y productivo; sin embargo, la verdadera manía es negativa porque por lo general, lleva a una forma destructiva de tomar decisiones, tal como compras compulsivas, decisiones impulsivas, conducir el auto con imprudencia, hacer inversiones insensatas y mostrar un comportamiento inmoral.

     El comportamiento bipolar se subdivide en cuatro tipos: Desorden bipolar I, desorden bipolar II, Ciclotimia, y desorden bipolar no específico.

Cuando el corazón desfallece por causa de un trastorno bipolar, es útil clamar a Dios para que nos ayude como lo expresó el salmista:

“Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y él me escuchará. Al Señor busqué en el día de mi angustia; alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; mi alma rehusaba consuelo. Me acordaba de Dios, y me conmovía; me quejaba, y desmayaba mi espíritu. No me dejabas pegar los ojos; estaba yo quebrantado, y no hablaba”.

(Salmos 77:1–4)

#3  Desórdenes del carácter basado en la etiología

     La palabra etiología significa “causa” u “origen”.

     El primer tipo de depresión etiológica es:

Desorden del carácter provocado por una mala salud Esto significa que hay cambios no saludables en el cuerpo provocados por una enfermedad que provoca depresión sicológica causal. Por ejemplo, del 20 al 40 por ciento de las personas que padecen un trastorno neurológico (mal de Parkinson, enfermedad de Huntington y de Alzheimer, esclerosis múltiple, y/o infarto) desarrollan una profunda depresión durante su enfermedad.

     El segundo tipo de depresión etiológica es:

Desorden del carácter inducido por una sustancia Eso significa que se ha introducido algo en el cuerpo que provoca la depresión. La sustancia podría ser un medicamento, drogas o exposición a una toxina (Por ejemplo, al alcohol, los sedantes, píldoras de control de la natalidad, medicamentos para ciertas enfermedades, como la de Parkinson).

Sin importar la causa, la persona deprimida se siente así:

“Estoy debilitado y molido en gran manera; gimo a causa de la conmoción de mi corazón”.

(Salmos 38:8)

E. ¿Es la depresión resultado del pecado?

Esta pregunta no puede responderse con un simple o no. Aunque algunas personas creen que la respuesta siempre es , la respuesta correcta es que a veces y otras no.

     La depresión no es resultado del pecado cuando…

—Se sufre una pérdida normal. La Biblia dice que hay:

“Tiempo de llorar… tiempo de endechar”. (Eclesiastés 3:4)

—Su cuerpo experimenta el deterioro por el paso de los años. La química de su cuerpo puede cambiar y resentirse. La Biblia también dice que:

“Nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. (2 Corintios 4:16)

     La depresión sí puede ser el resultado del pecado cuando…

—Está deprimido por las consecuencias de su conducta pecaminosa y no hace nada por cambiar.

—No da pasos para curarse (no busca consejería bíblica, ni memoriza versículos bíblicos, ni lee libros cristianos, ni acude al médico cuando es necesario).

—Se aferra a la auto-compasión, la ira y la amargura cuando lo han lastimado, en vez de decidir perdonar.

“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. (Santiago 4:17)

—Usa la depresión para manipular a los demás.

—Una y otra vez decide culpar a Dios y a los demás por su infelicidad.

—Se deprime porque ha permitido que otros lo controlen en vez de obedecer a Cristo y dejar que él tome el control de su vida.

Cuando tomamos la cena del Señor indignamente, la Biblia sentencia: “Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros” (1 Corintios 11:30).

Descripción de la depresión de Jonás

Libro de Jonás

El tiempo que Jonás estuvo en depresión ejemplifica la depresión situacional que es resultado directo del pecado. Jonás fue un hombre llamado por Dios que terminó su vida enfurecido, amargado, y en las profundidades de la depresión. ¿Cómo llegó Jonás a estar tan profundamente deprimido?

     Capítulo 1: Desobediencia

El Señor llamó a Jonás para predicar su palabra a la gente impía de Nínive. Pero Jonás se rebeló y se embarcó para ir en dirección contraria. Cuando la desobediencia del profeta atrajo repercusiones negativas sobre la tripulación de la nave en que viajaba, los marineros lo rechazaron y tiraron literalmente por la borda.

     Capítulo 2: Desasosiego

Jonás reconoció que el juicio de Dios había caído sobre él y que quizá perdería la vida (porque se encontraba dentro del vientre de un gran pez), así que imploró la misericordia de Dios: “Y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste” (Jonás 2:2). El Señor le extendió su misericordia y le salvó la vida.

     Capítulo 3: Declaración

Jonás se resignó a obedecer el llamado de Dios. Él proclamó la verdad divina y los impíos de Nínive se arrepintieron.

     Capítulo 4: Depresión

Jonás se enojó con Dios por haber mostrado misericordia a quienes él creía indignos de recibirla. En última instancia, cayó en una depresión severa que lo consumió por la amargura y desesperanza, al punto de que quería morir. Jonás expresó su queja diciendo: “Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida” (Jonás 4:3).

Luego, en su ira y auto-conmiseración, hizo esta declaración triste, pero reveladora: “Mucho me enojo, hasta la muerte” (Jonás 4:9).

II. Características de la depresión

¿Había alguna pista en cuanto a la gravedad de la depresión mental de Andrea Yates? Después de ahogar a sus cinco hijitos, los medios de comunicación supieron que esa familia tan estrictamente religiosa había estado varios años en tratamiento por la depresión de Andrea. En dos ocasiones en el año 1999 había tratado de suicidarse. Y por causa de una grave depresión posparto luego del nacimiento de su cuarto hijo, se le advirtió a la pareja que no debían tener más hijos… Sin embargo, nació un quinto hijo.

La tragedia de la familia Yates es una excepción. Aunque mucha gente se desilusiona gravemente, la mayoría de quienes atraviesan por una depresión grave jamás cometerán actos que lleven a la muerte. Sin embargo, Andrea siguió en una espiral descendente hasta el grado de tener pensamientos frecuentes de auto-destrucción. En ese punto de su depresión paralizante no pudo aceptar la verdad de que:

“Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos”.

(Eclesiastés 9:4)

A. ¿Cuál es el diálogo del deprimido?

Los que luchan en las tinieblas de la depresión no pueden ver las cosas positivas que hay en su vida… especialmente en sí mismos. Por lo general ven la vida a través de “lentes oscuros”. El fotógrafo que usa un lente negro para tomar una fotografía durante el día hace que parezca que fue tomada durante la noche. Cuando una persona deprimida ve la vida a través de un filtro negro, se siente indefensa en su situación, se odia a sí misma y está desesperanzada en cuanto al futuro. Si usted anda en la oscuridad de la depresión, necesita centrar su atención en la luz del Señor y saber que a él usted le importa personalmente. En los salmos puede leer acerca de un cambio de perspectiva:

“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida. Clamé a ti, oh Jehová; dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes”.

(Salmos 142:4–5)

     ¿Qué dice usted acerca de sí mismo?

—“¡No puedo hacer nada bien!”

—“¿Para qué lo intento?”

—“¡No sirvo para nada!”

—“¡Me odio!”

—“Mira a fulano o mengano (haciendo comparaciones)”.

—“¡Seguro hice algo malo!”

—“¡Nadie me ama!”

¿Cuál es la luz de la verdad?

La palabra de Dios dice: “Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti”. (Isaías 54:10)

     ¿Qué dice usted acerca de su situación?

—“¡No veo la salida a esta situación!”

—“¡Nada importa!”

—“¡Esto no lo puedo resistir!”

—“¡No es justo!”

—“¡No puedo hacer nada para cambiarlo!”

—“¡No puedo hacer nada al respecto!”

—“¡No lo puedo soportar!”

¿Cuál es la luz de la verdad?

Puedo decir con el apóstol Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)

     ¿Qué dice usted acerca de su futuro?

—“¿Y qué?”

—“Nada cambiará…”

—“¡Nadie me amará!”

—“Seré demasiado viejo…”

—“¡Esa era mi última oportunidad de ser feliz!”

—“No tengo nada por lo cual vivir”.

—“¡No servirá de nada!”

¿Cuál es la luz de la verdad?

La palabra de Dios dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)

Si anda en tinieblas, atesore estas palabras del Señor:

“Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”.

(Isaías 42:16)

B. ¿Cuáles son los síntomas depresivos y maniáticos?

     Las personas deprimidas muestran tristeza, desánimo y falta de gozo. Los episodios depresivos mayores involucran cinco o más de los siguientes síntomas típicos que se manifiestan casi todos los días por al menos dos semanas:

—Estado de ánimo depresivo permanente

—Poco agrado en las actividades normales

—Cambio significativo en el apetito o peso corporal

—Fatiga o pérdida de energía

—Disminuye la capacidad de pensar con claridad, de evaluar o concentrarse

—Movimientos más lentos o más agitados

—Muy poco o demasiado tiempo de dormir

—Sentimientos de falta de valor personal o culpa excesiva

—Pensamientos o intentos de suicidio

     Las personas maniáticas demuestran emociones eufóricas inexplicables aunadas a varios actos de insensatez anormal. Los episodios maniáticos suceden cuando tres o más de los siguientes síntomas típicos toman lugar, porque no son normales en la persona y que duran por lo menos una semana:

—Ego elevado

—Pensamientos vertiginosos

—Se distrae fácilmente

—Habla demasiado

—Distracción repentina

—Disminuye su necesidad de dormir

—Aumenta obsesión por una meta

—Involucrarse excesivamente en placeres que pueden provocar consecuencias negativas.

     Las personas bipolares manifiestan episodios tanto maníacos como depresivos.

Características del rey saúl

Los altibajos emocionales y de comportamiento extremosos del rey Saúl son similares a muchos de los síntomas de quienes padecen el trastorno bipolar. En ocasiones, Saúl alternaba entre episodios de manía y de depresión.

Él ilustra la tragedia de un hombre con un inmenso poder y potencial, pero que carecía de sabiduría y auto-control. En el mejor de sus días, Saúl era un hombre confiado, que mandaba bien y carismático. Pero en los peores, Saúl era un hombre vano, vil y vengativo. Se ganó el respeto de toda la nación de Israel por haber vencido a tres naciones enemigas. Pero también se ganó el rechazo de Dios como su rey escogido porque lo desobedeció. El profeta Samuel habló de esta gravedad en la vida de Saúl:

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”.

(1 Samuel 15:22–23)

 

 

 

Características de la manía

 

El comportamiento maníaco del rey saúl

 

     Irritabilidad

 

     Desobedeció a Dios por su impaciencia

 

Estaba enojado porque el profeta Samuel no llegó a tiempo para ofrecer el sacrificio necesario antes de la batalla, así que Saúl se impacientó y ofreció el sacrificio él mismo. Después de que llegó Samuel, Saúl se justificó diciendo: “Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado… Ahora descenderán los filisteos contra mí.… Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto” (1 Samuel 13:11–12). La decisión de Saúl fue desobedecer un mandato claro de Dios.

 

     Malas decisiones

 

     Prohibió a su ejército que comiera durante la batalla

 

El ejército de Saúl estaba desmayando porque él “había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan” (1 Samuel 14:24). Y todos ellos se debilitaron.

 

     Demasiados placeres

 

     Retuvo del botín prohibido

 

Dios le dijo a Saúl que destruyera por completo al enemigo así como todas sus posesiones. Sin embargo, Saúl guardó parte del botín prohibido: “lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir… Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche”. (1 Samuel 15:7–11)

 

     Auto estima elevada

 

     Se mandó erigir una estatua

 

Aunque Samuel había llegado a tiempo para reunirse con Saúl, le dijeron al profeta, “Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento” (1 Samuel 15:12), lo cual era una clara demostración del alto concepto de sí que tenía.

 

     Fácilmente se distraía

 

     Se distrajo por una canción de las mujeres israelitas

 

Cuando sus soldados volvían de la batalla, en vez de centrarse en la victoria, Saúl se distrajo fácilmente por lo que cantaban las mujeres. Aunque el refrán era una manera de honrar a las tropas, “se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” (1 Samuel 18:8–9).

 

     Demasiada obsesión en su meta

 

     Se volvió obsesivo con la meta de querer matar a David

 

Cuando David comenzó a servir al rey Saúl, éste “le amó mucho [a David]”. Sin embargo, “Saúl, viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo amaba, tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días”. Jonatán apeló a su padre, diciendo: “… sus obras han sido muy buenas para contigo”. Así que Saúl hizo un juramento: “Vive Jehová, que no morirá”. Sin embargo, un poco más tarde: “Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen”. Saúl hizo varios intentos de matar a David (1 Samuel 16:21; 18:28–29; 19:4, 6, 11).

 

     Pensamientos vertiginosos

 

     Pensó incluso en matar al hijo que tanto amaba

 

Para determinar si su padre estaba planeando matar a David, Jonatán justificó a David por no estar en la presencia del rey, lo cual enfureció a Saúl. Él demandó: “tráemelo, porque ha de morir” Jonatán preguntó, “¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? … Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo [a Jonatán, su hijo amado]” (1 Samuel 20:31–33).

 

     Estado de ánimo inexplicablemente eufórico

 

     Estaba seguro que gozaba del favor del Señor

 

En medio de su estado de ánimo exaltado, Saúl dijo: “Dios lo ha entregado [a David] en mi mano… convocó Saúl a todo el pueblo a la batalla… y poner sitio a David y a sus hombres” (1 Samuel 23:7–8). Pero su presunción estaba muy equivocada.

 

     Desánimo, desmayo, desesperanza

 

     Perdió toda esperanza por el temor

 

Dios había librado a Saúl de muchas batallas, pero cuando su ejército se enfrentó al gigante filisteo Goliat: “Saúl y todo Israel…, se turbaron y tuvieron gran miedo”. Era claro que Dios había ungido a Saúl como rey, pero él continuaba luchando contra su temor y desesperanza. Cuando en otra ocasión tuvo que enfrentar a los filisteos también “tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera”. (1 Samuel 17:11; 28:5)

 

     Incremento en su irritabilidad

 

     Tuvo exabruptos de ira

 

“Un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días”. Sin ser provocado “tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces” (1 Samuel 18:10–11).

 

     Evaluaciones negativas e irreales

 

     Acusó a sus colaboradores de traición

 

En su afán por encontrar y matar a David, Saúl acusó injustamente a su hijo y sus súbditos inocentes: “¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí [David] tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas, para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy?” (1 Samuel 22:7–8).

 

 

     Frustración exagerada

 

     Mandó matar al que lo había confrontado

 

Cuando Saúl acusó falsamente al sacerdote que ayudó a David ingenuamente, el sacerdote quiso hacer entrar en razón a Saúl: “¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa?” Pero Saúl estaba en negación y le contestó: “Sin duda morirás… tú y toda la casa de tu padre” (1 Samuel 22:14, 16).

 

     Triste, desanimado, pesimista

 

     Lamentó su destino y temió a David

 

Saúl supo que David le había salvado la vida. Con un dejo de profunda tristeza, Saúl expresó en varias ocasiones su incierto futuro con las palabras: “Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, júrame, pues, ahora por Jehová, que no destruirás mi descendencia después de mí, ni borrarás mi nombre de la casa de mi padre” (1 Samuel 24:20–21).

 

     Pérdida del apetito

 

     Se rehusó a comer

 

Saúl estaba tan deprimido que: “…rehusó diciendo: No comeré” (1 Samuel 28:23).

 

     Pensamientos o intentos suicidas

 

     Se quitó la vida

 

Cuando recibió una herida grave en la batalla y puesto que no pudo convencer a su paje de armas de que lo matara, “tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella” (1 Samuel 31:4).

 

Pregunta: “¿Es falta de fe en Dios tomar medicamentos para la depresión?”

Respuesta: No. Hay varias condiciones físicas que contribuyen a que una persona experimente la depresión. Por ejemplo, en la depresión bipolar y posparto, existe un desequilibrio bioquímico que puede ser tratado con medicamentos y obtener buenos resultados. Infortunadamente, muchos cristianos temen que se les considere faltos de espiritualidad si buscan ayuda profesional para su depresión, pero si no hacen nada, sufrirán innecesariamente.

En ocasiones se necesita el tratamiento por un tiempo más prolongado para equilibrar los altibajos emocionales. Esto es para que los que sufren depresión puedan ver la verdad y comiencen a andar con los pies en la tierra. Ezequiel 47:12 dice que Dios hizo la “hoja para medicina”. Por lo tanto, es bíblico tomar medicamentos. Sin embargo, la medicina debería utilizarse para beneficio del paciente, no para adormecer el dolor o escapar de él. Más bien, debe ser para ayudar a la persona a pasar el proceso del dolor. Además, los medicamentos deben ser el último recurso, después de haber seguido los pasos indicados y siempre acompañados de un proceso de consejería.

C. ¿Cuáles son los síntomas de la depresión posparto?

Por lo general todas las mujeres que tienen un bebé deben sentirse felices y emocionadas por su nuevo hijo. Pero cuando eso no sucede, la madre comienza a sentir una gran culpa y confusión. Puede entonces desarrollar muchos síntomas inesperados.

     La tristeza del parto—Desde los tres a cinco días después del parto hasta dos semanas después, el 70 por ciento de las madres experimentan los siguientes síntomas:

—Cambios repentinos de ánimo

—Llanto frecuente e inexplicable

—Un sentido de pérdida

—Culpabilidad por no sentirse ligada a su bebé

—Irritabilidad, enojo

—Cambios en los hábitos de dormir y comer

—Falta de concentración

—Aletargamiento

     Depresión posparto—Casi un 20 por ciento de las madres que recién han tenido un bebé experimentan la depresión posparto y se diferencia de la anterior en su duración y en la indiferencia debilitante que la madre siente hacia sí misma y sus hijos.

—Demasiada preocupación por el bebé porque ella percibe que está mal en cuanto a sus sentimientos de ser madre

—Falta de interés en el hijo y sensación de estar atrapada

—Indiferencia emocional, tristeza, fatiga

—Se retrae de su familia y amigos

—Muestra poco o nada de amor por el niño o el resto de su familia

—Cambios en su apetito

—Pierde o gana peso significativamente

—Ansiedad o ataques de pánico

     Sicosis posparto—Una depresión que puede ser de vida o muerte que afecta sólo a una de cada 1,000 madres que dan a luz.

—Tienen pensamientos o hacen declaraciones extrañas

—Se sienten molestas o enojadas con el bebé y la familia

—Demasiado crítica de su habilidad de ser una buena mamá

—Tiene pensamientos de hacerse daño a sí misma o al bebé

—Paranoia, confusión, desorientación

—Oye voces o tiene visiones de Satanás o los demonios que atacan su capacidad para ser una buena mamá

—Alucinaciones de que el bebé esta poseído por un demonio

—Alucinaciones que le ordenan que mate al bebé (infanticidio)

Una madre que está luchando con la sicosis posparto podría sentir que estas palabras son suyas:

“Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias del Seol; angustia y dolor había yo hallado”.

(Salmos 116:3)

III. Causas de la depresión

Andrea Yates se desequilibró espiritualmente como resultado de haberse enfocado más en Satanás y su pecado que en Dios y su gracia. Ella escuchaba voces que le decían que era mala… que Satanás estaba dentro de ella, y que la única manera de deshacerse de él era ¡su muerte! Un escritor de la revista Time informó que Andrea llegó a la conclusión de que “Tenía que matar a los niños, tal como Satanás se lo ordenaba, para que la sentenciaran a la pena de muerte y recibiera su merecido”. Andrea dijo al referirse a sus hijos: “Tropezaban porque yo era malévola. Jamás podrían salvarse por la manera en que los estaba educando… estaban destinados a morir y perecer en el fuego del infierno”: Finalmente, después de las cinco muertes, esperaba que sus hijos hubieran llegado al cielo. No hay otra parte de la Biblia que defina mejor su manera torcida de pensar que este proverbio:

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.

(Proverbios 14:12)

A. ¿Cuáles son las causas físicas de la depresión?

Andrea Yates había sido una mujer suicida, la habían hospitalizado y recientemente le habían quitado todos los medicamentos que le habían ayudado. Los graves cambios hormonales de su cuerpo después del parto provocaron una deficiencia que le produjo sicosis posparto (se evadió de la realidad).

Trágicamente, muchas madres que padecen la sicosis posparto tienen pensamientos terribles de muerte de sus bebés y la destrucción de sí mismas. Podrían hacer suyas estas palabras:

“Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. Ligaduras del Seol me rodearon, me tendieron lazos de muerte”.

(Salmos 18:4–5)

Seis agravantes físicos de la depresión

#1  Desequilibrio hormonal

“¿Puede un desequilibrio químico en el cerebro provocar depresión?” Esta pregunta frecuente se puede contestar con un rotundo ¡! Por ejemplo, los cambios hormonales durante la pubertad, el posparto (después de dar a luz), y la peri-menopausia (alrededor de la menopausia) pueden provocar depresión.

#2  Medicamentos y drogas

Algunas drogas legales o ilegales pueden provocar una depresión, tales como analgésicos, antidepresivos, esteroides, anticonceptivos y medicinas cardíacas.

#3  Enfermedades crónicas

Algunas enfermedades como la deficiencia tiroidea y un período de gripe pueden provocar desequilibrio en el cerebro, que a su vez puede desencadenar una depresión.

#4  Temperamento melancólico

La persona de temperamento melancólico es ordenada, talentosa y creativa, pero al mismo tiempo puede ser temperamental y demasiado auto-crítica. Los que tienen este temperamento son analíticos, críticos y difíciles de complacer; toman todo con demasiada seriedad o muy personal, lo que provoca que se depriman más fácilmente por las circunstancias a su alrededor o a la menor imperfección en sí mismos o los demás.

#5  Comida, descanso o ejercicio inadecuados

Si hay una deficiencia en las rutinas básicas de la vida eso puede contribuir a un sentido crónico de fatiga, falta de energía y aislamiento social.

#6  Predisposición genética

Con base en las estadísticas, quienes se han formado en el seno de una familia depresiva son doblemente propensos a sufrir de depresión que quienes no tienen un historial de depresión en su familia. Asimismo, “el 50% de quienes padecen trastorno bipolar al menos tuvieron uno de sus padres con ese mismo padecimiento”.

Si le preocupa la depresión, aprenda todo lo que pueda acerca de su historia familiar y las opciones de tratamiento disponibles. Es muy importante investigar todo lo que pueda acerca de su salud.

“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”.

(Proverbios 14:15)

Pregunta: “¿Por qué las mujeres son dos veces más propensas a la depresión que los hombres?”

Respuesta: El cuerpo de las mujeres produce sólo la mitad de la serotonina que producen los hombres, sin embargo, el estrógeno de las mujeres multiplica la cantidad de serotonina para igualar el nivel de los hombres. El reto ocurre en tres momentos específicos—antes de que la mujer comience su menstruación, después de dar a luz y en la menopausia, cuando el nivel de estrógeno desciende drásticamente en algunos casos. Si el nivel de estrógeno en la mujer no es suficiente para multiplicar la serotonina, experimentará una reducción de la hormona que le producirá depresión. Esa es una de las razones por las que muchas mujeres tienen que tomar un tratamiento de estrógenos (ERT, por sus siglas en inglés) y por las que otras mujeres consultan al médico para sentirse “sanas” otra vez. Jesús dijo:

“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. (Mateo 9:12)

B. ¿Qué papel juegan los medicamentos en el tratamiento de la depresión?

Todo ser humano cuenta con billones de células cerebrales. Estas neuronas (o células nerviosas) mandan y reciben “mensajeros químicos” llamados neurotransmisores, y sin ellos no podríamos ¡pensar ni sentir! Los neurotransmisores son químicos poderosos que tienen un impacto importante sobre nuestras emociones como la felicidad, tristeza, preocupación, ira, lógica, el sueño la memoria, la ansiedad, el pensamiento y aun en la expresión facial. Cuando sufrimos una depresión, muchas veces se debe a una deficiencia en los neurotransmisores vitales. Por ejemplo, cuando los niveles de serotonina, norepinefrina, dopamina, o GABA (acido gamma-aminobutirico) están por debajo de lo normal.

“Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas”.

(Salmos 25:17)

¿Cómo ayudan los antidepresivos a aliviar la depresión?

     Cuando un impulso eléctrico llega al lugar de la neurona donde se encuentran los neurotransmisores (llamado el lugar pre-receptor), expiden estos químicos de la célula nerviosa y entran en el vacío entre neuronas (llamados sinapsis). Estos neurotransmisores viajan a través de la sinapsis y se adhieren al post-receptor de la otra neurona.

     Los antidepresivos son medicamentos no adictivos que bloquean el regreso del impulso eléctrico a la misma neurona de donde salió (reuptake) y disminuye (la degradación) la neurotransmisión depresiva entre las sinapsis. Así que se incrementa la cantidad de neurotransmisores y en última instancia, alteran otros químicos dentro de la célula nerviosa y de todo el sistema nervioso. El resultado es una cadena de reacciones químicas en el cerebro lo cual a su vez levanta el estado de ánimo depresivo y modifica el comportamiento.

SINAPSIS

Pregunta: “¿Existe alguna prueba médica objetiva que respalde la necesidad de medicamentos en algunos casos de depresión?”

Respuesta: Sí. Con la ayuda de las pruebas llamadas PET (por sus siglas en inglés: tomografía de emisión de positrón), los médicos pueden ver las diferencias entre la función de un cerebro normal y uno deprimido. Las pruebas del PET proporcionan un mapa de las funciones cerebrales y también muestran los cambios en el cerebro después de que se han tomado medicamentos antidepresivos. Las medicinas antidepresivas ayudan a producir una absorción química normal, lo cual incrementa el buen funcionamiento del cerebro y disminuye la depresión. Qué maravilloso es que el Dios de la creación hizo el cerebro con la capacidad de responder a la medicina apropiada para aliviar la depresión.

La Biblia dice que somos una “obra formidable y maravillosa”.

“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmos 139:14)

C. ¿Cuáles son los agravantes emocionales de la depresión?

Alguna gente dice que la “depresión es la ira vuelta al interior del ser humano”. Esta declaración no siempre es verdad, pero lo es cuando se ha reprimido el enojo. La represión ocurre cuando se bloquean los deseos y emociones de la conciencia de la persona y se les deja en el inconciente. Esta ira reprimida o ira interior provoca una depresión oculta y no permite que la amargura salga a luz. La amargura es una de las causas principales de la depresión, porque nos sentimos totalmente abandonados en nuestra amargura.

“El corazón conoce la amargura de su alma; y extraño no se entremeterá en su alegría”.

(Proverbios 14:10)

     ¿Tiene usted ira reprimida por…?

Pérdida de un ser querido

Pérdida de la autoestima

Pérdida del control

Pérdida de sus posesiones

Pérdida de algunas expectativas

Pérdida del respeto de otros

Pérdida de la salud o las capacidades

Pérdida de las metas personales

Si esto es así, la Biblia dice:

“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”.

(Efesios 4:31)

     ¿Tiene usted un temor reprimido por…?

—Perder su trabajo

—La muerte

—El nido vacío

—El fracaso

—Abandono

—Envejecer

—La soledad

—El rechazo

Si esto es así, la Biblia dice:

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

(Isaías 41:10)

     ¿Ha usted reprimido el estrés por…?

—Problemas en el trabajo

—Cambio de residencia

—Problemas matrimoniales

—Carga de trabajo

—Responsabilidades económicas

—Responsabilidades familiares

—Un hijo con problemas

—Cónyuge alcohólico

Si esto es así, la Biblia dice:

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.

(1 Pedro 5:7)

Aun las más profundas decepciones en nuestra vida deben resolverse o tendremos problemas con la amargura; y la ira no resuelta y la amargura dañarán a nuestros seres queridos.

“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”.

(Hebreos 12:15)

D. ¿Cuáles son las causas espirituales de la depresión?

Así como hay causas físicas, emocionales y mentales para la depresión, también las hay espirituales. La desobediencia y la culpa son semillas fértiles que pueden convertir cualquier sensación de bienestar en una oscura tormenta. No se puede albergar la culpabilidad de desagradar a Dios y seguir experimentando el gozo completo de la salvación, ni se pueden enfrentar las artimañas y ataques que el enemigo usa en nuestra contra si no conocemos y aplicamos la palabra de Dios a nuestra vida. La desobediencia y la culpabilidad son inseparables. Y a menos que apliquemos el remedio de la confesión y el arrepentimiento (que es un cambio de mente y de dirección) podríamos encontrarnos frente a una depresión que invade el alma y espíritu, como el ejemplo de los israelitas desobedientes:

“Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma”.

(Deuteronomio 28:65)

¿Qué sucede si nunca ha confesado su pecado y no se ha arrepentido?

Cuando usted le pide a Dios que perdone sus pecados a través del poder de la muerte y resurrección de Jesús, él se convierte en su eterno Salvador. Y nunca perderá su relación con él, sin importar lo que usted haga, piense o sienta. Dios asegura su salvación, y no hay nada ni nadie (ni usted) que pueda destruir lo que Dios tiene en sus manos. Después, cuando desobedece a Dios, tiene que confesar sus pecados y arrepentirse de ellos. Eso no significa que renueva su salvación, sino que mantiene una relación correcta con el Señor. Por otro lado, si nunca ha confesado sus pecados ni le ha pedido a Jesús que sea su Salvador, no puede tener la seguridad de que irá a pasar la eternidad en el cielo; tampoco conocerá el verdadero gozo en esta vida.

El verdadero gozo, el que proviene de Dios, es mayor que una vida sin problemas. Es la paz que permanece cuando todo parece venirse abajo. Es la seguridad profunda que hay en su ser que le ayuda a encontrar la satisfacción en él y a confiar en su soberanía aun en medio de la más terrible tormenta. Esto es posible gracias a Dios y no hay nada ni nadie que pueda proporcionarle mayor plenitud. Y ahora mismo él quiere compartir este gozo con usted.

Cómo tener el gozo que dura por siempre

Tener una relación personal con Jesús es el primer paso en el largo camino para vencer la depresión. Cuando confía en él, le dará su poder para soportar cualquier cosa que tenga que enfrentar. Jamás tendrá que volver a vivir un día oscuro en su vida con él. Hoy mismo, puede confesar lo que hay en su corazón a Dios… y experimentar el primer momento de gozo verdadero y duradero.

1.   El propósito de Dios para usted… es la salvación.

—¿Qué movió a Dios a enviar a su Hijo al mundo? ¿Para condenarlo? No, ¡lo envió para demostrarle su amor por medio de la Salvación!

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. (Juan 3:16–17)

—¿Cuál fue el propósito de Jesús para venir a la tierra? ¿Hacerlo todo perfecto y quitar todo el pecado? No, ¡sino a perdonar sus pecados, darle el poder para obtener la victoria sobre el pecado y ayudarle a vivir una vida plena!

“Yo [Jesús] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10:10)

2.   Su problema… es el pecado.

—¿Qué es el pecado? El pecado es vivir de manera independiente de las normas de Dios, sabiendo lo que es correcto, pero decidiendo hacer lo malo.

“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. (Santiago 4:17)

—¿Cuál es la consecuencia del pecado? La muerte espiritual, la separación espiritual de Dios.

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. (Romanos 6:23)

3.   La provisión divina para usted… es el Salvador.

—¿Hay algo que pueda quitar la paga del pecado? Sí. Jesús murió en la cruz para pagar personalmente por nuestros pecados.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:8)

—¿Cuál es la solución para ya no estar separados de Dios? Creer en Jesucristo como el único camino que nos lleva a Dios el Padre.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)

4.   Su decisión… es someterse.

—Deposite su fe en (descanse en) Jesucristo como su Señor y Salvador personal y deje de confiar en las “buenas obras” como medio para ganar el favor de Dios.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8–9)

—Entregue a Cristo el control de su vida y confíe su vida en sus manos.

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:24–26)

Al momento de decidir creer en él y confiar su vida a Cristo, él le da su Espíritu Santo para vivir dentro de usted. Así, el Espíritu de Cristo le da su poder para vivir la vida plena que Dios tiene en mente para usted. Si quiere que Dios lo perdone por completo y quiere ser la persona que Dios quiso que fuera cuando lo creó, puede decírselo en una oración simple, pero sincera como la siguiente:

Oración para la salvación

“Dios, quiero tener una relación verdadera contigo. Reconozco que muchas veces he decidido seguir mis propios caminos y no los tuyos. Por favor, perdona mis pecados. Jesús, gracias por morir en la cruz y pagar por la pena de mi pecado. Ven a mi vida como mi Señor y Salvador. Comienza a sanar mi corazón por tu poder. Enséñame a encontrar el gozo en ti solamente. Hazme la persona que quieres que yo sea. En tu santo nombre hago esta oración. Amén”.

¿Qué puede esperar ahora?

Si hizo esta oración con toda sinceridad, sepa esta verdad que David escribió en los Salmos:

“En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma. ¿Se juntará contigo el trono de iniquidades que hace agravio bajo forma de ley?”

(Salmos 94:18–19)

Elías cae en la depresión


Una o varias de las necesidades básicas se ven amenazadas

-Amor

 

-Significancia

 

-Seguridad

 

La seguridad de Elías se vio amenazada

“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó alli a su criado”.

(1 Reyes 19:3)


-Auto-compasión

 

-Auto-condena

 

-Temor

 

-Desesperanza

 

Elias pensó para sus adentros: “Ya tuve bastante,” y después le pidió a Dios que le quitara la vida

“Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quitame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.

(1 Reyes 19:4)


- Resentimiento enterrado debido a las circunstancias

Elías estaba frustrado porque sus esfuerzos parecían vanos

“El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”

(1 Reyes 19:10)


La adaptación de parte de esta gráfica están usados con permiso de Larry Crabb

E. Causa de raíz para seguir en la depresión

Creencia errónea:

“Estoy deprimido por las desilusiones profundas que he tenido a lo largo de mi vida. Me han robado todo el gozo. No hay esperanza para mí en el futuro, y no puedo hacer nada al respecto”.

Creencia correcta:

Reconozco que estoy deprimido por las circunstancias actuales de mi vida, pero Cristo vive en mí y él es mi esperanza. Confiaré en él para que renueve mi mente con la verdad de su palabra y renueve mi corazón con la esperanza que sólo él puede dar.

“Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos… en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte” (2 Corintios 1:9–10).

IV. Pasos para encontrar la solución

¿Sabían los familiares y amigos de Andrea Yates de la gravedad de su depresión? Mucha gente se preguntó: “¿Hizo el esposo de Andrea lo suficiente para proteger la vida de su esposa y de sus hijos?” En el juicio salió a la luz que Andrea había estado hospitalizada varias veces por causa de graves depresiones. En dos ocasiones se le dio de alta de manera prematura. Su esposo Rusty abordó al último médico pidiéndole los medicamentos que le habían hecho tanto bien en el pasado, pero no le hicieron caso. En su hogar habían hecho los arreglos para que Rusty pudiera entrar a su trabajo después de las 9:00 a.m. Después llegaba su mamá a las 10:00 a.m. para ayudar a Andrea con los niños. Ella seguía con el sistema de escuela en su hogar y le ayudaba también con los quehaceres domésticos. Andrea se quedaba con los niños sólo una hora cada día. Pero fue durante esos minutos, que el 20 de junio del 2001 Andrea ahogó a sus hijos.

¿Cómo pudo haberse evitado tal tragedia? ¿Qué pasos podrían haber dado sus familiares para ayudar a Andrea a dejar la oscuridad de la desesperación hacia la luz de la esperanza? Si hubiesen estado mejor advertidos del peligro que corría, podrían haberse informado más acerca del mal que padecía y habrían sabido mejor qué hacer.

“Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo”.

(Proverbios 1:5)

A. Versículo clave para memorizar

Cuando está pasando por el valle de la sombra de la depresión, recuerde lo que Dios dice en su palabra y repítase esta verdad todos los días:

“Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes”.

(Salmos 27:13)

B. Pasaje clave para leer y meditar

No podemos elegir lo que heredamos genéticamente, pero sí podemos decidir las cosas en las que vamos a pensar cognoscitivamente. En el mundo de la medicina, las pruebas cerebrales de quienes sufren de depresión a menudo muestran mejoría cuando se les refuerza con palabras de esperanza, afirmación y propósito. Con respecto a esto, la vida es una serie de decisiones que tomamos. Usted puede decidir el día de hoy empezar a poner en práctica la palabra de Dios.

1 Tesalonicenses 5:16–24

     “Estad siempre gozosos”.

 

 

 

—Decida continuar enfocándose en las cosas positivas de su vida.

 

v. 16

 

     “Orad sin cesar”.

 

 

 

—Decida hablar con Dios sobre cualquier tema.

 

v. 17

 

     “Dad gracias en todo”.

 

 

 

—Decida agradecer a Dios por lo que está aprendiendo ahora mismo.

 

v. 18

 

     “No apaguéis al Espíritu”.

 

 

 

—Decida hacer los cambios necesarios cuando el Espíritu de Dios se los señale.

 

v. 19

 

     “No menospreciéis las profecías”.

 

 

 

—Decida tomar en serio la palabra de Dios.

 

v. 20

 

     “Examinadlo todo”.

 

 

 

—Decida preguntarse en todo: “¿Es correcto esto delante de Dios?”

 

v. 21

 

     “Retened lo bueno”.

 

 

 

—Decida hacer lo correcto, aun cuando sea tentado a hacer lo malo.

 

v. 21

 

     “Absteneos de toda especie de mal”.

 

 

 

—Decida huir inmediatamente de la tentación.

 

v. 22

 

     “Que el mismo Dios de paz os santifique por completo”.

 

 

 

—Decida ver cómo Dios lo ha “apartado” (santificado) para ser lo que él quiere que usted sea.

 

v. 23

 

     “Y todo vuestro ser—espíritu, alma y cuerpo—sea guardado irreprochable”.

 

 

 

—Decida comprometer todo su ser a hacer lo que Dios quiere que usted haga.

 

v. 23

 

     “Fiel es el que os llama, el cual también lo hará”.

 

 

 

—Decida confiar en el poder de Dios para hacer lo que él lo ha llamado a hacer.

 

v. 24

 

C. Quítese las máscaras

Cuando atravesamos circunstancias dolorosas en nuestra vida podemos “barrerlas bajo la alfombra” e ignorarlas. Sin embargo, al hacerlo, fallamos en procesar y hacer luto por nuestras heridas y pérdidas. Si “enmascaramos” la depresión, estamos tratando de proteger nuestro corazón y esconder quiénes somos en realidad y las cosas que no queremos enfrentar. Pero ese tipo de mascarada bloquea nuestra madurez y nuestra capacidad de tener una relación íntima con Dios y con los demás. Jamás tema admitir la verdad de su vida directamente con Dios. Permítale que él le ayude a ver la realidad de su dolor. Él le mostrará cómo él ha estado trabajando a través de su dolor para darle sabiduría y para que entienda las profundidades reales de la verdad. David le dijo a Dios:

“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”.

(Salmos 51:6)

La línea del tiempo de mi vida

     Dibuje una línea horizontal que represente su vida.

     Divida la línea en tres partes niñez, juventud, edad adulta.

     Anote en la línea los principales cambios y eventos que ha habido en su vida. Dibuje líneas cortas a partir de la línea del tiempo y escriba frases cortas que describan los eventos mayores tales como:


     Determine si ha habido pérdidas significativas y heridas que no ha procesado, tales como:

—Abandono

—Divorcio de sus padres

—Rechazo

—Fracasos

—Acusaciones falsas

—Crítica injusta

—Metas truncadas

—Sueños no realizados

     Descubra el origen del dolor encubierto a través de la oración ferviente.

Oración de descubrimiento

“Querido Padre, vengo ante ti como hijo para que me ayudes. Tranquiliza mi corazón. Permíteme ver lo que tengo que ver. Hazme consciente de mi necesidad de sanidad y muéstrame tu verdad. Trae a mi mente cualquier herida escondida de mi corazón y la circunstancia exacta que la provocó. En tu santo nombre. Amén”.

     Defina el impacto emocional que cada acontecimiento tuvo en usted con palabra específicas como:

—“Esto me hizo sentir así…”

—“Me duele que…”

—“Me sentí tan avergonzado cuando…”

—“Me sentí abandonado por…”

—“Me sentí muy herido cuando…”

—“Estaba decidido a que esto ( ) jamás volviera a suceder”.

     Decida hoy mismo permitirse llorar profunda y genuinamente por las pérdidas sufridas.

“Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza”. (Jeremías 17:14)

     Elimine el poder que ese evento tiene sobre sus emociones compartiéndolo con una persona confiable y con Dios.

“Todo tiene su tiempo… tiempo de callar, y tiempo de hablar”. (Eclesiastés 3:1, 7)

     Profundice su dependencia del Señor para que lo libere emocionalmente.

“Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso”. (Salmos 118:5)

Oración de sanidad

“Querido Señor Jesucristo, fortaléceme para que tú puedas ministrar a mi corazón herido. Sé que tú entiendes mi dolor. Y sé que tienes el poder de sanarme. Gracias por amarme. Gracias porque puedo tener confianza en que tú puedes hacerme libre. En tu santo nombre. Amén”.

D. Depresión y la persona sana

Todo ser humano tiene un cuerpo tangible, un alma intangible y un espíritu inmaterial, lo cual nos hace seres “tripartitos”. Siendo que somos personas tripartitas, lo siguiente es una realidad:

     Su cuerpo es la constitución física (carne, huesos y sangre).

     Su alma es la personalidad (su mente, voluntad y emociones).

     Su espíritu es la parte más interna de su ser que necesita salvación, anhela la satisfacción de sus más profundas necesidades (de amor, significancia y seguridad), y si es usted creyente, es donde reside el Espíritu Santo.

Los médicos han establecido históricamente que la manera en que respondemos a las desilusiones de la vida tiene un impacto directo sobre el cuerpo. De la misma manera, la depresión puede tener un efecto devastador en su alma y espíritu. Dios nos anima a acudir a él para que restaure nuestra salud en las tres áreas de nuestra vida… cuerpo, alma y espíritu.

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. (1 Tesalonicenses 5:23)

Véase también W. Ian Thomas, The Mystery of Godliness, “El misterio de la piedad”, Grand Rapids: Zondervan, 1964), 54–69.

Centrado en sí mismo

 

Controlado por el Espíritu Santo

 


 


 

El cuerpo

Si está sufriendo de una depresión prolongada…

     Primero, hágase un examen médico completo. (Dígale al doctor que se siente inusualmente deprimido. Sea específico).

     Pida al doctor que revise los medicamentos que está ingiriendo y elimine los que sean innecesarios. (Pregunte a su doctor si alguna de sus medicinas le está provocando la depresión.)

     Desarrolle el hábito de dormir regularmente—dormir es terapéutico. (Solamente durante el sueño el cerebro produce la serotonina que alivia la depresión. Ponga una hora específica para dormir y para levantarse).

     Tenga un horario regular de actividades. (Involúcrese de manera activa en actividades fuera de casa, tal como un ministerio en la iglesia, lo cual ayuda a las funciones del cerebro. Acepte invitaciones para estar con otras personas (aunque no tenga ganas de hacerlo).

     Elimine el estrés, evite la fatiga excesiva. (Aparte un tiempo de quietud para relajarse).

     Coma alimentos balanceados y nutritivos regularmente. (Evite la cafeína, el alcohol, la sal, la comida chatarra. Tome menos azúcar para evitar el deseo inmoderado de comerla).

     Ejercítese con regularidad, camine, trote o nade al menos cuatro veces por semana. (Una caminata rápida de veinte minutos produce endorfinas, que es una sustancia que eleva de manera natural el estado de ánimo).

     Pase tiempo bajo los rayos del sol disfrutando de la bella creación de Dios. (Un estudio revela que al estar bajo el sol por 30 minutos puede ayudar a disminuir la depresión. Si obtenemos pocos rayos de sol, produciremos melatonina, que a su vez produce aletargamiento).

La siguiente oración tomada de la Biblia debería animarnos a cuidar de nuestra salud y asumir la responsabilidad de nuestro cuerpo físico.

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

(3 Juan 2)

¿Qué es el desorden afectivo temporal?

Pregunta: “Me acabo de mudar a una ciudad que tiene un clima muy lluvioso y me siento triste. Todo lo demás está muy bien. ¿Qué hago? Es como si la niebla de afuera de mi ventana hubiera invadido mi mente y afectado mi forma de pensar”.

Respuesta: El SAD, por sus siglas en inglés, es el desorden afectivo temporal y es una forma de depresión que se asocia con la falta de rayos del sol. También se le llama la tristeza de invierno, porque comienza a menudo en el otoño, con sus días más cortos y con menos luz solar y continúa hasta la primavera cuando los días se hacen más largos. Cuando al ojo le entra tan pocos rayos solares hace que el cerebro produzca una hormona llamada melatonina, que se produce cuando llega la oscuridad. Cuando hay demasiado melatonina en el cuerpo, provoca un desequilibrio bioquímico en la región del hipotálamo en el cerebro. Para los animales la melatonina controla la hibernación y provoca la disminución de la actividad. En los seres humanos, la SAD provoca síntomas como sueño excesivo, aletargamiento, comer demasiado y depresión.

El mejor tratamiento para el SAD es la luz, la luz es terapéutica.

     Primero, busque cualquier oportunidad de obtener la luz natural del sol (lea afuera o ejercítese al aire libre, camine en la mañana o en la tarde).

     Segundo, puede comprar una caja de luz que produzca luz artificial y exponga sus ojos a la luz entre 30 minutos a dos horas cada día.

     Tome sus vacaciones a lugares donde pueda obtener tanta luz de sol como sea posible.

“Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol”. (Eclesiastés 11:7)

El alma

Cuando haya perdido una relación significativa para usted, ya sea por el rechazo, el divorcio o la muerte, es normal que su corazón se sienta deprimido. Sin embargo, después de un período de tiempo, es normal que sienta cierto grado de sanidad. Si su corazón no ha vuelto a su forma habitual, entonces podría estar en un estado de depresión. Ya que toda el alma (mente, voluntad y emociones) se ve afectada por la depresión, hay varios pasos que necesita dar para recuperarse y tratar la depresión en las tres áreas mencionadas. Cada parte que ha sido tocada por la depresión debe ser sanada.

#1  La mente

Una de las claves para vencer la depresión crónica es cuidar las cosas en las que pensamos. Los estudios e investigaciones verifican que lo que una ¡persona decide pensar literalmente cambia la química de su cerebro! Así que usted necesita llenar su mente con la mente de Dios, saturarla con la perspectiva de Dios y sus promesas. Romanos 12:2 dice que somos transformados “por medio de la renovación de vuestra mente”.

     Escriba algunos versículos bíblicos en tarjetas y léalas varias veces al día.

     Haga una lista, “Mi lista de acciones de gracias” con siete aspectos positivos de su vida e invierta un tiempo todos los días para agradecerle a Dios por esas cosas de manera específica.

—En la siguiente semana, haga una lista de otras siete cosas específicas por las que puede agradecer a Dios.

—Continúe aumentando acciones de gracias a su lista cada semana.

Al leer la palabra de Dios, descubrirá su propósito al permitir las pérdidas dolorosas en su vida. Dios es su Redentor y él tiene un propósito para permitir todo lo que sucede en su vida… incluyendo las tormentas difíciles.

“Envió su palabra, y los sanó”.

(Salmos 107:20)

Cómo encender la luz en la oscuridad

Para combatir la depresión, lo primero que debe hacer es escribir lo que está pasando por su mente. Luego, refute con la palabra de Dios sus pensamientos negativos. Pida a Dios y a un amigo suyo que le ayuden a describirlos correctamente. Y luego, cuando le vengan los pensamientos negativos utilice una terapia de “conocimiento” para refutarlos y simplemente reemplace sus pensamientos de tinieblas con la lámpara y la luz de la verdad.

“Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios alumbrará mis tinieblas”.

(2 Samuel 22:29)

     Tinieblas: “No puedo salir de estas tinieblas”.

Luz: “El Señor traerá la luz en medio de las tinieblas”.

“Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas”. (Salmos 18:28)

     Tinieblas: “Siento que no tengo un refugio… ni un lugar seguro”.

Luz: “El Señor será mi refugio”.

“Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado”. (Salmos 16:1)

     Tinieblas: “Siento que estoy en medio de muchos problemas”.

Luz: “El Señor es mi ayuda en medio de los problemas”.

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. (Salmos 46:1)

     Tinieblas: “No puedo dejar de sentirme inquieto”.

Luz: “Mi Dios me da la tranquilidad que mi alma necesita”.

“En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación”. (Salmos 62:1)

     Tinieblas: “No puedo ver el camino por donde debo andar”.

Luz: “El Señor dirigirá mi camino”.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5–6)

     Tinieblas: “Mi carga es demasiado pesada”.

Luz: “El Señor llevará mis cargas”.

“Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación”. (Salmos 68:19)

     Tinieblas: “Tengo miedo de estar entre la gente”.

Luz: “El Señor me dará la fortaleza para estar con la gente”.

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmos 27:1)

     Tinieblas: “Mi confianza está por los suelos”.

Luz: “El Señor me ayudará a levantarme”.

“A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido”. (Salmos 16:8)

#2  La voluntad

La voluntad de la gente que ha sufrido una depresión prolongada se ve paralizada y siente que la vida le ha quitado toda capacidad de elección. Se siente atada en medio de una tormenta sin poder tomar decisiones. Pero eso está lejos de la verdad. Ciertamente la vida está llena de desánimo inevitable, pero sí puede evitar que su mente se inunde de desánimo. Esa es una decisión que usted debe tomar, es un acto de la voluntad.

Después de una tormenta inicial, puede decidir quedarse en la cama, postergar sus actividades y confiar en usted mismo para sentirse mejor, o puede decidir colocarse bajo el paraguas de Dios para su protección y confiar en él. Jesús dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1). Usted puede decidir confiar al Señor su vida, él es digno de toda nuestra confianza.

Aunque no tenga ganas de hacerlo…

     Escuche música que lo eleve e inspire.

     Procure vivir en un ambiente radiante y lleno de gozo.

     Mantenga un ambiente limpio y ordenado.

     Limpie su casa de objetos que se asocien con actividades demoníacas o de ocultismo.

     Resista la tentación de pasar mucho tiempo en el teléfono, lo cual le impide lograr lo que tiene que hacer.

     Evite pasar mucho tiempo viendo la televisión.

     Escriba notas de gratitud y ánimo para los demás.

     Propóngase metas pequeñas y alcanzables todos los días.

     Busque algo qué hacer por alguien cada día y experimentará la verdad de Dios que dice: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).

“Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; guarda la ley y el consejo, y serán vida a tu alma, y gracia a tu cuello”.

(Proverbios 3:21–22)

Ejemplo bíblico:

Cuando el Rey Saúl necesitaba alivio de su atribulado corazón, David tocaba su arpa.

“Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él”.

(1 Samuel 16:23)

#3  Las emociones

A menudo la gente que se deprime tiene dificultades al expresar sus sentimientos de manera saludable. Una causa común de la depresión son los sentimientos que se han albergado como resultado de una pérdida o de los dolores del pasado. Los sentimientos que se ignoran o se niegan no se resuelven. Están enterrados vivos dentro de su alma, donde se fermentan y crean una infección que envenena todo el cuerpo. Es por ello que es vital enfrentar sus sentimientos.

Lleve su dolor y heridas, su ansiedad e ira, su temor y frustración a los pies de Jesús. Derrame su corazón delante de él y reciba su consuelo. Solamente él entiende la profundidad de su dolor. La Biblia dice:

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

(Hebreos 4:15–16)

Pregunta:“¿Qué es la depresión por aniversario?”

Respuesta: La depresión por aniversario es una depresión anual que es recurrente y se relaciona con el aniversario de un evento traumático. Esa reacción involuntaria y emocional se dispara por los recuerdos dolorosos y dura un tiempo corto.

     Ejemplos:

—Muchas mujeres caen en depresión cada año en el aniversario de un aborto que hayan tenido o en el aniversario de la fecha cuando dieron a su hijo en adopción.

—Algunas viudas y viudos pueden experimentar la depresión por aniversario cerca de la fecha de la muerte de su cónyuge.

La Biblia dice que en ocasiones nos enredamos en el dolor del pasado, pero también ofrece esperanza para salir de sus redes. Podemos decidir cambiar de enfoque.

“Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:19–23).

Cómo enfrentar la depresión por aniversario

     Entienda que la causa de la depresión es la pérdida que experimentó en el pasado y que no es inusual que la sienta.

     Reconozca sus emociones. Escriba todos los recuerdos dolorosos y procéselos con alguien que le pueda ayudar y en quién pueda confiar.

     Entregue su dolor al Señor y reciba su consuelo y sanidad.

“Señor, tú conoces el dolor que he sufrido por causa de (haga una lista de sus heridas, fracasos y las personas que lo provocaron; sea muy específico). Entrego este dolor en tus manos. Libra mi alma y espíritu. Gracias por querer sanarme y hacerme una persona sana. En tu santo nombre. Amén”.

“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”

(Salmos 34:18)

     Anticípese a cualquier aniversario que se acerque y planifique de antemano qué hacer para contrarrestar la posible depresión. Por ejemplo, planifique un viaje con alguien más u organice un evento social para que no tenga que estar solo y su mente se enfoque en otra cosa que no sea el evento doloroso del pasado.

     Convierta esa fecha de aniversario en una ocasión que produzca recuerdos nuevos y positivos al servir a otras personas en maneras significativas.

“Más bienaventurado es dar que recibir”

(Hechos 20:35).

El espíritu

La seguridad y fortaleza de todo creyente es la presencia constante y diaria del Espíritu Santo. Zacarías 4:6 dice que Dios planea que seamos más que vencedores… “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”. Puesto que Dios mora literalmente en usted, usted puede vivir en dependencia de él para todo.

Aun en medio de las profundidades de su tristeza y en las tinieblas de la depresión, Dios está a favor suyo, pues su Espíritu mora dentro de usted. Cuando usted llora por las noches, él ve toda lágrima y abraza su alma como una madre abraza a su hijito cerca de su corazón. Aunque no lo vea con sus ojos físicos, ni lo sienta con su sentido del tacto, puede verlo con los ojos espirituales y puede experimentar su gozo y la “paz que sobrepasa todo entendimiento”. Él promete darle esperanza para el corazón. Para vencer la depresión, vea hacia adentro, no a sí mismo, sino a él, quien es el Dios de toda esperanza.

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”.

(Romanos 15:13)

E. Aprenda a vencer la depresión

Cuando las tinieblas llegan a nuestra vida, podemos sentirnos consumidos por la situación que provoca la oscuridad. Durante esos tiempos nos es difícil ver todo lo que Dios quiere veamos. Durante esos días estamos cegados por las tinieblas y no debemos confiar en nuestra perspectiva de las cosas. En vez de ello debemos ver la vida desde la perspectiva divina. Y la única manera de tener ese punto de vista es confrontando nuestras pérdidas, ofreciendo nuestros corazones a Dios y permitiéndole alumbrar nuestras vidas con su luz.

“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”.

(Isaías 50:10)

Confronte cualquier pérdida en su vida y permítase llorar y ser sanado.

La Biblia dice:

“[Hay] tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar” (Eclesiastés 3:4).

Ofrezca su corazón a Dios para que lo limpie después de confesar sus pecados.

La Biblia dice:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:8–9)

Alimente los pensamientos que se centran en el gran amor de Dios por usted.

El Señor dice:

“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. (Jeremías 31:3)

Deje de pensar y hablar negativamente.

La Biblia dice:

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8)

Entienda los propósitos eternos de Dios al permitir las pérdidas y el dolor.

La Biblia dice:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos 8:28)

Cambie su dolor e ira por la acción de gracias. (Decida dar gracias, aunque no tenga ganas de hacerlo).

La Biblia dice:

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. (1 Tesalonicenses 5:18)

Recuerde que Dios es soberano sobre su vida y promete darle esperanza para el futuro.

La Biblia dice:

“Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud”. (Salmos 71:5)

Pregunta: “¿Es siempre correcto perdonar? Alguien de mi entera confianza me lastimó. Ahora estoy siempre de “mal humor” por tanto daño que me hicieron. “¡No puedo soltar a esa persona del gancho emocional!”

Respuesta: Puesto que nuestra manera de pensar afecta nuestros sentimientos, si está albergando falta de perdón en su corazón hacia alguien, quizá esté experimentando cierta depresión como resultado de no perdonar y no soltar los pensamientos y sentimientos negativos. Ciertamente no es fácil perdonar a alguien que nos ha lastimado, pero es lo correcto y lo que debemos hacer. Es lo que abre la puerta que Dios ha hecho para llevarnos hacia la libertad emocional y espiritual. La Biblia dice:

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. (Colosenses 3:13)

Imagínese un gancho colgado a su cuello. Luego imagine que pegado al gancho está su ofensor y el dolor que éste le provocó. ¿Realmente quisiera llevar a esa persona y todo ese dolor atados a usted por el resto de su vida?

El Señor quiere que suelte el enojo y el dolor que éste le causó en el pasado y que lo deje en sus manos. El quiere que lo libere de su gancho emocional y lo coloque en el de él. Él sabe cómo tratar con la gente que lo ha lastimado. El dice:

“Mía es la venganza, yo pagaré”. (Romanos 12:19)

Oración de perdón al ofensor

“Señor Jesús, gracias porque te interesas en las heridas que he recibido. Tú conoces el dolor que he sentido por causa de (haga una lista de todas las ofensas). En este momento dejo todo ese dolor en tus manos. Gracias, Señor, porque moriste por mí en la cruz y porque me extendiste tu perdón. Como un acto de mi voluntad, decido perdonar a (escriba el nombre). En este momento lo libero de mi gancho emocional y lo coloco en el tuyo. Rechazo cualquier idea de venganza. Confío que en tu tiempo y según tus planes tratarás con esa persona como consideres conveniente. Y Señor, gracias por darme tu poder para perdonar para que yo pueda ser libre. En tu precioso nombre. Amén”.

F.  Descubra el propósito de Dios para la depresión

Dios tiene un propósito para todas las cosas que suceden en su vida. Aún los momentos de dolor son útiles en las manos de Dios. La depresión puede aumentar su reconocimiento de Dios y profundizar su dependencia de él. Puede así entender su singular diseño para su vida antes, durante y después de las pruebas. Recuerde, así como una tormenta refresca la tierra seca y árida para dar paso a flores hermosas y nueva vida durante la primavera, así las tormentas que vienen a su vida pueden revitalizar su relación con Dios y producir mayor fruto del Espíritu en su vida.

“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto… En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”.

(Juan 15:2, 8)

     Fue diseñada por Dios para avisarle de que algo anda mal

“Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra”. (Salmos 119:67)

     Fue diseñada por Dios para hacer que usted se detenga y reflexione en su interior

“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. (2 Corintios 4:16)

     Fue diseñada por Dios para revelarle sus debilidades

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. (2 Corintios 12:9)

     Fue diseñada por Dios para atraerlo hacia sí mismo

“Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”. (Hebreos 10:22)

     Fue diseñada por Dios para que usted confíe en él

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. (Salmos 43:5)

     Fue diseñada por Dios como proceso sanador de las emociones heridas.

“Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza”. (Jeremías 17:14)

     Fue diseñada por Dios para madurar y ser perseverantes

“Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. (Santiago 1:2–4)

     Diseñada por Dios para hacer que su vida tenga más valor.

“¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios”. (Lucas 12:6–7)

     Diseñada por Dios para que usted confíe en los recursos que él tiene

“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”. (2 Pedro 1:3–4)

     Diseñada por Dios para aumentar su compasión y comprensión por otros

“Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. (2 Corintios 1:3–4)

G. Qué hacer y qué no hacer con la familia y los amigos

Reconozca que hay poder en lo que dice. Si expresa bondad, puede ser un instrumento de esperanza para ayudar a cambiar el ánimo de aquel que está deprimido.

“La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra”.

(Proverbios 12:25)

     No diga:

 

“No deberías sentirte así”.

 

Diga:

 

“Estoy interesado en lo que estás atravesando”.

 

 

 

—Pregunte: “¿Quieres compartir tus sentimientos conmigo?”

 

 

 

—Diga: “Si quieres hablar, aquí estoy”.

 

 

 

“Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; Mas el hombre entendido lo alcanzará”. (Proverbios 20:5)

 

     No diga:

 

“¡Deberías comer! Piensa en todos los niños de África que se mueren de hambre”.

 

Diga:

 

“Aunque no tengas hambre, necesitamos comer. Un carro necesita gasolina para circular, así que ambos necesitamos de comida para tener energía”.

 

 

 

—Llévele comida nutritiva a su casa.

 

 

 

—Invítelo a comer o quizás a hacer un día de campo.

 

 

 

—Anímele a tener hábitos saludables de alimentación. (No a la comida chatarra, no tomar demasiada azúcar, el azúcar eleva el ánimo temporalmente, luego el azúcar en la sangre desciende y crea adicción). La Biblia dice que debemos tener:

 

 

 

“Las viandas para el vientre”. (1 Corintios 6:13)

 

     No diga:

 

“Debes dejar de tomar esa medicina”.

 

Diga:

 

“No todas las medicinas tienen el mismo efecto en todas las personas. Te voy a acompañar a una consulta con el doctor para que él confirme que esta medicina te está haciendo bien”.

 

 

 

—Hable con un buen doctor que se especialice en la depresión.

 

 

 

—No tenga temor de pedir una segunda opinión.

 

 

 

“Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman”. (Proverbios 15:22)

 

     No diga:

 

“Necesitas orar más”.

 

Diga:

 

“Estoy orando por ti, y lo seguiré haciendo”.

 

 

 

—Ore con él, y dígale que está orando por él.

 

 

 

—Pregunte específicamente: “¿Cómo puedo orar por ti hoy?”

 

 

 

“Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros”. (1 Samuel 12:23)

 

     No diga:

 

“¡Necesitas leer más la Biblia!”

 

Diga:

 

“Hay muchos pasajes en la Biblia que me han ayudado a tener esperanza y los escribí para compartírtelos. ¿Te los puedo leer ahora?”

 

 

 

—Déle pasajes bíblicos llenos de esperanza para que lea tres veces al día: al levantarse, al medio día y a la hora de irse a acostar. (Jeremías 29:11; Salmos 130:5)

 

 

 

—Ayúdele a memorizar textos bíblicos (Filipenses 4:6–8; 4:13, 19)

 

 

 

“Pero clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. (Salmos 107:19–20)

 

     No diga:

 

“Deberías involucrarte en una iglesia”.

 

Diga:

 

“He estado asistiendo a una iglesia donde he aprendido cuán significativa puede ser la vida. Me gustaría que me acompañaras el próximo domingo y después podríamos ir a comer juntos”.

 

 

 

—Invítelo a asistir a la iglesia con usted.

 

 

 

—Involúcrelo en un estudio bíblico pequeño.

 

 

 

“No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos”. (Hebreos 10:25)

 

     No diga:

 

“¡Sal de esto! ¡Ya recupérate!”

 

Diga:

 

“Voy a estar a tu lado y vamos a atravesar esto juntos”.

 

 

 

—Admita que: “No sé todo lo que quisiera, pero quiero ser de ayuda para ti”.

 

 

 

—Diga: “Si no puedes aferrarte a Dios, aférrate a mí porque yo estoy aferrado a él”.

 

 

 

“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano”. (Proverbios 18:24)

 

H. ¿Cómo puede ayudar?

Si tiene seres queridos que están deprimidos usted querrá hacer algo a su favor que haga la diferencia, pero la pregunta es ¿qué puede hacer? Lo más importante es no los evite. Halle maneras de mostrar su interés, algo como planificar una actividad divertida con ellos, leerles, ejercitar con ellos (caminar, trotar, nadar). Invítelos a actividades al aire libre o a salir a hacer mandados con usted. La tendencia es a retraerse y aislarse, así que ayúdeles a involucrarse en diversas actividades, que no sea tan sólo un espectador… Quizás le pueda ayudar a encontrar un pasatiempo. Reconozca que quizá usted sea su única esperanza—y necesitan seguir “conectados” con alguien. Haga con los demás lo que a usted le gustaría que hicieran con usted si estuviera luchando con la depresión.

“Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”.

(Lucas 6:31)

     Aprenda todo lo que pueda acerca de la depresión—lea libros, vea videos, asista a seminarios.

“Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de sabiduría”. (Proverbios 23:12)

     Si le preocupa que alguien tenga pensamientos suicidas, pregúntele: “¿Has pensado hacerte daño o quitarte la vida?” Quizá se enoje, pero es mejor tener un amigo enojado que uno muerto

“La muerte y la vida están en poder de la lengua”. (Proverbios 18:21)

     Tome con seriedad toda amenaza de suicidio o de lastimarse a sí mismo—el 15 por ciento de los que padecen depresión se suicidarán.

“Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre”. (Proverbios 18:4)

     Sea un compañero responsable: Te acompaño en esta situación, no te abandonaré”.

“Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo”. (Eclesiastés 4:9)

     Busque el diálogo periódicamente, haga llamadas telefónicas frecuentes y tenga contacto deliberado en ellos.

“El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber”. (Proverbios 16:21)

     Escúchelo cuando habla de su dolor, escucharlo le afirma que es importante.

“Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. (Santiago 1:19)

     Hable acerca de la depresión, hablar de ella puede ayudar a quitar el estigma de la depresión.

“Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene”. (Proverbios 25:11)

     Anímelo con palabras sinceras y de manera frecuente.

“Animaos unos a otros, y edificaos unos a otros”. (1 Tesalonicenses 5:11)

     Reconozca el poder del contacto físico, una mano en el hombro y un abrazo o beso oportuno.

“Saludaos unos a otros con ósculo de amor”. (1 Pedro 5:14)

     Escuche música de alabanza que inspire y eleve su espíritu, la música es terapéutica.

“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales”. (Efesios 5:19)

     Contagie una sonrisa, envíe tarjetas divertidas, videos, películas y comparta con otras personas.

“El corazón alegre constituye buen remedio”. (Proverbios 17:22)

     Provea “terapia nutricional”. Por ejemplo, las vitaminas B-6 y E, el calcio, magnesio, y ácido fólico ayudan a combatir la depresión. Consulte a su médico.

“[Dios hizo la] hoja para medicina”. (Ezequiel 47:12)

     Ayúdele a trazarse metas diarias que requieren un esfuerzo mínimo y supervise sus logros de manera regular.

“El alma de los diligentes será prosperada”. (Proverbios 13:4)

     Pida ayuda a otros familiares y amistades y sea específico en cuanto a su preocupación.

“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. (Gálatas 6:2)

Puede preguntarse: “¿Cómo puede un Dios bueno y amoroso permitir una tragedia como la que sobrevino a los cinco hijos de la familia Yates?” Nunca lo entenderemos, pero sí podemos saber que…

“Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres”.

(Lamentaciones 3:32–33)

I.  Cómo encontrar esperanza en medio de la desesperanza

Cuando estamos atribulados… cuando no vale la pena vivir… cuando la esperanza nos evade, ¿qué necesitamos saber? Necesitamos saber quién es el que puede llevar sus cargas, es decir, al Señor Jesús. Él quiere ser el pastor de su alma. Su consuelo compasivo está al alcance de quienes han perdido toda esperanza. Él dice:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

(Mateo 11:28)

Cuando está cansado, ¿cómo puede recibir ese descanso en su alma? Conozca estas cuatro verdades que lo liberarán.

Esperanza #1

Dios ofrece una solución real para sus problemas.

Cuando no sabe cómo solucionar un problema, puede sentirse frustrado porque no sabe qué rumbo seguir. Por ejemplo, si su reloj deja de funcionar, podría tener una sensación de incertidumbre porque no sabe cómo arreglarlo. Pero un maestro relojero sabrá cómo hacerlo. El Creador del universo y de todo lo que existe, el que lo creó a usted y todo su cuerpo, sabe cómo arreglar lo que no funciona, aunque usted no lo sepa. Él le guiará en el camino por el que debe andar.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

(Proverbios 3:5–6)

Esperanza #2

Dios lo ama con amor incondicional.

Dios lo ama con amor ágape. Agape es la palabra griega que significa que Dios tiene “un compromiso de buscar su mayor bien independientemente de lo que usted haga o deje de hacer”. El Señor dice:

“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”.

(Jeremías 31:3)

Esperanza #3

Dios ofrece la solución para sus pecados.

La Biblia dice que el pecado nos separa de Dios. Pero Jesús no quiere que estemos alejados de él. Él desea tener una relación significativa con usted. Jesús es Dios que tomó forma humana y vino a la tierra, vivió sin pecado y decidió pagar la pena de nuestros pecados. Fue crucificado en la cruz y su sangre fue el pago para saldar nuestra deuda por nuestros pecados. Hoy puede recibir su perdón cuando con humildad de corazón confiesa sus pecados y confía en Jesucristo como su Señor y Salvador personal.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

(1 Juan 1:9)

Esperanza #4

Dios le ofrece la paz permanente a través de una relación con Jesús que le cambiará la vida.

La palabra Señor significa “maestro, regidor, dueño”. ¿Está dispuesto a confiar su vida en las manos del Señor Jesucristo, sabiendo que él es totalmente confiable para hacer siempre lo que es mejor para usted? Jesús demostró un amor incondicional por usted. Murió en la cruz y pagó por la deuda que usted debía. Ese es amor real… ¡amor sacrificial!

Puede creer y confiar en que Jesús le dé sentido a su vida, y que él le enseñará su verdad y le mostrará el camino. Él dijo:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

(Juan 14:6)

Usted puede entablar una relación personal con Cristo ahora mismo si hace una oración como esta:

“Dios, quiero tener paz en mi vida. Por eso te necesito. Gracias Jesús por morir en la cruz para pagar por mis pecados. Reconozco que he pecado. Por favor, perdona mis pecados y ven a mi vida y sé mi Señor y Salvador. Te doy el control de mi vida. Hazme la persona que tú quieres que yo sea. En tu precioso nombre. Amén”.

Una perspectiva positiva de la depresión

El famoso pastor inglés Charles Haddon Spurgeon (a quien se le conoció como el gran predicador del siglo diecinueve) hizo una reflexión sincera de su propia depresión. De esa descripción podemos tener una mejor perspectiva de la depresión.

Los tiempos que más favorecen la depresión, según mi propia experiencia, pueden resumirse en una breve lista. Primeramente se debe mencionar la hora de gran éxito. Cuando finalmente un deseo que se ha tenido por mucho tiempo se cumple, cuando Dios ha sido glorificado en gran manera en nuestras vidas y obtenemos un gran logro, ahí es cuando estamos susceptibles a desmayar…

Antes de un gran logro, también es común cierto grado de la misma depresión. Cuando enfrentamos las dificultades que se nos presentan, nuestros corazones se hunden.… Esta depresión me sobreviene cuando el Señor está preparando una gran bendición para mi ministerio…

En medio de una larga e ininterrumpida jornada de trabajo, la misma aflicción puede aparecer. Un arco no siempre puede doblarse sin el temor de que se rompa. Es necesario descansar la mente de la misma manera que dormir es vital para el cuerpo…

Este mal también nos sobrecogerá sin saber por qué, y es mucho más difícil deshacerse de ella. No debemos tratar de razonar ante una depresión sin causa… Si los que se burlan de tal melancolía pudieran sentir el dolor tan sólo por una hora, su risa se convertiría en compasión. Si preguntáramos por qué los siervos del rey Jesús deben atravesar tan frecuentemente por el valle de la sombra de la muerte, no sería difícil encontrar la respuesta. Todo esto es parte de la forma en que el Señor trabaja para hacernos mejores, lo que se puede resumir en las siguientes palabras: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu”… El cielo estará lleno de mayor gozo porque hemos sido ejercitados en la angustia en la tierra, y la tierra será mejor por nuestro entrenamiento en la escuela de la adversidad.

Cuando su corazón está presionado hasta el suelo y se deprime por el sólo hecho de estar vivo, permita que su depresión lo presione más hacia el Señor… Deje que él lo lleve hacia la luz.

“Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”.

(2 Corintios 4:8–9)


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